lunes, 28 de abril de 1997

La Economía ante las Elecciones

 

Pulso Económico


La Economía ante las Elecciones


Por: Jonathan Heath


La lucha por el Distrito Federal significa mucho en términos políticos.  Es la región del País con la más alta concentración de personas.  Es donde se producen más bienes y servicios en relación a cualquier otro estado.  Es la capital del País y por lo mismo, es donde se concentran el Poder Ejecutivo Federal, el Poder Judicial y el Congreso.

Aunque en la teoría opera el federalismo, en la práctica somos un País mucho más centralista.  Esto significa que el gobierno del Distrito Federal es más que la simple suma de las partes.  El partido que gana la capital tiene mayores posibilidades de avanzar significativamente en las elecciones federales del año 2000 e inclusive, capturar hasta la presidencia.  Por lo pronto, llegará a ser un partido que gobierne una parte importante de la nación.  Si gana en PAN podrá presumir de gobernar ya a más de la mitad de la población del País.  Si gana el PRD tendrá su primera victoria contundente que realmente lo legitimará como un partido serie a los ojos de toda la población y dejará de ser simplemente un partido con ideas románticas.  Si gana el PRI mantendrá su tradicional mayoría aplastante.

Como los dos partidos de oposición el PRD y el PAN, van adelante en las encuestas, lo más probable es que el PRI perderá esta posición política.  Sin embargo, una derrota del PRI tiene implicaciones mucho más allá de un simple cambio de un partido por otro.  Se podría interpretar como el fin de la hegemonía priísta y el comienzo de una nueva etapa de competencia política y de alternancia en el poder.  Muchos lo verán como un avance significativo en la democracia.  Otros lo anotarán como el principio de una etapa política incierta en que ya no contaremos con la misma estabilidad política de antes.  Lo cierto es que para bien o para mal, iniciaremos un camino nunca trazado anteriormente en nuestro País.

Para muchos es muy positivo el hecho de que estemos entrando a una etapa en la que la competencia política es real.  Cada vez nos acercamos más a un futuro en el que si un político o partido no hace un buen trabajo, perderá las próximas elecciones.  Sin embargo, la parte más difícil de aceptar es la incertidumbre que esto podría traer en cuanto a la conducción de la política económica del País.  No preocupa el hecho de que un partido de oposición, con ideas diferentes, llegue a gobernar el Distrito Federal.  Más bien es el hecho indiscutible de que su victoria este año lo acerca más a un triunfo en las elecciones presidenciales del año 2000.  Aquí sí tendrían bastante qué decir en materia de las políticas económicas.

A los empresarios y a los grandes capitales no les gusta tomar riesgos innecesarios, especialmente aquéllos que no puedan cuantificar.  Aparentemente, el PAN representa menos posibilidades de cambios radicales en la conducción económica del País. Seguramente habrá algunos ajustes, pero no desvíos fundamentales.  Lo que más preocupa en este sentido son los cambios que podría instrumentar el PRD.

Algunos dicen que este partido representa un regreso al populismo y a los errores del pasado que nos condujeron a altas inflaciones, endeudamiento excesivo, crecimiento nulo y devaluaciones recurrentes.  Dado que es un partido compuesto principalmente por ex-priístas que lo dejaron cuando hubo un intento de modernización, la mayoría de sus integrantes anhelan el regreso a las políticas abandonadas por l mayoría de los países durante la última década.

Otros sostienen que es un partido que poco a poco se ha movido más hacia el Centro, es decir, que ha abandonado la retórica del izquierdismo obsoleto y que ha adoptado posiciones más sensatas, sin perder el espíritu de un partido en búsqueda de una mayor justicia social.  Prueba de lo mismo es que acepta de antemano las restricciones que implica el déficit en la cuenta corriente, el déficit fiscal y el desequilibrio entre el ahorro y la inversión global.

Finalmente, hay quienes ven a este partido como el único con una propuesta diferente que puede ponerle freno a los supuestos efectos devastadores del neoliberalismo.  Según los objetivos muy loables de su programa económico, en el corto plazo habría una creación de cinco millones de empleos, se revertiría el deterioro del salario mínimo real y habría más gasto en educación y en salud.  Todo esto dentro de un marco de menor inflación, un manejo prudente del déficit público y una supervisión muy cuidadosa del déficit en cuenta corriente.

¿Cuál de estas posiciones deberíamos tomar como la más realista?  El problema fundamental es que realmente no podemos saber con anticipación por dónde se desarrollaría un gobierno bajo este partido, dado que hacia dentro existen divisiones y posiciones encontradas.  Es justamente esta incertidumbre lo que más preocupa a los que no han llegado a apoyar al PRD.

Para muchos representa un albur el tener que escoger entre un partido que nos ha dado crisis recurrentes y otro que pudiera representar crisis mayores en el futuro.  Por lo mismo, el Gobierno ha buscado inculcar el voto del miedo, el voto que prefiere el malo conocido en vez el bueno por conocer.  ¿Será cierto que el País sería ingobernable con un Congreso dominado por la oposición?  ¿Habrá la inestabilidad que vaticinan si el PRD avanza significativamente en estas elecciones?  El Gobierno quiere que pensemos que así será.  La oposición quiere que pensemos que peor no nos puede ir. ¿Quién tendrá la razón?.

Por vía de mientras llama la atención la manipulación de las encuestas sobre los posibles resultados de las elecciones e julio.  Reforma, un periódico independiente, pone adelante al PRD por 11 puntos porcentuales arriba del PAN y por 15 puntos porcentuales arriba del PRI.  Esta es una ventaja contundente para el PRD.  Sin embargo, otros periódicos, en especial algunos obviamente favorables al Gobierno y al PRI, dan una ventaja ligera de tres puntos porcentuales al partido en el poder.  La diferencia entre las dos encuestas es abismal y no obedece a un error estadístico normal.

Según los conocedores, la encuesta realizada por el periódico pro-Gobierno realiza una técnica intimidatoria o amenazante, pues se pregunta en el domicilio del encuestado su preferencia electora.  Se ha probado que existe una mayor propensión a esconder las preferencias reales bajo esta técnica.  ¿Entonces por qué la siguen utilizando?  ¿Es tanto el compromiso con el Gobierno que vale la pena poner en riesgo su credibilidad?


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


jueves, 24 de abril de 1997

Una Propuesta Inconsistente

 

Pulso Económico


Una Propuesta Inconsistente


Por: Jonathan Heath


A nadie le quedan muchas dudas de que algunas políticas emprendidas durante los últimos años no han funcionado.  Basta con ver que apenas hace dos años experimentamos la peor recesión de los últimos 60 años, que la distribución del ingreso se ha hecho consistentemente más inequitativa durante décadas y que la población marginada aumenta cada vez.  No se han podido sostener una inflación de un solo dígito ni tasas de crecimiento suficientes para generar los empleos necesarios.  Por lo mismo, estamos siempre en espera de que alguien proponga una política económica diferente, que de milagro solucione nuestros problemas.

Por lo pronto, no parece existir una política alternativa funcional que sea mejor.  Se ha dicho en muchas ocasiones que las políticas que proponen los partidos de izquierda son inconsistentes y no representan una verdadera alternativa a las políticas actuales.  Sin embargo, las políticas de los partidos de derecha parecen carecer de sensibilidad social. Por ,lo mismo, resulta interesante analizar algunas propuestas de los partidos para ver si realmente representa una opción mejor o no.

Por ejemplo, la contaminación vehicular es un problema eminentemente político, debido a que todas las medidas que pudieran ser eficaces son impopulares.  Dado que entre más viejo sea un automóvil más va a contaminar, la mayoría de las medidas correctivas deberían enfocarse a retirar de la circulación los coches viejos. Sin embargo, esta política seria elitista ya que únicamente los ricos pueden adquirir autos nuevos y cambiarlos frecuentemente.  Entre menos dinero tiene uno, más viejo será su coche y por lo mismo, más contaminará  ¿Cómo resolver el problema de que quienes tienen menos dinero son los que más contaminan?

Un economista sin conciencia social propondría medidas que pusieran incentivos económicos en los lugares correctos.  Por ejemplo, eliminaría el impuesto sobre automóviles nuevos y propondría que el impuesto sobre la tenencia de automóviles fuera cero para modelos recientes y escalando su valor en la medida en que fuera más viejo.  Hoy en día, los menos afortunados tienen autos más viejos por que son los que cuestan menos.  En cambio, si el precio de un coche nuevo fuera  más barato y los modelos viejos fueran más caros de mantener, habría más incentivos para reducir la edad promedio del parque vehicular y así contaminar menos

En cambio, el político sin conocimientos básicos de economía, propondría medidas populares para ganar votos.  Seguramente sugeriría un impuesto más elevado sobre los automóviles nuevos y aumentaría la tenencia sobre los modelos de lujo para recaudar mayores ingresos. Estos fondos los utilizaría para incrementar la investigación científica en el desarrollo de una gasolina que contamine menos.

Al final de cuentas, lo que necesitamos son decisiones económicas sensatas que tengan sentido político, es decir, medidas intermedias que quizás sean menos efectivas pero que no lastimen políticamente.  El problema es que mientras tanto, sigue la contaminación.

Tenemos que admitir que México es un País sumamente pobre.  Alrededor del 15 por ciento de la población laboral no tiene trabajo o bien gana un salario mínimo o menos.  Pero el salario mínimo no es un buen parámetro de comparación, ya que su poder adquisitivo es hoy en día menos de una cuarta parte de lo que era hace veinte años.  Esto significa que si una persona gana hoy 5 veces el salario mínimo, tiene casi el mismo poder adquisitivo de un solo salario mínimo de hace 20 años.  Así podemos afirmar que, según estadísticas del INEGI, aproximadamente el 85 por ciento de la población laboral gana 5 salarios mínimos o menos, incluyendo aquellos sin trabajo o que trabajan y no perciben ingreso alguno.

Si una familia tiene un ingreso de 5 veces el salario mínimo o menos, lo más seguro es que no tenga coche, ni nuevo ni viejo.  Los automóviles están al alcance únicamente un 15 por ciento de nuestra población.  En este sentido, si se va a elaborar una política para reducir la contaminación, se tiene que considerar que el tener un coche, aunque modesto, es un privilegio fuera del alcance de la gran mayoría de la población.

Los partidos de izquierda buscan proponer medidas de mayor contenido social, tratando de minimizar los privilegios injustos de que gozan los de mayores recursos.  Proponen instrumentos subsidios dirigidos a los pobres y aumentar los impuestos a los ricos, para así nivelar (ligeramente las diferencias tan abismales que existen entre los que tienen y los que no.  Lo que más quieren evitar son subsidios para los ricos con ningún beneficio para los pobres.

Con todas estas consideraciones, me sorprendió de sobremanera la noticia que se dio a conocer el día de ayer.  El Ing. Cuauhtémoc Cárdenas propuso que las verificaciones que se realizan a los automóviles en la capital sean gratuitas.  Dijo que la verificación sea un servicio gratuito prestado a la población a partir de establecerlo también como una supervisión de carácter social.  Este es un ejemplo de las inconsistencias que se han propuesto dentro de la campaña para el Distrito Federal.

La verificación gratuita sería un subsidio para los que tienen coche, es decir, para el 15 por ciento más rico del país. Este subsidio lleva un costo en términos de que el dinero gastado tiene diferentes opciones.  Se podría utilizar para instalar electricidad y drenaje en zonas marginadas, pavimentar una colonia popular, proporcionar más y mejores desayunos escolares, construir hospitales y muchas obras públicas más.  El dinero estaría mejor empleado en mejorar el transporte público como una verdadera alternativa para no utilizar el automóvil particular.

En lo personal a mí me beneficiaria una verificación gratuita, dado que soy de los afortunados que tienen coche.  Sin embargo, a la hora de votar no pondré mi beneficio personal (de ahorrarme unos pesos) por arriba de medidas más concretas que verdaderamente tengan un contenido social sin desperdiciar los recursos públicos, o de medidas que tengan los incentivos correctos en su lugar.  Una verificación gratuita es una medida que únicamente busca votos y carece de sentido económico, político y social.

Es importante escuchar las propuestas de los candidatos.  De esta forma podremos realmente anticipar lo que nos esperaría.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


lunes, 21 de abril de 1997

Si Ganara el PRD

 Pulso Económico


Si Ganara el PRD

Por: Jonathan Heath

La prestigiada correduría norteamericana Merrill Lynch, amenazó la semana pasada con crear nerviosismo en los mercados financieros si los mexicanos expresan sus preferencias electorales a favor de Cuauhtémoc Cárdenas y el PRD en las elecciones del Distrito Federal en julio próximo.  Las palabras textuales de la institución financiera fueron en sí más moderadas, dado que dicen que el nerviosismo potencial vendría de los mercados.  Sin embargo, bien sabemos que son precisamente ellos los que constituyen el mercado y construyen o destruyen el nerviosismo.
La declaración de Merrill Lynch llama la atención en varios aspectos.  Primero, se puede interpretar como un intento de violar la soberanía del pueblo mexicano.  Amenazar a un país libre de que va a existir nerviosismo si no se escoge al partido que ellos favorecen es una intromisión inaceptable en los asuntos internos del país.  Si esta institución quiere advertir a sus clientes en forma confidencial que tengan cuidado con México si gana tal partido o tal candidato, por los efectos nocivos que creen que pudiera tener, es su derecho y quizás hasta su deber.  Sin embargo, realizar tal declaración en público ya no tiene el mismo ánimo de simplemente informar a sus clientes de un peligro latente.  Más bien se trata de influir en el ánimo del público en general para tratar de persuadir el voto hacia otro lado, en función de sus intereses particulares.
Una declaración pública de este tipo de una institución tan prestigiada, puede influir en el voto de algunos más que los anuncios de obras públicas por parte del gobierno durante los 30 días previos a las elecciones.  El IFE, con justa razón, piensa que los funcionarios no deberían publicitar sus obras justamente antes de las elecciones por la ventaja clara para el partido oficial. El IFE también quiere crear una comisión para investigar las presiones ejercidas sobre los votantes.  Ahora el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, apoya ventajosamente al PRI y rechaza los acuerdos del IFE.  Desafortunadamente, nuestro camino a la democracia no es perfecto ni rápido.  Pero seguramente, si el IFE pudiera forma dicha comisión, uno de los primeros casos a investigar debería ser la presión ejercida por Merrill Lynch sobre los votantes.  Es una clara desventaja para el PRD que no debería ser permitido.
El siguiente aspecto que llama la atención de esta amenaza a los votantes, es el daño que la institución financiera piensa que pudiera ejercer el PRD si llegara a ganar el Distrito Federal.  Dicen que el PRD representa cambios sustanciales en la dirección económica, en especial en temas relacionados con la posible revisión del Tratado de Libre Comercio (TLC), la protección a la industria nacional, la política de tasas de interés y acciones legales de la banca contra los deudores.  Sin embargo, ninguno de estos temas es competencia del gobierno del Distrito Federal.
Una posible renegociación del TLC le corresponde primero, al Ejecutivo de la nación a través de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (Secofi) y después al Congreso de la Unión.  Si este tema preocupa Merrill Lynch, entonces debería enfocarse a examinar al gobierno de su propio país, que está realizando una evaluación del TLC en su Congreso.
Lo mismo pasa con los demás temas que le preocupan.  La protección a la industria interna es materia de Secofi y el Congreso.  La política de tasas de interés es materia del Banco de México.  Las acciones legales de la banca contra los deudores le corresponde al Poder Judicial.
Al gobierno del Distrito Federal le corresponde otro tipo de decisiones.  Debe velar por la seguridad pública, por la recolección de basura, por el alumbrado público, por la repavimentación de las calles, por los permisos de los ambulantes, por las manifestaciones públicas, por el otorgamiento del derecho de uso del suelo, por las disposiciones ecológicas y por muchos otros temas de interés local.
He leído con cuidado el “Programa para el Desarrollo Económico con Justicia Social, 1998-2000”, por el PRD en febrero de este año.  En general, quiere casi lo mismo que los demás partidos: una mejoría sustancial en el nivel de vida de todos los mexicanos.  Sin embargo, propone algunas medidas para lograr sus metas que creo que no son factibles e inclusive conllevan ciertas inconsistencias.  Pero para poder cambiar el rumbo, propone lograr una mayoría en el Congreso.  En ningún momento piensan ellos que podrán cambiar la política económica desde la gubernatura del Distrito Federal.
Si llegara a ganar el PRD el Distrito Federal, no habría ningún cambio en el rumbo de la política económica.  Sin embargo, sí es posible pensar que mejorarían los servicios ofrecidos por el gobierno a los chilangos, simplemente porque habría muchísima más competencia.  El PRD, o cualquier otro partido de oposición, sabe que tendría únicamente tres años para demostrar su habilidad para gobernar.  No van a cometer errores que pudieran perjudicar sus posibilidades en las elecciones del año 2000.
El último aspecto que llama la atención de las declaraciones de esta institución es el costo implícito que está asumiendo en el mejoramiento del proceso democrático.  Al tratar de influir en los votantes mexicanos, está enviando el mensaje de que una mayor competencia democrática conlleva el costo de un nerviosismo financiero que no vale la pena.  Sin embargo, creo que están equivocados.  Aun en el caso de que la mayoría de los mexicanos votara por el PRD y hubiera un supuesto nerviosismo en los mercados, valdría la pena aguantarlo ya que el avance democrático lo justificaría plenamente.  Si después de tres años no hacen un trabajo adecuado, entonces el mismo proceso democrático los debería de echar fuera.
Lo que no podemos permitir es que un gobierno malo sea reelegido, ya sea el PRI, el PAN, el PRD o cualquier otro partido.  Como parte del mismo proceso, no deberíamos permitir que una institución financiera nos intimide y nos presione para votar por un partido u otro.  Así como debería estar prohibido que los funcionarios hagan publicidad ventajosa de los obras sociales, también debería estar prohibido que instituciones extranjeras con intereses en nuestro país intervengan en nuestro proceso democrático.
Lo primero es malo, pero lo segundo es peor.



Comentarios, observaciones y críticas constructivas:
Fax: (915) 572-8053 y Email: heath@infosel.net.mx


jueves, 17 de abril de 1997

La Valuación del Peso Según la Big Mac

 

Pulso Económico


La Valuación del Peso Según la Big Mac


Por: Jonathan Heath©


Una vez al año, la prestigiada revista inglesa The Economist publica el “Índice de la Big Mac”, que compara los precios de la famosa hamburguesa en muchos países alrededor del mundo y a través de éstos calcula el nivel de sub o sobre valuación de las distintas monedas.  Aunque siempre advierte que el método es un simplismo extremoso sin validez teórica, también señala que los resultados tienden a ser muy similares a los estimados basados en métodos mucho más sofisticados.

Más que tratar de estimar los niveles reales de la valuación de las distintas monedas, The Economist realiza su ejercicio con buen humor y porque resulta ser muy interesante la comparación de precios de una hamburguesa que se vende sin diferencia alguna en más de 100 diferentes países.  La forma de realizar el cálculo es muy simple.  Toma el precio de la Big Mac en la moneda local y la divide entre el precio que existe en los Estados Unidos.  Este resultado da el tipo de cambio teórico, que se compara con el tipo de cambio actual.  La diferencia porcentual entre los dos es el porcentaje de sub o sobre valuación.

Por ejemplo, en el caso de México el precio de la Big Mac es de 14.90 pesos, mientras que en los Estados Unidos la hamburguesa cuesta 2.42 dólares.  Si dividimos los dos precios, nos da 6.16 pesos por dólar como el tipo de cambio teórico.  Dado que el tipo de cambio actual es de 7.90, resulta que nuestra moneda está subvaluada 22.1 por ciento.  Según este cálculo, si el peso mexicano estuviera correctamente valuado, el Big Mac costaría 19.12 pesos.

Implícitamente, el precio de la Big Mac toma en cuenta muchos factores: los precios de sus insumos como carne de res, pan y mostaza; los salarios de sus empleados; el costo de la publicidad; y la renta del local, más electricidad, agua, etc.  Sin embargo, algunos de estos precios son bienes no comerciables como la renta, que pudieran variar mucho de un país a otro.  También ocultan muchos factores que pudieran ser distintos, como impuestos locales o aranceles sobre la carne de res.  No obstante, si se supone que todos los precios indirectos aumentan en forma proporcional, el indicador podría parecerse a otras medidas de valuación.

La metodología toma el precio de la Big Mac como representativo de todos los precios en la economía.  Si la Big Mac aumentará su precio exactamente igual que el índice de precios al consumidor tanto aquí como en los Estados Unidos, entonces el resultado sería idéntico a los ejercicios de PPP (paridad de poder adquisitivo) que se realizan constantemente.  En este caso, el punto de comparación es el precio de la Big Mac en los Estados Unidos.  El ejercicio simplemente está diciendo cuando MacDonald’s tendría que aumentar o disminuir su precio en cada país para igualar el de su casa matriz.

Las medidas típicas de PPP toman como punto de referencia el tipo de cambio en un año determinado (base) y calculan la sobre o subvaluación en la medida en que el tipo de cambio actual no ha variado al mismo ritmo que el diferencial de precios entre México y los Estados Unidos.  En este sentido, un tipo de cambio bien valuado sería el que se moviera igual al diferencial de inflación partiendo de un año base.

El índice de la Big Mac toma el precio actual de la hamburguesa en los Estados Unidos como punto de referencia.  Calcula la sobre o subvaluación en la medida que el tipo de cambio actual difiere de un tipo teórico que iguala el precio actual de la hamburguesa en México a su precio en los Estados Unidos.  En este sentido, un tipo de cambio bien valuado sería el que se moviera de tal forma que el precio de la hamburguesa mexicana siempre fuera igual (en dólares) a su precio en los Estados Unidos.

Realmente no es válida esta comparación desde un punto de vista teórico, dado que no se puede calcular seriamente el tipo de cambio adecuado a partir de un solo precio.  Sin embargo, el ejercicio es divertido e ilustrativo.  Por ejemplo, muchos industriales mexicanos han dicho que el tipo de cambio actual se encuentra ya sobrevaluado.  Hace poco uno de los líderes empresariales dijo que el tipo de cambio debería estar hoy en día en 9 pesos por dólar lo que indica que nuestra moneda se encontraba sobrevaluada en 14 por ciento.  Si esto fuera cierto, el precio actual de la Big Mac debería ubicarse en 21.78 pesos, es decir, 46.2 por ciento por arriba de su precio actual.  Si no sirve para otra cosa, por lo menos el índice Big Mac nos ayuda a ilustrar lo ridículo de algunas de las propuestas de estos seudo-líderes desubicados.

El índice Big Mac coloca al tipo de cambio del peso argentino en una pequeña sobrevaluación del 3 por ciento; al real brasileño en una sobrevaluación mayor del 16 por ciento y al peso chileno en una sobrevaluación de 19 por ciento.  Dentro de América Latina, el peso mexicano surge como el más competitivo.  De los países asiáticos, las monedas subvaluadas son de China (52%), Hong Kong (47%), Malasia (36%), Singapur (14%) y Tailandia (26%); la única sobrevaluada es la de Taiwán (2%).

Canadá, nuestro socio dentro del Tratado de Libre Comercio (TLC), tiene una moneda subvaluada en 14 por ciento, por lo que tenemos una subvaluación del peso con respecto al dólar canadiense de 8.7 por ciento.  En este sentido, tenemos la moneda más competitiva dentro del TLC.

En Europa, no existe ninguna moneda subvaluada en la actualidad, por lo que resulta caro comer hamburguesas del otro lado del océano Atlántico.  En cambio, las monedas sobrevaluadas reportadas son de Austria (17%), Bélgica (28%), Inglaterra (22%), Dinamarca (63%), Francia (26%), Alemania (18%), Italia (13%), Holanda (17%), España (7%), Suecia (39%), y Suiza (66%).  Si el índice nos dice algo sobre la competitividad de nuestra moneda, es que México tiene una clara ventaja, muy amplia, sobre todos los países europeos.  Deberíamos poder exportar mucho más a estos países, siendo que nuestro tipo de cambio actual no requiere de ninguna depreciación acelerada.

De toda la muestra, la moneda más subvaluada es la de China con un 52 por ciento.  Esto significa que el lugar más barato del mundo para comerse un Big Mac es China donde tiene un precio de 1.16 dólares.  En cambio, la moneda más sobrevaluada es la de Suiza (66%), en donde la hamburguesa de MacDonald’s cuesta 4.02 dólares.

Este reporte es muy alentador.  ¿Será cierto?


Comentarios bienvenidos al correo heath@infosel.net.mx y la visita a www.jonathanheath.net


lunes, 14 de abril de 1997

La Recuperación del Ahorro Financiero

 

Pulso Económico


La Recuperación del Ahorro Financiero


Por: Jonathan Heath


Hace unas semanas comentábamos sobre la importancia del ahorro y su capitación por el sistema financiero.  Entre otras cosas, resaltamos la importancia de fomentar el ahorro y contar con un sistema bancario sano para canalizarlo a la economía.  También se mencionó que cundo surgió la recesión era de esperarse que la captación de recursos financieros disminuyera.  De la misma forma, al recuperarse la economía debe e volver a crecer la cantidad de recursos captados.

No obstante, los ciclos de captación financiera no siempre coinciden con los ciclos económicos.  A veces uno precede al otro o se prolonga por más tiempo.  Para analizar este fenómeno, podríamos pensar en un concepto de ciclos financieros tomando como indicador principal el ahorro financiero real.  Este lo definimos como el agregado monetario más amplio (M4), es decir, la suma total de los diferentes instrumentos financieros (cuentas de cheques, certificados de depósito, Cetes, Ajustabonos, Bondes, papel comercial, etcétera), tanto de corto como de largo plazos, sin incluir la emisión de billetes y monedas en circulación (ya que no constituyen un ahorro).  Al dividir este monto por el índice de precios, tenemos un concepto de ahorro financiero real que nos ayuda a medir la captación de recursos financieros por arriba de la inflación.  De esta manera no confundimos un aumento en la inflación.

El siguiente paso es observar el comportamiento de esta variable en el tiempo a través e su tasa de crecimiento.  Podemos pensar en conceptos similares a los ciclos económicos.  Si la tasa muestra dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, lo podríamos llamar una recesión financiera.  Cuando el ahorro financiero va creciendo a una tasa elevada por un tiempo definido, podríamos decir que estamos en un periodo de expansión financiera.  De igual manera, podríamos pensar en conceptos como estancamiento financiero, recuperación financiera y auge financiero.

En 1993 hubo una clara desaceleración de la actividad económica.  Las cifras preliminares en aquel momento señalaban una muy pequeña recesión, dado que hubo un par de trimestres consecutivos en donde el PIB registró caídas.  Sin embargo,las cifras definitivas muestran que simplemente

 fue un momento de estancamiento, en el que la actividad económica creció a tasas muy bajas.  Este periodo de atrofia económica empezó a partir del segundo trimestre de 1993 y duró hasta el primer trimestre de 1994.  Una de las explicaciones de cada desaceleración fue que el Gobierno empezó a aplicar una política económica más restrictiva, para frenar el crecimiento en el déficit de la balanza comercial.

De una forma u otra, hubo también un ciclo de desaceleración financiera por la misma época.  Sin embargo, la atrofia financiera se anticipó a la economía por un año.  Se puede observar una desaceleración en el crecimiento del ahorro financiero a partir del primer trimestre de 1992, que continúa hasta el último trimestre de ese año.  De tasas de crecimiento anuales de alrededor del 16 por ciento, se reduce a tasas menores del 4 por ciento durante todo el año anterior al periodo de estancamiento económico.  Después cuando se inicia la desaceleración económica, el ahorro financiero real vuelve a crecer a tasas elevadas.

Ahora que hemos experimentado ,os efectos de la recesión económica que empezó a principios de 1995 y duró cinco trimestres, podemos compararla con la recesión financiera, que empezó casi al mismo tiempo que la económica, pero con un atraso de unos cuantos meses.  La diferencia más marcada es que la financiera tuvo una mayor duración, hasta mediados de 1996, y su recuperación ha sido muy endeble.  Mientras que la actividad económica mostró una recuperación sorprendente y creció a tasas elevadas no observadas en mucho tiempo, el ahorro financiera real empezó a crecer a partir de julio del año pasado con tasas muy bajas, que caracterizan otro periodo de atrofia financiera más que una recuperación sólida.

Si compramos las tasas históricas de crecimiento, tanto de la actividad económica como del ahorro financiero, encontramos que éste tiene un comportamiento muy pro-cíclico, es decir, que tiende a mostrar un crecimiento muy por arriba de la actividad económica.  Por lo mismo, el hecho de que el ahorro está creciendo a tasas por debajo del resto de la economía, es muy atípico.

Dos de las variables que más ayudan a explicar el ahorro financiera son el ingreso nacional y las tasas de interés.  En el caso del primero, el crecimiento económico es signo inequívoco de una recuperación en el ingreso nacional.  En lo que se refiere al segundo, las tasas reales de interés se ncientran en niveles no muy diferentes a los de antes de la recesión.  Esto significa que estas dos variables no explican el rezago en la recuperación del ahorro.

También influye el factor riesgo, como puede ser el de las expectativas cambiarias.  Sin lugar a dudas, el tipo d cambio mostró mas estabilidad en 1996 comparado con 1995.  En el año de la recesión, el tipo de cambio fluctuó entre un rango de tres pesos, cinco a ocho pesos por dólar.  En cambio, en 1996 la fluctuación durante la mayor parte del año fue de apenas 30 centavos, una décima parte del año anterior.  Sin embargo, todo parece indicar que la mayor estabilidad cambiaria no ha logrado reducir las expectativas de un deterioro en el tipo de cambio, sino más bien han alimentado la creencia de que pueda existir un ajuste repentino en el futuro, dado que el tipo de cambio no se ha depreciado al mismo ritmo que el diferencial de inflación entre México y los Estados Unido.

La mayoría de las personas piensan, para bien o para mal, que el tipo de cambio debe modificarse a la par que el diferencial de inflación.  El régimen cambiario de flotación no da certidumbre en cuanto a su comportamiento, por lo que mucha gente ha preferido mantenerse en activos atados al dólar o bien en acumular inventarios cuyo valor no se vea mermado con variaciones repentinas en el tipo de cambio.  Si bien esta variable no explica totalmente la falta de recuperación en el ahorro real, sí parece ser una de las piezas claves para entender el comportamiento atípico del ciclo financiero.

Sin lugar a dudas, ésta es una de las variables claves a observar durante este año.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


jueves, 10 de abril de 1997

Los Problemas con Estados Unidos

 Pulso Económico


Los Problemas con Estados Unidos


Por: Jonathan Heath®


Sin lugar a dudas, las relaciones con los Estados Unidos mejoraron ampliamente durante el sexenio pasado.  La administración Salinista, para bien o para mal, tomó una postura diferente a la mayoría de los gobiernos anteriores.  En vez de ver a los gringos como los enemigos naturales de México y maldecirlos por la cantidad de invasiones e intromisiones que han llevado a cabo a través de nuestra historia, 

decidió trabajar junto con ellos para resolver los problemas comunes y sacar el máximo provecho de tener al lado a la economía más fuerte del mundo.  Como consecuencia de esa actitud pudimos negociar un tratado de libre comercio de un alcance histórico con ellos.
Sin embargo, los problemas con nuestro vecino no han disminuido.  Todo parece indicar lo contrario.  La gran mayoría de los ciudadanos norteamericanos nos ignoran y nos consideran irrelevantes para su vida cotidiana.  Otra parte de la población, no tan insignificante, nos odia.  Nos ven como parte de una raza inferior, empobrecidos y sin mucha inteligencia.  Nos desprecian porque nos ven como una nación de corruptos, con poco carácter moral, en quienes no se puede confiar.  Creen que les queremos robar sus empleos, ya sea a través de los obreros ilegales que van a su país en busca de trabajo o a través del establecimiento de plantas maquiladoras en la zona fronteriza.
Tenemos evidencia amplia de un buen número de políticos norteamericanos que tienen una fobia en contra de México.  Jesse Helms, Alfonse D’Amato, 

Diane Feinstein, Robert Torrecili, Pete Wilson y varios más han estado constantemente repudiando todos los asuntos relacionados con nuestro país.  Han vociferado sus opiniones sumamente negativas en cada oportunidad.  Estuvieron en contra del Tratado De Libre Comercio por no considerarnos socios dignos.  Se opusieron al préstamo de rescate financiero a principios de 1995 porque decían que no éramos sujetos de crédito.  Respaldaron la propuesta 187 para dejar sin servicios médicos y educativos a los mexicanos ilegales en su estado.  Buscaron bloquear la certificación de cooperación en la lucha contra el narcotráfico, dado que somos corruptos.  Ahora han aprobado una nueva ley migratoria que busca expulsar más eficazmente a los trabajadores ilegales y que elimina casi por completo los derechos que pudieron haber tenido al incursionar en su país.
El acercamiento que tuvo México con los Estados Unidos en la última década, fue motivada fundamentalmente porque empezamos a aplicar las políticas de liberación económica que ellos recomendaban ampliamente.  La apertura comercial, las privatizaciones, la desregulación, el saneamiento de las finanzas públicas, la eliminación de subsidios y la aplicación de las leyes del mercado en general para la asignación y distribución de bienes y servicios en el país, fueron políticas propuestas por el gobierno de los Estados Unidos, los organismos internacionales, la academia norteamericana y varias instituciones de análisis y pensamiento (los think tanks).
Hoy en día, los dos problemas más grandes que tenemos con los Estados Unidos son el narcotráfico y la migración ilegal.  Resulta interesante observar que justamente estos dos problemas surgen por no aplicar las leyes del mercado.  Son problemas que los norteamericanos han querido resolver con una intervención en el mercado, sin dejar que opere libremente la ley de la oferta y la demanda.
El caso más claro y comentado es el del narcotráfico.  Al prohibir el consumo y tráfico de drogas, su precio se eleva en forma considerable dado que tiene que compensar al productor y distribuidor el riesgo que implica.  Al adquirir un precio tan alto, el tráfico de drogas se convierte en un negocio sumamente rentable.  Al tratar de restringir la oferta, sube el precio y atrae todavía a más productores.  Si el consumo de drogas se legalizara, bajaría de inmediato su precio y dejaría de ser un negocio tan lucrativo.  En otras palabras, el problema surge al ir en contra de la ley de la oferta y la demanda.
Algo parecido ocurre en el caso de la migración ilegal.  El gobierno norteamericano ha impuesto un salario mínimo legal, por arriba de lo que determinaría la oferta y la demanda laborales.  Existen muchos trabajos necesarios que no son tan productivos como para pagar el salario mínimo legal, pero que contribuyen ampliamente a la economía.  Abundan los ejemplos en la recolección de productos agrícolas, trabajos de maquila, servicios de limpieza doméstica, etc.
Sin embargo, no solamente han impuesto un salario mínimo demasiado elevado, sino que adicionalmente han prohibido una ampliación en la oferta laboral que pudiera existir al permitir la entrada de mexicanos dispuestos a trabajar en labores que bajo circunstancias normales, no quieren realizar ellos.  El gobierno tiene miedo de que la fuerza laboral mexicana pudiera desplazar a muchos trabajadores y por lo tanto, ha decretado la ilegalidad de contratar a personas indocumentadas.
Mucha de la oposición al Tratado De Libre Comercio surgió por pensar que reduciría las oportunidades de trabajo para los norteamericanos.  Al permitir el libre intercambio de bienes y servicios, muchas empresas trasladarían sus operaciones a México para aprovechar la mano de obra más barata.  Ahora mucha de la oposición proviene del hecho de que los impuestos que pagan los gringos se utilizaban para proveer de servicios médicos gratuitos a los indocumentados.  Esto último también es una violación a las leyes del mercado.
Si no existieran estas disposiciones, muchos mexicanos irían a trabajar a los Estados Unidos y el salario medio norteamericano bajaría.  El gobierno busca proteger al salario a través de reducir artificialmente la fuerza laboral.  Sin embargo, siempre ha existido una gran cantidad de empleos existentes por debajo del salario mínimo legal.
Las soluciones a estos problemas no necesariamente radican en la liberación laboral ni en la legalización de las drogas.  Existen muchos aspectos políticos que hacen que la simple aplicación de la oferta y la demanda sea muy difícil.  Sin embargo, resulta interesante que los problemas más grandes que tenemos con el país que presume de ser el campeón de la economía de mercado, se han dado precisamente por impedir que funcione el mercado.
Como siempre, nos presionan para que liberemos a la economía. Pero ellos únicamente lo hacen hasta donde les conviene.




Comentarios, observaciones y críticas constructivas:
Fax: (915) 572-8053 y Email: heath@infosel.net.mx


domingo, 6 de abril de 1997

En Busca de Soluciones Efectivas

 Pulso Económico


En Busca de Soluciones Efectivas


Por: Jonathan Heath

La semana pasada, una de las múltiples organizaciones empresariales manifestaba su inquietud por la supuesta sobrevaluación del tipo de cambio.  Sostenía que la paridad correcta debería ser de nueve pesos por dólar, es decir, una depreciación inmediata del peso mexicano de más de 13 por ciento.  Sin embargo, debemos distinguir entre el tipo de cambio deseado por un grupo de empresarios que obedece a sus intereses particulares y el que conviene para todo el país.

No existe una argumentación teórica suficientemente sólida para sostener que el tipo de cambio de equilibrio de hoy en día debería ser de nueve pesos por dólar.  Sería el equivalente a regresar a la paridad real que teníamos en 1987, cuando existía un tipo de cambio muy subvaluado.  En aquel momento teníamos un superávit comercial y las reservas internacionales estaban aumentando.  Sin embargo, la política cambiaria de hace diez años ayudó a provocar una inflación de tres dígitos y una inestabilidad financiera profunda.  En su momento se justificaba por la escasez de divisas que resultó de la caída pronunciada en el precio del petróleo.  Para poder hacer frente a los compromisos que teníamos con el exterior, fue necesario mantener una política de subvaluación agresiva, dado que no podíamos conseguir préstamos del exterior y la inversión extranjera era muy escasa.

Hoy en día tenemos entradas de capital suficientes para cubrir nuestros adeudos con el exterior y financiar el déficit que produce la cuenta corriente de la balanza de pagos.  A pesar de tener un régimen cambiario de flotación, el Banco de México ha acumulado una gran cantidad de divisas durante los últimos 15 meses.  El gobierno federal ha logrado ampliar la estructura de pagos al exterior hacia un mayor plazo y reducido la necesidad de divisas para los siguientes años.  En este momento no existe una situación de desequilibrio que amerite una devaluación del 13 por ciento.

Los exportadores quieren un tipo de cambio más competitivo para poder mantener su ritmo de crecimiento.  Sin embargo, si comparamos la diferencia entre los salarios manufactureros de México y de los Estados Unidos, encontramos que nuestra industria ha ganado una ventaja de aproximadamente 50 por ciento con respecto a la diferencia que existía en 1990.  Es difícil creer que con un tipo de cambio real casi igual al que existía hace siete años, pero con una ventaja tan amplia en el costo laboral, haya todavía quienes piensen que necesitan una subvaluación cambiaria para lograr ser competitivos.

Es peligroso querer manipular el tipo de cambio.  Esta recomendación no solamente provocaría mayor presión inflacionaria, sino también resultaría en una mayor tasa de interés.  La ventaja cambiaria de los exportadores sería una desventaja para la economía interna y para los deudores de la banca.  Si se trata de dar ventajas, la economía interna está hoy en día en una situación más precaria que la economía de los exportadores.

Sin embargo, no son únicamente los efectos inmediatos de una mayor depreciación sobre la inflación y las tasas de interés lo que nos debería de preocupar.  También deberíamos estar más conscientes sobre el efecto real de un aumento en la paridad sobre la balanza comercial.  En 1994 las exportaciones estaban creciendo a un ritmo de 16.9 por ciento.  El tipo de cambio promedio de 1995 fue 90.2 por ciento más alto que el promedio de 1994, lo cual ayudó a que las exportaciones llegaran a aumentar 30.6 por ciento en 1995.  En otras palabras, una depreciación del 90.2 por ciento ayudó a aumentar las exportaciones 13.7 puntos porcentuales.

En forma muy simplista, esto nos llevaría a pensar que con cada 10 puntos porcentuales de depreciación cambiaria, las exportaciones podrían crecer 1.5 por ciento adicional.  Aunque no es totalmente válida una comparación tan burda, sí nos ayuda a ilustrar que la depreciación adicional que piden los empresarios no es una solución mágica para aumentar las exportaciones.

Lo mismo sucede con las importaciones.  La devaluación masiva de 1995 ayudó a disminuir las importaciones en 8.7 por ciento durante el año.  Sin embargo, la ayuda que proporcionó a la balanza comercial fue únicamente temporal, dado que las importaciones volvieron a crecer 23.6 por ciento el año pasado.  Al final de cuentas, estos números nos indican que para poder corregir la balanza comercial a través del tipo de cambio, necesitamos una devaluación masiva.  Una corrección técnica del 13 por ciento (que proponen los empresarios) no ayudaría a cambiar significativamente las tendencias observadas.

No obstante, existen otros elementos que sí nos deberían de preocupar.  Hasta ahora hemos disfrutado de una economía mundial en expansión.  Desde el estancamiento observado en la actividad económica norteamericana de hace más de cinco años, hemos tenido la fortuna de contar con un mercado creciente de nuestras exportaciones.  Hoy en día, Estados Unidos está produciendo una cantidad récord de empleos y ha mostrado una vitalidad envidiable.

Sin embargo, el riesgo continuo de un sobrecalentamiento que podría desembocar en un aumento en la inflación, ha llevado a Alan Greenspan, el Gobernador de la Reserva Federal de los Estados Unidos, a aumentar las tasas de interés en su país.  Los expertos de esa economía nos dicen que se podrían esperar aumentos adicionales durante el año, incrementando la tasa hasta un máximo de un punto porcentual.

Los ciclos económicos que llevan a una economía de un periodo de expansión a una eventual recesión, necesitan usualmente un cambio externo (exógeno) para inducir una desaceleración en la actividad económica.  Esta alza en las tasas de interés podría ser el inicio de un estancamiento.  Ya se ha visto una desaceleración a nivel mundial en la producción de algunos bienes como resultado de una menor demanda.  Si en un momento dado la economía norteamericana entra en una recesión, la economía mexicana podría sufrir bastante más.

Los empresarios deben preocuparse por mantener su competitividad global a través de avances permanentes en su modo de producción, su tecnología, su administración y su mercadotecnia y no a través de una dependencia peligrosa en el tipo de cambio.  Lo último únicamente funcionaría como un alivio temporal y provocaría daños al resto de la economía.  Al mismo tiempo que busquen mejorar su productividad, deberían aumentar la diversificación de sus mercados y de sus productos para poder sostenerse sanamente a través de los ciclos económicos.

Eso sería mejor para todo el país y no para unos cuantos.



Comentarios, observaciones y críticas constructivas:
Fax: (915) 572-8053 y Email: heath@infosel.net.mx


jueves, 3 de abril de 1997

La Autonomía del Banco de México

 

Pulso Económico


La Autonomía del Banco de México


Por: Jonathan Heath


El día primero de este mes cumplió tres años la autonomía del Banco de México.  Después de un esfuerzo mayor para reducir la inflación de 179.8 por ciento en febrero d 1988 a 7.1 por ciento en marzo de 1994, el Gobierno aceptó la autonomía del Banco Central como una forma de consolidar esta reducción y así evitar el regreso del financiamiento inflacionaria.  Así se modificó el artículo 28 constitucional para que el Banco tuviera formalmente el objetivo prioritario de procurar la estabilidad dl poder adquisitivo de la moneda nacional.

Es de todos conocido el fracaso del Banco de México para cumplir su objetivo prioritario durante su primer año de autonomía.  En abril de 1994 la inflación había llegado a 7.2 por ciento.  Para septiembre de ese mismo año, de 6.70 por ciento.  Sin embargo, al cumplir el primer año de independencia, la inflación había vuelto a subir a 29.38 por ciento y llegó a su punto máximo, 51.96 por ciento, en diciembre de 1995.

No solamente dejó de cumplir con su objetivo principal, sino que además se perdió por completo la confianza en el instituto monetario central del País.  Como consecuencia, había muchos que opinaban que se debería instrumentar un Consejo Monetario tipo Argentina, para quitar toda la responsabilidad del manejo de la política monetaria al Banco de México.  Otros pedían la renuncia.de toda la Junta de Gobernadores.

En 1994 hubo un conjunto de eventos políticos y delictivos que generaron mucha incertidumbre y dificultaron la toma d decisiones por parte del Gobierno y el Banco Central.  En 1995 se registró la recesión económica más aguda desde mucho tiempo atrás y una crisis generalizada que afectó negativamente a la vida de casi todos los mexicanos.  Bajo estas circunstancias, un examen imparcial a fondo sobre los primeros esfuerzos de un Banco Central independiente, era muy difícil.  Desafortunadamente, nació la autonomía bajo circunstancias adversas muy comprometedoras.  Sin embargo, ya han transcurrido tres años y es tiempo de hacer una reflexión sobre el esfuerzo realizado.

Los primeros seis meses de autonomía vieron una inflación a la baja. Después llegó un periodo de 15 meses consecutivos con inflación ascendente.  Al concluir marzo d ese año, cumplimos otros 15 meses continuos de inflación descendente.  Bajo estas premisas, surgen varias preguntas.  ¿Tomó el Banco d México las decisiones adecuadas en 1994?  ¿Funcionó la autonomía en ese momento?  ¿Ha mejorado el desempeño del Banco desde entonces?  ¿Cómo podríamos calificar al Banco Central hoy en día?  ¿Ha valido la pena el esfuerzo de la autonomía?

Habría que considerar que cualquier Banco Central en el mundo es por su propia naturaleza una institución muy conservadora.  Esto significa que los cambios internos de la organización normalmente son lentos.  No era de esperarse que todos los empleados llegarán a trabajar el viernes primero de abril de 1994 y empezaran a realizar trabajos muy distintos a los del día anterior.

Más bien la autonomía en los hechos es un proceso que empieza a gestionarse el primer día, pero adquiere fuerza y forma poco a poco.

Inclusive, como seguía el mismo Gobierno en el último año de su gestión, podríamos pensar que la autonomía empezaría lentamente durante el resto de 1994, pero que tomaría vuelo a partir de 1995 cuando se inicia una nueva administración.

Esta situación habría que ponerla en el contexto de los acontecimientos de 1994.  La autonomía legal del Banco de México comenzó el primero de abril de 1994, justamente nueve días después del asesinato de, Luis Donaldo Colosio.  En esos momentos, tanto los funcionarios del Banco como del Gobierno estaban en juntas de emergencia, viendo cómo resolver los efectos negativos que estaban ocurriendo, como una fuga importante de capitales.  No era el momento para alegar la autonomía, sino de encontrar conjuntamente soluciones a la crisis.  Posiblemente se tomaron decisiones equivocadas, como el de no restringir suficientemente el crédito interno neto.

Sin embargo, no se deben ver estas decisiones como un falla de la autonomía del Banco, sino más bien como errores de los funcionarios públicos en su conjunto. Por ejemplo, el Secretario de Hacienda decidió emitir una cantidad exorbitante de Tesobonos a corto plazo, que terminó por sentenciar al peso mexicano.

En los hechos, la autonomía empieza a a partir de 1995 cuando el Banco busca cómo minimizar los efectos negativos de la devaluación  contener el impacto inflacionario.

Muchos analistas culparon al Banco de México de instrumentar una política monetaria demasiado restrictiva, lo cual profundizo la recesión, como consecuencia de la obsesión anti-inflacionaria del instituto.  Sin embargo, no fueron las políticas del Banco lo que provocó la crisis, sino más bien la drástica disminución del financiamiento externo.

No obstante, el Banco no queda libre de culpa.  Aunque no cometió ningún error de instrumentación sí se equivocó en su política de comunicación y divulgación.

Se manejaron dos diferentes metas, una con el público mexicano y otra con el FMI, lo que ocasionó mucha confusión.  Como consecuencia, muchos analistas pensaron que el Banco estaba aplicando una política monetaria sumamente restrictiva, inclusive más allá de lo que pedía el FMI.  Desafortunadamente, el Banco nunca aclaró públicamente este  error, por que actuó en su contra en cuanto a la recuperación dela confianza.

A pesar de este tipo de errores, el instituto central ha demostrado una importante capacidad de aprendizaje.  Cada error que ha cometido, lo ha corregido o superado dentro de su programa monetario al año siguiente.  Ahora empieza a obtener mejores resultados en cuanto al abatimiento inflacionario y poco a poco está recuperando la confianza del público.  Cada vez ha divulgado más información en forma oportuna y dado a conocer sus metas en detalle.

Al final de cuentas, ha ido mejorando año tras año.  Su primer año, 1994, fue pésimo.  Su segundo año, estuvo lleno de error de comunicación, pero con una adecuada instrumentación de política.  Su tercer año mejoró en todos los sentidos.  De seguir esta tendencia positiva, debería de poder recuperar la confianza plena del público eventualmente y seguir reduciendo la inflación.

Sin embargo, como todos sabemos la prueba verdadera tendrá en el año 2000 con el fin del sexenio.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


La Marcha de la Economía

  Pulso Económico La Marcha de la Economía Por: Jonathan Heath ® Las autoridades monetarias han manifestado su preocupación por los efectos ...