Pulso Económico
La Alianza Para la Crisis
Por: Jonathan Heath®
El Secretario de Hacienda acusa Ahora a los partidos de oposición de forjar una Alianza para la Crisis como resultado de los reacomodos propuestos en el gasto público. ¿Realmente es tan frágil la estrategia del gobierno para evitar una crisis de fin de sexenio?
En el último año hemos oído pocas cosas del gobierno que no tengan que ver con sus esfuerzos por evitar una crisis en el año 2000. En casi todos los discursos del Presidente existe alguna referencia a cómo la política económica actual está encaminada a evitar desequilibrios macroeconómicos. En cada oportunidad que tienen, José Angel Gurría y Guillermo Ortiz presentan comparativas entre las cifras de 1994 y las actuales, para demostrar que no existen bases para una crisis. La modificación del régimen cambiario, la eliminación de los Tesobonos, el blindaje financiero, la política monetaria restrictiva y muchas estrategias más, han sido vendidas sobre la base que ayudarán a reducir la vulnerabilidad de la economía.
Por mucho tiempo, analistas, inversionistas y académicos rehusaban creerle al gobierno. La maldición sexenal pesa tanto que no pocos han sostenido que, sin importar lo que haga el gobierno o lo que digan las cifras macroeconómicas, van a comprar dólares o a sacar su dinero del país para proteger su patrimonio. A pesar de los buenos resultados en el abatimiento de la inflación, las tasas de interés no habían disminuido, lo que indicaba que todavía existía una percepción de riesgo importante. Hasta hace poco las encuestas indicaban que la mayoría de la población espera una crisis el año entrante.
Sin embargo, en los últimos meses han bajado las tasas de interés en señal de que el mercado empieza a comprar la idea de que escaparemos de la mencionada crisis. Poco a poco las encuestas señalan un porcentaje menor de personas que todavía anticipan lo peor. Ha aumentado la inversión en la Bolsa y se han sostenido los flujos de inversión extranjera directa. Aunque no hemos comprado la idea por completo, todo parecía indicar que se rompería la maldición sexenal como resultado del gran esfuerzo realizado por el gobierno. Enhorabuena.
Pero de un día a otro nos cambian la jugada. Ahora resulta que es tan frágil la situación económica del país, que con reacomodar algunos rubros del presupuesto, podríamos tener una crisis. En palabras del cada vez más controvertido Secretario de Hacienda, los partidos de oposición intentan formar una alianza para provocar una crisis antes de las elecciones para ganar votos a costa del pueblo mexicano. Según esto, la pretensión opositora de empujar gastos públicos adicionales ofrece riesgos graves para la estabilidad y el crecimiento económico del país.
La preocupación central de Hacienda radica en que el déficit público pudiera aumentar el año entrante a 1.4 por ciento del PIB en vez del 1.0 por ciento prometido por el Ejecutivo. Sin embargo, los partidos de oposición no están proponiendo ese aumento, sino un reacomodo en los gastos de tal forma que se respete el déficit original. Por lo mismo, parece ser que las acusaciones carecen de fundamentos.
Parte del problema radica en la credibilidad del gobierno. Resulta obvio que las autoridades están inmersas en el mismo juego de mentiras y exageraciones que critican a la oposición. De entrada, esto pone en tela de juicio todos los argumentos vertidos con anterioridad de por qué no vamos a tener una crisis el año entrante.
Pero peor aún. El mensaje de Hacienda es que al contrario de lo que nos habían dicho, la situación macroeconómica se encuentra en una situación sumamente frágil. Si con aumentar el déficit público marginalmente estamos en el umbral de una crisis económica, entonces nuestra vulnerabilidad es inmensa. Si este es el caso, entonces tendríamos que recomendar ampliamente la compra de dólares y la posposición de toda inversión por un tiempo indefinido. Significa que el gobierno nos ha estado tomando el pelo con tanto discurso sobre lo que ha hecho para evitar una crisis.
Queda claro que a lo largo de los años nos conviene un déficit público reducido e inclusive cerca de cero. De hecho, le haría muy bien al país sostener un superávit fiscal por cierto tiempo para reducir la carga de servicio de la deuda y así liberar recursos para ampliar el gasto social. Sin embargo, no hay que ser tan dogmáticos como para pensar que incrementar el déficit en 0.15 por ciento del PIB (de 1.25 por ciento este año a 1.4% el año entrante) va a ser el causante de una crisis.
Afortunadamente todo indica que no habrá crisis el año entrante y que Hacienda exagera para presionar a la oposición a retirar su propuesta. Sin embargo, es una forma irresponsable de querer manipular a la opinión pública.
Comentarios, observaciones y criticas al email: heath@infosel.net.mx
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