lunes, 22 de diciembre de 1997

El Salario (muy) Mínimo

 Pulso Económico


El Salario (muy) Mínimo


Por: Jonathan Heath


El viernes de la semana pasada, el Gobierno anunció que los salarios mínimos tendrán un aumento de 14.2 por ciento y llegarán a 30.20 pesos diarios (en el Distrito Federal).  En términos mensuales, esto significa 906 pesos que equivalen a un mil 342 dólares al año.  En esta ocasión, al igual que el año pasado, el aumento propuesto es un par de puntos porcentuales por arriba de la meta de inflación del Gobierno.  Esto quiere decir que por lo menos a nivel de intención, se está tratando de otorgar un pequeño aumento real.

El año pasado se otorgó un aumento de 17 por ciento a los mínimos, cuando la meta de inflación era de 15 por ciento.  Todo parece indicar que la inflación de fin de año pudiera quedar ligeramente abajo del 16 por ciento, lo que siguiere un pequeño aumento real.  Sin embargo, no es así, dado que el último aumento fue concedido a partir de diciembre de 1996; mientras que ahora el nuevo salario entra en vigor el primer día de enero de 1998.  Esto no solamente significa que no hubo un aumento a los mínimos durante 1997, sino que además se tiene que medir contra la inflación acumulada de los últimos trece meses.  Entre el primero de diciembre de 1996 y el 31 de diciembre de 1997, hubo una inflación acumulada de aproximadamente 19.5 por ciento, por lo que de nuevo hubo una caída importante en los salarios mínimos reales.

Dado que no hubo un aumento este mes, el poder adquisitivo del mínimo llegó a su punto más bajo de los últimos treinta años.  El récord anterior pertenecía a noviembre de 1996, justo un mes antes del aumento del 17 por ciento de diciembre pasado.  Dado que ya se acumuló 19.5 por ciento de inflación desde ese último incremento, ahora llegó a su punto más bajo.

Simplemente, para poner lo en la perspectiva correcta, el poder adquisitivo del mínimo durante este mes es 22.3 por ciento de lo que fue en octubre de 1976, justo cundo llegó a su pico.  Esto significa que quien gana cinco veces el salario mínimo apenas tiene un poder adquisitivo similar al de hace 21 años.  Según los datos del INEGI, apenas el 11.6 por ciento de la población ocupada percibe un ingreso superior a los cinco salarios mínimos, que equivalen a un salario mínimo de 1976.

En otras palabras, el 88.5 por ciento de nuestra población ocupada no tiene un poder adquisitivo superior a un salario mínimo de 1976.

Desde octubre de 1976 a la fecha, ha existido un deterioro continuo del mínimo hasta llegar a estos niveles.  El único periodo en que no hubo una baja en su poder adquisitivo fue en 1994, cuando la inflación (7.1 por ciento) alcanzó su nivel más bajo desde 1972 (5.5 por ciento).  Ese año, el mínimo aumentó 7 por ciento, prácticamente lo mismo que la inflación.

Sin embargo, a partir de 1995 se reinicia su tendencia a la baja, acumulando una caída real de 16.4 por ciento a partir de enero de 1995, cuando hubo un aumento adicional del 7 por ciento.  Como podemos observar, la historia de los mínimos es realmente triste, pero más aún lo es la de las personas que lo perciben.

Es interesante observar los efectos de un salario mínimo en el mercado laboral.  Hace todavía diez años, podíamos decir que este salario era relativamente elevado, dado que era superior a lo que era el salario mínimo de facto, es decir, no en términos legales sino el que el mercado reconocía como tal.  Por ejemplo, nadie le pagaba el mínimo a una persona que se desempeñaba como sirvienta en una casa.  Más bien, se acostumbraba pagarle como la mitad del salario mínimo legal, simplemente porque se consideraba un salario demasiado elevado.  En cambio, hoy en día es casi imposible conseguir a una señora que quisiera trabajar como sirvienta por el equivalente a un mínimo.  Más bien se le tiene que pagar por lo menos un mínimo y medio.

Esto significa que hace diez años el mínimo legal era más elevado que el mínimo de mercado.  En estos casos, la imposición de un piso legal pudiera servir como una barrera a la generación de trabajos, especialmente en el caso de empleos en el sector formal, donde no se puede pagar un salario menor.

En cambio, hoy en día, el mínimo legal es inferior al mínimo del mercado.  En la mayoría de las industrias y comercios se puede observar que el salario más bajo que se paga no es el mínimo legal, sino un poco más alto.

Las cifras del INEGI, correspondientes a su encuesta mensual de empleo urbano, confirman este fenómeno.  Hace diez años, el 30 por ciento de la población ocupada percibía menos de un salario mínimo legal.  En la medida en que fue bajando este salario en relación al mercado, esta proporción también se fue reduciendo hasta representar apenas el 7.1 por ciento para fines de 1994.  Como resultado de la crisis, aumentó el porcentaje de personas que perciben menos que el mínimo, llegando a 13.8 por ciento en el segundo trimestre de 1996. Hoy en día, el 11.9 por ciento de la población ocupada percibe menos de un mínimo legal.

Desafortunadamente, la imposición de un salario mínimo legal al mercado es muy difícil.  Como la cifras lo demuestran, si es demasiado elevado, simplemente aumento la proporción de personas que perciben un monto inferior.  Dado que es ilegal pagarle menos a una persona, se fomenta la economía informal, es decir, los negocios que operan al margen de las leyes laborales y fiscales.

Si el mínimo es muy bajo, el mercado no encuentra suficientes personas que estarían dispuestas a trabajar por ese monto y tiene que ofrecer más.  Por lo mismo, baja la proporción de personas que ganan menos que el mínimo legal.  A pesar de que existen muchas personas necesitadas, llega un momento en que sus percepciones son tan bajas, que ni siquiera vale la pena el esfuerzo.  Pueden ganar más que un mínimo pidiendo limosna en la calle.

En la medida en que funcionan las fuerzas del mercado, podemos medir qué tan lejos o cerca está el mínimo legal del mínimo del mercado, a través de la proporción de personas que perciben menos del mínimo legal. Dado que hoy en día es una proporción tan baja, resulta fácil concluir que éste se encuentra por debajo del mercado.

Esto es muy importante, ya que siempre que se quiere aumentar el mínimo, los empresarios y algunos funcionarios públicos alegan que simplemente va a causar más inflación y que por lo tanto, no habrá un aumento real.  Sin embargo, en la medida en que el mínimo se pueda independizar de otros aumentos de precios, su efecto sobre la inflación no necesariamente es directo.  Si el mínimo del mercado, se debería de poder aumentar sin afectar mayormente los precios.

El problema radica en que el mínimo es utilizado como una referencia para aumentar los salarios contractuales y muchos otros precios en la economía.  El Gobierno, especialmente durante los sexenios de De la Madrid y de Salinas, ha tratado de desligar uno del otro, pero con un éxito muy moderado.

Todo indica que el aumento del 14 por ciento en los mínimos no debería de transmitirse a un aumento importante en los precios.  Sin embargo, ya lo veremos a partir del mes entrante.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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