jueves, 29 de enero de 1998

La Comunicación de la Política Monetaria

 

Pulso Económico


La Comunicación de la Política Monetaria


Por: Jonathan Heath©


El lunes de esta semana el Banco de México se dio a conocer el Programa de Política Monetaria para 1998, que por ley se tiene que difundir en enero de cada año.  Podríamos decir que básicamente se confirma la misma política que se ha venido manejando desde hace tres años y que no hubo sorpresa alguna.

En el documento presentado se manejan tres elementos fundamentales: (1) Se ajustará diariamente la base monetaria para corresponder a la demanda de dinero de tal forma que la política monetaria va ser neutral en términos generales, (2) Se reserva el derecho de ajustar la postura diaria a través de operaciones de “cortos” o “largos”, según se presenten las circunstancias que lo ameritan, y (3) Se continuarán con los esfuerzos de mejorar la comunicación y ser lo más transparente posible en cuanto a las intenciones de la política monetaria.  En estos tres elementos no existe ningún cambio con respecto al manejo de la política monetaria durante el año pasado.

Por lo mismo, llama la atención la interpretación de los principales medios impresos en relación a esta exposición.  El Financiero reportó que “el Banco Central se reservaría el derecho de ajustar la postura de la política monetaria pudiendo restringir o relajar”, como si fuera una gran noticia, a partir de este año.  Sin embargo, siempre se ha reservado este derecho y lo ha ejercido cuando ha sido necesario.  En 1995 las autoridades monetarias aplicaron tanto “largos” como “cortos” durante el año, prevaleciendo más la práctica de los “largos”, por lo que pudiéramos concluir que la política monetaria fue relativamente laxa durante ese año.  En 1996 aplicaron consistentemente “cortos” durante la mayor parte del año, mientras que en 1997 no utilizaron ni el uno ni el otro.  No obstante, siempre se reservaron el derecho de hacerlo y la única excepción fue la primera mitad de 1997, antes de las elecciones, cuando anunciaron que no utilizarían la política de “largos” para no enviar un mensaje que se pudiera malinterpretar.

 El Economista anunció a ocho columnas que habría “Guerra a la Inflación en 1998”, también como si no la hubiera habido en años anteriores.  Sin embargo, este año representa la meta menos ambiciosa de los últimos tres en términos de abatimiento inflacionario.  Esto no quiere decir que no habrá un esfuerzo para reducir el aumento de precios, pero tampoco podemos hablar de una obsesión como la hubo en los años de Salinas.

Reforma manejó que “Ajusta Banco de México el Proyecto Económico”.  Primero, es muy difícil que el Banco de México tenga tanta injerencia como para determinar el proyecto económico. Más bien, la política monetaria es apenas una parte de una gama de políticas que determinan el “proyecto”.  Segundo, el Banco Central anunció una política que mantiene el mismo curso que en los años anteriores, sin ajustes.

 El Universal reportó que “Bajará a US 1,000 Millones la Acumulación  de Reservas” como lo más destacado de la exposición.  Sin embargo, esta cifra es simplemente el piso para la acumulación y no representa una meta como tal.  Aunque sí es cierto que habrá menos acumulación de reservas durante este año debido a los cambios en el panorama externo, el régimen de flotación de nuestra moneda hace que la acumulación de divisas sea menos importante comparada con los sexenios anteriores.

Reforma pone en la primera plana de la sección de negocios que “Ajustan crecimiento de 5.2 a 5.0 por ciento”.  No obstante, el ajuste ya lo había hecho la Secretaría de Hacienda hace unas semanas cuando anunció el recorte del gasto público para acomodar la caída en los ingresos petroleros.  El Banco de México no está ajustando el crecimiento, sino que simplemente está tomando el parámetro que maneja el gobierno.

El Economista dice que “Aumenta la Discrecionalidad de Banxico en Manejo Monetario”, cuando no existe ningún anuncio de una mayor discrecionalidad con respecto al año pasado.  Mientras que el Banco deja claro que se reserva el derecho de ajustar la postura de la política monetaria, este derecho no es nuevo sino simplemente la continuación de lo que se viene haciendo.

¿Por qué existen estas interpretaciones tan diversas que no necesariamente concuerdan con la exposición del Banco Central?  Primeramente, tenemos que reconocer que la política monetaria en sí contiene aspectos muy técnicos que dificultan su interpretación,inclusive por parte de economistas que deberían tener un mayor grado de entendimiento.

Segundo, aunque en esta ocasión hubo un intento por explicar mejor el funcionamiento y los objetivos de la política monetaria, no lo hubo con igual intensidad en años anteriores.  Por lo mismo, muchos reporteros no estaban al tanto de lo que hacían las autoridades monetarias anteriormente y pensaron que estos anuncios representaban cambios con respecto al pasado.

Tercera, el proceso de comunicación en este rubro no es instantáneo.  El Banco de México manejaba en el pasado diferentes niveles de información básica a los reporteros, mientras que invitaba a los columnistas a una sesión adicional en la que les proporcionaba algo más de detalles.  Argumentando que el nivel académico era superior, el Banco trataba a los analistas financieros y economistas especializados con todavía más atención y tiempo, asegurando que tuvieran una información más completa.

Poco a poco, el Banco está mejorando su política de comunicación.  Parece ser que ahora está tratando de proporcionar una información más completa a todos los igual. Nos han dicho que tienen la intención de abrirse mucho más, de buscar una comunicación eficaz y oportuna y de brindar mayor transparencia en sus objetivos.

A través de los últimos tres años se ha notado un esfuerzo importante para proporcionar más y mejores datos.  Tenemos a nuestra disposición información oportuna a través del internet y otros medios, en forma diaria, semanal y mensual, y los tiempos se han recortado.  Ya existe un calendario de difusión por medio del cual sabemos con precisión las fechas de entrega de esta información.

Sin embargo, todavía queda por delante la parte más difícil, que es la de enseñar cómo interpretar y analizar todo este cúmulo de información.  Anteriormente la obtención de los datos básicos ocupaba la mayor parte de nuestro tiempo.  Hoy en día estaos saturados de indicadores y de información básica y tenemos que aprender cómo ser selectivos.  ¿Cuáles son los datos importantes?  ¿Qué información es significativa?  No es fácil, especialmente tratándose de aspectos complejos que requieren capacitación.

Aquí es justamente donde notamos ya un cambio.  Anteriormente el Banco se escondía y no quería informar mucho por el temor de que se pudiera mal interpretar.  Hoy en día se empieza a dejar atrás este temor y se está informando al público como debe ser y conforme a derecho.

El reto del Banco queda muy claro.  Tiene que educar al público para que pueda comprender los alcances y límites de la política monetaria.  Al principio habrá tropiezos, pero poco a poco irá mejorando y los diarios presentarán una información mejor digerida.


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lunes, 26 de enero de 1998

No Hay Quinto Malo

 Pulso Económico


No Hay Quinto Malo


Por: Jonathan Heath®


El martes de la semana pasada se dio a conocer quién seguramente será el quinto miembro de la Junta de Gobierno del Banco de México.  Con el nuevo estilo de vacilación y demora que empieza a caracterizar a los nombramientos importantes en el régimen actual, finalmente se designó a Everardo Elizondo Almaguer como Subgobernador interino para terminar el periodo que dejó Francisco Gil Díaz (que termina en el año 2000).

La buena noticia es que no hay quinto malo.  Everardo Elizondo es reconocido simplemente como uno de los mejores economistas (si no es que el mejor) del sector privado.  Compañero en la universidad de Jesús Marcos Yacamán, otro miembro distinguido de la Junta de Gobierno, Elizondo llega a completar y a complementar la Junta actual con la inteligencia, visión y pragmatismo que lo han caracterizado a través de las últimas décadas.

Habla muy bien de la Universidad Autónoma de Nuevo León el haber producido este dúo de economistas: Jesús Marcos, considerado como el mejor economista mexicano en materia de política monetaria, y Everardo Elizondo, reconocido como un experto en comunicación económica y un crítico muy consistente de la política económica en el pasado.

Sin lugar a dudas, la sustitución de Guillermo Ortiz y Everardo Elizondo en vez de Miguel Mancera y Francisco Gil, no disminuye la capacidad intelectual de la Junta de Gobierno.  No obstante, el cambio de dos quintas partes dan un giro interesante a lo que podríamos esperar.  Perdemos la experiencia acumulada de dos economistas que le dedicaron una buena parte de su vida profesional al Banco Central.  Ganamos una visión más pragmática para enfrentar los retos difíciles que se vislumbran con el cambio de sexenio.

La regla que habíamos observado hasta ahora era la inclusión de un miembro externo al Banco y cuatro que se consideraban internos, es decir, con carrera previa dentro del Banco de México.  Desde que arrancó la autonomía en abril de 1994, existió esta combinación.  Primero estaba Guillermo Prieto Fortún (que duró poco tiempo), que venía de la Comisión Nacional Bancaria y que nunca había trabajado en el Banco de México.  Lo sustituyó Guillermo Güemes, que venía del sector privado y quien todavía le faltan cinco años más para cumplir su periodo de ocho.

Por el otro lado, siempre hubo cuatro miembros con una trayectoria claramente identificada con el Banco.  Empezaron Miguel Mancera Aguayo, Francisco Gil Díaz, Jesús Marcos Yacamán y Ariel Buira Siera, cada uno con un mínimo de 10 años dentro del Banco de México.  Guillermo Ortiz sustituye a Miguel Mancera, y José Sidaoui reemplaza a Ariel Buira, manteniéndose la regla y obviamente dándole cierto reconocimiento a la carrera de banquero central.  Sin embargo, al ocupar Everardo Elizondo el lugar de Francisco Gil Díaz, se rompe lo que parecía que llegaría a ser una tradición.  Ahora son únicamente tres miembros que provienen de adentro, mientras que ya son dos que proceden del sector privado.

Existe una ganancia en cuanto a una mayor pluralidad en torno a la visión de la política monetaria.  Los que criticaban tajantemente a las autoridades por estar cerradas a las opiniones de afuera y encasilladas en una línea de pensamiento demasiado dogmático, tienen que estar satisfechos con esta modificación.  En cambio, los que piensan que la política monetaria es sólo para iniciados y que su complejidad requiere de un conocimiento técnico profundo y muchos años de experiencia, podrían estar desilusionados.

Sin embargo, los votos externos, que pudieran ser decisivos, no son de personas sin conocimiento de causa.  Guillermo Güemes no es economista, pero es un ingeniero con estudios de posgrado en la Universidad de Stanford y con amplia experiencia en el sector financiero.  No solamente trae consigo la visión de un banquero comercial, sino que además cuenta ya con tres años de experiencia como subgobernador.  Dicen que es una persona con ideas propias bien formadas, que no otorgará su voto fácilmente a cambios ligeros.

Everardo Elizondo es un economista de formación ortodoxa con una marcada convicción de que las fuerzas del mercado no son de ignorar.  Siempre ha señalado que cualquier acción o política del gobierno tiene que venir acompañada de un estudio de sus efectos secundarios, para asegurar que no vaya a introducir más distorsiones que lo que pretenda resolver.  Es un conocedor de primera de la lógica económica y únicamente acepta políticas que la obedecen a fondo.

Por ejemplo, aunque Elizondo acepta la noción manejada por Gil Díaz de que un tipo de cambio libre es por definición un equilibrio y que un déficit creciente en la cuenta corriente es el resultado lógico de una economía en expansión, ha insistido en que si la mayoría de la gente percibe esa situación como un desequilibrio, entonces se debería de tomar en consideración.  En otras palabras, cree y entiende los fundamentos económicos, al mismo tiempo que guarda una visión pragmática de la vida real.

Al mismo tiempo, no es un economista de ideas extremas o de un radicalismo monetarista.  Por ejemplo, no piensa que un Consejo Monetario sea una solución práctica para nuestro país bajo las condiciones actuales.  Ve en él una solución radical que puede servir bajo condiciones de hiperinflación o cuando no existe confianza alguna en las autoridades monetarias.  Pero tiene los pies lo suficientemente aterrizados para reconocer que no es el caso del México actual.

Aparentemente, en esta designación el que más pierde es Agustín Carstens, el actual Director General de Investigación Económica del Banco y el primer candidato en la lista de los de adentro para llegar a ser Subgobernador.  Por lo mismo, hacia dentro del Banco, el equipo de Carstens y la gente que lo apoya ha de estar desilusionada por haber perdido esta oportunidad para avanzar.  Inclusive hay algunos que piensan que Carstens renunciaría al igual que Gil Díaz o que Ortiz lo cambiará a otro puesto menos influyente.

Agustín Carstens es un economista brillante, plenamente identificado con Francisco Gil Díaz.  Sin embargo, Gil vio en la designación de Ortiz la terminación de su carrera dentro del Banco.  Le quedaba claro que ya no iba ser Gobernador del Banco de México.  En cambio, Agustín Carstens es muy joven y a pesar de estas designaciones sigue teniendo toda una brillante carrera profesional por delante.  Seguramente Carstens llegará a ser Subgobernador en algún momento dado, aunque sea dentro de algunos años.  Mientras tanto, tiene el puesto de economista principal del Banco Central, que no es nada malo, en donde tiene que aprovechar su inteligencia y conocimientos.

En fin, tenemos una Junta de Gobernadores renovada que no tendrá una tarea fácil por delante.  Primero, tendrá que absorber la función de la política cambiaria de ser aprobada por el Congreso.  Segundo, tendrá que afrontar los retos de un déficit de cuenta corriente que pudiera crecer a pasos peligrosos y un tipo de cambio que se está apreciando rápidamente en términos reales.  Seguramente, tendrán que tomar más que una decisión difícil que determinará la transición sexenal y puede ser la diferencia con los últimos cuatro sexenios y su dramática final.



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jueves, 22 de enero de 1998

Todo Está Bajo Control

 

Pulso Económico


Todo Está Bajo Control


Por: Jonathan Heath©


Durante las últimas semanas se ha realizado un número interesante de cambios en el gabinete del Presidente Zedillo.  No solamente implican reacomodos encaminados a la lucha por la sucesión presidencial, sino también el establecimiento de las prioridades para la última parte del sexenio.  De estos nombramientos podemos inferir varios diferentes puntos que afectarán la política económica futura.

El primero y más obvio se refiere a las preocupaciones del propio Presidente.  Después de la designación de Guillermo Ortiz como Gobernador del Banco de México, se esperó casi tres semanas para nombrar al nuevo Secretario de Hacienda.  En cambio, ante las presiones políticas que van en aumento después de los sucesos de Chenalhó, la sustitución de Emilio Chauyffet por Francisco Labastida en la Secretaría de Gobernación fue inmediata.  Esto nos hacer ver que el Presidente piensa que tiene bajo control la política económica y no ve problemas mayores en los aspectos económicos del país en el corto plazo.  Sin embargo, se ve que la mayoría de sus preocupaciones están por el lado político ya que no se puede dar el mismo lujo de mantener acéfala a la Secretaría de Gobernación.

Esto significa que podríamos observar cambios inmediatos en el manejo de los problemas de Chiapas y en los demás problemas políticos del país (como por ejemplo, la sustitución del Gobernador interino de Chiapas).  También significa que no deberíamos esperar cambios importantes en el corto plazo en cuanto al manejo de la política económica.  Por ejemplo, el programa de política monetaria para 1998, que se dará a conocer a finales de este mes, no deberá contener grandes sorpresas o cambios significativos.  La excepción será la propuesta en torno a la responsabilidad de la política cambiaria que ya se anunció, que seguramente se presentará al Congreso de la Unión en abril próximo.

El segundo punto a considerar es acerca de las decisiones de política económica en el mediano plazo.  Con la designación de Guillermo Ortiz en el Banco de México, junto con la responsabilidad de la política cambiaria, podemos pensar que de aquí en adelante las principales decisiones de política económica serán tomadas por Ortiz y Zedillo más que por José Angel Gurría.  Cuando llegó Gurría a Hacienda le entregaron el Pronafide, el Plan Nacional de Desarrollo y otros documentos internos que ya detallaban la política económica.  Le dijeron que las decisiones principales ya estaban tomadas y que simplemente tenía que mantener el curso.  En pocas palabras, que la política económica se determinará en Los Pinos con la ayuda del Banco de México.  Por lo pronto, no nos tenemos que preocupar de la autonomía del Banco de México, sino más bien de la de Hacienda.

No obstante, esto no significa que Gurría no tendrá trabajo.  Más bien se trata de una asignación clara de responsabilidades.  Para José Angel Gurría, el político negociador, su reto principal será la tan anticipada reforma fiscal integral.  Obviamente, esta reforma es una parte fundamental de la política fiscal del país y tiene muchas implicaciones económicas.  Sin embargo, tiene más connotaciones políticas por la diversidad de intereses que están de por medio.  Por lo mismo, se necesita alguien con gran experiencia política de negociador, para escuchar los diferentes puntos de vista y sacar adelante una reforma que satisfaga a la mayoría.  

El perfil de Guillermo Ortiz es más técnico y menos político.  Por lo mismo, se antoja más en el Banco de México con la responsabilidad principal de la política económica del país.  El perfil de José Angel Gurría es más político que antes, dado que tiene que negociar y conseguir la aprobación del presupuesto anual ante un Congreso de oposición.  Por lo mismo, su experiencia y perfil de negociador nato, acompañado de un buen conocimiento técnico, lo hace buen candidato para esta posición.

El tercer punto es sobre la designación del quinto miembro de la Junta de Gobierno del Banco de México.  La Ley Orgánica del Banco Central dice claramente que las acciones sustantivas del Banco quedan a decisión de la Junta de Gobierno y que el Gobernador tendrá a su cargo la administración y la representación legal del Banco y que el ejercicio de sus funciones no podrá ser en perjuicio de las atribuciones de la Junta.  Esto significa que las decisiones importantes las toma la Junta y no el Gobernador. Por lo mismo, para poder ejercer plenamente la política monetaria que visualiza, Ortiz necesita además de su propio voto, asegurar dos votos adicionales de los miembros de la Junta.

Hoy en día, dentro de la administración actual existen dos escuelas de pensamiento distintas acerca de las políticas monetaria y cambiaria.  Para fines de simplificación, podríamos catalogar a una como la ortodoxa (o dogmática), que pone un énfasis casi total en las fuerzas del mercado como el único mecanismo funcional para resolver los desequilibrios.  La otra escuela la podríamos describir como la pragmática (o flexible), que está dispuesta a buscar mecanismos adicionales para evitar un incremento desproporcionado en la vulnerabilidad de la economía a shocks.externos.  Dentro de la primera escuela podríamos situar a Jesús Marcos Yacamán (y a Francisco Gil Díaz a quien ya renunciaron).  En la segunda escuela podemos clasificar a Guillermo Ortiz.

Podemos pensar que una de las razones principales por la cuál Zedillo designó a Ortiz como cabeza del Banco de México es asegurar la flexibilidad necesaria en el futuro.  Sin embargo, hubiera sido inútil este esfuerzo si no se garantizara que Ortiz tuviera los votos suficientes para imponer los cambios necesarios.  Por lo mismo, fue muy importante asegurar que Gil Díaz renunciara, ya que él representaba la línea ortodoxa.  Sin embargo, todavía no queda claro que Ortiz tenga los votos necesarios.

Los otros dos miembros de la Junta serán clave para la designación del quinto miembro.  Si es que se puede asegurar que los dos apoyarían a Ortiz, entonces podríamos ver la designación de alguien como Agustín Carstens como el nuevo subgobernador.  Aunque él representa la línea ortodoxa, su designación sería vista favorable dentro del Banco.  Sin embargo, si es que no está asegurado el voto, entonces podríamos ver a alguien de la confianza de Ortiz Como el quinto miembro.

Por lo pronto, Guillermo Güemes es el subgobernador menos conocido y comprometido de la Junta.  Dato que viene de afuera del Banco y no tenía anteriormente la vocación de banquero central, podríamos especular que su voto será siempre de lealtad hacia el Gobernador.  Esto deja a José Sidaoui.  ¿Se inclinará hacia su formación tradicional dentro del Banco (la ortodoxia)?  ¿O su cercanía a Zedillo y a Ortiz lo inclinará hacia el pragmatismo?  Sin lugar a dudas, la designación del quinto miembro de la Junta nos dirá más acerca de las probables intenciones de Sidaoui y Güemes.

Por último, queda la salvaguarda de que si se equivocan en cuanto a la interpretación de los votos, Jesús Marcos Yacamán termina su periodo como Subgobernador al finalizar este año, dando todavía más margen al Presidente para asegurarle a Ortiz el respaldo total de la Junta de Gobierno.  En pocas palabras, todo esta bajo control



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lunes, 19 de enero de 1998

Los Ajustes Presupuestales

 

Pulso Económico


Los Ajustes Presupuestales


Por: Jonathan Heath®


El miércoles de la semana pasada, la Secretaría de Hacienda anunció un recorte importante al gasto público en atención al debilitamiento de los precios internacionales del petróleo.  Ahora resulta que para la mezcla mexicana se estima un precio promedio de exportación dos dólares inferior a lo que se había proyectado en el presupuesto para el año.  A nivel de divisas, significa una pérdida de alrededor de dos mil millones de dólares, mientras que para el Gobierno sería una disminución de ingresos de alrededor de 15 mil millones de pesos.

Tenemos que reconocer que sin lugar a dudas los ajustes anunciados son necesarios y que es importante anticipar en vez de reaccionar ante una situación posterior de menores ingresos.  Hasta ahora el panorama externo nos había favorecido.  Teníamos tres años en que la actividad económica de los Estados Unidos ayudó a absorber nuestras exportaciones, en que las tasas de interés internacionales no habían aumentado, en que había suficiente liquidez en los mercados globales para poder colocar deuda mexicana a mejores plazos y que los precios del petróleo se habían fortalecido.  En cambio, el futuro inmediato del entorno externo ya no pinta tan benévolo.

Mientras que durante 1997la economía norteamericana creció alrededor de 3.7 por ciento, se estima una expansión mucho menor para este año.  Aunque el consenso gira alrededor de un crecimiento de 2.5 por ciento para 1998, algunos estiman que pudiera ser todavía menor y quedar en una expansión de cerca de 2 por ciento.  Como éste es uno de los factores decisivos para nuestras exportaciones, consecuentemente se estima una desaceleración importante en lo que ha sido uno de los motores principales de crecimiento para nuestra economía.

También contribuirá el hecho de que nuestra moneda se está apreciando en términos reales, mientras que las monedas de los países asiáticos se están depreciando.  La ventaja competitiva que teníamos a partir de 1995, pasará ahora a estos países.  Por lo mismo, después de haber crecido 30.6 por ciento en 1995, 20.7 por ciento en 1996 y 15.0% en 1997, se espera que nuestras exportaciones aumentarán menos de 10 por ciento durante este año.

Al mismo tiempo, el precio internacional del petróleo se está ajustando a los cambios globales en la oferta y la demanda.  Varios de los países petroleros están produciendo más (incluyendo nuestro país), mientras que el invierno ha sido menos intenso que en otros años.  Hace apenas un año el precio de la mezcla mexicana andaba arriba de los 20 dólares por barril y ahora estamos observando una reducción que supera los 7 dólares.  Parte de la caída se ha compensado con un incremento de casi 400 millones de barriles diarios más que hace dos años en el volumen de exportación.  Sin embargo, aun así se estima que tendremos un ingreso inferior en más de dos mil millones de dólares en relación al año pasado.

Obviamente, no nos puede gustar el hecho de que nuestros ingresos sean menores.  Sin embargo, la realidad nos dice que tenemos que adaptarnos y aceptar las consecuencias de lo que es todavía una dependencia importante del petróleo.  De nuevo se tiene que subrayar la necesidad de llevar a cabo la reforma fiscal pendiente, buscando entre otras cosas una reducción de nuestra dependencia fiscal en los ingresos petroleros del exterior.

Tenemos una evasión fiscal crónica en relación a los pagos de los dos impuestos más importantes del país: el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto Sobre la Renta (ISR).  Por lo mismo, el gobierno se ha concentrado en compensar la recaudación a través de tasas muy elevadas en otros impuestos y de precios excesivos en algunos bienes públicos.  Por ejemplo, el precio de la gasolina en nuestro país es más de 50 por ciento superior al precio del mismo bien en los Estados Unidos.  Mientras que la competencia en ese país obliga a los productores a vender una gasolina de mejor calidad a un precio más razonable, el monopolio mexicano está elevando el precio cada mes.  La razón es muy simple: es muy fácil recaudar el impuesto a la gasolina y no podemos evadir su pago.

Otro ejemplo lo tenemos en el desproporcionado aumento que recientemente aprobaron los legisladores para la cerveza y algunos otros bienes.  Estamos pagando precios excesivos sobre estos productos como resultado de la incapacidad del gobierno para reducir la evasión fiscal.  Es obvia la inequidad que esta situación causa.

Ahora resulta que el gobierno ha permitido que Pemex aumente su plataforma de exportación de 1,350 millones de barriles diarios a casi 1,900 en busca de un mayor ingreso.  El problema es que el gobierno se está volviendo más dependiente de los ingresos petroleros para financiar su gasto y por lo mismo, más susceptible a los vaivenes del mercado internacional.  Afortunadamente esta dependencia no está a los niveles de 1985, cuando los ingresos petroleros por exportación representaban más del 80 por ciento de la fuente de divisas.  Hoy en día, las ventas petroleras al exterior representan menos del 10 por ciento de las exportaciones totales.

Sin embargo, queda claro que ya necesitamos una reforma fiscal integral en vez de los paliativos que hemos visto hasta ahora.  Esta reforma no puede limitarse a eliminar el impuesto al activo, reducir algunas tasas del ISR y simplificar los trámites administrativos.  Tiene que eliminar verdaderamente los incentivos de la evasión fiscal.  Tiene que establecer una cultura de pago de impuestos.  No es tarea fácil pero si no lo hacemos seremos permanentemente vulnerables a este tipo de shocks del exterior.

Ante esta situación no es únicamente el erario público el que va a sufrir.  Tenemos que tomar en cuenta el efecto sobre nuestras cuentas con el exterior.  Tendremos casi 2 mil millones de dólares menos de divisas del exterior con respecto al año pasado por concepto de exportaciones petroleras.  Esto significa que el déficit de la balanza comercial podría superar los 5 mil millones de dólares.  Si también tomamos en cuenta la desaceleración de la economía norteamericana, junto con una mayor ventaja comparativa de los países asiáticos que buscan exportar a los mismos mercados, posiblemente el déficit podría llegar cerca de los 6 mil millones de dólares para 1998.  Esto empujaría al déficit en cuenta corriente a niveles de 14 mil millones de dólares o más para el año, que podría significar más del 3 por ciento del PIB.

El Pronafide marcó el 3 por ciento del PIB como el techo que podríamos permitir y lo preveía para el año 2000.  Sin embargo, si llegamos a este nivel dos años antes, tenemos que considerar que nos estamos haciendo mucho más vulnerables a un embate de fin de sexenio.  Este significa que el gobierno tendrá que tomar otras medidas de ajuste más adelante si es que quiere evitar otra crisis en la balanza de pagos.



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jueves, 15 de enero de 1998

La Política Informativa

 

Pulso Económico


La Política Informativa


Por: Jonathan Heath©


La difusión oportuna de la información estadística es muy importante para la toma de decisiones en muchos ámbitos de la vida empresarial y financiera.  Afortunadamente, hemos visto en nuestro país un avance sustancial en esta materia durante las últimas décadas.

Hace veinte años la mayoría de las estadísticas económicas se manejaba en forma confidencial dado que prevalecía la idea de que la información es poder, entre menos conocía el público en general, mejor.  Poco a poco con el tiempo, hemos ido cambiando esta percepción hacia otra noción mucho más funcional, de que la información debería de ser un bien público.  Por lo mismo, hoy en día se trata de procesar la información lo más rápido posible y divulgarla inmediatamente por los medios más amplios que permite la tecnología actual.  Aquí la labor del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) ha sido primordial para empujar, ampliar, mejorar y divulgar cada día mejor los indicadores económicos del país.  Hoy en día contamos con un calendario de difusión en el que establece un compromiso de divulgación oportuna.

No obstante, a nivel mundial no existe un consenso sobre cuál debería ser la política de divulgación.  En el caso de México nos queda claro que entre más transparencia, mejor dados nuestros antecedentes de manejo discrecional y a veces obscura.  Sin embargo, existen razones a favor y en contra de cada una de las diferentes opciones, por lo que la decisión final no queda tan clara.

En principio podríamos pensar en tres posibilidades.  La primera sería dar a conocer la información cuando se tenga, sin ningún compromiso acerca de una fecha exacta.  Por un lado, esto le otorga una mayor flexibilidad y menos presión a la institución emisora.  Sin embargo, se presta a interpretaciones obscuras y es la opción menos transparente de todas.  Por ejemplo, se podría pensar que no se dan a conocer públicamente los datos hasta tener el visto bueno de algún funcionario público, o que se está dando margen a un cambio en una cifra por cuestiones políticas, o que se está permitiendo una ventaja a través de información privilegiada a alguien o a algún sector, o simplemente que se está dando a conocer la información en el momento político más oportuno.

La segunda opción considera la publicación de un calendario previo en el cual se compromete a fechas límite para dar a conocer la información.  De esta forma si la institución emisora obtiene la información anticipadamente la puede divulgar en su momento sin tener que esperar a la fecha prometida.  Sin embargo, también se presta a interpretaciones nebulosas.

Por ejemplo, en agosto del año pasado el INEGI dio a conocer el dato muy positivo del PIB del segundo trimestre un día antes de lo prometido, dado que ya había terminado el cálculo.  Sin embargo, coincidió con la deplorable noticia del asesinato del hermano del entonces Secretario de Hacienda.  Pareció así que se había divulgado el dato en forma anticipada en busca de una reacción favorable de los inversionistas, especialmente porque el INEGI sigue dependiendo de la Secretaría de Hacienda-

La tercera opción es la de dar a conocer la información en una fecha preestablecida, sin ninguna excepción.  De preferencia, hasta en una hora predeterminada para evitar absolutamente cualquier interpretación equivocada.  De esta forma se evita la práctica de dar a conocer una noticia negativa en la noche, después de haber cerrado los mercados o los periódicos.  Esta política, que no permite ningún margen de flexibilidad, es la más transparente.

Obviamente para un país en busca de mayor credibilidad, esta opción es la mejor.  Por lo mismo, se tiene que felicitar al INEGI por su decisión de dar a conocer todas sus estadísticas exactamente a las 14:30 horas del día preestablecido en su calendario de difusión.

La discusión acerca de cuál de todas las opciones es la que se recomienda para la norma mundial apenas va a empezar.  Dentro de unas tres semanas, México que representa la Presidencia de la Comisión de Estadísticas de la ONU a través de la figura de Carlos Jarque, va a organizar un seminario internacional para discutir el tema.

De todos modos, el INEGI está a la vanguardia de la política informativa.  No todos los países del primer mundo tienen un calendario para la difusión oportuna de su información.  Según los datos que reporta el INEGI, apenas un 30 por ciento de los países pertenecientes a la OCDE lo tienen.  Es realmente sorprendente encontrar que la gran mayoría de estos países tienen un rezago importante en cuanto a los avances mundiales de difusión de la información, especialmente por lo que se refiere a tecnología de punta.

El rezago existente entre el periodo reportado y la divulgación del dato se ha reducido en una forma importante debido principalmente a los avances tecnológicos en el procesamiento de datos.  Sin embargo, nos encontramos con países como Suiza, que tarda cinco años en procesar sus censos de población, cuando en México el periodo es de menos de un año.

Aun en países como Alemania encontramos un atraso impresionante.  Por ejemplo, ellos dan a conocer sus estadísticas mensuales más o menos 50 días después del cierre del periodo.  De estos 50 días, los primeros 25 son para la recopilación de los datos y los últimos 25 son para su procesamiento.  En cambio, el INEGI tarda más o menos 45 días para divulgar la información, pero con una gran diferencia.  Por las dificultades en obtener la información de las fuentes, aquí necesitamos 42 días para recopilar la información, pero apenas tres para su procesamiento.  Obviamente, el INEGI ha aprovechado la tecnología disponible para acortar el periodo de procesamiento al mínimo, cuando Alemania no lo ha hecho.

Uno supondría que los demás países de la OCDE deberían estar más adelantados que México, sin embargo nos encontramos que no es el caso.  Una de las explicaciones es que la edad promedio de las personas que realizan las estadísticas en los países europeos es avanzada y tienen décadas haciéndolas de la misma forma.  Tampoco han aprovechado la tecnología disponible para actualizar sus equipos y por lo mismo, utilizan algunos muy viejos.

En este sentido, tenemos que reconocer la labor del INEGI.  Es más a nivel internacional se está utilizando al INEGI cada vez más como el ejemplo a seguir para otros países en cuanto al manejo de información.  Por ejemplo, la página del INEGI en el Internet es utilizada para el prototipo para los demás.  No es ninguna casualidad que la ONU designara al Presidente del INEGI, Carlos Jarque, para presidir la Comisión de Estadísticas.  Más bien, es un reconocimiento a la persona, a la institución y al país, por estar a la vanguardia del manejo oportuno de la información.


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lunes, 12 de enero de 1998

¿Hecho u Opinión?

 

Pulso Económico


¿Hecho u Opinión?

Por: Jonathan Heath

El viernes pasado este periódico publicó una información que se puede calificar ciertamente de amarillista, al destacar en la primera plana de esta misma sección de negocios, la noticia de que el tipo de cambio alcanza una sobrevaluación de 4.5 por ciento.  En un artículo lleno de errores y opiniones disfrazados de hechos, se da la falsa impresión de que se está generando una nueva crisis al permitir de nuevo una sobrevaluación.
En primer lugar, cuando se presenta un número indicativo de la supuesta sub o sobrevaluación de la moneda, resulta muy importante advertir al público que existen diversas maneras de calcularla y que cada una produce un número distinto.  Por lo mismo, lo que se reporta como un hecho, realmente es una opinión que puede diferir bastante de un cálculo a otro.  Esto mismo hace que sea totalmente arbitrario el nivel de sobrevaluación.
Segundo, en el reportaje usan el año de 1985 como base para el análisis, lo cual es doblemente absurdo. Comparar el tipo de cambio de hoy en día con el que se registró en un año dado (en este caso 1985), equivale a decir que el correcto es el que existió en ese año.  Por lo mismo, cualquier desviación se puede interpretar como un desequilibrio.  El uso de 1985 es descabellado dado que fue un año anterior a la apertura comercial.  Esto equivale a decir que la apertura es totalmente irrelevante para el equilibrio del tipo de cambio.  Al mismo tiempo, durante 1985 hubo un devaluación, por lo cual es muy probable que el tipo de cambio de ese año no era de equilibrio, ni siquiera en ese momento.
La apertura comercial obliga a las empresas a hacerse más eficientes y productivas, con un mayor competitividad en sus exportaciones.  Por lo mismo, es previsible que el tipo de cambio se vaya a apreciar a través del tiempo cuando una economía abre su comercio a la competencia externa.  Compararnos con 1985 significa que se está ignorando el incremento en la productividad de las empresas.
Tercero, en el reportaje se refiere al nivel de equilibrio de la moneda cuando no existe una sobrevaluación.  Sin embargo, como en cualquiera otro mercado, el precio de equilibrio del mercado cambiario es aquel en el cual la oferta es igual a la demanda.  Si el régimen cambiario es de flotación, significa que el equilibrio es el que se observa día a día.  Si el tipo de cambio se incrementara artificialmente el día de mañana en 4.5 por ciento, habría un exceso inmediato de oferta de divisas, ya que los que poseen dólares buscarían cambiarlos por una cantidad superior de pesos.  Esto no sería un equilibrio, sino al contrario, provocaría un desajuste en el mercado.
No se puede hablar de un tipo de cambio sobrevaluado tan fácilmente cuando existen tantas percepciones diferentes.  Sabemos que existen analistas que opinan que esta forma de calcular la valuación “correcta” del tipo de cambio es adecuada.  Sin embargo, para evitar el amarillismo resulta muy importante recalcar que esta es una forma entre muchas para determinar la valuación de la moneda, que todas contienen una dosis de arbitrariedad, que existen diferencias de opinión muy marcadas y que no habría que confundir este cálculo con el concepto de equilibrio del mercado.
Por ejemplo, el mismo cálculo puede diferir al tomar distintos índices de precios, es decir si se tomaran los precios al productor en vez del consumidor.  También existen diferencias si es que se incluyen los precios de los bienes no comerciables o no.  ¿Cuál de todos los precios es el correcto para fines del cálculo?  La teoría no nos dice nada al respecto, por lo que es totalmente arbitrario.
Otra manera de variar la operación matemática es a través de la moneda o monedas contra las cuales nos vamos a comparar.  Se puede hacer un cálculo bilateral, comparando únicamente contra la de los Estados Unidos.  Sin embargo, también se puede tomar un promedio ponderado de las monedas de nuestros socios principales comerciales.  El Fondo Monetario Internacional realiza un cálculo utilizando todas las monedas del mundo con ponderaciones del comercio internacional.  Cada uno de estos cálculos resulta en un número diferente.
También puede variar el cómputo tomando el diferencial de salarios en vez del diferencial de inflación.  El Banco de México calcula la competitividad de la moneda a través del diferencial del costo laboral unitario, que toma en cuenta los salarios y la productividad media.  En base a esta visión, la moneda se encuentra actualmente subvaluada.
Si el Banco de México tomara en cuenta el cálculo utilizando el diferencial de precios entre México y los Estados Unidos, con precios al consumidor y con base en 1985, se llegaría a la conclusión de que tendrían que intervenir diariamente en el mercado de divisas comprando dólares.  Sin embargo, esta operación no se podría hacer simplemente por un periodo corto, digamos algunos meses, sino más bien habría que realizar estas compras casi en forma permanente.  Pero la intervención diaria significaría caer en un desequilibrio, ya que se está obligando a crear una demanda artificial de dólares.  Al final de cuentas, el resultado sería un tipo de cambio real que dificultaría el abatimiento de la inflación y una acumulación de divisas impresionante con un costo elevado.
Algunos analistas utilizan el deterioro de la balanza comercial como una prueba de esta supuesta sobrevaluación.  Sin embargo, para explicar el incremento en la demanda de importaciones, es preferible considerar la actividad económica que el tipo de cambio.  En términos de economista, es mucho más fuerte el efecto ingreso que el efecto precios.
En otras palabras, la aparición del déficit en la balanza comercial es el resultado inevitable del crecimiento económico.  Si el Banco de México pensara lo contrario y pusiera atención al cálculo simplista de la supuesta sobrevaluación del tipo de cambio, estaría comprando divisas constantemente, presionando los precios hacia arriba, pero sin poder disminuir el crecimiento en las importaciones.
Si el gobierno está preocupado por el crecimiento de las importaciones, tendrá que buscar alguna otra alternativa a la acumulación de reservas en forma indiscriminada.  Una opción es la desaceleración de la economía que no sería muy popular por sus efectos negativos sobre el empleo.  Otra opción sería el incremento en los aranceles a los bienes importados de países con los cuales no tenemos tratado de libre comercio.  Al final de cuentas nos enfrentamos a un dilema de política económica.
Dado que la política cambiaria es muy compleja y arroja efectos diversos, resulta importante reportar correctamente los hechos.  Por lo mismo, se debe tener mayor responsabilidad para comentar las diferentes apreciaciones sobre la valuación cambiaria.  Por lo menos, deberíamos exigir que se ponga más énfasis en la diferencia entre un hecho y una opinión, que se mencione siempre que existen diferentes formas de calcular la valuación cambiaria y que cada una es arbitraria.  De lo contrario caemos en periodismo amarillista.


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jueves, 8 de enero de 1998

Todo Está Bajo Control

 

Pulso Económico


Todo Está Bajo Control


Por: Jonathan Heath©


Durante las últimas semanas se han realizado un número interesante de cambios en el gabinete del Presidente Zedillo.  No solamente implican reacomodos encaminados a la lucha por la sucesión presidencial, sino también el establecimiento de las prioridades para la última parte del sexenio.  De estos nombramientos podemos inferir varios diferentes puntos que afectarán la política económica futura

El primero y más obvio se refiere a las preocupaciones del propio Presidente.  Después de la designación de Guillermo Ortiz como Gobernador del Banco de México, se esperó casi tres semanas para nombrar al nuevo Secretario de Hacienda.  En cambio, ante las presiones políticas que van en aumento después de los sucesos de Chenalhó, la sustitución de Emilio Chauyffet por Francisco Labastida en la Secretaría de Gobernación fue inmediata.  Esto nos hace ver que el Presidente piensa que tiene bajo control la política económica y no se ve problemas mayores en los aspectos económicos del país en el corto plazo.  Sin embargo, se ve que la mayoría de sus preocupaciones están por el lado político ya que no se puede dar el mismo lujo de mantener acéfala a la Secretaría de Gobernación.

Esto significa que podríamos observar cambios inmediatos en el manejo de los problemas de Chiapas y en los demás problemas políticos del país (como por ejemplo, la sustitución del Gobernador interino de Chiapas).  También significa que no deberíamos esperar cambios importantes en el corto plazo en cuanto al manejo de la política económica  Por ejemplo, el programa de política monetaria para 1998, que se dará a conocer a finales de este mes, no deberá contener grandes sorpresas o cambios significativos.  La excepción será la propuesta en torno a la responsabilidad de la política cambiaria que ya se anunció, que seguramente se presentará al Congreso de la Unión en abril próximo.

El segundo punto a considerar es acerca de las decisiones de política económica en el medio plazo.  Con la designación de Guillermo Ortiz en el Banco de México, junto con la responsabilidad de la política cambiaria, podemos pensar que de aquí en adelante las principales decisiones de política económica serán tomadas por Ortiz y Zedillo más que por José Angel Gurría.  Cuando llegó Gurría a Hacienda le entregaron el Pronafide, el Plan Nacional de Desarrollo y otros documentos internos que ya detallaban la política económica.  Le dijeron que las decisiones principales ya estaban tomadas y que simplemente tenía que mantener el curso.  En pocas palabras, que la política económica se determinará en Los Pinos con la ayuda del Banco de México.  Por lo pronto, no nos tenemos que preocupar de la autonomía del Banco de México, sino más bien de la de Hacienda.

No obstante, esto no significa que Gurría no tendrá trabajo.  Más bien se trata de una asignación clara de responsabilidades.  Para José Angel Gurría, el político negociador, su reto principal será la tan anticipada reforma fiscal integral.  Obviamente, esta reforma es una parte fundamental de la política fiscal del país y tiene muchas implicaciones económicas.  Sin embargo, tiene más connotaciones políticas por la diversidad de intereses que están de por medio.  Por lo mismo, se necesita alguien con gran experiencia política, de negociador, para escuchar los diferentes puntos de vista y sacar adelante una reforma que satisfaga a la mayoría-

El perfil de Guillermo Ortiz es más técnico y menos político.  Por lo mismo, se antoja más en el Banco de México con la responsabilidad principal de la política económica del país.  El perfil de José Angel Gurría es más político.  De aquí en adelante se necesita un Secretario de Hacienda mucho más político que antes, dado que tiene que negociar y conseguir la aprobación del presupuesto anual ante un Congreso de oposición.  Por lo mismo, su experiencia y perfil de negociador nato, acompañado de un buen conocimiento técnico, lo hace buen candidato para esta posición

El tercer punto es sobre la designación del quinto miembro de la Junta de Gobierno del Banco de México.  La Ley Orgánica del Banco Central dice claramente que las acciones sustantivas del Banco quedan a decisión de la Junta de Gobierno y que el Gobernador tendrá a su cargo la administración y la representación legal del Banco y que el ejercicio de sus funciones no podrá ser en perjuicio de las atribuciones de la Junta.  Esto significa que las decisiones importantes las toma la Junta y no el Gobernador.  Por lo mismo, para poder ejercer plenamente la política monetaria que visualiza, Ortiz necesita además de su propio voto, asegurar dos votos adicionales de los miembros de la Junta.

Hoy en día, dentro de la administración actual existen dos escuelas de pensamiento distintas acerca de las políticas monetaria y cambiaria.  Para fines de simplificación, podríamos catalogar a una como la ortodoxa (o dogmática), que pone un énfasis casi total en las fuerzas del mercado como el único mecanismo funcional para resolver los desequilibrios.  La otra escuela la podríamos describir como la pragmática (o flexible), que está dispuesta a buscar mecanismos adicionales para evitar un incremento desproporcionado en la vulnerabilidad de la economía a shocks externos.  Dentro de la primera escuela podríamos situar a Jesús Marcos Yacamán (y a Francisco Gil Díaz a quien ya renunciaron).  En la segunda escuela podemos clasificar a Guillermo Ortiz.

Podemos pensar que una de las razones principales por la cuál Zedillo designó a Ortiz como cabeza del Banco de México es asegurar la flexibilidad necesaria en el futuro,  Sin embargo, hubiera sido inútil este esfuerzo si no se garantizara que Ortiz tuviera los votos suficientes para imponer los cambios necesarios.  Por lo mismo, fue muy importante asegurar que Gil Díaz renunciara, ya que él representaba la línea ortodoxa.  Sin embargo, todavía no queda claro que Ortiz tenga los votos necesarios.

Los otros dos miembros de la Junta serán clave para la designación del quinto miembro.  Si es que se puede asegurar que los dos apoyarían a Ortiz, entonces podríamos ver la designación de alguien como Agustin Carstens como el nuevo subgobernador.  Aunque él representa la línea ortodoxa, su designación sería vista favorable dentro del Banco.  Sin embargo, si es que no está asegurado el voto, entonces podríamos ver a alguien de la confianza de Ortiz como el quinto miembro.

Por lo pronto, Guillermo Güemes es el subgobernador menos conocido y comprometido de la Junta.  Dado que viene de afuera del Banco y no tenía anteriormente la vocación de banquero central, podríamos especular que su voto será siempre de lealtad hacia el Gobernador.  Esto deja a José Sidaoui.  ¿Se inclinará hacia su formación tradicional dentro del Banco (la ortodoxia)?  ¿O su cercanía a Zedillo y a Ortíz lo inclinará hacia el pragmatismo?  Sin lugar a dudas, la designación del quinto miembro de la Junta nos dirá más acerca de las probables intenciones de Sidaoui y Güemes.

Por último, queda la salvaguarda de que si se equivocan en cuanto a la interpretación de los votos, Jesús Marcos Yacamán termina su periodo como Subgobernador al finalizar este año, dando todavía más margen al Presidente para asegurarle a Ortiz el respaldo total de la Junta de Gobierno.  En pocas palabras, todo esta bajo control.


Comentarios y observaciones al correo electrónico: heath@infosel.net.mx


lunes, 5 de enero de 1998

La Tarea del Banco de México

 

Pulso Económico


La Tarea del Banco de México


Por: Jonathan Heath©


Con la toma de posesión de Guillermo Ortiz Martínez como nuevo Gobernador del Banco de México, empieza una nueva etapa del Banco Central mexicano.

Sin lugar a dudas, Ortiz es un economista brillante, con amplio conocimiento tanto de la teoría como la práctica de las políticas monetaria y cambiaria, vocación de banquero central y experiencia necesaria para el puesto.  En su función anterior, como Secretario de Hacienda y Crédito Público, realizó una función extraordinaria, sacando al buey de la barranca en circunstancias bastante difíciles.

Sin embargo, aun con estas credenciales va a tener un trabajo enorme por delante para llenar los zapatos de Don Miguel Mancera Aguayo.  En sus casi 16 años al frente del Banco Central, Don Miguel mantuvo una lucha constante en contra de la inflación, bajo condiciones adversas y en muchas ocasiones en contra de la marea.  Su reputación no la logró a través de un acto aislado o por haber resuelto alguna crisis.  Más bien fue producto de una consistencia adquirida con el tiempo.  Aunque pudo eliminar el encaje legal, poner fin a la determinación administrativa de las tasas de interés, quitar tres ceros a la moneda para borrar la herencia de la inflación pasada y lograr la autonomía legal de la institución, seguramente serán recordados más por la mayoría de los mexicanos sus incansables esfuerzos por convencernos de los terribles daños que acarrea la inflación.

Don Miguel asumió la responsabilidad del puesto en medio de la crisis financiera más grande que había tenido el país.  La inflación era superior a los tres dígitos; el déficit fiscal registraba 16 por ciento del PIB; no había reservas de divisas en el Banco; y el gabinete económico era totalmente antagónico a sus ideas.  En cambio, Guillermo Ortiz se convierte en el máximo garante de la política monetaria con una inflación del 16 por ciento (y con una clara tendencia a la baja); un déficit público de 0.5 por ciento del PIB; con reservas internacionales suficientes (y crecientes); y con el respaldo total del Presidente y su Gabinete.

Don Miguel tenía un puesto totalmente sometido a la Secretaria de Hacienda, mientras que Guillermo Ortiz asume el control de una institución legalmente independiente del Poder Ejecutivo.

A pesar de que Ortiz no encuentra los mismos retos que enfrentó Mancera en su momento, no significa que esté libre de desafíos o que tendrá una estancia placentera al frente del Banco de México.  Afortunadamente, las circunstancias monetarias del país son mejores que las de hace 16 años.  Sin embargo, tiene mucha tarea por adelante.

Con esto en mente, podemos enumerar los retos principales que deberían de aparecer en la lista de prioridades del nuevo Gobernador del Banco de México:

1.- Convencer, hacia dentro, de que su designación fue correcta.  No se trata de demostrar sus conocimientos técnicos como banquero central dado que estos han quedan probados durante su carrera profesional.  Más bien lo que tiene que demostrar son sus cualidades de liderazgo al regresar a una institución en donde la mayoría de los funcionarios habían tomado partido.  No solamente existen grupos distintos que apoyaban las candidaturas de José Sidaoui o Francisco Gil Díaz, sino que veían la oportunidad para subir el escalafón dentro del Banco.  Ahora necesita ganarse el respeto de todo su equipo dentro del Banco y convencer a la Junta de Gobierno para que lo apoye en las decisiones difíciles.  No debería ser una tarea difícil pero sí muy necesaria.

2.- Convencer, afuera, de que su designación fue la correcta.  En principio, el nombramiento de Ortiz fue bien aceptado por los empresarios y financieros del país y por la comunidad internacional.  Dentro de las diversas escuelas del pensamiento económico, no hay duda de que la formación de Ortiz es ortodoxa.  Puede discrepar sobre los detalles finos, pero no nos estamos enfrentando a un economista de formación radical, como Carlos Tello en 1982, que pudiera poner en peligro la estabilidad económica del país.  Por lo mismo, esta tarea no debería de causar ningún problema.

3.-  Una de las primeras preocupaciones de Ortiz será el contenido del “Programa de Política Monetaria Para 1998”, que deberá darse a conocer al público a fines de este mes.  Tiene que demostrar claramente la continuidad del programa que se ha venido manejando desde hace tres años y que la institución es más importante que la persona.  Deberá reforzar las mejoras que ha ido introduciendo el Banco, como la divulgación de la meta diaria de la base monetaria.  Sin embargo, también habrá que imponer su sello de distinción, sin que ello signifique un cambio radical.

4.-  Dentro del mismo programa, pero con la vista hacia el mediano plazo, tendrá que mandar el mensaje de que habrá la flexibilidad suficiente cuando se necesite.  Específicamente, se tendrá que tener una respuesta de política para responder a un déficit demasiado grande en la cuenta corriente de la balanza de pagos.

5.-  Como respuesta al anuncio de que la responsabilidad de la política cambiaria pasará formalmente al Banco de México, se tendrá que preparar la iniciativa de Ley que reformará la Constitución y la propia Ley Orgánica del Banco.

6.-  Será necesario reconstruir la autonomía del Banco, no a nivel legal sino a nivel práctico.  Una cosa es que la Constitución le otorgue formalmente la autonomía a nivel legal y otra cosa es la verdadera independencia que se refleje en los hechos.  Quedó claro que no se respetó esta autonomía en los hechos a través del nombramiento del Secretario de Hacienda y la salida de uno de los subgobernadores con pensamiento distinto.  Aunque esto ya quedó en el pasado, será necesario restablecer la confianza, especialmente para despejar dudas acerca de alguna acción similar en el futuro.

7-.  No se puede ser juez y parte del proceso de abatimiento inflacionario.  Por lo mismo, urge delegar al INEGI la responsabilidad de la elaboración de los índices de precios.

8.-  Se tiene que seguir mejorando la comunicación social y la imagen del Banco.  Aunque han existido mejoras en relación a la política informativa anterior a 1995, todavía es una institución muy cerrada y poco comprendida por el público en general.

9.-  Se tiene que iniciar una nueva relación de franco respeto y dialogo continuo con el Congreso.  Se tiene que consolidar la autonomía de los poderes Ejecutivo y Legislativo, pero demostrar la habilidad de escuchar, informar y trabajar juntos.

10.-  Por último, se tiene que preparar la política monetaria y cambiaria del bienio 1999-2000, encaminada a evitar la crisis de fin de sexenio.

Sin lugar a dudas habrá más problemas a resolver que los que se enumeran en esta lista.  Igual, seguramente habrá quien no esté en acuerdo con estas diez.  Pero tampoco pretendemos incluir ni abarcar todos los aspectos de la política monetaria.  Simplemente se trata de trazar, a grandes rasgos, algunos de los puntos principales.


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