jueves, 3 de diciembre de 1998

El Salario Mínimo Legal

 

Pulso Económico


El Salario Mínimo Legal


Por: Jonathan Heath


El martes pasado la CNSM anunció el aumento de 14 por ciento que entra en vigor a partir de hoy.  Al mismo tiempo, la SECOFI confirmó que para enero próximo se elimina por completo el subsidio generalizado de la tortilla.  Con estas noticias, la clase empobrecida de nuestro país no tiene más que llorar.

Por fin se resolvió el debate acerca del aumento del salario mínimo legal.  No será el 22 por ciento que pedía el sector obrero ni el 13 por ciento que proponía el gobierno, sino un punto intermedio producto de una discusión “democrática y abierta”: 14 por ciento.  Los funcionarios del Banco de México están felices ya que no ven vulnerados su meta de 13 por ciento de inflación para el año entrante.  En cambio, los que perciben un salario mínimo o menos se sienten totalmente distanciados de la política económica del gobierno.

La inflación esperada para el año entrante es de 16.3 por ciento, por lo que el aumento real, es decir en términos de poder adquisitivo, es de una disminución del 2 por ciento.  Esta disminución viene colgada a la caída en el poder adquisitivo del salario mínimo legal de 1998 de 3.7 por ciento.  Por lo mismo, podemos afirmar una caída en el salario real de 5.8 por ciento en el transcurso de 1998-99.  Sin embargo, este cálculo contempla el Indice Nacional de Precios al Consumidor, que subestima el impacto del retiro del subsidio a las tortillas para las clases de menores ingresos.  Para enero del próximo año, cuando el gobierno termina de retirar por completo el subsidio a las tortillas, su precio habrá subido más del 100 por ciento.

Las autoridades alegan que con los recursos ahorrados en el subsidio generalizado de la tortilla podrán sustentar su programa de apoyo dirigido a dos millones de mexicanos.  Con este esquema podríamos concluir que la clase pobre de nuestro país ahora se divide en dos: el elite, que son los afortunados de haber sido escogidos para el gobierno para recibir este apoyo; y los demás, que simplemente tienen que ajustarse a comer menos.  De ahora en adelante habrán los pobres privilegiados y los pobres desdichados.

Según las propias cifras del INEGI, la productividad de la mano de obra ha aumentado aproximadamente 3.8 por ciento en el transcurso de este año.  Esto significa que por cada hombre empleado, las empresas están produciendo 3.8 por ciento más en promedio que hace un año.  Si ligáramos el aumento salarial al aumento en productividad, deberíamos pensar en un aumento real superior al 3 por ciento.  Por lo mismo, un aumento del 16 por ciento en los salarios mínimos no debería de haber producido presiones inflacionarias, ya que simplemente está compensando la mayor productividad.  El hecho de que el aumento salarial sea inferior, significa que el aumento en la productividad de la mano de obra va directamente a las utilidades de las empresas.

El aumento a los salarios mínimos tiende a marcar el piso para las negociaciones contractuales.  Por ejemplo, en 1998 en aumento promedio (hasta septiembre) en los salarios reales del sector manufacturero había sido del 3.3 por ciento, lo cual implica un aumento nominal aproximado del 19 por ciento.  Por lo mismo, la diferencia entre el aumento en el mínimo y el manufacturero en 1998 fue alrededor del 5 puntos porcentuales.  Si tomamos en cuenta la desaceleración esperada en la economía para 1999, podríamos suponer que esta diferencia será menor.  Si fuera de 3 puntos porcentuales, tendríamos que el aumento nominal promedio para los salarios manufactureros sería de alrededor del 17 por ciento.  Dado que la inflación esperada para 1999 es de casi 17 por ciento, podríamos esperar que el aumento real será cerca del 0 por ciento.

Desde mediados de 1997, las ventas al consumidor habían gozado de una recuperación notable.  Especialmente a parte de enero de este año, cuando los aumentos salariales empezaron a ser mayores a la inflación, mucha gente empezó a regresar a las tiendas a comprar lo que no habían logrado adquirir en mucho tiempo.  Sin embargo, sin un aumento real en los salarios para el próximo año y una desaceleración generalizada en la economía, es muy probable que mucha gente tome una actitud mucha más cautelosa en sus consumos.  Esto significa que las ventas en los establecimientos comerciales, que estaban promediando un crecimiento alrededor del 10 por ciento anual, deberían de presentar una desaceleración importante en muy poco tiempo.

Estas son las noticias que recibimos justo al principio de la temporada navideña.  Seguramente habrá gente que aprovechará el aumento de ahora y el aguinaldo para realizar sus últimas compras antes de entrar de lleno de un año que por donde quiera se vislumbra como difícil.  No obstante, habrá otros que asumen una actitud cautelosa desde ahora previniendo la posibilidad de perder su empleo en un futuro mediato.  Las cifras de ventas navideñas serán claves para cual es la opción que predomina.

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