martes, 12 de diciembre de 2000

¿Mensajes Subliminales?

 

Pulso Económico


¿Mensajes Subliminales?


Por: Jonathan Heath®


El marco macroeconómico de los Criterios Generales de Política Económica que acompaña la Iniciativa de Ley de ingresos y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación correspondientes al año 2001, tiene varias inconsistencias que vale la pena analizar.

La semana pasada, el Poder Ejecutivo entregó al Honorable Congreso de la Unión el paquete completo de presupuesto, que consiste en la iniciativa de Ley de Ingresos, tres iniciativas de decretos que reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones tanto fiscales como de las leyes aduanera y Federal de Derechos, el proyecto de Presupuesto de Egresos y los Criterios Generales de Política Económica correspondientes al año 2001.  Este último contiene el marco macroeconómico que sustenta los supuestos implícitos en el presupuesto.

El día que se entregó el paquete (5 de diciembre), el tipo de cambio promedio del año era 9.4594 pesos por dólar, faltando 17 días hábiles para terminar el año.  Si suponemos que el tipo de cambio se queda en 9.42 pesos promedio entre el 6 y el 19 de diciembre, el promedio habrá sido (hasta esa fecha) 9.4578, restando tan solo 7 días para concluir el año.  El tipo de cambio promedio del año que supone el gobierno para el año es de 9.5 pesos.  Para que se cumpla este supuesto, el tipo de cambio tendría que promediar 10.975 pesos en los últimos 7 días del año.  Esto implica una devaluación de 16.4 por ciento.  ¿Será un mensaje subliminal?

Aun suponiendo que no nos esperamos hasta el 20 de diciembre, sino que a partir de mañana se ajusta el tipo de cambio lo suficiente para cumplir con esta proyección, el peso tendría que amanecer mañana a 10.327, lo que implica una devaluación de 9.5 por ciento.  Obviamente con cada día que pasa cerca de los niveles actuales, mayor tendrá que ser la devaluación al final del año.  ¿Cuál fue el razonamiento del equipo que trabajó en el presupuesto?

Por más que le busquemos una fecha en la cual la depreciación implícita era razonable, queda claro que el gobierno pensaba que ésta sería importante en los últimos meses del año.  Si suponemos que el tipo de cambio promediara 9.5 pesos a partir del primero de agosto (cuando estaba en 9.344), no se llega a 9.5 como promedio para todo el año.  Una hipótesis es que fue un supuesto que se elaboró hace varios meses y por algún descuido no se revisó, sabiendo que existía la información necesaria.  En otras palabras, no tenemos por qué pensar que el gobierno espera una devaluación, sino que simplemente no le puso el cuidado necesario para aproximar un número más razonable.

En principio, este es un error muy pequeño, que no implica algún daño perceptible para la elaboración del presupuesto.  Sin embargo, sí es señal de cierta ligereza con que está elaborado.  Si no le ponen la atención debida a algo tan evidente, ¿qué errores contendrá lo demás?

Otro punto controversial en el marco macroeconómico es el que corresponde al tamaño del déficit en la cuenta corriente, tanto para este año como para el año entrante.  La estimación de cierre de este año es de 18,959 millones de dólares, que corresponde a 3.3 por ciento del PIB.  El gobierno ya sabía que el promedio de los primeros tres trimestres del año fue de 2.8 por ciento del PIB y que el déficit comercial de octubre fue de 814.3 millones de dólares.  Para cumplir con la proyección, se estima que el último trimestre tendrá un déficit de 6.9 mil millones de dólares, equivalente a 4.6 por ciento del PIB.  Esto implica que el déficit de la balanza comercial tendrá básicamente que duplicarse en los dos últimos meses del año, es decir, registrar un déficit mensual de casi 1.6 mil millones de dólares.  Otra vez, ¿ve el gobierno algo que no vemos los demás?

A pesar del número tan abultado, habría que admitir que por lo menos sí es posible que se dé.  Sin embargo, el número que resulta mucho más difícil de aceptar es el déficit externo de 3.8 por ciento del PIB para el año próximo.  Muchos analistas han comentado que les parece excesivo ante los esfuerzos por desacelerar la economía.  Sin embargo, el problema es el contrario, ya que conlleva algunos supuestos sumamente difíciles de aceptar.

La proyección del déficit externo es la que resulte de los crecimientos de 12.5 y 10.5 por ciento en las exportaciones e importaciones, respectivamente.  Esto implica una respuesta de las exportaciones ante el crecimiento económico (lo que los economistas llamamos elasticidad) de 4.2 veces el crecimiento de Estados Unidos, cuando el promedio histórico es aproximadamente de 2.8.  Aunque ha variado mucho a través de los años, los únicos en que tuvo tal grado de respuesta fueron 1995 y 1996, como consecuencia de una devaluación enorme.

La lógica es que nuestras exportaciones crezcan únicamente 8.4 por ciento el año entrante.  ¿Esperará el gobierno semejante devaluación el año entrante?  No parece ser el caso, ya que sus propios números indican un tipo de cambio promedio de 10.10 pesos el año entrante.  ¿Cuál es la razón que permite un crecimiento tan elevado de nuestras exportaciones?  La respuesta de tan importante pregunta no está contemplada en el documento de Criterios.

Semejante problema lo encontramos en el crecimiento de las importaciones, que supone una respuesta (elasticidad) de 2.3 veces el crecimiento del PIB, cuando la elasticidad histórica es de alrededor de 3.4.  ¿Cuál es la razón que supone el gobierno para que mágicamente las importaciones crezcan únicamente 10.5 por ciento el año entrante?  La lógica es que experimentemos un crecimiento en las importaciones de alrededor de 15.3 por ciento.

Supongamos que el año entrante se cumplen los supuestos de crecimiento, tanto de Estados Unidos como de México.  También pensemos que nuestras exportaciones e importaciones crecen según las elasticidades históricas.  De suceder, estaremos enfrentando un déficit externo mucho más grande que lo que espera el gobierno.  En vez de 3.8 por ciento del PIB, podría ser inclusive superior a 5 por ciento del PIB.

Esto implica una economía mucho más vulnerable que lo que proyecta el gobierno.  También significa que necesitaremos una cantidad mucho más grande de financiamiento externo, que de no darse, vendría un ajuste mayor en el tipo de cambio, con lo cual no cumpliríamos la meta de inflación.  La otra posibilidad es que se aplica una política económica mucho más restrictiva y habrá menos crecimiento.  ¿Cuál será?


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