Pulso Económico
El Escepticismo de la Coparmex
Por: Jonathan Heath®
El Presidente de la Coparmex externó la semana pasada su preocupación por el elevado crecimiento de la base monetaria y alertó a la iniciativa privada del riesgo de un crecimiento económico artificial.
El nombramiento de Ricardo Guajardo como Presidente del CEESP es muy afortunado. El CEESP es el organismo que provee asesoría a las cúpulas empresariales y les explica cómo funciona la política económica del gobierno. No obstante, está pasando por un mal momento y la calidad de sus opiniones ha dejado mucho qué desear. Como consecuencia, muchos líderes empresariales han vertido declaraciones confusas y hasta equivocadas que han terminado por desorientar a la comunidad empresarial.
El CEESP creció mucho en términos de calidad bajo el mando de Oscar Vera hace unos años. Llegó a la Dirección General cuando el organismo había caído a su nivel más bajo y se vio envuelto en un escándalo de grandes proporciones. Con visión e inteligencia, levantó de nuevo el prestigio del CEESP. A su salida fue reemplazado por Raymundo Wrinkler, quien pudo sostener la calidad del análisis con un buen trabajo. Sin embargo, la promoción de Wrinkler a Director General del CCE fue muy negativa para el CEESP, ya que no pudo encontrar a un buen sustituto y su calidad empezó a sufrir. Afortunadamente, tiene dos subdirectores competentes que no han permitido mayor deterioro en su análisis. Sin embargo, la asesoría a los dirigentes empresariales ha dejado mucho qué desear.
Un buen ejemplo lo encontramos en las últimas declaraciones de la Coparmex, que manifestó su escepticismo ante el crecimiento económico, ya que no sabe si es real o artificial. Cuestionó “si el crecimiento acelerado se debe al aumento del circulante o está basado en la economía real”. Su preocupación radica en que si el aumento en la circulación es provocado por las autoridades monetarias en un intento deliberado para inyectarle dinamismo a la economía en vísperas de las elecciones.
Sin embargo, esta preocupación esta mal enfocada al no entender cómo opera la política monetaria actual y cuáles son las pretensiones de las autoridades monetarias. El crecimiento de la base monetaria es resultado de un aumento en la demanda de dinero. El Banco de México acomoda esta demanda a través de proveer una oferta correspondiente. Si en un momento dado el Banco piensa que esta demanda pudiera provocar presiones inflacionarias, busca disminuir la demanda (no la oferta) a través de una serie de acciones (políticas) indirectas. No puede disminuir directamente la oferta ya que provocaría un desequilibrio en el mercado con resultados negativos.
Cuando la población demanda más dinero para realizar sus transacciones, no existe una forma directa para disminuirla. Cuando una persona va al banco a retirar dinero, el banco tiene la obligación de dárselo. Cuando un banco acude al Banco de México para proveer a sus clientes de más efectivo, éste también se lo tiene que dar. De lo contrario, imaginemos el pánico que resultaría si de repente no le dan el efectivo requerido. Podría resultar en una corrida especulativa en contra del sistema bancario.
Más bien, lo que hace el Banco Central es influir en la demanda de dinero en forma indirecta. El mejor ejemplo es la política de cortos. No obstante, el corto no significa una disminución de liquidez en la economía, ni siquiera por el monto de 160 millones de pesos (que representa 0.12 por ciento de la base monetaria). Lo que hace el Banco es abastecer por los canales normales toda la demanda de dinero menos el monto del corto. Como falta ese monto, el Banco lo tiene que proveer, pero lo hace a través de una ventanilla especial y a un costo mucho mayor. Esto hace que las tasas de interés suban, lo que a su vez reduce la demanda de dinero.
Sin embargo, el Banco de México no va a tratar de disminuir la demanda (a través de un mayor corto u otro mecanismo) bajo cualquier circunstancia. Todo el tiempo vigila la economía para tratar de detectar presiones sobre los precios o un aumento en la demanda que no corresponda a la actividad normal de la economía. En estos momentos no ha incrementado el corto porque ha encontrado explicaciones satisfactorias al incremento en la demanda y porque no ha detectado presiones inflacionarias.
El problema radica en que si la sociedad en general quiere mantener mayores saldos monetarios, el Banco Central no se lo puede negar. En cambio, sí puede tratar de influir en su decisión y esto constituye la base de su política monetaria. Esto último es la parte menos comprendida de la función del Banco de México, pero crucial para la credibilidad que necesita obtener.
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