Pulso Económico
¿El Comienzo de una Política Monetaria Laxa?
Por: Jonathan Heath
Durante la Semana Santa, cuando todos estábamos de vacaciones, el Banco de México discretamente reportó las cifras semanales de su estado de cuentas. Sin comentarios, calladito, aprovechando que todos estábamos distraídos, se dieron a conocer las cifras del fin del trimestre para la expansión del crédito interno neto, de los activos internacionales netos y de la base monetaria. Estas cifras son importantes, dado que por primera vez podemos constatar si las autoridades monetarias están cumpliendo con sus compromisos trimestrales.
Qué sorpresa nos llevamos cuando vimos que se falló en el cumplimiento de la meta principal: el techo para la expansión de la base monetaria. La violación de este compromiso se da justo cuando iniciamos un mes de mucha inflación, cuando existe el peligro de una nueva escalada de precios y de que se inicie una nueva tendencia alcista en la inflación. También se da precisamente cuando hemos visto que aumentan las críticas contra el Banco de México y una política monetaria que se ha catalogado como demasiados restrictiva.
¿Estamos en el umbral de un relajamiento de la política monetaria? Aunque las tasas de interés registraron una subida esta semana, habíamos observado tres semanas consecutivas de descenso. También se ha dado un incremento de 6,400 de millones de pesos en el crédito interno neto del Banco Central desde mediados de marzo. Como resultado, la base monetaria se ha contraído únicamente en 2,100 millones de pesos al 3 de abril, cuando el compromiso del Banco era una contracción de 5 mil millones de pesos para estas fechas.
Al parecer, existe algo de evidencia de que las autoridades monetarias están cediendo a la presión del gobierno y de los líderes empresariales para aflojar la política monetaria y ante las criticas de ser demasiados obsesivos con la lucha anti-inflacionaria.
En el programa de política monetaria dado a conocer en diciembre pasado y reiterado en enero de este año, el Banco se comprometió a cumplir con ciertos limites en cuanto a la expansión del crédito interno neto y de la base monetaria. El techo para la expansión de la base para el primer trimestre se estableció en menos 5 mil millones de pesos de la circulación durante los primeros tres meses del año. Los números reportados para el 29 de marzo, fin de trimestre, indican que únicamente se retiraron 3,501 millones de pesos, lo cual significa una falla en el cumplimiento de esta meta, que fue acordada con el FMI y el Congreso mexicano
Mientras que la Constitución marca claramente que el Banco de México es una institución autónoma y que su objetivo primordial es estabilizar el poder adquisitivo de nuestra moneda, es decir, abatir la inflación, los líderes empresariales han estado abogando por una política monetaria expansiva. Algunos han sugerido que la política monetaria actual es la causa de la recesión y del desempleo. Han estado presionando para que el Banco Central modifique su política y empiece a aumentar la base monetaria.
Durante la Convención Bancaria anual en Cancún el mes pasado, el Gobernador del Banco, Miguel Mancera, nos volvió a aclarar que todas las metas acordadas sobre la expansión de las variables monetarias, se tenían que tomar en relación al estimado de la base monetaria de 63 mil millones de pesos para el fin de año que, se dio a conocer a mediados de diciembre y no los 67073 millones que resultó ser el cierre del año. La razón fue que hubo un incremento extraordinario en la oferta monetaria en las últimas dos semanas del año. Esto significa que los 7.3 mil millones de pesos que el Banco reportó como la disminución de la base monetaria (boletín de prensa número 34 del 2 de abril), no es el número relevante para medir el cumplimiento de las metas.
Este detalle técnico esconde el hecho de que la meta no se logró. En este sentido, el dato proporcionado por el Banco es engañoso. El Banco había hecho un esfuerzo importante para este año en presentar las cifras en una forma más transparente. Sin embargo, no aclara esta confusión y no admitirlo públicamente, se presta a malas interpretaciones.
Este relajamiento se da justamente cuando el gobierno otorga un incremento adicional a los salarios mínimos, autoriza aumentos importantes en los precios de la tortilla y la leche y cuando estaban programados aumentos extraordinarios en los precios de la gasolina y la electricidad. Como resultado, la mayoría de los analistas esperan una inflación entre 2.8 y 3.5 por ciento para el mes de abril, sustancialmente por arriba de la inflación de 2.2 por ciento reportada para el mes de marzo. Inclusive, una de las empresas que realizan proyecciones económicas, Ciemes-Wefa, pronostica que la inflación de abril va a llegar hasta 4.5 por ciento, un punto porcentual completo por arriba de todos los demás.
Esta supuesta expansión monetaria se está dando en un mal momento. Por un lado, el Banco Central trata de alcanzar una mayor credibilidad al establecer límites trimestrales por adelantado, mostrando que existe una seriedad completa en el abatimiento inflacionario. Por el otro lado, los líderes empresariales están n plena campaña en contra del Banco para que abandone la lucha anti-inflacionaria. Al no cumplir en la meta de la expansión de la base monetaria, la credibilidad en una institución autónoma disminuye.
Mientras que el techo para la expansión de la base no se respetó, en las otras metas sí hubo cumplimiento. Los activos internacionales netos aumentaron 1,776 millones de dólares, por arriba de su meta-piso de menos 500 millones de dólares. La contracción del crédito interno neto fue de 21,141 millones de pesos durante el trimestre (o de 17,333 millones de pesos desde el punto de referencia correcta), mientras que tenía que haber sido por lo menos de 1,150 millones de pesos. Sin embargo, el Banco tenía que retirar todavía más crédito interno para compensar la mayor acumulación de reservas y así evitar que la base monetaria creciera más de lo deseado. Aquí fue donde falló.
Durante las últimas semanas hemos criticado la posición de los líderes empresariales, dado que de tomarse en cuenta, podría existir el peligro de una mayor inflación. ¿Acaso el Banco de México los está escuchando en vez de las voces de la prudencia?
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