Pulso Económico
La Recuperación Interna
Por: Jonathan Heath
Las cifras del Producto Interno Bruto (PIB), dadas a conocer hace apenas un par de semanas, muestra claramente una recuperación sólida de la actividad económica. El vigor del crecimiento registrado en el último trimestre del año pasado fue el más destacado desde la época del “boom” petrolero de hace 15 años, mientras que la cifra para todo 1996 en su conjunto, también llegó a niveles no vistos desde hace mucho tiempo.
La recuperación ha sido tan dinámica que hemos regresado a los niveles de actividad económica observada en el último trimestre de 1994. Hoy por hoy, el PIB del último trimestre de 1996 está 0.1 por ciento por encima del mismo período de 1994. Esto significa que no solamente hemos regresado al crecimiento positivo, sino que además hemos recuperado lo que perdimos de 1995.
Mientras que hace un año, siete de las nueve divisiones del PIB mostraban signos negativos (y las dos excepciones, que eran la producción de electricidad y la agricultura, presentaban crecimientos efímeros), hoy en día todos los sectores están creciendo. De éstos, cinco presentaron niveles superiores al mismo periodo de hace dos años, es decir, ya recuperaron el terreno perdido. Lo que hace un año difícilmente parecía ser una recuperación, hoy en día lo es en forma contundente.
La frase favorita de todos es ahora que aunque ya estamos en plena recuperación, todavía no le ha llegado a los bolsillos de la mayoría. Aunque hay mucho de cierto en esto, quizás lo más importante que tenemos que reconocer es que la economía que surge después de la crisis es muy distinta a la anterior. Esto no es simplemente resultado de los efectos de la recesión, sino más bien es la nueva economía modernizada que está surgiendo, que fue objeto de todas las transformaciones del sexenio pasado. Los cambios estructurales, entre los cuales se encuentra la apertura comercial como el más importante, están surtiendo efecto. El papel que jugó la recesión fue el de acelerar estos cambios y es por esto que ahora se sienten mucho más que antes.
La apertura comercial trae como efecto un aumento importante en el comercio exterior, es decir, un crecimiento elevado tanto de las exportaciones como de las importaciones. Al sentir los efectos de la recesión, los empresarios tuvieron que acelerar sus planes de exportación, llegando a ocupar ahora casi el 30 por ciento de la producción nacional. En la medida en que estas empresas van creciendo irán creando empleos y ofreciendo mejores salarios. Poco a poco, los beneficios de este crecimiento se extenderán al resto de la población.
Queda claro que a nadie le interesa un mercado dinámico de exportación sin una recuperación en la economía interna. Las exportaciones servirán como locomotora que jalará al resto de la economía, generará divisas para reducir nuestra dependencia del exterior y servirá como base dela mayor eficiencia del resto de la economía. Esto significa que dentro de poco deberíamos sentir ya la recuperación en el resto de la economía.
De hecho, hoy en día ya estamos entrando al cilco de esta restitución. Es nada más cuestión de recordar cómo inició la recuperación en el año pasado. Aunque algo escépticos al principio por la profundidad de la recesión y el efecto sociológico de la crisis tan abismal, poco a poco se iban registrando más y más indicadores que conformaban lo que antes era apenas una sospecha. Sin embargo, no eran muchos los que querían aceptar el hecho de que se estaba gestando la recuperación.
Primero, alguno que otro indicador suelto podría interpretarse como un cambio de tendencia. Después, aparecían más indicadores, pero por cada uno positivo habría otro negativo que lo contradecía. Sin embargo, los primeros signos son precisamente los indicadores encontrados ue dan señales mixtas. Poco a poco estos se van homogeneizando hasta marcar una fortaleza clara.
Así estamos hoy en día viendo la economía interna. Existen algunos signos positivos que los confirman, como el aumento en el consumo privado (de cuentas nacionales), el crecimiento de las ventas al mayoreo, el inicio de ciertas obras de construcción, la elevación en el número de afiliados al IMSS, la baja de la tasa de desempleo abierto y el monto de las importaciones de bienes de consumo. Sin embargo, también encontramos otros que lo niegan, como la continua caída de las ventas al menudeo, el decremento en las ventas a las tiendas departamentales, la baja capacidad de compra de los salarios, la ausencia de crédito del sistema bancario y la caída en el número de personas empleadas en el comercio al menudeo.
También abundan ejemplos a nivel micro, es decir, a nivel de la empresa. Existen algunas empresas exitosas como Elektra, que se dedican exclusivamente al mercado interno, mientras que otras no han encontrado la salida. Claro está que los empresarios con visión e inteligencia son os primeros en encontrar el camino, aun en las peores circunstancias de recesión. Estas empresas son las que empiezan a jalar a los demás, sacando a la economía de la barranca.
Estamos a punto de concluir la fase de recuperación con la reposición de la economía interna. Cuando ésta empiece a mostrar signos inequívocos de crecimiento, entonces estaremos ya en la fase de expansión dentro del ciclo económico. Un sector exportador, dinámico, innovador, competitivo, eficiente y generador de empleos. Una economía interna que vive del efecto multiplicador del primero y que va creciendo un poco más lento en función de que serán menos empresas que antes. Las piezas empiezan a caer en su lugar.
Ahora lo único que falta es consolidar los cambios políticos del desgaste económico. Siempre que se necesita un choque exógeno para iniciar la parte declinante del ciclo económico. En nuestro caso, casi siempre ha sido el calendario político, la lucha por la sucesión y las decisiones aberrantes de nuestros políticos que ponen sus intereses por adelante de los del país.
Muchos piensan que todavía no hemos alcanzado la madurez para superar esta etapa ¿Será cierto?.
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