jueves, 5 de agosto de 1999

La Marcha Desigual de la Economía

 

Pulso Económico


La Marcha Desigual de la Economía


Por: Jonathan Heath


Las cifras macroeconómicas muestran la buena marcha de la actividad económica, especialmente en relación con los demás países de América Latina.  Sin embargo, estas cifras son promedio del país y esconden muchas cosas.

Después de haber registrado un crecimiento promedio de 5.6 por ciento en el transcurso de los últimos tres años, la actividad económica empezó a frenarse a partir del último trimestre del año pasado.  La mayoría de los indicadores apunta a que esta desaceleración toco fondo en el primer trimestre de este año y que ahora la economía empieza a recuperarse.  Al día de hoy parece muy factible alcanzar el crecimiento de 3 por ciento para el año que propuso el gobierno federal.

A pesar de haber iniciado el año pasado con un crecimiento vigoroso, el ambiente externo resultó muy desfavorable.  Hubo una caída en los precios del petróleo que disminuyó la cantidad de recursos disponibles para el sector público.  Hubo una recesión importante en Asia y especialmente 

en Japón que redujo la demanda mundial de productos de exportación.  Existieron crisis importantes en varias partes del mundo que indujeron una gran volatilidad en los mercados financieros e incrementaron la percepción de riesgo en los países emergentes.
El resultado fue que a partir de la segunda mitad del año empezaron a contraerse los mercados internacionales de capital.  Esto provocó una disminución en la disponibilidad de recursos del exterior y un aumento en las tasas de interés internas en nuestro país.  Con menos crédito del exterior y más caro, empezó a disminuir la inversión privada, al igual que el consumo de bienes duraderos.
Afortunadamente ha mejorado el ambiente externo este año.  Los mercados de capital han vuelto a la normalidad y las tasas de interés han regresado a los niveles de mediados del año pasado.  En abril y mayo, la producción manufacturera creció a tasas más elevadas en comparación con los primeros tres meses del año.  Las ventas en establecimientos comerciales se han recuperado en los últimos meses, aunque todavía se muestran bajas en comparación con el año pasado.  Los registros del Seguro Social indican que el empleo formal está creciendo a una tasa promedio anual de 6.4 por ciento.  La inversión privada también registra señales de una mejoría.
En términos de los equilibrios macroeconómicos, las cifras también revelan buenas noticias.  El déficit público está bajo control, dentro de los límites establecidos en el presupuesto.  El ahorro interno se ha recuperado, después de haber sufrido una caída el año pasado.  El déficit externo ha disminuido y pudiera terminar el año debajo de 3 por ciento del PIB.  En síntesis, parece ser que la economía marcha bien.
Sin embargo, tenemos que recordar que el PIB y demás cifras macroeconómicas son promedio y en los promedios se esconden muchas cosas.  Mientras que el Norte del país parece estar pasando por un auge y le hace falta mano de obra, el centro y el Sur parecen estar estancados.  Las grandes empresas van muy bien y alcanzan ventas históricas.  Sin embargo, la pequeña y mediana empresas no logran salir de sus problemas y enfrentan una disminución en sus ventas.  Todas las actividades relacionadas con la exportación reciben con regocijo las noticias de crecimiento económico en los Estados Unidos, mientras los que se ocupan de la economía interna están por llorar.  A pesar de las buenas cifras macroeconómicas, la mayoría del país se encuentra en un extremo o en el otro.
En estos momentos, los motores de crecimiento de la economía son las exportaciones y la inversión relacionada con la exportación.  En cambio, el consumo interno se encuentra atrofiado y no ha encontrado manera de recuperarse.  En estos momentos la clase consumidora del país se encuentra ofuscada por el ambiente político y ha decidido tomar una actitud mucho más conservadora.  Sin entender totalmente los por qués, la población percibe un año difícil por delante.  Por lo mismo, muchos han decidido posponer la compra del automóvil, el refrigerador o la licuadora hasta estar más seguros de que su empleo y patrimonio están a salvo.
En cambio la industria exportadora, concentrada en las empresas grandes y en el Norte del país, está fascinada con el boom del consumo en los Estados Unidos.  Mientras que el empleo manufacturero crece apenas al 1.1 por ciento anual, el empleo en el sector maquilador avanza a un ritmo de 11.4 por ciento.  Los salarios manufactureros no han crecido por arriba de la inflación en lo que va del año, cuando la industria maquiladora ha recibido una compensación de 3.7 por ciento real.
Tenemos un crecimiento inequitativo.  Urge encontrar fórmulas para incorporar el Sur, a las empresas pequeñas y a las que no exportan, al progreso que muestra el México moderno.

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