martes, 18 de enero de 2000

Perspectivas del Tipo de Cambio

 

Pulso Económico


Perspectivas del Tipo de Cambio


Por: Jonathan Heath®


En diciembre de 1999, la competitividad del tipo de cambio fue 19.1 por ciento menos de lo que fue en promedio en 1990.  Esta apreciación real ha empezado a causar verdaderos problemas a los exportadores y representa para muchos un foco rojo.  ¿Qué podemos esperar del tipo de cambio este año?

Todo parece indicar que las ventas navideñas fueron muy buenas.  La desaceleración de la actividad económica de hace un año se ha superado y el consumidor recupera la confianza.  Con un aumento importante en el empleo y una pequeña mejoría en el poder adquisitivo, empezamos a sentirnos lo suficientemente bien como para regresar al mercado.  Sin embargo, parece que este auge navideño no se presentó en la zona fronteriza del país.  Los consumidores mexicanos prefirieron cruzar la frontera y aprovechar los precios más baratos en dólares.

Esta es una de las primeras señales de que la apreciación del tipo de cambio en el transcurso del último año ha sido excesiva y ha llevado a más de uno a hablar de una importante sobrevaluación cambiaria que tanto daño nos ha hecho en el pasado.  Cada vez que se ha presentado este fenómeno, especialmente hacia fines del sexenio, los mexicanos esperamos lo peor.  Una y otra vez hemos sufrido tremendas devaluaciones que no solamente nos han mermado nuestro poder adquisitivo, sino que nos han destrozado el patrimonio familiar.

Esta vez el gobierno nos dice que es diferente, sin embargo, siempre nos dice lo mismo.  A simple vista, todo parece indicar que el tipo de cambio debería depreciarse en forma significativa en una fecha próxima.  Pero podría ser poco a poco o de golpe.  ¿Qué podemos esperar?

De entrada sí existen circunstancias muy diferentes al pasado que hacen más difícil anticipar el movimiento de la moneda.  Anteriormente, el régimen cambiario era rígido y manejado a discreción por las autoridades monetarias.  Por intereses políticos, el gobierno buscaba presentar un tipo de cambio estable en vísperas de las elecciones.  Esto significaba posponer cualquier ajuste hasta después de los comicios, aceptando a cambio cualquier costo.  Como ya sabemos, el costo siempre resultaba inmanejable para la economía familiar, pero manejable para el partido oficial, ya que lo importante era conservar el poder.

Por lo mismo, realizábamos una serie de evaluaciones del tipo de cambio para ver si era sostenible o no.  A través de los diferenciales de inflación entre México y el exterior calculábamos la supuesta sub o sobrevaluación.  Estimábamos el nivel de las reservas internacionales para ver si las autoridades monetarias tenían suficiente parque para seguir interviniendo en el mercado.  Analizábamos las amortizaciones de deuda externa y demás obligaciones en el exterior para anticipar las necesidades de divisas del gobierno.  Escuchábamos con interés las anécdotas de las compras en las zonas fronterizas o la comparación de los salarios de los funcionarios entre nuestro país y Estados Unidos, ya que eran buenos ejemplos de lo que podría venir.

A partir de 1995 tenemos un nuevo régimen cambiario.  Ahora el tipo de cambio lo fija el mercado en función de la oferta y la demanda.  No es un mercado estrecho ya que se intercambian más de 8 mil millones de dólares diarios.  Sabemos bien que ahora el tipo de cambio puede subir o bajar cualquier día y que ya no está sujeto a alguna banda de intervención.  Sin lugar a dudas, las reglas del juego han cambiado.

El problema radica en que nuestro estuche de instrumentos para evaluar la perspectiva cambiaria tampoco es el mismo.  Ya no se aplican de igual manera los cálculos de la paridad del poder adquisitivo.  El nivel de reservas no es muy relevante.  No queda claro que las compras en la frontera sean importantes.  A pesar de todo, muchos analistas aplican el análisis anterior en busca de una respuesta sin aceptar su obsolescencia.  El problema es que pueden augurar una depreciación, nos vamos con la finta, compramos dólares y a los pocos días el tipo de cambio está de regreso.

¿Qué hacemos?  Si el análisis que realizábamos en el pasado ya no es válido, ¿cuál es el que debemos usar ahora?

Lo primero que debemos entender es que el tipo de cambio se fija a través de la interacción de toda la oferta y de toda la demanda del mercado.  Por lo mismo, un análisis que examina una parte aislada del mercado, no va a decir mucho.  Por ejemplo, las transacciones fronterizas pudieran indicar presiones sobre el tipo de cambio, pero representan una parte muy reducida del mercado.  Esto significa que debemos observar todas las fuentes y los usos de divisas para anticipar la trayectoria del tipo de cambio.  El problema es que semejante tarea es muy difícil.

Lo segundo es tratar de localizar las partes predominantes del mercado.  Por ejemplo, la balanza comercial arrojó un déficit neto de divisas de un poco más de 5 mil millones de dólares el año pasado, pero como tamaño del mercado realmente representa una parte pequeña.  Por lo mismo, las comparaciones de la paridad del poder de compra, que arroja el supuesto nivel de sobrevaluación y que se concentra sobre los diferenciales de precios de los bienes intercambiados, no resultan muy significativas.  Estamos tratando de ser juiciosos sobre el nivel correcto del tipo de cambio a través de la observación de una parte muy pequeña del mercado total.  Esta es la razón por la cuál este cálculo tradicional es simplista y a veces hasta peligroso.

Sin lugar a dudas, la parte predominante del mercado de divisas gira alrededor de los flujos de capital.  Estos son los más difíciles de anticipar, los que más pueden variar de un momento a otro y que obedecen a una dinámica muy diferente a la que ocurre en la parte comercial.  Afortunadamente la parte más inestable, que es la relacionada con el mercado de dinero, ya casi no pinta, por lo menos en comparación con el inicio de la década pasada.  Hoy dominan los flujos de la inversión extranjera directa, que han sido sumamente estables en el transcurso de los últimos ocho trimestres.  Desgraciadamente, los flujos de capital en su conjunto siguen siendo relativamente volátiles.

Ante todo esto, ¿qué podemos anticipar para el tipo de cambio en el año 2000?  El jueves terminaremos de comentar.


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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