Pulso Económico
¿Menos Gasto o Más Déficit?
Por: Jonathan Heath
El PAN y el PRI rompieron las negociaciones para la aprobación del presupuesto y mejor decidieron tomar vacaciones. Ahora será hasta el 29 de diciembre que se volverán a juntar para decidir si recortan aún más el gasto o permiten un mayor déficit.
Todo parece indicar que las discusiones en torno al presupuesto de 1999 se están concentrando alrededor de 27 mil millones de pesos, que es la suma de lo que se esperaría recaudar con el nuevo impuesto sobre servicios telefónicos y los ajustes necesarios para acomodar el nuevo precio esperado para el petróleo. En principio, existe un acuerdo en aprobar lo demás, pero estos dos puntos han mandado la decisión final hasta el último momento, cerca ya del umbral de una crisis presupuestal.
Los legisladores del blanquiazul están firmes en no permitir un nuevo impuesto telefónico, hasta tal grado que estarían dispuestos a aceptar un mayor déficit público. En cambio, el PRI y el gobierno se han mantenido inflexibles en cuanto a que un déficit mayor sería inaceptable. Mientras que las posiciones de estos dos partidos se endurecen, el PRD se ha quedado al margen de la discusión.
Resulta interesante que el PAN sea el partido que propone un aumento en el déficit público como salida al dilema del presupuesto. Ni siquiera el PRD propone tal remedio, reconociendo que es simplemente una salida fácil de corto plazo. El PAN dice estar totalmente en contra de nuevos impuestos, sin embargo, olvida que un incremento en el déficit es un impuesto diferido en el tiempo. Mientras tanto, el PRD mantiene su posición de realizar ajustes en el gasto. ¿Será que ahora el PAN se va a la izquierda y el PRD a la derecha?
Algunos analistas han sostenido que la posición del PAN es adecuada ya que de ninguna manera preocupa la ampliación del desequilibrio entre ingresos y gasto público, siempre y cuando sea financiable sin presiones para el sector financiero y se garantice el crecimiento. Pero el gobierno opina diferente, ya que estima que con un déficit de 1.5 por ciento del PIB, habría mayor inflación, menos crecimiento económico, una contracción del crédito privado y un incremento en las tasas de interés. Por lo mismo, ampliar el déficit sin presiones para el sector financiero y con mayor crecimiento, parece ser una falacia.
El gobierno ha manejado el 1.25 por ciento del PIB como un número mágico que a primera vista parece difícil de justificar. ¿Por qué 1.25 y no 1.44 o 1.32 o cualquier otro número? Según los cálculos del gobierno, este número es el déficit fiscal máximo que se puede tener sin que la deuda neta total como porcentaje del PIB se incremente. Es decir, dado que el PIB crece en un año dado, tenemos margen para que la deuda también crezca. Esto significa que el 1.25 por ciento no es arbitrario, sino el resultado del déficit máximo permisible de tal forma que no se incremente la carga de la deuda total sobre la economía.
Desgraciadamente, la Secretaría de Hacienda no ha tenido este año el mismo desempeño para explicar los efectos macroeconómicos de un debilitamiento de las finanzas públicas que tuvo el año pasado. En parte puede ser porque no pudo cumplir con su compromiso de mantener el déficit en los niveles que prometió, después de tanto insistir en que sería un error permitir un déficit mayor.
Simplemente por comparación, Criterios Generales de hace un año fue un documento de 76 páginas, con una explicación importante de los por qué de su política económica. Incluía un capítulo básico de consideraciones en torno al déficit fiscal y el crecimiento económico. Allí se detallaba que un aumento en el déficit público incrementa la inflación, aumenta las tasas de interés, presiona a que el tipo de cambio real se aprecie, deteriora la cuenta corriente y aumenta la deuda pública. Puede ser que alguien no estuviera de acuerdo con la política económica del gobierno, pero por lo menos tenía acceso a una explicación detallada de su razonamiento.
En cambio, Criterios Generales para 1999 es un documento de apenas 21 páginas (72 por ciento menos que el año anterior), un esfuerzo verdaderamente pobre para explicar la política económica a la población en un momento en que el debate en torno al presupuesto es tan delicado e importante. El récord del mínimo esfuerzo todavía lo tiene Jaime Serra con sus Criterios Generales para 1995 de 18 páginas. No vale la pena recordar cuál fue el resultado de ese esfuerzo.
Por lo mismo, vale la pena sacar los Criterios Generales para 1998 y releer las consideraciones allí expuestas. Esta invitación la hacemos especialmente para los diputados del PAN.
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