jueves, 25 de abril de 1996

¿Es Demasiado Restrictiva la Política Monetaria?

 

Pulso Económico

¿Es Demasiado Restrictiva la Política Monetaria? 

Por: Jonathan Heath

En el fondo de la discusión sobre la política monetaria está la crítica de que ha sido demasiado restrictiva, y por lo tanto, ha causado graves daños en el país.  En varias ocasiones hemos discutido sobre la necesidad de una política firme, que evite presiones inflacionarias y que pudiera consolidar la incipiente estabilidad que estamos observando.  También hemos discutido que no es el Banco Central el que ha restado liquidez a la economía, sino más bien han sido los cambios tan dramáticos que se observaron durante el año pasado en cuanto a los flujos de capital del exterior.  A pesar de estas observaciones, queda claro que muchas personas, incluyendo a los seudo-líderes empresariales, se han quedado con la impresión de que la política ha sido más restrictiva de lo necesario.

¿De dónde han tomado esta impresión?.  Creo conveniente examinar este punto para aclarar las malas impresiones.  A mi juicio, todo esto viene de cuatro consideraciones diferentes: el no entender el papel que juegan las variaciones estacionales de la base monetaria durante el año, la confusión que el mismo Banco de México permitió el año pasado sobre las diferentes definiciones de las reservas internacionales y el crédito interno neto; una mala concepción sobre lo que puede y no puede hacer la política monetaria; y una frustración general sobre la prolongación de la recesión actual.

Primero, las variaciones estacionales.  La demanda de dinero y la oferta subsecuente de la base monetaria, muestran un patrón muy marcado durante el año.  Empieza el año con una contracción muy importante, mantiene un incremento pequeño pero sostenido durante el segundo y tercer trimestres, para finalizar el año con un repunte mayor.  Este patrón ha existido desde hace décadas y por lo tanto, no es fenómeno reciente.

El año pasado, el Banco Central dio a conocer la meta (techo) para la expansión de su crédito interno neto.  Dada esta estacionalidad, al principio del año hubo una gran contracción en la base monetaria, que se dio en muy buena parte simplemente por la baja en la demanda que se observa tradicionalmente.  Sin embargo, muchas personas interpretaron este hecho como una sobre-reacción de parte de las autoridades monetarias ante la situación existente y pensaron que el Banco estaba retirando liquidez de la economía innecesariamente.  Hacia el final de año, cuando la base monetaria empezó a crecer bastante, muchos llegaron a la conclusión contraria, de que existía un relajamiento de la política monetaria.  En ambos casos, el Banco de México estaba actuando en función de las demandas estacionales, lo cual no significaba un sobreajuste en ninguna dirección.

Segundo, las diferentes definiciones.  Los problemas creados por la utilización de diferentes definiciones los hemos comentado en varias ocasiones.  No obstante, cada definición resultaba en un monto muy diferente del crédito neto.  La utilizada aquí para el consumo nacional, decía que la contracción del crédito el año pasado fue de cerca de 50 mil millones de pesos.  La utilizada por el FMI para medir nuestra política monetaria, terminó el año con una expansión entre 15 y 20 mil millones de pesos.  Como podrán ver, la diferencia de casa 70 mil millones de pesos, no es trivial.

El problema surgió al comparar los montos con la meta (techo) de una expansión de 10 mil millones de pesos.  Mientras el FMI estaba preocupado porque la expansión realizada fue ligeramente mayor que la permitida, las cifras utilizadas aquí en México apuntaban a que las autoridades monetarias sacaron 50 mil millones de pesos de circulación cuando el compromiso era inyectar hasta 10 mil millones.  La conclusión lógica fue que el Banco de México persiguió una política monetaria brutalmente restrictiva, cuando realmente no fue el caso.

Tercero, lo que puede y no puede hacer la política monetaria.  Las autoridades monetarias tienen un cierto control (no exacto) sobre la liquidez nominal en la economía.  Sin embargo, no controlan ni determinan la liquidez real, y la diferencia entre las dos es lo que más presiona el nivel de precios.  Lo que hace l Banco es tratar de calcular las necesidades reales de liquidez de la economía, para después tratar de igualarlo con la liquidez nominal.  Si el Banco incrementa la liquidez nominal sobre la real, lo único que hace es crear inflación.

La liquidez real de la economía la determina el propio mercado, a través de las relacione de producción, los patrones de pago, la productividad y demás factores de la economía real.  El mito radica en pensar que el Banco puede crear liquidez real.  Algunos estudios han apuntado que existe una relación temporal entre un aumento en la liquidez por parte del Banco y una mayor producción en la economía.  Sin embargo, mientras más memoria inflacionaria tiene una economía, menos tiempo dura este fenómeno temporal y el costo es únicamente mayor inflación

El Baco de México busca disminuir la inflación, para que puedan bajar las tasas de interés y se estimule la economía.  Las tasas de interés contienen dos componentes importantes (en adición a la parte real), que son uno que compensa la inflación, y otro, que compensa el riesgo.  Al bajar la inflación, se reducen normalmente los dos componentes, permitiendo así reducir las tasas de interés.  Esto no funciona al revés.

Finalmente, existe la frustración de la recesión.  Aquí tenemos que entender que todos queremos que se acabe la recesión y que se vuelvan a crear empleos. Al prolongarse la recesión, muchos empiezan a cuestionar la política económica, buscando culpables de la situación actual. En este cuestionamiento, se empieza a olvidar que no existen soluciones mágicas ni panaceas.  En la vida nunca nada es gratis, ni se logra sin mucho trabajo.

La solución radica en el trabajo y en el sacrificio. Al gobierno tenemos que pedirle cambios que faciliten el poder trabajar más.  No obstante, no podemos pedir soluciones mágicas que nos den una mejoría con menos trabajo.  Esto simplemente no existe.

 

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jueves, 18 de abril de 1996

La Credibilidad de la Política Monetaria

 

Pulso Económico


La Credibilidad de la Política Monetaria


Por: Jonathan Heath


La semana pasada comenté que existían algunas señales incipientes de que el Banco de México podría contemplar un relajamiento prematuro en la política monetaria.  Los seudo-líderes empresariales han estado ejerciendo presión en este sentido, pensando que una política laxa sería como una panacea.  Hasta hoy en día el Banco Central ha aplicado una política correcta, asegurando que la liquidez existente corresponda a las necesidades reales de la economía, con lo que evita una circulación excesiva que únicamente provocaría mayor inflación.  Mis comentarios estaban más bien dirigidos a la preocupación de que las autoridades monetarias empezaran a cambiar el rumbo cediendo a la presión de varios sectores de la sociedad.
No creo que éste sea el caso.  Los funcionarios del Banco entienden bien la problemática actual.  La autonomía se les otorgó precisamente para lidiar con situaciones como la de hoy en día.  La función del Banco es remar contra la corriente para abatir la inflación, pues conoce los efectos perversos que ocasionarían si hiciera lo contrario.  En el fondo, el Banco ha hecho justamente lo que tiene que hacer.  Aquí no tengo ninguna crítica ni objeción.
No creo que el Banco esté comenzando una política laxa.  Mi preocupación radica más bien en las críticas absurdas de los líderes empresariales y otros grupos, que pudieran ir tomando fuerza.  Ahora resulta que el lunes pasado, un periódico dio a conocer la noticia de que hasta la consultora Ciemex-Wefa de Estados Unidos se dedica a vender ilusiones.  Es importante contraatacar estas posiciones peligrosas y al mismo tiempo monitorear la política monetaria para cualquier cambio en esta dirección.
Mis señalamientos han sido más bien a la forma y no al fondo.  Resulta muy importante restablecer la credibilidad en nuestras instituciones y crear una mayor dosis de confianza.  Esto se hace a través de una política de información totalmente transparente, que evite siempre posibles confusiones.  Esto se hace a través de la publicación de metas trimestrales concretas con un cumplimiento cabal posterior de las mismas.  Sin embargo, en varias ocasiones el Banco Central ha utilizado diferentes definiciones o diferentes números para diferentes personas.  Esto no se vale dado que perjudica la credibilidad de la institución.  Hace que cosas buenas parezcan malas.
Los funcionarios del Banco tienen razón cuando señalan que existe un programa de comunicación perfectamente calendarizado, en el que dan a conocer las cifras correspondientes del estado de cuentas (base monetaria, crédito interno neto, etc.) del Banco en fechas preestablecidas.  La coincidencia de la Semana Santa con el fin del trimestre no es culpa del Banco.  Ofrezco disculpas por haber insinuado lo contrario.
Sin embargo, donde ya no estoy de acuerdo es en el cumplimiento de la meta principal de la expansión de la base monetaria.  Pero antes que nada, quiero aclarar que en el fondo, este incumplimiento no es grave.  Se dio más bien por razones estacionales (de Semana Santa) y la semana pasada hubo una corrección, ahora la base esta muy cerca del compromiso adquirido.  También vale la pena mencionar en términos de abatimiento inflacionario, que lo importante es el monto promedio de la base durante un cierto periodo y no el monto exacto en un día determinado.  Otra vez insisto, en el fondo la política está bien, mi preocupación radica en la forma.
El Banco insiste (Cartas a Negocios de este periódico, página 21 A del viernes 12 de abril), en que el techo para la expansión de la base monetaria es la que señalan en el documento oficial “Exposición sobre la Política Monetaria para 1996”, cuadro 1, página 41.  Sin embargo, el miércoles 31 de enero a las 6 de la tarde, fuimos invitados a una exposición sobre la política monetaria, a la cual asistieron varios funcionarios de la institución.  En aquella plática nos dijeron que “si bien el saldo de cierre de la base monetaria en 1995 (66,809 mp) fue mayor al esperado (63,000 mp), dicha diferencia se revirtió durante enero.  Por ello, el Banco de México no estima conveniente hacer el ajuste correspondiente al límite establecido del crédito interno neto en el año”.  Esto signifícaba, según nos explicaron, que el punto de referencia para la expansión del crédito interno y de la base monetaria serían los 63 mil millones de pesos que habían estimado para el cierre de la base y no el cierre actual.
En algún artículo o columna mencioné este hecho, advirtiendo que era un error no haber dejado esta aclaración o nuevo compromiso por escrito.  Amablemente, dos funcionarios del Banco, cada quien por separado, me mandaron una copia del discurso que el Lic. Miguel Mancera pronunció el 15 de marzo pasado en la Convención Bancaria de Cancún.  Inclusive, uno de ellos incluía una nota explícita que decía “favor de poner atención al pie de página 3 de la página 14”.
Lo que dice esa nota de pie de página es que “el saldo del crédito interno neto del Banco de México al cierre de 1995 fue de 67,073 millones de pesos.  El saldo que hubiese correspondido a una base monetaria de 63 mil millones de pesos habría sido de 63,264 millones de pesos.  Por consiguiente, para ejecutar con el debido rigor el programa monetario para 1996, será la última cifra mencionada la que se tomará como punto de partida par determinar la expansión permisible del citado crédito”.
Tenemos que recordar que el crédito interno del Banco es el instrumento utilizado para manejar la expansión de la base monetaria.  Por lo mismo, sería absurdo pensar que el Banco toma un número como referencia para la expansión del crédito y otro para la base.  Esto significa que el punto de referencia para la expansión permitida de la base monetaria tiene que ser 63 mil millones de pesos, tal como lo mencioné la semana pasada.
Para mí, esto significa que no se cumplió la meta acordada al final del trimestre en la expansión permitida de la base monetaria.  Sin embargo, antes de escribir mi columna la semana pasada hablé por teléfono con un funcionario del Banco simplemente para asegurarme que estaba en lo cierto.  Al explicarle lo antes expuesto, me dio la razón.
Ahora el Banco está negando lo que nos dijeron en enero pasado y lo que confirmó el Lic. Mancera en su discurso en Cancún.  En el fondo, no es un problema grave el hecho de no haber cumplido con esta meta revisada, ni significa un relajamiento de la política monetaria.  Sin embargo, se me hace una falta de seriedad muy grave, negar el compromiso adquirido y ahora tratar de cubrirlo.
Lo que yo hubiera esperado del Banco era simplemente un comentario de que si se falló en la meta techo de la expansión de la base, acompañado de una explicación del por qué y con una nota en la que se aclara que no significa en ningún momento un relajamiento de las metas propuestas.
Insisto, la claridad en el manejo de la información es una política sana que inspira confianza y fomenta la credibilidad.

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jueves, 11 de abril de 1996

¿El Comienzo de una Política Monetaria Laxa?

 

Pulso Económico


¿El Comienzo de una Política Monetaria Laxa?


Por: Jonathan Heath


Durante la Semana Santa, cuando todos estábamos de vacaciones, el Banco de México discretamente reportó las cifras semanales de su estado de cuentas.  Sin comentarios, calladito, aprovechando que todos estábamos distraídos, se dieron a conocer las cifras del fin del trimestre para la expansión del crédito interno neto, de los activos internacionales netos y de la base monetaria.  Estas cifras son importantes, dado que por primera vez podemos constatar si las autoridades monetarias están cumpliendo con sus compromisos trimestrales.

Qué sorpresa nos llevamos cuando vimos que se falló en el cumplimiento de la meta principal: el techo para la expansión de la base monetaria.  La violación de este compromiso se da justo cuando iniciamos un mes de mucha inflación, cuando existe el peligro de una nueva escalada de precios y de que se inicie una nueva tendencia alcista en la inflación.  También se da precisamente cuando hemos visto que aumentan las críticas contra el Banco de México y una política monetaria que se ha catalogado como demasiados restrictiva.

¿Estamos en el umbral de un relajamiento de la política monetaria?  Aunque las tasas de interés registraron una subida esta semana, habíamos observado tres semanas consecutivas de descenso.  También se ha dado un incremento de 6,400 de millones de pesos en el crédito interno neto del Banco Central desde mediados de marzo.  Como resultado, la base monetaria se ha contraído únicamente en 2,100 millones de pesos al 3 de abril, cuando el compromiso del Banco era una contracción de 5 mil millones de pesos para estas fechas.

Al parecer, existe algo de evidencia de que las autoridades monetarias están cediendo a la presión del gobierno y de los líderes empresariales para aflojar la política monetaria y ante las criticas de ser demasiados obsesivos con la lucha anti-inflacionaria.

En el programa de política monetaria dado a conocer en diciembre pasado y reiterado en enero de este año, el Banco se comprometió a cumplir con ciertos limites en cuanto a la expansión del crédito interno neto y de la base monetaria.  El techo para la expansión de la base para el primer trimestre se estableció en menos 5 mil millones de pesos de la circulación durante los primeros tres meses del año.  Los números reportados para el 29 de marzo, fin de trimestre, indican que únicamente se retiraron 3,501 millones de pesos, lo cual significa una falla en el cumplimiento de esta meta, que fue acordada con el FMI y el Congreso mexicano

Mientras que la Constitución marca claramente que el Banco de México es una institución autónoma y que su objetivo primordial es estabilizar el poder adquisitivo de nuestra moneda, es decir, abatir la inflación, los líderes empresariales han estado abogando por una política monetaria expansiva.  Algunos han sugerido que la política monetaria actual es la causa de la recesión y del desempleo.  Han estado presionando para que el Banco Central modifique su política y empiece a aumentar la base monetaria.

Durante la Convención Bancaria anual en Cancún el mes pasado, el Gobernador del Banco, Miguel Mancera, nos volvió a aclarar que todas las metas acordadas sobre la expansión de las variables monetarias, se tenían que tomar en relación al estimado de la base monetaria de 63 mil millones de pesos para el fin de año que, se dio a conocer a mediados de diciembre y no los 67073 millones que resultó ser el cierre del año.  La razón fue que hubo un incremento extraordinario en la oferta monetaria en las últimas dos semanas del año.  Esto significa que los 7.3 mil millones de pesos que el Banco reportó como la disminución de la base monetaria (boletín de prensa número 34 del 2 de abril), no es el número relevante para medir el cumplimiento de las metas.

Este detalle técnico esconde el hecho de que la meta no se logró.  En este sentido, el dato proporcionado por el Banco es engañoso.  El Banco había hecho un esfuerzo importante para este año en presentar las cifras en una forma más transparente.  Sin embargo, no aclara esta confusión y no admitirlo públicamente, se presta a malas interpretaciones.

Este relajamiento se da justamente cuando el gobierno otorga un incremento adicional a los salarios mínimos, autoriza aumentos importantes en los precios de la tortilla y la leche y cuando estaban programados aumentos extraordinarios en los precios de la gasolina y la electricidad.  Como resultado, la mayoría de los analistas esperan una inflación entre 2.8 y 3.5 por ciento para el mes de abril, sustancialmente por arriba de la inflación de 2.2 por ciento reportada para el mes de marzo.  Inclusive, una de las empresas que realizan proyecciones económicas, Ciemes-Wefa, pronostica que la inflación de abril va a llegar hasta 4.5 por ciento, un punto porcentual completo por arriba de todos los demás.

Esta supuesta expansión monetaria se está dando en un mal momento. Por un lado, el Banco Central trata de alcanzar una mayor credibilidad al establecer límites trimestrales por adelantado, mostrando que existe una seriedad completa en el abatimiento inflacionario.  Por el otro lado, los líderes empresariales están n plena campaña en contra del Banco para que abandone la lucha anti-inflacionaria.  Al no cumplir en la meta de la expansión de la base monetaria, la credibilidad en una institución autónoma disminuye.

Mientras que el techo para la expansión de la base no se respetó, en las otras metas sí hubo cumplimiento.  Los activos internacionales netos aumentaron 1,776 millones de dólares, por arriba de su meta-piso de menos 500 millones de dólares.  La contracción del crédito interno neto fue de 21,141 millones de pesos durante el trimestre (o de 17,333 millones de pesos desde el punto de referencia correcta), mientras que tenía que haber sido por lo menos de 1,150 millones de pesos.  Sin embargo, el Banco tenía que retirar todavía más crédito interno para compensar la mayor acumulación de reservas y así evitar que la base monetaria creciera más de lo deseado.  Aquí fue donde falló.

Durante las últimas semanas hemos criticado la posición de los líderes empresariales, dado que de tomarse en cuenta, podría existir el peligro de una mayor inflación.  ¿Acaso el Banco de México los está escuchando en vez de las voces de la prudencia?


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miércoles, 3 de abril de 1996

Escuchemos a la OCDE en vez de los Líderes Empresariales

 

Pulso Económico


Escuchemos a la OCDE en vez de los Líderes Empresariales


Por: Jonathan Heath


Los líderes empresariales, desesperados con la prolongación de la recesión actual, han sugerido el regreso al populismo absurdo.  Desde hace un par de semanas, Héctor Larios, presidente del desprestigiado Consejo Coordinador Empresarial (CCE), junto con Victor Manuel Díaz Romero del Concamin, han hecho una serie de declaraciones ridículas y peligrosas, que de ser tomados en cuenta podrían acabar por destruir lo poco que pudo sobrevivir la crisis actual.

Sus declaraciones, de por más irresponsables, han sido ampliamente comentadas por las columnas financieras.  Basta con leer a Isaac Katz, Luis Enrique Mercado y Roberto Salinas, entre muchos otros, para ver la reacción en cadena de los analistas serios en contra de las opiniones sorpresivas de estos señores.  Claro esta, no nos debería de sorprender que algunos han tomado partido con el regreso del populismo.  Ellos piensan que la inflación es un mal menor necesario y que el gasto deficitario es un instrumento mágico, la panacea que tanto necesita nuestro país.

Seguramente, en el fondo de las aseveraciones de Larios y Díaz Romero están los recuerdos de las ganancias que hacían muchos empresarios en los tiempos de inflación y economía cerrada.  Sin embargo, como siempre estas eran a expensas de los asalariados y personas sin los recursos necesarios para defenderse.  También conviene recordar que fue a costo de una asignación sumamente ineficiente de recursos escasos dentro de nuestra economía.

En estos días en que ha resurgido el debate en torno a las propuestas populistas de los líderes empresariales, resulta muy interesante las opiniones de Jean Claude Paye, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).  En una entrevista con REFORMA, publicado ayer en su primera plana de la sección de Negocios, Paye dice que lo que necesita México para salir adelante es aumentar la eficacia y equidad de la economía.  Esto, mediante una mayor transparencia en los procesos de las reformas estructurales y en una mejora de la infraestructura y las políticas en materia de salud, educación y la lucha contra el desempleo.

El secretario general de la OCDE ve la necesidad de apoyar a los más desprotegidos e impulsar un crecimiento en beneficio de todos y no unos cuantos.  Esto es el resultado de aplicar los principios morales más básicos a la lógica económica.  Sin embargo, nunca menciona Paye que para lograr esto se necesita aplicar una política monetaria expansionista ni buscar una reducción artificial de las tasas de interés, ni utilizar la inflación como instrumento de desarrollo.  Tampoco trata de explicar el problema del desempleo a través de la política monetaria.

Esta organización sabe distinguir muy bien entre políticos populistas y lo que es una política de ayuda de las clases más desfavorecidas.  Lo primero es la aplicación de políticas que están dirigidas a ganar votos en el corto plazo, pero cuyos efectos son efímeros y terminan por dañar.  Lo segundo es algo sumamente importante y que debe ser parte de las políticas de cualquier país.

La OCDE tiene mucha experiencia en el estudio del desempleo.  Esta organización toma la creación de fuentes de trabajo como una de sus principales prioridades.  Ha realizado un sinnúmero de investigaciones sobre el empleo que concluyen en la recomendación de políticas específicas.  Nunca ha encontrado una relación de causa-efecto entre la política monetaria y el desempleo en varios de los países miembros, nunca recomienda políticas populistas como una alternativa de consideración.  Más bien termina por recomendar siempre la preservación de los equilibrios macroeconómicos como punto de partida.

Hoy en día somos miembro de esta prestigiada organización, quienes muchos han bautizado como el club de los ricos.  Sin embargo, algunos de los países miembros no son tan diferentes o tan marcadamente más desarrollados que nosotros (como por ejemplo, Portugal y Turquía). No obstante, una de nuestras metas como miembro es la de cerrar poco a poco la brecha entre los niveles de ingresos de nuestro país con aquellos que observamos en los demás países de la OCDE.  Para esto tenemos que seguir con la aplicación de las reformas estructurales, evitar la utilización de políticas equivocadas y reducir nuestra vulnerabilidad.

Si hoy en día hiciéramos caso a las recomendaciones de los líderes empresariales aumentaríamos nuestra vulnerabilidad y nos alejaríamos de estas metas.  Debemos regresar a la senda del crecimiento sostenido y buscar mejorar nuestra distribución del ingreso.  Pero esto no tiene un camino fácil ni lo lograremos con la aplicación de medidas simplistas.  De haber sido éste el camino ya lo hubiéramos hecho hace tiempo.

Hagamos caso a la OCDE en vez de escuchar a los líderes empresariales.


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La Marcha de la Economía

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