Pulso Económico
La Recuperación del Ahorro Financiero
Por: Jonathan Heath
Hace unas semanas comentábamos sobre la importancia del ahorro y su capitación por el sistema financiero. Entre otras cosas, resaltamos la importancia de fomentar el ahorro y contar con un sistema bancario sano para canalizarlo a la economía. También se mencionó que cundo surgió la recesión era de esperarse que la captación de recursos financieros disminuyera. De la misma forma, al recuperarse la economía debe e volver a crecer la cantidad de recursos captados.
No obstante, los ciclos de captación financiera no siempre coinciden con los ciclos económicos. A veces uno precede al otro o se prolonga por más tiempo. Para analizar este fenómeno, podríamos pensar en un concepto de ciclos financieros tomando como indicador principal el ahorro financiero real. Este lo definimos como el agregado monetario más amplio (M4), es decir, la suma total de los diferentes instrumentos financieros (cuentas de cheques, certificados de depósito, Cetes, Ajustabonos, Bondes, papel comercial, etcétera), tanto de corto como de largo plazos, sin incluir la emisión de billetes y monedas en circulación (ya que no constituyen un ahorro). Al dividir este monto por el índice de precios, tenemos un concepto de ahorro financiero real que nos ayuda a medir la captación de recursos financieros por arriba de la inflación. De esta manera no confundimos un aumento en la inflación.
El siguiente paso es observar el comportamiento de esta variable en el tiempo a través e su tasa de crecimiento. Podemos pensar en conceptos similares a los ciclos económicos. Si la tasa muestra dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, lo podríamos llamar una recesión financiera. Cuando el ahorro financiero va creciendo a una tasa elevada por un tiempo definido, podríamos decir que estamos en un periodo de expansión financiera. De igual manera, podríamos pensar en conceptos como estancamiento financiero, recuperación financiera y auge financiero.
En 1993 hubo una clara desaceleración de la actividad económica. Las cifras preliminares en aquel momento señalaban una muy pequeña recesión, dado que hubo un par de trimestres consecutivos en donde el PIB registró caídas. Sin embargo,las cifras definitivas muestran que simplemente
fue un momento de estancamiento, en el que la actividad económica creció a tasas muy bajas. Este periodo de atrofia económica empezó a partir del segundo trimestre de 1993 y duró hasta el primer trimestre de 1994. Una de las explicaciones de cada desaceleración fue que el Gobierno empezó a aplicar una política económica más restrictiva, para frenar el crecimiento en el déficit de la balanza comercial.
De una forma u otra, hubo también un ciclo de desaceleración financiera por la misma época. Sin embargo, la atrofia financiera se anticipó a la economía por un año. Se puede observar una desaceleración en el crecimiento del ahorro financiero a partir del primer trimestre de 1992, que continúa hasta el último trimestre de ese año. De tasas de crecimiento anuales de alrededor del 16 por ciento, se reduce a tasas menores del 4 por ciento durante todo el año anterior al periodo de estancamiento económico. Después cuando se inicia la desaceleración económica, el ahorro financiero real vuelve a crecer a tasas elevadas.
Ahora que hemos experimentado ,os efectos de la recesión económica que empezó a principios de 1995 y duró cinco trimestres, podemos compararla con la recesión financiera, que empezó casi al mismo tiempo que la económica, pero con un atraso de unos cuantos meses. La diferencia más marcada es que la financiera tuvo una mayor duración, hasta mediados de 1996, y su recuperación ha sido muy endeble. Mientras que la actividad económica mostró una recuperación sorprendente y creció a tasas elevadas no observadas en mucho tiempo, el ahorro financiera real empezó a crecer a partir de julio del año pasado con tasas muy bajas, que caracterizan otro periodo de atrofia financiera más que una recuperación sólida.
Si compramos las tasas históricas de crecimiento, tanto de la actividad económica como del ahorro financiero, encontramos que éste tiene un comportamiento muy pro-cíclico, es decir, que tiende a mostrar un crecimiento muy por arriba de la actividad económica. Por lo mismo, el hecho de que el ahorro está creciendo a tasas por debajo del resto de la economía, es muy atípico.
Dos de las variables que más ayudan a explicar el ahorro financiera son el ingreso nacional y las tasas de interés. En el caso del primero, el crecimiento económico es signo inequívoco de una recuperación en el ingreso nacional. En lo que se refiere al segundo, las tasas reales de interés se ncientran en niveles no muy diferentes a los de antes de la recesión. Esto significa que estas dos variables no explican el rezago en la recuperación del ahorro.
También influye el factor riesgo, como puede ser el de las expectativas cambiarias. Sin lugar a dudas, el tipo d cambio mostró mas estabilidad en 1996 comparado con 1995. En el año de la recesión, el tipo de cambio fluctuó entre un rango de tres pesos, cinco a ocho pesos por dólar. En cambio, en 1996 la fluctuación durante la mayor parte del año fue de apenas 30 centavos, una décima parte del año anterior. Sin embargo, todo parece indicar que la mayor estabilidad cambiaria no ha logrado reducir las expectativas de un deterioro en el tipo de cambio, sino más bien han alimentado la creencia de que pueda existir un ajuste repentino en el futuro, dado que el tipo de cambio no se ha depreciado al mismo ritmo que el diferencial de inflación entre México y los Estados Unido.
La mayoría de las personas piensan, para bien o para mal, que el tipo de cambio debe modificarse a la par que el diferencial de inflación. El régimen cambiario de flotación no da certidumbre en cuanto a su comportamiento, por lo que mucha gente ha preferido mantenerse en activos atados al dólar o bien en acumular inventarios cuyo valor no se vea mermado con variaciones repentinas en el tipo de cambio. Si bien esta variable no explica totalmente la falta de recuperación en el ahorro real, sí parece ser una de las piezas claves para entender el comportamiento atípico del ciclo financiero.
Sin lugar a dudas, ésta es una de las variables claves a observar durante este año.
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