lunes, 3 de marzo de 1997

La Valuación y Venta de Activos

 

Pulso Económico


La Valuación y Venta de Activos


Por: Jonathan Heath


A fines de este mes el Gobierno lanzará la convocatoria para la primera subasta de venta de los activos de la banca mexicana adquiridos a través de los diversos programas de rescate que se instrumentaron durante los últimos dos años.

Para evitar la descapitalización y quiebra del sistema financiero, el Gobierno compró una cantidad muy importante de la cartera vencida de los bancos, a través del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa).  Con el tiempo, este organismo adquirió activos por un valor aproximado de 320 mil millones de pesos, que consisten básicamente en créditos comerciales e industriales que la banca otorgó a muchas empresas.  Dado que el Gobierno no tiene interés en adueñarse en forma permanente de estos créditos, se creo una empresa subsidiaria de Fobaproa, llamada Valuación y Venta de Activos, S.A. (VVA), con el fin de venderlos todos.

Estamos llegando a la culminación de un proceso que se inició a principios de esta década.  Como consecuencia de la transición económica, que dejó atrás una economía cerrada y protegida para dar entrada a la apertura comercial, una gran cantidad de negocios se encontraron en aprietos para seguir cubriendo el servicio de su deuda con la banca.  Por lo misma, la cartera vencida de los bancos empezó a crecer en forma desproporcionada, los descapitalizó y creó un problema mayor en todo el sistema financiero.  Cuando llegó la devaluación a fines de 1994, el problema se agudizó y se convirtió en una amenaza de quiebra para un gran número de bancos.

Para advertir esta situación, el Gobierno tuvo que idear diversos esquemas, primero para apoyar a los deudores y después para rescatar al sistema bancario.

El resultado fue la absorción de un gran número de créditos bancarios y algunos bienes inmuebles que originalmente se habían dado en garantía. Ahora, el último paso es la venta de estos activos.  Sin embargo, no es una tarea fácil.

Después de una amplia consulta con expertos internacionales y un examen detallado de las experiencias de otros países ante situaciones similar, se llegó a la conclusión de que la mejor forma de deshacerse de tantos activos es a través de diversos mecanismos de subasta abiertas.  Se han encontrado que la venta a un precio determinado es un proceso torpe, ineficiente y abierto a mecanismos obscuros.  En cambio, la transparencia del proceso de subasta es lo que más llega a animar al mercado, se reduce el periodo de comercialización, se crea economías a escala en muchos aspectos y se facilita todo.

Pero quizás más importante de todo es que se crea la oportunidad de sanear muchos negocios.  Los adquiretes tendrás varias opciones, que pueden resultar en un beneficio para los deudores.  La primera la podríamos llamar “mayoreo-menudeo” y consiste en comprar a descuento un cierto número de los créditos y venderlos de nuevo a los dueños originales.  Así el deudor podrá liberarse de sus compromisos a un costo menor.  Se tiene que tomar en cuenta que muchos de estos activos son cartera viva, es decir, son créditos otorgados a empresas que se siguen pagando, como una buena parte de la cartera de los bancos intervenidos.  Seguramente, esta opción les convendrá.

Sin embargo, existe mucha cartera vencida que llegó a uno de los fideicomisos de Fobaproa dentro de las múltiples opciones de capitalización ue se dieron.  En estos casos, a los bancos se les dio la opción de poder vender sus cartera dañada con descuento para sanear la contabilidad.  En muchos de estos casos, se presentará al comprador la opción de convertise en socio capitalista de las empresas que tienen la deuda.  Si es una empresa relativamente sana pero simplemente sobreapalancada, se podrá negociar alguna conversión de deuda en acciones.  Obviamente, esta opción es la iue más conviene al País, dado que representaría una capitalización esencial de muchas empresas que podría resultar en más empleos y crecimiento económico.

A priori es, muy difícil anticipar por cuál opción se va a inclinar la mayoría lo cuál será el impacto final, pero parece ser que la experiencia internacional nos dice que puede terminar siendo muy positiva.  En cambio, lo que sí se puede advertir es que los que deciden entrar a las subastas reciben al principio ciertos beneficios.  Primero, como el lógico pensar, los primeros paquetes que entran a subastarse tienen una proporción mayor de créditos buenos.  Son los casos menos emproblemados que no necesitan tanto estudio.  Segundo, las primeras subastas normalmente ponen el piso a los precios posteriores.  La experiencia dice que os precios suben con el tiempo, dado que se van eliminando dudas acerca del proceso y muchos van averiguando poco a poco que es un buen negocio.  Esto significa que los primeros compradores seguramente obtendrán los mejores activos y al precio más bajo.

Parece ser que la primera subasta será un par de paquetes de créditos, tanto comerciales como industriales, que fluctuarán entre 3 y 50 millones de pesos cada uno.  Serán créditos calificados originalmente como tipo a” y “b”, lo cual significa que la probabilidad de su recuperación es muy elevada y que seguramente contienen garantías de alguna especie.  En cada paquete vendrán de 20 a 50 créditos diferentes con un valor nominal total aproximado de 250 millones de pesos.

Obviamente uno necesita tener cierto capital para entrarle a estas subasta, pero no son de montos exorbitantes que podrían excluir a muchos empresarios medianos.  Se reconoce que esta venta tendrá un efecto redistributivo importante y por lo mismo, resulta indispensable ponerla al alcance de muchos empresarios par que no queden como potenciales socios capitalistas las mismas 300 familias a que se refirió Agustín Legorreta hace algunos años.-

Todo parece indicar que esta tarea podría resultar en algunos negocios y oportunidades muy interesantes.  Sin embargo, existen algunos aspectos que era muy importante cuidar.  Como es el caso de la privatización de la banca, el mandato es buscar el mayor precio posible y se podría dar el caos de que se llegara a pagar demasiado en relación a su valor real.  Para esto será sumamente importante la evaluación correcta de las empresas, lo que será posible únicamente a través de un esfuerzo importante de divulgar públicamente todo la información pertinente.

No se puede permitir otra tragedia como la de los,bancos, cuando se vendieron a precios exorbitante instituciones que no valían ni de cerca lo que parecía y los compraron empresarios que poco sabían del negocio.  No tiene por qué darse el mismo fenómeno de nuevo.  Sin embargo, tenemos que estar preparados.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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