jueves, 25 de junio de 1998

Los Primeros Signos de Preocupación

 

Pulso Económico


Los Primeros Signos de Preocupación

Por Jonathan Heath


El aumento tan marcado en el consumo en el primer trimestre del año, se dio a través de una baja importante en el ahorro interno, lo que aumenta la vulnerabilidad de la economía.

Una de las razones de la crisis tan severa de 1994-95 fue la vulnerabilidad que representaba la proporción tan baja de ahorro interno.  En el tercer trimestre de 1993, el ahorro interno bruto llegó a 12.6 por ciento como proporción del PIB, el nivel más bajo observado de las últimas cuatro décadas.  El ahorro externo, que llegaba en proporciones abundantes, sustituía al interno sin incrementar la cantidad total de ahorro disponible para la inversión.  Como resultado de lo mismo, no podíamos crecer en forma importante y la economía se encontraba en una situación indefensa ante los shocks del exterior.

Desde que tomó posesión, el Presidente Zedillo destacó la trascendencia de evitar una sobrevaluación sistemática del tipo de cambio y de fortalecer el ahorro dentro de la economía.  Tanto en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) como en el Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo (Pronafide), se señala la importancia de incrementar el ahorro como proporción del PIB y de asegurar que el ahorro externo sea complemento y no sustituto del interno.

De allí que hemos señalado tres características fundamentales que debe llevar la formación del ahorro en nuestro país, para evitar que la economía se vuelva vulnerable a una nueva crisis en la balanza de pagos.  Si bien cumplir con estas características no es condición suficiente para eludir un nuevo escollo, sí es necesaria.  Primero, no debemos abusar del ahorro externo como fuente de financiamiento.  En un país como México en el que escasea el capital, es necesario complementar el proceso de formación de capital a través de flujos del exterior para asegurar una mayor tasa de crecimiento.  Sin embargo, si esta dependencia es demasiado grande, nos volvemos vulnerables a los vaivenes del exterior.

Segundo, reconociendo que necesitamos incrementar el ahorro bruto total del país ante un ahorro interno limitado, debemos asegurar que el ahorro externo complemente el interno y que no lo vaya a sustituir.  Si la relación es de sustitución, aumenta rápidamente la vulnerabilidad de la balanza de pagos, no contribuye al crecimiento económico y aumenta la dependencia del exterior.  En vez de financiar la inversión, termina por financiar el consumo y presionar el déficit en la cuenta corriente.

Tercero, se tiene que cuidar la calidad del ahorro externo.  No debemos permitir que la mayor parte de los flujos que provienen de afuera sea capital de portafolio, que normalmente es de corto plazo y que en un momento dado puede regresar al exterior.  La inversión extranjera directa es una fuente de ahorro externo de largo plazo, que genera divisas futuras y que no está tan sujeta a los shocks externos.

A pesar de que la inversión fija bruta fue el elemento más dinámico en el primer trimestre del año, la inversión total de la economía (que es igual al ahorro total) disminuyó en forma marcada con respecto al mismo trimestre del año pasado.  El ahorro bruto total registró 25.7 por ciento del PIB, cuando hace un año había sido 28.9 por ciento.  Dado que el ahorro externo aumentó en el mismo lapso (de 0.2 a 3.2 por ciento), la disminución implícita del ahorro interno bruto es todavía mayor, de 28.7 a 22.4 por ciento, es decir casi 6 puntos porcentuales.

Según las cifras del INEGI, el ahorro bruto interno en el primer trimestre del año siempre es el más elevado del año.  Esto es porque las empresas invierten mucho en acumular inventarios a principios del año, lo cual representa una parte importante de la inversión (ahorro) empresarial.  Las cifras demuestran que las empresas invirtieron mucho menos en inventarios este año en comparación al año pasado.  Esto significa que deberíamos observar una disminución natural del ahorro interno durante los siguiente tres trimestres.

Si bien los niveles actuales de ahorro son todavía aceptables, la tendencia que aparentemente empieza a tomar es signo de preocupación.  El ahorro externo se acerca cada vez más a un nivel de vulnerabilidad.  Este año terminará por arriba de 3.5 por ciento del PIB, cifra superior al techo marcado en el Pronafide.  De no moderarse esta tendencia, estaremos por encima del 5 por ciento en el año 2000.  Al mismo tiempo, el crecimiento del ahorro externo empieza a desplazar al ahorro interno, dejando de ser una relación de complementariedad.

Es tiempo de que el gobierno actual tome las medidas necesarias para mantener el ahorro interno.  ¿Lo hará?


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martes, 16 de junio de 1998

¿Cómo Anticipar la Crisis? (II)

 

Pulso Económico


¿Cómo Anticipar la Crisis? (II)

Por Jonathan Heath


A partir de la crisis del peso mexicano de 1994, muchos analistas han intentado encontrar un sistema para anticipar otra.  Para el caso de México, la variable más importante es la fecha de la elección presidencial.

La semana pasada comentamos que están resurgiendo los esfuerzos para anticipar las crisis en forma sistemática a través de estudios de indicadores selectos y de umbrales críticos.  Mencionamos el estudio titulado “Leading Indicators of Currency Crisis”, de Kaminsky, Lizondo y Reinhart, escrito en julio de 1997, que se está convirtiendo en referencia obligada para el tema.  Mucha gente me preguntó por el estudio, por lo que les informo que es el Working Paper WP/97/79 del Fondo Monetario Internacional, que se puede adquirir gratuitamente en la dirección http://www.imf.org de internet.

También mencionamos que Citicorp ha tomado la estructura teórica de este estudio y ha construido un modelo de prevención para diversos países de América Latina.  La Dirección de Investigación de Mercados Emergentes, dirigido por Tom Trebat en Nueva York, desarrolló un sistema dual para poder medir y monitorear las presiones derivadas de la balanza de pagos.  La primera parte es un modelo que a través de diversos indicadores establece la probabilidad de que ocurra una crisis, a no ser que se tomen medidas correctivas significativas para prevenirla.  La segunda parte consiste en el monitoreo de ciertas variables consideradas críticas yel establecimiento de umbrales que indican primero una situación riesgosa y posteriormente una situación de peligro inminente.

Aunque son muchas las variables que se pueden considerar importantes, el estudio del FMI concluye que entre las más significativas figuran las reservas internacionales, el tipo de cambio real, el crecimiento del crédito, el crédito otorgado al sector público y la inflación.  No obstante, este estudio considera un universo muy amplio de países, que para fines prácticos no necesariamente coinciden con los casos específicos de América Latina.  Después de un análisis profundo de seis países, el estudio de Citicorp decide tomar las exportaciones, las importaciones, la balanza comercial, la relación M2 a reservas internacionales, el tipo de cambio real y las fechas de las elecciones presidenciales, como las variables más significativas.

Cuando las exportaciones empiezan a disminuir, la probabilidad de una crisis en la balanza de pagos aumenta, dado que disminuye la oferta de divisas.  Lo contrario ocurre con las importaciones, ya que representan una fuente importante de demanda de divisas.  Se incluye la balanza comercial, a pesar de que es la resta de exportaciones e importaciones, dado que se puede dar el caso de que aunque las exportaciones crezcan, el aumento en las importaciones sea mucho mayor, ocasionando una disminución en la oferta de divisas.  La relación M2 a reservas internacionales es un indicador de liquidez que se puede convertir en divisas, fomentando la expectativa de que se podría dar una fuga de capitales.  El tipo de cambio real es un indicador de competitividad que representa el precio relativo entre exportaciones e importaciones.  La fecha de las elecciones presidenciales es una variable que ha coincidido con las crisis de alguna forma u otra en todos los países latinoamericanos.

A la hora de aplicar estas variables a cada uno de los seis países (Argentina, Brasil, Ecuador, México, Perú y Venezuela), no todas resultan significativas y los resultados difieren por país.  Por ejemplo, en el caso de Argentina únicamente destacan las exportaciones y las elecciones.  Las exportaciones son importantes en todos los países con la excepción de México.  El tipo de cambio real no es importante en Brasil ni en Argentina.  La relación de M2 a reservas es importante para todos menos para Argentina.

En el caso específico de México, el estudio concluye que las variables importantes son las importaciones, la relación de M2 a reservas, el tipo de cambio real y las elecciones.  Desafortunadamente, las importaciones son significativas pero con el signo contrario, es decir, el estudio determina que un incremento en las importaciones disminuye la probabilidad de una crisis.  En vez de desechar esta variable, Citicorp decide mantenerla, argumentando que las exportaciones tienen un alto nivel de insumos importados y por lo tanto, un aumento en las importaciones es un reflejo de más exportaciones.  Sin embargo, este argumenta no convence y le resta mérito a lo que es un estudio sumamente interesante.

Es sugestivo que en todos los países bajo estudio, la fecha de elecciones sea importante.  En Perú, las crisis han coincidido con el 40 por ciento de las elecciones presidenciales.  En Brasil y Venezuela, este porcentaje sube al 50 por ciento.  Para Argentina y Ecuador, es el 60 por ciento.  Sin embargo, el país que ha tenido más crisis que han coincidido con las elecciones es nuestro querido México, con 80 por ciento.

En México, cuatro de las cinco crisis estudiadas han coincidido con las elecciones.  La única excepción fue los comicios de julio de 1988.  Sin embargo, es la excepción que confirma la regla, dado que el partido oficial obtuvo los peores resultados de cualquier elección al anticipar la corrección cambiaria en diciembre del año anterior.  Es importante señalar que el estudio considera que el periodo de incertidumbre empieza seis meses antes de la fecha exacta de las elecciones.

Al final de cuentas, el estudio comprueba científicamente lo que todo mexicano ya sabe.  La probabilidad de que tengamos una nueva crisis en la balanza de pagos en el 2000, año de elecciones presidenciales, es muy elevada.  Esto significa que sin importar lo que digan los políticos y los economistas, e independientemente de los demás indicadores de riesgo, una buena parte de la población se va a preparar para una crisis a través de la compra anticipada de dólares y de otras acciones que disminuyen su vulnerabilidad.  Esto es algo que el gobierno tiene que anticipar y contrarrestar en su política económica.  ¿Podrá?


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