Pulso Económico
El Manejo de la Deuda Externa
Por: Jonathan Heath®
El viernes pasado, se realizó exitosamente la emisión de un Bono Global por un monto de 1,500 millones de dólares a un plazo de 10 años. Esta es un paso más de la estrategia para mejorar el perfil de deuda externa.
Existe un amplio repertorio de temas censurables del gobierno actual. La mayoría de los comentaristas no vacilan en tocar reiteradamente estos puntos y por lo mismo, nuestros medios están saturados de críticas al gobierno. Las pocas noticias positivas emanan de los boletines de prensa oficiales. Desgraciadamente, con el tiempo el gobierno ha perdido credibilidad y no tenemos mucha confianza en su discurso. Esto ha hecho que muchas cosas buenas pasen desapercibidas.
También suele suceder que eventos o hechos positivos salen raspados con críticas severas, ya sea por costumbre o por la inercia de analizar toda acción gubernamental desde una óptica negativa. Muchas veces sucede por un encasillamiento ideológico más allá de la razón o de una lógica pragmática. Así nos pareció cuando oímos hace unos días los comentarios de un analista destacado que fustigaba la reciente noticia de la última colocación de un bono global en los mercados financieros internacionales. Su critica involucraba la política de endeudamiento excesivo del gobierno federal y cómo era posible de que el régimen actual estuviera pasándole la factura a las generaciones futuras.
Si algo ha hecho bien el gobierno actual es precisamente el manejo de la deuda. Hoy somos el único país latinoamericano comparable que el Banco Mundial clasifica como menos endeudado. México es el único país bajo la lupa por las agencias calificadoras de prestigio internacional para una posible mejoría en nuestra calificación de riesgo soberano. La razón principal es que el gobierno ha realizado un esfuerzo extraordinario por mejorar el perfil de la deuda pública.
La última colocación de un bono global debería verse como un evento positivo y un paso más hacia una mejor solvencia internacional. No representa un incremento en la deuda externa neta, ya que se está utilizando para propósitos de refinanciamiento, es decir, estamos contratando deuda para pagar deuda. Aunque esto mismo era lo que se hacía hace muchos años, el propósito es radicalmente diferente. Anteriormente nuestra deuda era tan elevada y agobiante, que había que pedir prestado para pagar lo que debíamos. Llegó un momento en que teníamos que acudir a un nuevo préstamo simplemente para pagar los intereses.
Sin embargo, desde hace una década el gobierno realizó un esfuerzo importante para reducir el déficit público y así las necesidades de financiamiento. Pasamos de un déficit fiscal de 16 por ciento del PIB en 1987 a un presupuesto balanceado a partir de 1992. Desde entonces se han manejado déficits pequeños para evitar que la carga de la deuda vuelva a ser inmanejable. Hoy la deuda externa mexicana es dócil gracias a la reestructuración constante que se ha hecho para reducir las tasas de interés y demás condiciones de pago. Lo que ha estado haciendo el gobierno es contratar deuda más barata y a mayor plazo, para liquidar deuda más cara y de plazo más corto.
Se han criticado estas acciones como una manera de pasarle la factura a generaciones futuras. En vez de enfrentar el problema hoy, las autoridades lo están transfiriendo al gobierno que estará en el poder dentro de 10 años. Sin embargo, esto es inevitable ya que no tenemos la capacidad para pagar de golpe la deuda que se vaya venciendo. También debemos reconocer que esta deuda se ha heredado de los gobiernos anteriores.
Simplemente vale la pena notar que nacimos como República con problemas de deuda externa, ya que el primer Presidente del país heredó la que había contratado Iturbide para financiar su gasto militar. La primera suspensión oficial de pagos se realizó en 1827 cuando estalló la guerra civil. Desde entonces han seguido un sinnúmero de suspensiones y renegociaciones. El único momento en nuestra historia en el que no hemos tenido una carga excesiva de deuda fue a partir de la renegociación de 1942, que logró una condonación de aproximadamente 90 por ciento del total. Tardamos 40 años en volver a endeudarnos hasta el copete y enfrentar de nuevo una suspensión de pagos. Culpar a un solo Presidente de haberse sobre endeudado a estas alturas parece ser un ejercicio inútil.
La deuda externa actual no es producto del gobierno de Ernesto Zedillo. Inclusive ha existido una mejoría notable. Como porcentaje del PIB, representa menos de la mitad de lo que era hace 12 años. Esto ha sido posible únicamente a través de un déficit público menor y de las reestructuraciones constantes que se han realizado.
Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx