jueves, 20 de enero de 2000

Perspectivas del Tipo de Cambio (II)

 

Pulso Económico


Perspectivas del Tipo de Cambio (II)


Por: Jonathan Heath®


Las herramientas analíticas que usamos para anticipar la trayectoria del tipo de cambio tienen que ser distintas cuando tenemos un régimen de flotación.  Ahora debemos observar todas las fuentes y los usos de divisas, que es una tarea difícil.

El martes pasado comentábamos que el análisis del tipo de cambio que realizábamos en el pasado ya no es válido y por lo tanto, ahora teníamos que tomar en cuenta que el tipo de cambio se fija a través de la interacción de toda la oferta y de toda la demanda del mercado.  Por lo mismo, un análisis que examina una parte aislada del mercado, no va a decir mucho.  Si queremos conocer las perspectivas del tipo de cambio para el año, tenemos que anticipar los movimientos principales de este mercado.

Esto nos pone ante la difícil tarea de localizar las partes predominantes del mercado.  Muchos analistas se concentran en la balanza comercial, que el año pasado arrojó un déficit neto de divisas de un poco más de 5 mil millones de dólares.  Sin embargo, como tamaño del mercado realmente representa una parte pequeña.  Esta es otra razón por la cual las comparaciones de la paridad del poder de compra, que arroja el supuesto nivel de sobrevaluación y que se concentra en los diferenciales de precios de los bienes intercambiados, no resultan muy significativas.

Sin lugar a dudas, la parte predominante del mercado de divisas gira alrededor de los flujos de capital.  Inclusive, podríamos decir que una de las determinantes principales del déficit en la cuenta corriente es precisamente el tamaño del superávit de la cuenta de capital.  Más que una simple identidad contable, los flujos de capital crean una presión sobre la demanda agregada, que a su vez determina la demanda de importaciones.

El problema es que los flujos de capital son muy difíciles de anticipar.  Son los que más pueden variar de un momento a otro y que obedecen a una dinámica muy diferente a la de la parte comercial.  Afortunadamente la parte más inestable, que es la relacionada con el mercado de dinero, ya casi no pinta, por lo menos en comparación con el inicio de la década pasada.  Hoy no nos enfrentamos al temor de que un pequeño aumento en las tasas de interés externas ponga de cabeza a nuestra balanza de pagos.

Hoy dominan los flujos de la inversión extranjera directa, que han sido sumamente estables en el transcurso de los últimos ocho trimestres.  Esto significa que una parte importante de la cuenta de capital es muy previsible.  Obviamente existe el riesgo de que esta inversión podría disminuir de repente ante un shock político de proporciones mayores.  Sin embargo, no es muy probable que enfrentemos tal situación, ya que los diversos acuerdos de libre comercio que tenemos hacen atractivo a México en el mediano y largo plazos.

Otra parte importante de la cuenta corriente es la que corresponde a las entradas netas de capital por endeudamiento directo.  Las disponibilidades dependen mucho de las condiciones de liquidez en los mercados globales y de la percepción de riesgo soberano que se tiene de nuestro país en el exterior.  Afortunadamente, la percepción de México ha mejorado sustancialmente y hemos logrado colocar sumas interesantes de papel (bonos) en el exterior, aun cuando las condiciones han sido adversas como en 1998.  Actualmente las empresas calificadoras, como Moody’s y Standard & Poor’s, sostienen una perspectiva positiva para el país, que en un futuro no tan lejano podría significar una mejora en nuestra evaluación.  Al mismo tiempo, el Banco Mundial nos clasifica como el único país latinoamericano (con ingresos superiores a 3 mil dólares per cápita) de endeudamiento menor.  Por lo pronto, esto significa que deberíamos afrontar flujos estables en este rubro.

También resulta importante el patrón de amortizaciones de la deuda externa, ya que puede representar una demanda significativa de dólares.  Aquí el gobierno ha trabajado arduamente para extender las amortizaciones hacia el futuro y reducir la parte de deuda por vencer.  Por primera vez en muchas décadas, México enfrenta pocos pagos al exterior en este año y el entrante.

¿Qué nos dice todo esto?  Que en el transcurso de este año deberíamos enfrentar un una oferta constante de dólares sin grandes altibajos y que no se prevé un aumento repentino en la demanda.  En pocas palabras, de no presentarse ningún shock del exterior o elemento no anticipado, el tipo de cambio presenta un panorama muy estable y no nos debería de sorprender que volvamos a tener un año en el cual termina en niveles similares con que empezó.  Claro, deberíamos esperar de vez en cuando brotes de volatilidad que provoquen una depreciación, pero usualmente acompañados por una apreciación similar.


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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