lunes, 31 de marzo de 1997

El Ahorro Financiero

 Pulso Económico


El Ahorro Financiero


Por: Jonathan Heath®


Es de todos conocido el problema del ahorro en México.  Simplemente, como país no ahorramos lo suficiente.  Para poder crecer, necesitamos invertir.  Existe una identidad contable que dice que la inversión es igual al ahorro.  El ahorro proviene de la economía interna o del exterior.  Dado que no ahorramos lo suficiente internamente, tenemos que traer ahorro del exterior para poder crecer.  Sin embargo, el ahorro externo tiene sus limites, especialmente en términos del costo del servicio que involucra.  Por lo mismo, necesitamos incrementar el ahorro interno.

El Presidente Zedillo ha manejado desde el principio de su administración la importancia del ahorro interno, el papel que jugó durante el sexenio pasado y la necesidad de incrementarlo en forma permanente.  En buena medida, la reforma al seguro social, la introducción del SAR y la constitución de los Afores, son todas medidas para fomentarlo y construir las bases para un ahorro a más largo plazo.

Cuando el publico en general oyen hablar del ahorro, piensan que será muy difícil incrementarlo dado el deterioro en el poder adquisitivo de las familias.  ¿Cómo podemos ahorrar si no nos alcanzan nuestros ingresos?  Sin embargo, el ahorro familiar siempre ha sido el de menor importancia en México y no constituye el único medio para ahorrar.  En principio, el ahorro tiene tres fuentes fundamentales: el familiar, el empresarial y el del gobierno.  En el pasado, especialmente cuando teníamos una economía cerrada, el ahorro de las empresas era el más importante.  Desde que la economía se empezó a abrir más al exterior y las empresas tuvieron que competir, sus tasas de retorno empezaron a bajar.  Esto provocó una disminución en el ahorro empresarial per se y aumentó la necesidad de un sistema financiero más grande.

En los últimos años, desde que el gobierno logró disminuir el déficit público tan elevado, el ahorro público ha vuelto a tener mucha importancia.  Hoy en día el gobierno realiza inversiones grandes financiadas en su mayoría por sus propios ingresos.  Inclusive, ha librado al sistema financiero de la necesidad de financiarlo, permitiendo colocar la mayoría de sus recursos dentro del sector privado.  No obstante, estos cambios provocaron grandes desequilibrios en el sistema bancario.  La banca privatizada no contaba con banqueros con experiencia y cometieron un sinnúmero de errores.  El resultado ha sido un incremento totalmente desproporcionado en la cartera vencida y una capacidad disminuida para otorgar créditos al público en general.

Se han comentado los problemas suscitados de la crisis bancaria ampliamente.  El gobierno ha instrumentado diversos programas para recapitalizar a los bancos, disminuir su cartera vencida y restablecer su funcionalidad.  Sin embargo, poco se ha comentado del otro lado del problema, el de la captación de recursos.  Es importante fomentar más el ahorro y contar con un sistema bancario sano para canalizarlo dentro de la economía.  Cuando surgió la recesión era de esperarse que la captación de recursos financieros iba a disminuir.  No obstante, al recuperarse la economía, es de esperar que también vuelve a aumentar la cantidad de recursos captados.

La evidencia de que la economía se ha recuperado abunda.  Inclusive, la tasa de crecimiento del PIB del año pasado superó todos los pronósticos.  Sin embargo, los bancos no han logrado incrementar la cantidad de recursos en una forma proporcional.  Inclusive, los últimos números indican que el tamaño del sistema financiero ha disminuido.

Existen diversos indicadores para medir el tamaño y profundidad del sistema financiero.  Sin embargo, quizás el más apropiado es el tomar el agregado monetario más amplio (M4), es decir, la suma total de todos los diferentes instrumentos financieros (cuentas de cheques, certificados de depósito, Cetes, Ajustabonos, Bondes, papel comercial, etc.), restando únicamente los billetes y monedas en circulación (ya que no constituyen un ahorro).  Al tomar este monto como proporción del PIB nos dice que tan profundo es el sistema financiero.

Si crece más que el PIB, es decir, más que el resto de la economía, entonces podemos decir que existe un proceso de profundización financiero; el ahorro captado por el sistema financiero esta creciendo más rápido que el resto de la economía.  En otras palabras, el sistema financiero se esta haciendo más profundo.  En cambio, si crece a un ritmo menor que el resto de la economía, entonces se dice que existe una represión financiera; nuestro sistema financiera va perdiendo terreno.

En el último trimestre de 1994, este indicador llegó a representar el 44.3 por ciento del PIB, lo que es un número relativamente bajo en comparación con otros países.  Sin embargo, lo más importante es que vayamos avanzando constantemente en cuanto a su profundización.  El costo de la recesión se vio claramente al observar que este número disminuyó a 38.9 por ciento en el último trimestre de 1995.  Pero lo más preocupante es que a pesar de la recuperación económica del año pasado, este indicador volvió a disminuir, llegando en el último trimestre de 1996 a 36.9 por ciento.

Al analizar estos números, se puede observar que ha existido una tendencia muy marcada en cuanto a la reducción de plazos.  Es decir, no solamente estamos observando que las gente esta ahorrando menos, sino que el sistema bancario ha captado cada vez menos de ese ahorro y lo que ha logrado capturar ha sido a plazos muy cortos.  Esta disminución se ha dado a pesar de haber captado casi 80 mil millones de pesos a través del SAR durante el último año, un crecimiento del 63.5 por ciento sobre el año anterior.

Esto significa que no solamente estamos observando una disminución en el ahorro interno, sino que además nuestro sistema financiero ha perdido su capacidad para capturarlo.  Muchas empresas estarán buscando fuentes alternas de ahorro, como pueden ser instrumentos financieros en el exterior o mayores inversiones en inventarios.

Si queremos incrementar el ahorro interno, tenemos que contar con un sistema bancario capaz de incentivarlo y capturarlo.  De lo contrario puede resultar muy costoso inyectar una gran cantidad de recursos para capitalizar a los bancos y comprar su cartera vencida cuando estos no son lo suficientemente eficientes para captar recursos del público en general.



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lunes, 24 de marzo de 1997

El Empleo ante una Economía Diferente

 

Pulso Económico


El Empleo ante una Economía Diferente


Por: Jonathan Heath


Ya se abandonó el debate sobre la recuperación económica en cuanto a que si ya llegó o no.  Las últimas cifras disponibles sobre el crecimiento económico señalan claramente que estamos más bien en el inicio de una etapa de franca expansión económica, después e superar plenamente la recuperación.  Aunque existen algunos sectores de la economía o segmentos de la población que no han podido sobreponerse a los efectos negativos de la crisis, ya no es cuestión de recuperación sino más bien de cambio estructural.

Es importante recalcar que la economía que está surgiendo de la recesión es muy distinta a la anterior, pero no como un fenómeno temporal que con el tiempo se llegará a arreglar, sino más bien como una característica estructural de la nueva economía que está en formación, como consecuencia de todas las transformaciones del sexenio pasado.  Como ya lo habíamos comentado, los cambios estructurales, entre los cuales la apertura comercial es el más importante, están surtiendo efecto.  El papel que jugó la recesión fue el acelerar estos cambios y es por esto que ahora se sienten mucho más que antes.

Se han comentado la mayoría de las cifras que reflejan la nueva expansión económica.  El Producto Interno Bruto creció 7.6 por ciento en el último trimestre.  La producción industrial tiene diez meses consecutivos de un crecimiento real cerca a los dos dígitos.  Las exportaciones anuales están por llegar a los 100 mil millones de dólares al año, mientras que el comercio exterior total superará pronto los 190 mil millones de dólares anuales.  La construcción repunta a niveles cercanos al 20 por ciento anual.  El consumo de bienes duraderos aumentó 34.2 por ciento en el último trimestre del año pasado.  La inversión privada vuelve a mostrar un dinamismo impresionante.  La inversión extranjera directa avanza en forma importante.  Los flujos de capital provocan un superávit en la cuenta de capital de la balanza de pagos.  Las reservas de divisas están reponiéndose rápidamente a pesar del régimen de flotación del tipo de cambio.

Sin embargo, el mismo proceso d cambio estructural está dejando atrás a ciertos sectores de la economía.  Existen algunos indicadores que preocupan, no solamente por el contraste con el resto de la concomía, sino por el daño tan profundo que reflejan.  Tal es el caso de las ventas al menudeo de los establecimientos comerciales.  En enero del presente año, éstas disminuyeron 3.6 por ciento con respecto al mismo mes del año anterior, lo cual representa una caída acumulada de 49.9 por ciento desde diciembre de 1994.  Este sector que previamente sería de amortiguador par absorber la expulsión de la mano de obra del sector manufacturero, ya tiene 28 meses consecutivos en que el número de personas ocupadas es menor al del mismo mes del año anterior.

Los cambios estructurales provocaron una pérdida neta de empleos en el sector manufacturero que duró 70meses consecutivos, entre julio de 1990 y abril de 1996.  Por casi seis años la industria manufacturera pasó por una transformación en que su lucha por incrementar su productividad, eficiencia y competitividad produjo una gran pérdida en el número de personas ocupadas.  Durante la mayor parte de este tiempo, el sector comercial y en especial el sector  informal, pudo absorber a estas personas a través de la creación de empleos menos productivos y con menor remuneración.  Sin embargo, fue un crecimiento un tanto artificial y temporal, dado que ahora todo indica que el sector comercial está pasando por la misma etapa que vivió el manufacturero unos años antes.

Si esto es cierto, significa que el sector comercial, en especial la venta al menudeo, pasará por una crisis que todavía durará muchos años más.  Si bien puede empezar a generar un crecimiento positivo dentro de poco, no estará acompañado de la creación de empleos, sino más bien se dará con aumentos substanciales en la productividad.  Esto significa que habrá una expulsión de la mano de obra del personal ocupado de este sector por un buen rato.  ¿A dónde irá?  El sector manufacturero está empezando a crear empleos después de muchos años, pero no al ritmo suficiente como para absorber el número necesario de personas.  El sector informal consiste en su mayoría en comercio, por lo que parece difícil pensar en el como un factor importante.  Lo más seguro es que habrá una proporción significativa de la población que no encontrará un trabajo digno ni bien remunerado, por lo que aumentará en forma significativa el desempleo disfrazado.

Todos los estudios que se han realizado últimamente sobre la cantidad de empleos que tiene que generar la economía en los siguientes años, indican que se necesita crear más de un millón de ellos al año.  También han señalado que es necesario crecer por lo menos al 5 o 6 por ciento (según el estudio) anualmente en forma sostenida para alcanzar esta meta.  Sin embargo, la mayoría de los estudios no toman en cuenta los cambios estructurales que todavía se están dando en la economía.

Aun en el caso en que la economía pudiera crecer arriba del 6 por ciento durante los siguientes años es muy dudoso que se suficiente para generar la cantidad de empleos requeridos. Primero, porque existe una subestimación en el número de empleos necesarios, dado que no se ha tomado en cuenta la expulsión de la mano de obra de los sectores en transformación hacia una mayor productividad.  Segundo, porque la cantidad de empleos generados por cada punto de crecimiento económico en el pasado ya no es válida como un punto de referencia para el futuro.  Por último, porque no se ha hecho una distinción adecuada entre empleos productivos y bien remunerados con ocupaciones no productivas y mal remuneradas.

Cada vez que la economía avanza hacia una mayor globalización la tecnología demandará un empleo más calificado.  Esto significa que la especialización de la mano de obra irá en aumento en forma desproporcionada, dificultando la creación de empleos para las personas menos preparadas.  En la medida en que no avancemos en la educación y logremos cerrar la brecha entre los que sí tiene una educación adecuada y los que no, necesariamente irá dificultándose el panorama laboral.

Hasta ahora, ni el gobierno ni los partidos de oposición han presentado un análisis adecuado ni políticas funcionales para resolver el problema. ¿Quién lo hará

?

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jueves, 20 de marzo de 1997

El Consumo y la Distribución del Ingreso

 

Pulso Económico


El Consumo y la Distribución del Ingreso


Por: Jonathan Heath


El viernes pasado, el INEGI dio a conocer las cifras sobre la actividad económica correspondientes al último trimestre del año anterior, pero ahora por el lado de la demanda.

Obviamente, estos datos confirman las cifras del Producto Interno Bruto (PIB) por el lado de la oferta, dadas a conocer hacia casi un mes, en las que se observa claramente una firme recuperación de la economía.

Las cifras más sobresalientes son el crecimiento de 34.2 por ciento en el consumo privado de bienes duraderos y el aumento de 35.0 por ciento en la inversión privada, ambas con respecto al mismo trimestre del periodo, anterior.

La recuperación en las ventas de los bienes duraderos es significativa, dado que nos regresa e un nivel muy cerca del que existía en el mismo trimestre de 1994 (1.4 por ciento abajo). Sin embargo, con todo y el aumento significativo en la inversión privada, todavía estamos 18.5 por ciento por debajo del mismo periodo de 1994.

A pesar de la recuperación en el consumo privado, algunos de los datos llaman la atención.  El consumo total viene recobrando terreno con respecto al año pasado, aunque todavía se encuentra muy por debajo de los niveles de 1994.  Esto no nos debe de sorprender, dada la caída tan significativa en el poder adquisitivo de los salarios y los desajustes que han existido en el mercado laboral.  Sin embargo, las cifras revisadas muestran un comportamiento extraño en su descomposición, entre bienes duraderos, no duraderos y servicios.

Anteriormente, las cifras para 1995 reflejaban una caída dramática en el consumo de bienes duraderos, una disminución en el rubro de servicios y un crecimiento pequeño en el consumo de bienes no-duraderos.  Esto tenía sentido, dado que se podría interpretar como que la mayoría de la población había dejado de comprar coches, refrigerados y estufas, había dejado de ir al dentista y a los restaurantes, pero todavía comía bien y tomaba cervezas.  En un lo de recesión este comportamiento parece razonable.

Pero ahora las cifras revisadas muestra en 1995 una baja importante en el consumo de bienes no-duraderos y un aumento en los servicios con respecto a las cifras anteriores, mientras que el consumo de los bienes duraderos se presenta con una caída menor.

A pesar de que la disminución en los bienes duraderos es menor que antes, se registra aún una caída significativa de 32.8 por ciento.  Sin embargo, la cifras que no parecen tener sentido son las del consumo de bienes no-duraderos y los servicios.

Según las cifras revisadas, el consumo de los bienes no-duraderos cayó más que el de los servicios.  Esto significa que dejamos de comer y de comprar ropa, pero seguimos yendo al cine y al médico.  Habría que buscar una explicación adecuada a este comportamiento, dado que a primera vista no obedece a la lógica económica.

Tampoco tiene sentido las cifras revisadas para 1996.  Existen una recuperación importante en el consumo de servicios, a tal grado que hemos regresado al mismo nivel observado en el último trimestre de 1994.  No obstante, sigue el deterioro en el consumo de bienes no-duraderos y se presenta una disminución en siete de los últimos ocho trimestres (la única excepción fue el primer trimestre de 1996).

En el último trimestre del año pasado, el consumo de bienes percederos estaba todavía 12.9 por ciento por debajo de lo observado hace dos años.  Mientras que se ve una recuperación muy sólida en el consumo de bienes duraderos y en los servicios, se mantiene el deterioro en el consumo de los bienes más necesarios.

Para poder entender esta aparente irracionalidad, tenemos que examinar los niveles de consumo y no únicamente observar las tasas de crecimiento.  Los bienes de consumo duraderos son los coches, televisores y demás, que normalmente l mayoría de la población no consume en grandes cantidades. Representan menos del 10 por ciento del total de consumo.  El hecho de que su consumo haya aumentado tanto seguramente obedece a que las clases media y más acomodada han sentido la recuperación en forma importante.  Este mismo segmento de la población también está utilizando más servicios.  Sin embargo, las clases más empobrecidas, que nunca llegan a comprar un coche, ir al cine o visitar a un dentista y cuyo consumo está caso totalmente localizado en los bienes no-duraderos, es decir, tortillas, leche, zapatos y jitomates, no han visto ninguna recuperación en sus salarios.  Mas bien, siguen observando cómo se va deteriorando su poder adquisitivo.

Esta parte de nuestra población no tiene ninguna riqueza cumulada, sino que vive al día de sus salarios.

Las estadísticas que produce el INEGI nos dicen que casi el 50 por ciento de la población que trabaja, gana dos veces el salario mínimo o menos.  Seguramente estamos observando los efectos de un deterioro de la distribución del ingreso como resultado de la recesión económica.

Los segmentos qie han repuntado son aquellos relacionados con el mercado de exportación, o bien, el secor moderno de la economía.  La mayoría de las personas que han encontrado trabajo en las empresas exportadoras o en las empresas con tecnologías de vanguardia, tienen ingresos mayores y seguramente se encuentran entre las clases media y alta.  En cambio, la mayoría de las personas que trabajan en el sector informal o en los segmentos más tradicionales de la economía, son los que menos ingresos perciben y los que más han padecido los efectos negativos de la crisis.

Una persona de la clase media o media alta que haya perdido su trabajo, tuvo que posponer la compra de su automóvil nuevo por seis meses.  Quizás en los casos más graves, tiene que utilizar un volkswagen viejito como su coche para el “hoy no circula”.  Otra persona de clase media baja en las mismas circunstancias, no puede darse el lujo de un coche adicional y comparte un coche viejo con su esposa en os días que no puede circular. Para algunos, la recesión significó cancelar sus vacaciones a Acapulco. Para otros, es todavía peor situación, tener que vender su único coche y sujetarse al transporte público.-

En cambio, más del 50 por ciento dela población, de las clases más bajas, tuvo que dejar de comer carne, ni siquiera una vez a la semana; tuvieron que sacar a sus hijos de la escuela y tienen que aguantar los agujeros en los zapatos por lo menos por otro año.

Lo más difícil de una crisis económica es el deterioro que ocasiona sobre la distribución del ingreso.  Cada vez los pobres son más pobres, mientras que los ricos acumulan más riqueza y la diferencia entre los dos extremos se agiganta.



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lunes, 17 de marzo de 1997

La Certificación Próxima

 

Pulso Económico


La Certificación Próxima


Por: Jonathan Heath


El Congreso de los Estados Unidos nos ha dado una prórroga de 90 días para certificar nuestros esfuerzos en la lucha contra el narcotráfico.

Aunque el Presidente Clinton ya certificó a nuestro País, los miembros del Congreso norteamericano no estuvieron de acuerdo. Por lo tanto, emitieron una resolución que dice que si no se observan cambios importantes en la actitud del Gobierno mexicano durante los próximos 90 días, entonces automáticamente México quedará descertificado.

Afortunadamente, la iniciativa del Congreso no tiene el respaldo de las dos terceras partes del Congreso y por lo tanto, Clinton podrá ejercer su derecho de veto.  Esto significa que lo más probables es que pasaremos la prueba de certificación este año.

No obstante, del proceso mismo y todo a su alrededor surgen algunas implicaciones muy importantes.  Aunque Clinton ha dicho que ejercerá el veto en este caso, de todos modos habrá presiones políticas para que el Gobierno mexicano mejores su desempeño contra los narcotraficantes durante los siguientes 90 días.  Faltan escasamente unos días para el vencimiento del plazo, aunque será teórico por el veto, seguramente algunos de los Congresistas que mas la traen contra nuestro País, estarán emitiendo declaraciones sobre nuestros esfuerzos.  Sin que tenga implicaciones trascendentales para l apropia certificación de 1997, sí tendrá otro tiempo de consecuencias en su momento.

Primero, los 90 días concluyen apenas dos semanas antes de nuestras elecciones, a mediados de junio.  Seguramente llegará a ser tema de campaña para muchos candidatos a diputados.  Habrá muchos que hablarán de la importancia de nuestra soberanía y la gravedad que representa la intervención dl gobierno de los Estados Unidos en nuestros asuntos. Pero el simple hecho de que habrá declaraciones y discusiones en su momento, significa que podrá tener un impacto sobre nuestras elecciones.

Segundo, a pesar de haber obtenido la certificación para este año, ya empezará la presión para obtenerla de nuevo el año entrante,  Si el Gobierno no mejora su desempeño en este rubro, el proceso se complicará todavía más.  Habrá más congresistas que se unirán en contra de nuestro Gobierno y posiblemente lograran obtener los votos de las dos terceras partes.  Bajo este escenario, ni un veto de Clinton servirá.  Al final de cuentas, tendremos un factor desestabilizador que podrá repercutir en la economía.

A pesar del hecho de que la descertificación es de nuestro Gobierno y no de nuestro País, la turbulencia que podrá producir en los mercados será algo que afectará a la población.  Podrían disminuir los flujos de capital, aumentar las tasas de interés y depreciar al tipo de cambio.  Si llegara al extremo de disminuir el flujo de inversión extranjera directa, entonces habrá menos generación de empleos.

Es un error que un país certifique a otra.  Algunos han propuesto que México o bien, todos los países con problemas de producción y trafico de drogas.  Sin embargo, un error no se corrige con otro error. No porque ellos hacen algo mal, nosotros también deberíamos obrar en contra del sentido común y de los derechos internacionales.

Más bien lo que deberíamos hacer en establecer un proceso anual de certificación por nuestro propio Congreso a nuestro Ejecutivo.  En otras palabras, el pueblo mexicano, a través de su representación en el Congreso, debería emitir un juicio político sobre los esfuerzos de nuestro propio Gobierno para erradicar efectivamente el narcotráfico.  Una descertificación debería traer consecuencias graves para asegurar una presión enorme sobre nuestros gobernantes.  Este sí sería un proceso válido, dado que no viola nuestra soberanía.

Pero todavía más importante, manda un mensaje muy claro de la población al poder ejecutivo en el sentido de que no estamos dispuestos a convertirnos en un paraíso de narcos ni aceptaremos una complacencia de parte del Gobierno.  El hecho de que exista hoy en día un proceso de certificación no es algo malo.  Lo malo es que lo hace un gobierno ajeno, que no tiene derecho ni jurisdicción alguna.

Si lo hacemos bien, los gringos ya no verán la necesidad de someternos a un juicio vergonzoso.  Es más, probablemente podemos convercerlos de hacer lo mismo, es decir, que se áutocertifiquen los esfuerzos propios por abatir el consumo de drogas.

El proceso de certificación es denigrante y humillante para todos los mexicanos.  Pero la humillación no proviene del hecho de que violen nuestros derechos como País soberano o de que los gringos son tan arrogantes que se sientan arriba de todos los demás y se atribuyen el derecho de ser el líder mundial sin haber efectuado elecciones.

Aunque lo último puede ser cierto, lo humillante es que tienen que ser los de afuera los que descubran que estamos invadidos de narcotraficantes y no nosotros mismos.  Es humillante el hecho de que seamos un País de gobernantes corruptos.  Es humillante que tengan que ser otro país el que le dé once condenas perpetuas a un capo, mientras que nosotros los dejamos escapar a través de un soborno.  No nos hagamos tontos.  No es Estados Unidos el que realmente nos está humillando, sino más bien nuestro propio Gobierno por no realizar una lucha efectiva contra los narcos.

Me alegro que Clinton podrá vetar la iniciativa de su Congreso para descertificarnos en los próximos 90 días.  Sin embargo, nos dejamos pasar una buena idea.  Si todos los que tenemos una credencial de elector no vemos que nuestro Gobierno empieza a realizar una lucha efectiva en contra del narcotráfico y que empieza a combatirse la corrupción a fondo.  “descertifiquemos” a nuestro Gobierno en las urnas, tal y como debe ser en un país democrático.

Digamos no a la corrupción.  Digamos no a la impunidad.  Digamos no al narcotráfico.  Pero digámoslo bien fuerte y en forma contundente, porque si no lo decimos nosotros, lo dicen por nosotros los gobiernos de otros países.


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jueves, 13 de marzo de 1997

Soberanía ¿Para Quién?

 Pulso Económico


Soberanía ¿Para Quién?


Por: Jonathan Heath®


El hecho de que los Estados Unidos someta nuestro país a un juicio para certificar nuestros esfuerzos en el combate a las drogas es, sin lugar a dudas, denigrante, humillante y nada amistoso.  ¿Quién es Estados Unidos para tomarse tal atribución?  Este reclamo de millones de mexicanos se ha escuchado por todos lados y ha aparecido en una gran cantidad de columnas, artículos y editoriales.  Podríamos afirmar tranquilamente que es una opinión unánime.
Dentro del tema, uno de los puntos que más se han discutido es el de la soberanía.  La controversia se concentra en el hecho de que el proceso de certificación es una violación directa de nuestra soberanía.  El discurso oficial lo ha subrayado.  La Secretaría de Relaciones Exteriores ha protestado el proceso precisamente en defensa de nuestra soberanía.  Sin embargo, este punto en especial es el que menos les ha importado a los norteamericanos, que como siempre, se sienten por arriba de los demás.
Algunos han cuestionado esta defensa, argumentando que es meramente convenenciera, es decir, se ha utilizado únicamente cuando nos conviene y se ha abandonado o ignorado si las circunstancias lo ameritan.  En su columna de ayer, Sergio Aguayo desarrolla hábilmente este punto de vista y resalta algunas de las inconsistencias.
En sí la soberanía es el poder de tomar uno sus propias decisiones, sin que alguien ajeno ejerza influencia o presión sobre el proceso mismo.  Por su naturaleza es un concepto de poder, según el cual soberanía significa tener dominio pleno.  En el sentido político, soberanía significa tener el control total sobre todos los asuntos del país.  En el sentido económico, significa poder determinar el rumbo del gasto y tener el dominio sobre la economía.
Un país tiene soberanía plena cuando es independiente y su gobierno tiene todas las facultades para imponer leyes y definir el rumbo que lleva.  Sin embargo, si el gobierno no es democrático, es decir, no es elegido por la mayoría de la población, entonces la soberanía la tiene el gobierno pero no el país.  Los gobernados no tienen el poder de regir sus destinos a través de elecciones abiertas, sin más bien su destino les es impuesto por un gobierno no representativo.
A nivel económico, un país es soberano cuando tiene suficientes recursos propios para poder decidir su futuro.  En cambio, si tiene que depender de capital foráneo o de tecnología extranjera para progresar, entonces la soberanía se ve reducida.  Muchas veces se ha utilizado la soberanía como la justificación de la pobreza.  Somos pobres pero soberanos.  Tomamos nuestras propias decisiones.  Preferimos ser pobres que sujetarnos a los términos impuestos por el extranjero.  Cuando ya no podemos continuar los pagos del servicio de la deuda externa, nos escudamos en la soberanía como justificación para ya no pagar.
Sin embargo, el ciudadano medio está mucho más interesado en su propio bienestar que en un concepto abstracto como es la soberanía.  En muchos casos, somos capaces de sacrificar un intangible como es la soberanía, si es que podemos mejorar nuestro nivel de vida, lo cual es bastante tangible.  Para la persona común y corriente, la soberanía puede ser un concepto muy alejado que no hace mucho sentido si uno no tiene ni para comer.  La soberanía empieza a tener sentido cuando uno empieza a acumular riqueza.
En consecuencia, la soberanía es un concepto de dominación que tiene más que ver con los grupos de poder como el propio gobierno y los grandes empresarios.  Para ellos, soberanía significa control y dominio.  En el momento en que ellos pierden soberanía, pierden poder.  Por lo mismo, el gobierno siempre busca convencer a la población entera de la importancia de la soberanía.  No obstante, mayor soberanía para el gobierno, no se traduce en mayor soberanía para la población.
Inclusive, un aumento en la soberanía puede llegar a disminuir la habilidad de la mayoría de la población para incrementar su bienestar.  El ejemplo clásico se da en una economía cerrada en la que el gobierno impone tarifas  y cierra la frontera al libre comercio, todo en nombre de la soberanía.  Sin embargo, aumenta únicamente la soberanía del gobierno, es decir, su control y dominio sobre los demás, pero la población tendrá menos oportunidades de encontrar empleo y de generar una mayor riqueza.  Cuando un gobierno toma decisiones relacionadas con la soberanía, no lo hace pensando en la población, sino más bien en términos de su habilidad de mantener o incrementar su poder.
La estructura misma del sistema político mexicano está basada en mantener el control dentro de un grupo relativamente pequeño, una élite política.  Dentro del sistema existen intereses creados sumamente arraigados que tienen que ver con control, dominio y poder.  Hay demasiado en juego como para ceder el poder y por lo tanto, las decisiones tienden a afirmar o a consolidarlo.
Es bien conocido que el narcotráfico maneja grandes cantidades de dinero y de poder.  Cuando el gobierno invoca la soberanía como argumento para dejar de cooperar con los gringos en la guerra contra el narcotráfico, debemos cuestionarnos a fondo, ¿a qué soberanía se refiere?  O bien, soberanía ¿para quién?  ¿Para la mayoría de la población?  Lo dudo.  La gran mayoría de nosotros no salimos perjudicados ni nos sentimos menos soberanos.  Sin embargo, el gobierno sí pierde porque empieza a ceder el control y disminuye sus oportunidades de hacer negocio, de mantenerse indefinidamente en el poder.
Parece ser que una buena parte de la discusión llega a ser soberanía versus impunidad.  La gran mayoría de los mexicanos nos sentimos frustrados por la impunidad que existe en nuestro país, por la falta de justicia y por la poca influencia que tenemos en cuanto a la elección de nuestros gobernantes.  Tampoco queremos que el gobierno ceda soberanía al extranjero.  Sin embargo, si la soberanía es cuestión de mantener un poder que corrompe y que no permite mejorar el bienestar de la mayoría, preferimos ceder soberanía que otorgar impunidad.
El poder debe ir de la mano con la responsabilidad.  El abuso del poder debe ser castigado.  Sin embargo, el narcotráfico está invadiendo a las estructuras mismas del gobierno.
No debemos utilizar la soberanía como pretexto para permitir la impunidad.


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lunes, 10 de marzo de 1997

La Oferta y Demanda de Drogas

 Pulso Económico


La Oferta y Demanda de Drogas


Por: Jonathan Heath®


La oferta y la demanda son los instrumentos analíticos más poderosos del economista.  A través de su uso se pueden, llegar a explicar y entender una gran cantidad de fenómenos, incluyendo aquellos que a veces parecen sumamente complejos.  Uno de estos fenómenos es precisamente el mercado de las drogas

Es muy dificil analizar algo a profundidad sin estudiar tanto la demanda como la oferta.  Ultimamente se ha tratado en gran detalle en la prensa el tema de la oferta de las drogas.  Dado que es un negocio demasiado lucrativo, tiene un poder corruptor más allá de la imaginación.  Las personas involucradas directamente tienen lo que podríamos llamar un margen operativo enorme, que les da la oportunidad de comprar influencias, corromper autoridades y crear grupos de interés, a un extremo que afecta a profundidad a nuestras instituciones, nuestras familias y a nuestra sociedad.  Sin embargo, esta oferta tan pervertida no se puede explicar adecuadamente sin entender a fondo la demanda tan enorme que existe..

Si bien es cierto que el consumo de drogas crea un hábito de dependencia, también tenemos que entender que la demanda va creando la oferta.  Por ejemplo, cuando el precio del petróleo era muy barato, únicamente existía una oferta limitada qie provenía básicamente del Medio Oriente.  Cuando el precio se empezó a incrementar, otros países empezaron a explorar y producir más petróleo.  En la medida en que la demanda va creciendo, crece también el precio y como consecuencia el negocio se hace más lucrativo.  Una tasa de retorno más grande hace que más países busquen cómo incrementar la oferta.

Si se quiere combatir el problema, exclusivamente a través del abatimiento de la oferta, lo que resulta es un aumento en el precio, es decir, el negocio se va haciendo todavía más lucrativo.  Inclusive, es del interés de los distintos cárteles buscar la eliminación de su competencia, dado que así pueden llegar a vender la droga a un precio mayor.  Justamente por esto es que muchas veces el combate a la droga es financiado por los mismos narcotraficantes.  El caso del General Gutiérrez Rebollo es un buen ejemplo.  Mientras que él estaba encargado de una de las zonas de influencia, recibía apoyo de uno de los otros cárteles para eliminar efectivamente a la competencia.

Esto significa que si se logra abatir la oferta en México, únicamente se cambia geográficamente el problema, pero no se elimina.  Primero, al disminuir la oferta, se logra un aumento en el precio, dado que es un bien más escaso.  Esto significa que existe un premio mayor para quien lo llega a producir y distribuir.  Este premio mayor hace que más personas (o países) quieran producirlo, pero no llega a eliminar la demanda.

Sería mucho más efectivo combatir el problema a través de la demanda.  Una disminición en la oferta hace que aumente el precio, creando el incentivo de volver a incrementar la misma oferta.  Sin embargo, una dismunición de la demanda provoca un precio menor, reduce el atractivo del negocio y por lo tanto, también el premio al riesgo de involucrarse en un negocio tan peligroso.

Es en este sentido que muchos se preguntan qué es lo que ha hecho Estados Unidos para abatir la demanda de drogas.  No se pueden subestimar los esfuerzos norteamericanos para combatir el narcotrafico en su país.  Por ejemplo, un porcentaje muy elevado de la totalidad de personas encarceladas son por crímenes relacionados con la venta y distribución de drogas.  Sin embargo, los esfuerzos principales en ese país también son por el lado de la demanda.  Mientras que han buscado incrementar el número de años en prisión por delitos relacionados con el narcotráfico, lo han disminuido para el usuario final.

Los ejemplos abundan.  El alcalde de Washington, capital de los Estados Unidos, fue sorprendido consumiendo drogas.  La sociedad lo premió con una reelección.  El Presidente del país consumió drogas cuando era más joven.  El lo admitió e inclusive no dio muestras de arrepentimiento.  En una gran cantidad de películas norteamericanas se incluyen escenas de consumo de drogas como un evento natural.  Al final de cuentas el mensaje que da la sociedad a los jóvenes que consumen drogas o que están pensando consumirlas en un futuro es que no es algo malo.  Inclusive si uno quiere llegar a ser alcalde o presidente, no importa si consume drogas.  Si se hace con tanta frecuencia en las películas, entonces no debe ser algo tan malo.

Ahora el problema se complica más, dado que muchos jóvenes que están por consumir drogras no pueden recibir un consejo apropiado de sus papás, ya que muchos de ellos fueron consumidores en su momento.  ¿Cómo pueden convencer a sus hijos de no consumir estos productos tan nocivos, si ellos mismos lo hicieron cuando tenían su edad?

Independientemente del tema de la soberanía, no es justo que un país trate de certificar los esfuerzos de otro, si dentro de su propia sociedad trata al consumo de drogas como algo justificable o inclusive socialmente aceptable.  Las agencias norteamericanas que buscan abatir la droga, como la DEA, el FBI y la Oficina de la Produraduría (Attorney General), realizan esfuerzos extraordinarios para capturar y castigar a los que distribuyen la droga, pero no tienen programas efectivos para castigar al consumidor, dado que se trata el delito como una ofensa menor.

Al final de cuentas, no podemos ver únicamente uno de los dos lados del problema.  Si queremos eliminar lo que hoy en dia representa uno de los fenómenos más corruptores de nuestra sociedad, tenemos que atacar los dos lados del problema.  Sin embargo, si se logra disminuir la oferta sin avanzar efectivamente en abatir la demanda, se complica el problema más en vez de resolverlo.

Esto no significa que debemos cometer el mismo error que ha hecho Estados Unidos.  No podemos darnos el lujo de decir que el problema es únicamente de demanda y por lo tanto, es un problema de los Estados Unidos.  Tenemos que realizar un esfuerzo sobrehumano para erradicar las drogas del país.  Si bien esto hará que el problema cambie únicamente de sede, finalmente lo eliminará de nuestro territorio.

Tenemos unas instituciones demasiado vulnerables para resistir esta enfermedad.  Por lo mismo, es necesaria una campaña integral masiva para abatir el narcotráfico de nuestro país. ¿Será capaz de tal hazaña el gobierno?


jueves, 6 de marzo de 1997

La Recuperación Interna

 

Pulso Económico


La Recuperación Interna


Por: Jonathan Heath


Las cifras del Producto Interno Bruto (PIB), dadas a conocer hace apenas un par de semanas, muestra claramente una recuperación sólida de la actividad económica.  El vigor del crecimiento registrado en el último trimestre del año pasado fue el más destacado desde la época del “boom” petrolero de hace 15 años, mientras que la cifra para todo 1996 en su conjunto, también llegó a niveles no vistos desde hace mucho tiempo.

La recuperación ha sido tan dinámica que hemos regresado a los niveles de actividad económica observada en el último trimestre de 1994.  Hoy por hoy, el PIB del último trimestre de 1996 está 0.1 por ciento por encima del mismo período de 1994.  Esto significa que no solamente hemos regresado al crecimiento positivo, sino que además hemos recuperado lo que perdimos de 1995.

Mientras que hace un año, siete de las nueve divisiones del PIB mostraban signos negativos (y las dos excepciones, que eran la producción de electricidad y la agricultura, presentaban crecimientos efímeros), hoy en día todos los sectores están creciendo.  De éstos,  cinco presentaron niveles superiores al mismo periodo de hace dos años, es decir, ya recuperaron el terreno perdido.  Lo que hace un año difícilmente parecía ser una recuperación, hoy en día lo es en forma contundente.

La frase favorita de todos es ahora que aunque ya estamos en plena recuperación, todavía no le ha llegado a los bolsillos de la mayoría.  Aunque hay mucho de cierto en esto, quizás lo más importante que tenemos que reconocer es que la economía que surge después de la crisis es muy distinta a la anterior.  Esto no es simplemente resultado de los efectos de la recesión, sino más bien es la nueva economía modernizada que está surgiendo, que fue objeto de todas las transformaciones del sexenio pasado.  Los cambios estructurales, entre los cuales se encuentra la apertura comercial como el más importante, están surtiendo efecto.  El papel que jugó la recesión fue el de acelerar estos cambios y es por esto que ahora se sienten mucho más que antes.

La apertura comercial trae como efecto un aumento importante en el comercio exterior, es decir, un crecimiento elevado tanto de las exportaciones como de las importaciones.  Al sentir los efectos de la recesión, los empresarios tuvieron que acelerar sus planes de exportación, llegando a ocupar ahora casi el 30 por ciento de la producción nacional.  En la medida en que estas empresas van creciendo irán creando empleos y ofreciendo mejores salarios.  Poco a poco, los beneficios de este crecimiento se extenderán al resto de la población.

Queda claro que a nadie le interesa un mercado dinámico de exportación sin una recuperación en la economía interna.  Las exportaciones servirán como locomotora que jalará al resto de la economía, generará divisas para reducir nuestra dependencia del exterior y servirá como base dela mayor eficiencia del resto de la economía.  Esto significa que dentro de poco deberíamos sentir ya la recuperación en el resto de la economía.

De hecho, hoy en día ya estamos entrando al cilco de esta restitución.  Es nada más cuestión de recordar cómo inició la recuperación en el año pasado.  Aunque algo escépticos al principio por la profundidad de la recesión y el efecto sociológico de la crisis tan abismal, poco a poco se iban registrando más y más indicadores que conformaban lo que antes era apenas una sospecha.  Sin embargo, no eran muchos los que querían aceptar el hecho de que se estaba gestando la recuperación.

Primero, alguno que otro indicador suelto podría interpretarse como un cambio de tendencia.  Después, aparecían más indicadores, pero por cada uno positivo habría otro negativo que lo contradecía.  Sin embargo, los primeros signos son precisamente los indicadores encontrados ue dan señales mixtas.  Poco a poco estos se van homogeneizando hasta marcar una fortaleza clara.

Así estamos hoy en día viendo la economía interna.  Existen algunos signos positivos que los confirman, como el aumento en el consumo privado (de cuentas nacionales), el crecimiento de las ventas al mayoreo, el inicio de ciertas obras de construcción, la elevación en el número de afiliados al IMSS, la baja de la tasa de desempleo abierto y el monto de las importaciones de bienes de consumo.  Sin embargo, también encontramos otros que lo niegan, como la continua caída de las ventas al menudeo, el decremento en las ventas a las tiendas departamentales, la baja capacidad de compra de los salarios, la ausencia de crédito del sistema bancario y la caída en el número de personas empleadas en el comercio al menudeo.

También abundan ejemplos a nivel micro, es decir, a nivel de la empresa.  Existen algunas empresas exitosas como Elektra, que se dedican exclusivamente al mercado interno, mientras que otras no han encontrado la salida.  Claro está que los empresarios con visión e inteligencia son os primeros en encontrar el camino, aun en las peores circunstancias de recesión.  Estas empresas son las que empiezan a jalar a los demás, sacando a la economía de la barranca.

Estamos a punto de concluir la fase de recuperación con la reposición de la economía interna.  Cuando ésta empiece a mostrar signos inequívocos de crecimiento, entonces estaremos ya en la fase de expansión dentro del ciclo económico.  Un sector exportador, dinámico, innovador, competitivo, eficiente y generador de empleos. Una economía interna que vive del efecto multiplicador del primero y que va creciendo un poco más lento en función de que serán menos empresas que antes.  Las piezas empiezan a caer en su lugar.

Ahora lo único que falta es consolidar los cambios políticos del desgaste económico.  Siempre que se necesita un choque exógeno para iniciar la parte declinante del ciclo económico. En nuestro caso, casi siempre ha sido el calendario político, la lucha por la sucesión y las decisiones aberrantes de nuestros políticos que ponen sus intereses por adelante de los del país.

Muchos piensan que todavía no hemos alcanzado la madurez para superar esta etapa  ¿Será cierto?.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


lunes, 3 de marzo de 1997

La Valuación y Venta de Activos

 

Pulso Económico


La Valuación y Venta de Activos


Por: Jonathan Heath


A fines de este mes el Gobierno lanzará la convocatoria para la primera subasta de venta de los activos de la banca mexicana adquiridos a través de los diversos programas de rescate que se instrumentaron durante los últimos dos años.

Para evitar la descapitalización y quiebra del sistema financiero, el Gobierno compró una cantidad muy importante de la cartera vencida de los bancos, a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa).  Con el tiempo, este organismo adquirió activos por un valor aproximado de 320 mil millones de pesos, que consisten básicamente en créditos comerciales e industriales que la banca otorgó a muchas empresas.  Dado que el Gobierno no tiene interés en adueñarse en forma permanente de estos créditos, se creo una empresa subsidiaria de Fobaproa, llamada Valuación y Venta de Activos, S.A. (VVA), con el fin de venderlos todos.

Estamos llegando a la culminación de un proceso que se inició a principios de esta década.  Como consecuencia de la transición económica, que dejó atrás una economía cerrada y protegida para dar entrada a la apertura comercial, una gran cantidad de negocios se encontraron en aprietos para seguir cubriendo el servicio de su deuda con la banca.  Por lo misma, la cartera vencida de los bancos empezó a crecer en forma desproporcionada, los descapitalizó y creó un problema mayor en todo el sistema financiero.  Cuando llegó la devaluación a fines de 1994, el problema se agudizó y se convirtió en una amenaza de quiebra para un gran número de bancos.

Para advertir esta situación, el Gobierno tuvo que idear diversos esquemas, primero para apoyar a los deudores y después para rescatar al sistema bancario.

El resultado fue la absorción de un gran número de créditos bancarios y algunos bienes inmuebles que originalmente se habían dado en garantía. Ahora, el último paso es la venta de estos activos.  Sin embargo, no es una tarea fácil.

Después de una amplia consulta con expertos internacionales y un examen detallado de las experiencias de otros países ante situaciones similar, se llegó a la conclusión de que la mejor forma de deshacerse de tantos activos es a través de diversos mecanismos de subasta abiertas.  Se han encontrado que la venta a un precio determinado es un proceso torpe, ineficiente y abierto a mecanismos obscuros.  En cambio, la transparencia del proceso de subasta es lo que más llega a animar al mercado, se reduce el periodo de comercialización, se crea economías a escala en muchos aspectos y se facilita todo.

Pero quizás más importante de todo es que se crea la oportunidad de sanear muchos negocios.  Los adquiretes tendrás varias opciones, que pueden resultar en un beneficio para los deudores.  La primera la podríamos llamar “mayoreo-menudeo” y consiste en comprar a descuento un cierto número de los créditos y venderlos de nuevo a los dueños originales.  Así el deudor podrá liberarse de sus compromisos a un costo menor.  Se tiene que tomar en cuenta que muchos de estos activos son cartera viva, es decir, son créditos otorgados a empresas que se siguen pagando, como una buena parte de la cartera de los bancos intervenidos.  Seguramente, esta opción les convendrá.

Sin embargo, existe mucha cartera vencida que llegó a uno de los fideicomisos de Fobaproa dentro de las múltiples opciones de capitalización ue se dieron.  En estos casos, a los bancos se les dio la opción de poder vender sus cartera dañada con descuento para sanear la contabilidad.  En muchos de estos casos, se presentará al comprador la opción de convertise en socio capitalista de las empresas que tienen la deuda.  Si es una empresa relativamente sana pero simplemente sobreapalancada, se podrá negociar alguna conversión de deuda en acciones.  Obviamente, esta opción es la iue más conviene al País, dado que representaría una capitalización esencial de muchas empresas que podría resultar en más empleos y crecimiento económico.

A priori es, muy difícil anticipar por cuál opción se va a inclinar la mayoría lo cuál será el impacto final, pero parece ser que la experiencia internacional nos dice que puede terminar siendo muy positiva.  En cambio, lo que sí se puede advertir es que los que deciden entrar a las subastas reciben al principio ciertos beneficios.  Primero, como el lógico pensar, los primeros paquetes que entran a subastarse tienen una proporción mayor de créditos buenos.  Son los casos menos emproblemados que no necesitan tanto estudio.  Segundo, las primeras subastas normalmente ponen el piso a los precios posteriores.  La experiencia dice que os precios suben con el tiempo, dado que se van eliminando dudas acerca del proceso y muchos van averiguando poco a poco que es un buen negocio.  Esto significa que los primeros compradores seguramente obtendrán los mejores activos y al precio más bajo.

Parece ser que la primera subasta será un par de paquetes de créditos, tanto comerciales como industriales, que fluctuarán entre 3 y 50 millones de pesos cada uno.  Serán créditos calificados originalmente como tipo a” y “b”, lo cual significa que la probabilidad de su recuperación es muy elevada y que seguramente contienen garantías de alguna especie.  En cada paquete vendrán de 20 a 50 créditos diferentes con un valor nominal total aproximado de 250 millones de pesos.

Obviamente uno necesita tener cierto capital para entrarle a estas subasta, pero no son de montos exorbitantes que podrían excluir a muchos empresarios medianos.  Se reconoce que esta venta tendrá un efecto redistributivo importante y por lo mismo, resulta indispensable ponerla al alcance de muchos empresarios par que no queden como potenciales socios capitalistas las mismas 300 familias a que se refirió Agustín Legorreta hace algunos años.-

Todo parece indicar que esta tarea podría resultar en algunos negocios y oportunidades muy interesantes.  Sin embargo, existen algunos aspectos que era muy importante cuidar.  Como es el caso de la privatización de la banca, el mandato es buscar el mayor precio posible y se podría dar el caos de que se llegara a pagar demasiado en relación a su valor real.  Para esto será sumamente importante la evaluación correcta de las empresas, lo que será posible únicamente a través de un esfuerzo importante de divulgar públicamente todo la información pertinente.

No se puede permitir otra tragedia como la de los,bancos, cuando se vendieron a precios exorbitante instituciones que no valían ni de cerca lo que parecía y los compraron empresarios que poco sabían del negocio.  No tiene por qué darse el mismo fenómeno de nuevo.  Sin embargo, tenemos que estar preparados.


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