jueves, 3 de abril de 1997

La Autonomía del Banco de México

 

Pulso Económico


La Autonomía del Banco de México


Por: Jonathan Heath


El día primero de este mes cumplió tres años la autonomía del Banco de México.  Después de un esfuerzo mayor para reducir la inflación de 179.8 por ciento en febrero d 1988 a 7.1 por ciento en marzo de 1994, el Gobierno aceptó la autonomía del Banco Central como una forma de consolidar esta reducción y así evitar el regreso del financiamiento inflacionaria.  Así se modificó el artículo 28 constitucional para que el Banco tuviera formalmente el objetivo prioritario de procurar la estabilidad dl poder adquisitivo de la moneda nacional.

Es de todos conocido el fracaso del Banco de México para cumplir su objetivo prioritario durante su primer año de autonomía.  En abril de 1994 la inflación había llegado a 7.2 por ciento.  Para septiembre de ese mismo año, de 6.70 por ciento.  Sin embargo, al cumplir el primer año de independencia, la inflación había vuelto a subir a 29.38 por ciento y llegó a su punto máximo, 51.96 por ciento, en diciembre de 1995.

No solamente dejó de cumplir con su objetivo principal, sino que además se perdió por completo la confianza en el instituto monetario central del País.  Como consecuencia, había muchos que opinaban que se debería instrumentar un Consejo Monetario tipo Argentina, para quitar toda la responsabilidad del manejo de la política monetaria al Banco de México.  Otros pedían la renuncia.de toda la Junta de Gobernadores.

En 1994 hubo un conjunto de eventos políticos y delictivos que generaron mucha incertidumbre y dificultaron la toma d decisiones por parte del Gobierno y el Banco Central.  En 1995 se registró la recesión económica más aguda desde mucho tiempo atrás y una crisis generalizada que afectó negativamente a la vida de casi todos los mexicanos.  Bajo estas circunstancias, un examen imparcial a fondo sobre los primeros esfuerzos de un Banco Central independiente, era muy difícil.  Desafortunadamente, nació la autonomía bajo circunstancias adversas muy comprometedoras.  Sin embargo, ya han transcurrido tres años y es tiempo de hacer una reflexión sobre el esfuerzo realizado.

Los primeros seis meses de autonomía vieron una inflación a la baja. Después llegó un periodo de 15 meses consecutivos con inflación ascendente.  Al concluir marzo d ese año, cumplimos otros 15 meses continuos de inflación descendente.  Bajo estas premisas, surgen varias preguntas.  ¿Tomó el Banco d México las decisiones adecuadas en 1994?  ¿Funcionó la autonomía en ese momento?  ¿Ha mejorado el desempeño del Banco desde entonces?  ¿Cómo podríamos calificar al Banco Central hoy en día?  ¿Ha valido la pena el esfuerzo de la autonomía?

Habría que considerar que cualquier Banco Central en el mundo es por su propia naturaleza una institución muy conservadora.  Esto significa que los cambios internos de la organización normalmente son lentos.  No era de esperarse que todos los empleados llegarán a trabajar el viernes primero de abril de 1994 y empezaran a realizar trabajos muy distintos a los del día anterior.

Más bien la autonomía en los hechos es un proceso que empieza a gestionarse el primer día, pero adquiere fuerza y forma poco a poco.

Inclusive, como seguía el mismo Gobierno en el último año de su gestión, podríamos pensar que la autonomía empezaría lentamente durante el resto de 1994, pero que tomaría vuelo a partir de 1995 cuando se inicia una nueva administración.

Esta situación habría que ponerla en el contexto de los acontecimientos de 1994.  La autonomía legal del Banco de México comenzó el primero de abril de 1994, justamente nueve días después del asesinato de, Luis Donaldo Colosio.  En esos momentos, tanto los funcionarios del Banco como del Gobierno estaban en juntas de emergencia, viendo cómo resolver los efectos negativos que estaban ocurriendo, como una fuga importante de capitales.  No era el momento para alegar la autonomía, sino de encontrar conjuntamente soluciones a la crisis.  Posiblemente se tomaron decisiones equivocadas, como el de no restringir suficientemente el crédito interno neto.

Sin embargo, no se deben ver estas decisiones como un falla de la autonomía del Banco, sino más bien como errores de los funcionarios públicos en su conjunto. Por ejemplo, el Secretario de Hacienda decidió emitir una cantidad exorbitante de Tesobonos a corto plazo, que terminó por sentenciar al peso mexicano.

En los hechos, la autonomía empieza a a partir de 1995 cuando el Banco busca cómo minimizar los efectos negativos de la devaluación  contener el impacto inflacionario.

Muchos analistas culparon al Banco de México de instrumentar una política monetaria demasiado restrictiva, lo cual profundizo la recesión, como consecuencia de la obsesión anti-inflacionaria del instituto.  Sin embargo, no fueron las políticas del Banco lo que provocó la crisis, sino más bien la drástica disminución del financiamiento externo.

No obstante, el Banco no queda libre de culpa.  Aunque no cometió ningún error de instrumentación sí se equivocó en su política de comunicación y divulgación.

Se manejaron dos diferentes metas, una con el público mexicano y otra con el FMI, lo que ocasionó mucha confusión.  Como consecuencia, muchos analistas pensaron que el Banco estaba aplicando una política monetaria sumamente restrictiva, inclusive más allá de lo que pedía el FMI.  Desafortunadamente, el Banco nunca aclaró públicamente este  error, por que actuó en su contra en cuanto a la recuperación dela confianza.

A pesar de este tipo de errores, el instituto central ha demostrado una importante capacidad de aprendizaje.  Cada error que ha cometido, lo ha corregido o superado dentro de su programa monetario al año siguiente.  Ahora empieza a obtener mejores resultados en cuanto al abatimiento inflacionario y poco a poco está recuperando la confianza del público.  Cada vez ha divulgado más información en forma oportuna y dado a conocer sus metas en detalle.

Al final de cuentas, ha ido mejorando año tras año.  Su primer año, 1994, fue pésimo.  Su segundo año, estuvo lleno de error de comunicación, pero con una adecuada instrumentación de política.  Su tercer año mejoró en todos los sentidos.  De seguir esta tendencia positiva, debería de poder recuperar la confianza plena del público eventualmente y seguir reduciendo la inflación.

Sin embargo, como todos sabemos la prueba verdadera tendrá en el año 2000 con el fin del sexenio.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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