lunes, 5 de enero de 1998

La Tarea del Banco de México

 

Pulso Económico


La Tarea del Banco de México


Por: Jonathan Heath©


Con la toma de posesión de Guillermo Ortiz Martínez como nuevo Gobernador del Banco de México, empieza una nueva etapa del Banco Central mexicano.

Sin lugar a dudas, Ortiz es un economista brillante, con amplio conocimiento tanto de la teoría como la práctica de las políticas monetaria y cambiaria, vocación de banquero central y experiencia necesaria para el puesto.  En su función anterior, como Secretario de Hacienda y Crédito Público, realizó una función extraordinaria, sacando al buey de la barranca en circunstancias bastante difíciles.

Sin embargo, aun con estas credenciales va a tener un trabajo enorme por delante para llenar los zapatos de Don Miguel Mancera Aguayo.  En sus casi 16 años al frente del Banco Central, Don Miguel mantuvo una lucha constante en contra de la inflación, bajo condiciones adversas y en muchas ocasiones en contra de la marea.  Su reputación no la logró a través de un acto aislado o por haber resuelto alguna crisis.  Más bien fue producto de una consistencia adquirida con el tiempo.  Aunque pudo eliminar el encaje legal, poner fin a la determinación administrativa de las tasas de interés, quitar tres ceros a la moneda para borrar la herencia de la inflación pasada y lograr la autonomía legal de la institución, seguramente serán recordados más por la mayoría de los mexicanos sus incansables esfuerzos por convencernos de los terribles daños que acarrea la inflación.

Don Miguel asumió la responsabilidad del puesto en medio de la crisis financiera más grande que había tenido el país.  La inflación era superior a los tres dígitos; el déficit fiscal registraba 16 por ciento del PIB; no había reservas de divisas en el Banco; y el gabinete económico era totalmente antagónico a sus ideas.  En cambio, Guillermo Ortiz se convierte en el máximo garante de la política monetaria con una inflación del 16 por ciento (y con una clara tendencia a la baja); un déficit público de 0.5 por ciento del PIB; con reservas internacionales suficientes (y crecientes); y con el respaldo total del Presidente y su Gabinete.

Don Miguel tenía un puesto totalmente sometido a la Secretaria de Hacienda, mientras que Guillermo Ortiz asume el control de una institución legalmente independiente del Poder Ejecutivo.

A pesar de que Ortiz no encuentra los mismos retos que enfrentó Mancera en su momento, no significa que esté libre de desafíos o que tendrá una estancia placentera al frente del Banco de México.  Afortunadamente, las circunstancias monetarias del país son mejores que las de hace 16 años.  Sin embargo, tiene mucha tarea por adelante.

Con esto en mente, podemos enumerar los retos principales que deberían de aparecer en la lista de prioridades del nuevo Gobernador del Banco de México:

1.- Convencer, hacia dentro, de que su designación fue correcta.  No se trata de demostrar sus conocimientos técnicos como banquero central dado que estos han quedan probados durante su carrera profesional.  Más bien lo que tiene que demostrar son sus cualidades de liderazgo al regresar a una institución en donde la mayoría de los funcionarios habían tomado partido.  No solamente existen grupos distintos que apoyaban las candidaturas de José Sidaoui o Francisco Gil Díaz, sino que veían la oportunidad para subir el escalafón dentro del Banco.  Ahora necesita ganarse el respeto de todo su equipo dentro del Banco y convencer a la Junta de Gobierno para que lo apoye en las decisiones difíciles.  No debería ser una tarea difícil pero sí muy necesaria.

2.- Convencer, afuera, de que su designación fue la correcta.  En principio, el nombramiento de Ortiz fue bien aceptado por los empresarios y financieros del país y por la comunidad internacional.  Dentro de las diversas escuelas del pensamiento económico, no hay duda de que la formación de Ortiz es ortodoxa.  Puede discrepar sobre los detalles finos, pero no nos estamos enfrentando a un economista de formación radical, como Carlos Tello en 1982, que pudiera poner en peligro la estabilidad económica del país.  Por lo mismo, esta tarea no debería de causar ningún problema.

3.-  Una de las primeras preocupaciones de Ortiz será el contenido del “Programa de Política Monetaria Para 1998”, que deberá darse a conocer al público a fines de este mes.  Tiene que demostrar claramente la continuidad del programa que se ha venido manejando desde hace tres años y que la institución es más importante que la persona.  Deberá reforzar las mejoras que ha ido introduciendo el Banco, como la divulgación de la meta diaria de la base monetaria.  Sin embargo, también habrá que imponer su sello de distinción, sin que ello signifique un cambio radical.

4.-  Dentro del mismo programa, pero con la vista hacia el mediano plazo, tendrá que mandar el mensaje de que habrá la flexibilidad suficiente cuando se necesite.  Específicamente, se tendrá que tener una respuesta de política para responder a un déficit demasiado grande en la cuenta corriente de la balanza de pagos.

5.-  Como respuesta al anuncio de que la responsabilidad de la política cambiaria pasará formalmente al Banco de México, se tendrá que preparar la iniciativa de Ley que reformará la Constitución y la propia Ley Orgánica del Banco.

6.-  Será necesario reconstruir la autonomía del Banco, no a nivel legal sino a nivel práctico.  Una cosa es que la Constitución le otorgue formalmente la autonomía a nivel legal y otra cosa es la verdadera independencia que se refleje en los hechos.  Quedó claro que no se respetó esta autonomía en los hechos a través del nombramiento del Secretario de Hacienda y la salida de uno de los subgobernadores con pensamiento distinto.  Aunque esto ya quedó en el pasado, será necesario restablecer la confianza, especialmente para despejar dudas acerca de alguna acción similar en el futuro.

7-.  No se puede ser juez y parte del proceso de abatimiento inflacionario.  Por lo mismo, urge delegar al INEGI la responsabilidad de la elaboración de los índices de precios.

8.-  Se tiene que seguir mejorando la comunicación social y la imagen del Banco.  Aunque han existido mejoras en relación a la política informativa anterior a 1995, todavía es una institución muy cerrada y poco comprendida por el público en general.

9.-  Se tiene que iniciar una nueva relación de franco respeto y dialogo continuo con el Congreso.  Se tiene que consolidar la autonomía de los poderes Ejecutivo y Legislativo, pero demostrar la habilidad de escuchar, informar y trabajar juntos.

10.-  Por último, se tiene que preparar la política monetaria y cambiaria del bienio 1999-2000, encaminada a evitar la crisis de fin de sexenio.

Sin lugar a dudas habrá más problemas a resolver que los que se enumeran en esta lista.  Igual, seguramente habrá quien no esté en acuerdo con estas diez.  Pero tampoco pretendemos incluir ni abarcar todos los aspectos de la política monetaria.  Simplemente se trata de trazar, a grandes rasgos, algunos de los puntos principales.


Comentarios al correo electrónico: heath@infosel.net.mx


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