Pulso Económico
El Crecimiento y la Inflación para 1997
Por: Jonathan Heath
La semana pasada se dio a conocer al público que la actividad económica del País (PIB) había crecido 8.8 por ciento durante el segundo trimestre del año. Junto con el 5.1 por ciento del primer trimestre, resulta ue la primera mitad del año vio una expansión de 7 por ciento. La simple aritmética nos dice que con un crecimiento promedio de 5 por ciento durante la segunda parte el año, nos dará un incremento del 6 por ciento para el año. Aunque tuvimos una tasa de crecimiento promedio anual por encima del 6 por ciento por un periodo de 40 años (de 1941 a 1981), ésta sería la primera vez que volvemos a observar el anhelado 6 por ciento desde 1981.
Definitivamente, se tiene que ver este resultado como positivo. A pesar de las críticas de los partidos de oposición es mejor un crecimiento más elevado que uno menor. Simplemente, significa que en promedio en el País hay más producción de bienes y servicios que antes. Inclusive, los datos desagregados confirman que la recuperación se extiende ahora a todos los sectores de la economía. Si es que se quieren generar más empleos, resarcir el poder adquisitivo de la clase obrera y aumentar el bienestar de la población, un buen primer paso en el crecimiento económico.
Aun en el caso de que la mayor parte del crecimiento tenga su origen en el sector exportador, la economía interna saldrá beneficiada dado que los trabajadores de estas empresas tienen más trabajo y mejor sueldo. Ellos saldrán a comprar más productos, generados a su vez una mayor demanda de bienes y servicios, Esto se llama el efecto multiplicador. En el mismo sentido saldrán beneficiados los pobres, en la medida en que aumente la recaudación del Gobierno y exista más gasto social.
No obstante, debemos tener cuidado al analiza estos datos y prevenir el futuro desempeño de nuestra economía. Sería un error extrapolar el crecimiento actual esperar que vamos a observar tasas elevadas de aquí en adelante. Por lo mismo, resulta importante entender de dónde viene esta tasa tan elevada.
Primero está el efecto estacional que tanto se ha comentado. Esto es muy simple. Enfoquémonos en el crecimiento del 7 por ciento para todo el primer semestre, en vez del 8.8 por ciento del segundo trimestre. De esta forma, ya casi no existe el peligro de este sesgo.
Segundo, existe un fenómeno estadístico al comparar la producción actual contra los trimestres anteriores, dado que tienen un base más reducida por la recesión de 1995. Poco a poco se irá eliminando este efecto, dado que estaremos comparando el crecimiento futuro contra 1996 cuando ya empezó a recuperarse la economía. Por ejemplo, el segundo trimestre del año entrante lo estaremos comparando con el de este año, que tuvo un desempeño sumamente favorable.
Tercero, siempre que una economía sale de una recesión existe un periodo de alto crecimiento antes de que se registren tasas más similares a un desempeño normal. Esto resulta por el papel que juegan los inventarios de las empresas. Durante la recesión, como forma de reducir gastos y lidiar mejor con los efectos nocivos de un mercado deprimido, los empresarios reducen su producción, abasteciendo sus ventas a través de una reducción de sus inventarios. Por lo mismo, cuando salen de la recesión y sienten un mercado fortalecido, aumentan su producción más allá de lo necesario para sus ventas, para poder reconstruir sus inventarios. Como resultado, se observa un crecimiento elevado por un periodo de tiempo, hasta que sus inventarios llegan de nuevo a los niveles deseados. A partir de ese momento, el crecimiento se reduce a una tasa que se puede sostener a través del tiempo, que seguramente será entre el 4 y 5 por ciento.
Cuarto,aunque su peso en la economía es menor, la producción agrícola tuvo un desempeño extraordinario, incluyendo cosechas récord en varios productos como el maíz. Sin embargo, el desempeño de este sector es muy errático y difícil de anticipar. Su comportamiento no obedece a los mismos factores que explican la industria o el comercio. Igual como tuvo un crecimiento elevado este trimestre, puede presentar una caída el próximo. En esta ocasión tuvimos la suerte de que coincidió con el resto de la economía, pero no tiene por qué continuar así.
Otra inquietud que ha aparecido, a raíz del crecimiento tan elevado del segundo trimestre, es si no empezarán a manifestarse presiones inflacionarias como resultado d un sobre calentamiento de la economía. Esta es una preocupación infundada, dado que existe todavía una gran proporción ociosa de la capacidad instalada de las empresas. A medida que siga creciendo la actividad económica, simplemente será reduciendo la capacidad ociosa. Por otro lado, actualmente la economía es muy abierta por lo que la oferta agregada se puede incrementa fácilmente a través de mayores importaciones.
La única parte de la economía que se encuentra más cerca de una plena utilización de su capacidad instalada es el sector exportador. Sin embargo, este sector no puede incrementar sus precios tan fácilmente porque se encuentra restringido a la competencia mundial. De todos modos, son los exportadores los que más están invirtiendo actualmente para incrementar su capacidad y no perder su mercado.
Esto significa que la tendencia a la baja en la inflación debe mantenerse. Con los resultados de inflación hasta la fecha, los precios han aumentado 19.25 por ciento hasta la primera quincena de agosto, con respecto a la misma quincena del año anterior, cuando faltan 9 quincenas para concluir el año. A estas fechas se ve que la inflación quedará por debajo del 17 por ciento a fin de año y pudiera llegar muy cerca de la meta original del 15 por ciento que puso el Banco de México a principios de año.
A estas alturas, el factor principal que determinará la inflación final será el aumento en los precios públicos. Dependiendo de cuánto y cuándo aumenten las tarifas eléctricas, el precio de la gasolina y los salarios mínimos, principalmente, junto con los precios de algunos otros bienes (como la tortilla que ya aumentó), quedará la inflación.
Si el Gobierno decide aumentar estos precios a partir de enero, la inflación de 1997 podrá quedar alrededor de 15.5 por ciento, bastante cerca de la meta. En cambio, si los aumentos se deciden para antes, ya sea a partir de diciembre o inclusive a mediados de noviembre, entonces la inflación terminará más alta. Dependiendo del monto otorgado, la inflación podría terminar entre 16 y 17 por ciento.
Esto es suponiendo que se mantenga la estabilidad en el tipo de cambio,que se ha observado hasta ahora. Pero bueno, ése es otro tema que pronto discutiremos de nuevo.
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