Pulso Económico
Las Tasas de Interés
Por: Jonathan Heath
Las encuestas que realiza el Banco de México apuntan al alto costo del crédito y su falta de disponibilidad como los problemas más agudos en la actualidad.
La tasa de interés es uno de los indicadores más importantes de la economía, pues no solamente representa el costo del dinero o del crédito, sino que además refleja muchos factores. La inflación esperada, la depreciación anticipada de la moneda, el riesgo país y los flujos de capital, son variables que influyen en su determinación. Obviamente juegan un papel preponderante la política monetaria y la actividad económica del país. Además influyen la cartera vencida de los bancos, la estructura jurídica del sistema financiero y los requisitos impositivos del gobierno federal.
En México, la tasa de interés se determina a través del libre juego de la demanda y la oferta de fondos prestables, factores que aumentan o disminuyen según la demanda o la oferta. Desde hace ya bastantes años el gobierno dejó de administrar las tasas a través de decretos o mediante el uso de cajones selectivos de crédito.
Por lo mismo, si el Banco de México quiere influir en su dirección, lo hace indirectamente a través de sus instrumentos de política monetaria. En la actualidad, utiliza un mecanismo de dejar “corto” o “largo” el monto de liquidez que necesita el mercado, dependiendo de la dirección que se quiera. Sin embargo, el monto del corto es demasiado pequeño como para pensar que en un momento dado provoque un faltante de liquidez. Más bien, manda al mercado una señal muy clara que termina por influir, pero no determina, las tasas.
También utiliza el requerimiento de un encaje fijo, lo cual significa que los bancos tienen que depositarle cierto monto de dinero. Sin embargo, las autoridades monetarias regresan el mismo monto al mercado vía un mecanismo de subasta. En este caso, la tasa de interés que paga el Banco de México a los bancos por el encaje, es similar al que obtiene vía la subasta. Al final de cuentas este instrumento no influye en la determinación de las tasas, sino simplemente ayuda al Banco Central a ordenar el mercado y ejercer un poco más de control.
Esto significa que la política monetaria no es el único factor, ni el más importante, en la determinación de las tasas. Por ejemplo, juega un papel mucho más decisivo la probabilidad de recuperación del crédito por parte del banco. Si un banco tiene una cartera vencida de 50 por ciento, sabe que es muy probable que una de cada dos empresas que le piden crédito, no le van a pagar. El resultado es que tiene que cobrar una tasa de interés mayor para compensar el no pago.
Las encuestas revelan que otra queja de los empresarios es el exceso de garantías que se exigen para otorgar un crédito. Sin embargo, los bancos se ven forzados a incrementar las garantías ante la cultura del no pago de los empresarios y la fragilidad de la estructura jurídica. Hoy en día prestar dinero no es buen negocio para la banca, aun con tasas elevadas y exceso de garantías.
Hace poco un líder empresarial declaró que “el alto costo del dinero que imponen los bancos es un verdadero cáncer”. Sin embargo, resulta difícil argumentar que la tasa de interés es impuesta por los bancos. Más bien, el no pago de los acreditados influye más que casi cualquier otro factor en el alto costo.
Aun así, si concentramos nuestra atención en la tasa que se paga a los ahorradores, habría que admitir que es muy elevada. A pesar de que ha disminuido la inflación esperada en el transcurso de los últimos cinco meses, la tasa de los Cetes a 28 días se ha ubicado en un rango de 19.4 a 21.7 por ciento. Mientras que el martes pasado bajo a 20.2 por ciento, su promedio de l
as últimos 21 semanas ha sido de 20.4 por ciento.
La tasa de interés real, es decir, la parte correspondiente a la tasa de interés después de descontar la inflación esperada, ha permanecido muy elevada desde agosto del año pasado. En ocho de los últimos once meses, la tasa real ha sido superior al 10 por ciento, muy por arriba de su promedio histórico.
Parte de la razón es producto de las expectativas alrededor del tipo de cambio. La mayoría de los analistas esperan que el precio del dólar llegue a 10 pesos o más antes del fin de año. Por lo mismo, para que los inversionistas permanezcan en pesos están pidiendo una tasa de interés más elevada para compensar su riesgo. Esto significa que es muy probable que la tasa de interés no disminuya significativamente hasta que veamos una depreciación en el tipo de cambio.
Por lo pronto, no se percibe ningún aumento en la demanda de dólares, lo cual hace pensar que las tasas no bajarán mucho más en el futuro inmediato.
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