jueves, 27 de junio de 1996

El Famoso Debate

 

Pulso Económico


El Famoso Debate


Por: Jonathan Heath


Desde hace tiempo, se ha llevado a cabo un debate público informal sobre el modelo económico, a través de las columnas editoriales, artículos de revistas, foros nacionales y demás lugares en donde una gran cantidad de periodistas, comentaristas, economistas, politólogos y políticos han expresado su opinión.

En muchos de estos artículos se han visto reclamos en contra del modelo actual, adjudicándole la culpa de casi todos los males del país.  En otros casos se han presentado argumentaciones muy dirigidas, que buscan maldecir absolutamente todo lo relacionado con Salinas.  Por otro lado, se han presentado aclaraciones sobre lo que es y no es el modelo actual, con el fin de dirigir el debate hacia los puntos clave.  Por último, hemos observado defensas apologéticas a ultranza del modelo, rayando en un dogmatismo cerrado.

Desafortunadamente, parece ser que los autores de estas opiniones no leen más que sus propios artículos, ya que la polémica ni avanza ni convence a nadie.  Al final de cuentas, no hemos visto un debate serio sobre los alcances y limitaciones del modelo actual, con una franca discusión sobre las opciones, sino más bien un altercado político que busca promover posiciones ideológicas.

Ahora que se ha interpretado lo dicho por el Presidente Zedillo como una invitación a un debate nacional sobre el modelo económico actual, muchos brincaron ante la oportunidad para aceptar el reto.  Desafortunadamente, la gran mayoría no lo está viendo como la posibilidad de llevar a cabo un debate serio, sin más bien como un vehículo para politizar aún más las diferencias doctrinarias.

Para llevar a cabo una discusión sensata y sosegada sobre el tema, necesitamos aclarar que entendemos por el modelo económico actual.  Es notorio que en su discusión cada quien utiliza una definición o concepto diferente, en buena medida por conveniencia.  Para muchos, el modelo es todo lo relacionado con el sexenio anterior, en especial con el ex-presidente Salinas.  En este caso, el modelo representa todo un conjunto de políticas, ideas, corrupción, crímenes, impunidades, vicios, etc., vinculado a Salinas.  Dado que Salinas nos heredo una crisis de devaluación masiva con una recesión profunda, por definición el modelo está mal.  En este caso, el debate no es sobre el modelo económico sino sobre Salinas de Gortari y el papel que jugó en el desastre económico.

Para otros, el modelo económico es el conjunto de políticas aplicadas a partir del sexenio de Miguel de la Madrid.  Sin embargo, dado que ese sexenio empezó con la confirmación de la expropiación bancaria, control de cambios, permisos previos de importación y en momentos, falta de disciplina fiscal, monetaria y cambiaria, resulta difícil admitir que esas políticas fueron el comienzo del modelo económico actual.

Otras personas definen el modelo como la combinación de todas las políticas económicas encaminadas a la utilización de las fuerzas del mercado como el instrumento principal de asignación de recursos dentro de la economía.  En este sentido, la apertura comercial es parte esencial del modelo, ya que busca desmantelar toda la protección interna de la industria para tener una mayor eficiencia en el uso de nuestros recursos.  También son parte elemental los esfuerzos por desregular y simplificar los procesos burocráticos, para alentar la inversión y quitar las trabas a la realización de los negocios.  Por último, los esfuerzos por privatizar son una parte importante del modelo, dado que buscan reducir los controles monopólicos del Estado, evitar distorsiones en el sistema de precios que pudieran implicar los subsidios y precios públicos y buscar fuentes de financiamiento para las inversiones necesarias, a través del mercado y no a través de los impuestos.

De una forma u otra, esta última definición se acerca a una descripción más fiel de lo que sería el modelo.  Sin embargo, muchas de esas mismas personas que piensan que ésta es la definición correcta, expresan imprecisiones absurdas que ponen en tela de juicio su entendimiento.  Esto lo podemos ilustrar con varios ejemplos.  En muchas ocasiones he escuchado a los seudo-líderes empresariales decir que se deben realizar cambios al modelo, como sería una reforma fiscal que busca estimular a la industria.  No obstante, una reforma de este tipo no solamente no implica un cambio al modelo, sino significaría reforzarlo.  Aquí se confunde el modelo, que es un marco general, con políticas muy específicas que caben perfectamente bien dentro del marco general.

Otro ejemplo es la crítica de algunos que dicen que se debería utilizar un modelo que busca mejorar el nivel de vida de los marginados a través de un aumento en el gasto social.  Sin embargo, tampoco se requiere un cambio del modelo para instrumentar un mayor gasto social.  En los Estados Unidos existen bastantes programas sociales que buscan proteger a los desempleados, otorgar medicinas y atención médica a los carentes de recursos, como los programas de “welfare” y “medicaid” por mencionar algunos.

Quizá el mejor ejemplo del mal entendimiento sobre el modelo actual proviene de los propios diputados del PRI que proporcionaron un documento para su Asamblea Nacional para la reforma del partido.  En el escrito dicen que buscan una política que atienda la reactivación económica y la creación de empleos, que logre en el corto plazo la estabilidad de precios, que incremente el intercambio comercial, que disminuya las tasas de interés, que mantenga la estabilidad cambiaria, que mantenga el balance fiscal y que busque mayor productividad en el gasto público.  Todo lo anterior son características del modelo actual.  Sin embargo, inmediatamente después el escrito pide un abandono de este modelo económico.

Para mí es obvio que cualquier debate sería absurdo si ni siquiera nos ponemos de acuerdo sobre lo que entendemos por el sobre el modelo económico actual.  Lo demás son ganas de discutir y confundir.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


jueves, 20 de junio de 1996

No Existe Controversia

 

Pulso Económico


No Existe Controversia


Por: Jonathan Heath


En muchas ocasiones existen diferencias de opinión muy marcadas que suscitan controversia.  Ultimamente, esto parece ser la regla y no la excepción.  Sin embargo, muchas veces se quiere crear una controversia donde no existe, o bien, en donde las diferencias de opinión son muy marginales o cuando mucho son cuestiones de semántica.  Inclusive, a veces las diferencias de opinión son más de apreciación, y no llegan a formar parte de una controversia.  Este es el caso de las supuestas intervenciones del Banco de México en el mercado de divisas.

Cuando el Banco Central interviene directamente, lo anuncia.  En casi todas las ocasiones, lo ha comunicado el mismo día.  Cuando mucho se informa el monto exacto con una semana de retraso, cuando el Banco da a conocer el reporte semanal sobre sus estados de cuenta.  En este reporte se informa sobre los cambios en la base monetaria, el crédito interno neto y las reservas internacionales.  Se explica a nivel de detalle a qué se debieron los movimientos en las reservas de divisas.  Cuando existe una venta de divisas con fines de regulación o para estabilizar el mercado, se mencionan el hecho y el monto explícitamente.

Sabemos perfectamente bien que el Banco de México estuvo interviniendo en el mercado de divisas en muchas ocasiones al principio del año pasado, para ayudar a amortizar el saldo pendiente de Tesobonos en dólares.  El gobierno de los Estados Unidos armó un fondo especial de recursos, junto con otros países e instituciones, con el fin específico de ayudar a liquidar este saldo sin que hubiera problemas en el mercado de divisas.  De esta forma, el Banco de México proporcionó las divisas necesarias en cada ocasión de una amortización, precisamente de los recursos que estaban destinados a este fin.

Posteriormente, el Banco Central intervino en cuatro ocasiones en el mercado de divisas hacia finales del año pasado, con el fin específico de estabilizar el mercado y evitar que las especulaciones llevaran al tipo de cambio a niveles no deseados.  Oportunamente se informó de estas intervenciones, en cada ocasión.

El régimen cambiario actual es de una flotación casi totalmente limpia.  Esto significa que el Banco de México no interviene en el mercado de divisas en forma directa, para tratar de determinar un tipo de cambio deseado.  Más bien, el mercado determina el tipo de cambio a través de la oferta y la demanda existentes.  Claro está, que el Banco puede influir indirectamente en el tipo de cambio a través de su política monetaria.  Por medio de operaciones en el mercado abierto, el Banco compra y vende Certificados de la Tesorería con fines de regulación monetaria.  De esta manera influye en la cantidad de crédito disponible en el mercado, a lo cual responden las tasas de interés.

Si se observa que el tipo de cambio se está depreciando demasiado rápido, reduce la liquidez en la economía, lo que hace que las tasas de interés suban, y ello seguramente se traduce en que el tipo de cambio se aprecie.  Este tipo de operaciones son los más comunes de una política monetaria en cualquier país del mundo.

En general, el Banco de México realiza transacciones de compra y venta de divisas casi todos los días.  En lo particular, compra todas las divisas que adquiere Pemex a través de las exportaciones de petróleo, compra las divisas al gobierno federal cuando éste realiza una colocación internacional de bonos o recibe algún préstamo en divisas y compra divisas a otras paraestatales o entidades públicas que las generan de alguna forma u otra.  Al mismo tiempo, vende divisas al gobierno federal para el servicio de la deuda externa y también a otras entidades públicas cuando lo requieren.  Estas operaciones se dan a conocer semana a semana a través del mismo reporte mencionado anteriormente.

En parte, el Banco Central realiza estas operaciones porque son parte del gobierno y si existen excedentes, pueden servir para formar parte de las reservas del instituto.  Sin embargo, la razón fundamental es para ayudar a regular el mercado y asegurar que no existan variaciones grandes de un día para otro.  Por lo regular, las divisas que cada semana vende Pemex al Banco promedian 160 millones de dólares.  Las operaciones de venta al gobierno para el servicio de la deuda también son operaciones grandes.  Si estas operaciones se realizaran en el mercado abierto, pudieran existir fluctuaciones muy grandes de un día para otro.  Al mismo tiempo que no le daría al Banco Central la oportunidad de acumular reservas.

De una forma u otra, estas operaciones son una manera de intervención por parte del Banco de México en el mercado de divisas.  Si no las realizara, seguramente el tipo de cambio en cualquier momento dado sería otro.  Sin embargo, las transacciones que realiza son básicamente equilibradas por lo que no sería muy diferente la tendencia general que lleva el tipo de cambio.

Al Banco de México no le gusta que se le llame “intervención” a este tipo de operaciones.  Sin embargo, independientemente si les damos este nombre u otro, son operaciones transparentes que se dan a conocer cada semana.  No son operaciones llevadas al margen de los registros o transacciones secretas o escondidas.  El Banco de México nos informa oportunamente de ellas cada semana.  Al mismo tiempo, siempre son las mismas operaciones, no varían de una semana a otra, ni son de tipo discrecional.

El nombre que le queramos dar a estas transacciones es lo de menos.  Será cuestión únicamente de semántica.  Lo más importante es que sean transacciones transparentes, reportadas siempre oportunamente y que entendamos bien su naturaleza y efectos.  En este sentido, realmente no existe ningún tipo de controversia.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


jueves, 13 de junio de 1996

Turbulencia en los Mercados

 

Pulso Económico


Turbulencia en los Mercados


Por: Jonathan Heath


Después de casi tres meses de una estabilidad asombrosa, los mercados financieros han empezado a mostrar signos de una nueva turbulencia.  El tipo de cambio aumentó 21 centavos en once días hábiles, mientras que la tasa de interés se incrementó 3.4 por ciento en dos semanas.  Esto contrasta con una caída de 25 centavos en el tipo de cambio y una baja acumulada, en la tasa de interés, de 17.45 por ciento durante once semanas consecutivas, ambos entre principios de marzo y fines de mayo.

Después de un periodo de cierta estabilidad entre julio y agosto del año pasado, empezamos a observar cierta turbulencia parecida a la actual en septiembre.  Con el paso del tiempo, pasó a formar parte de una burbuja de inestabilidad que duró casi tres meses.  El costo final fue un aumento de 28.0 por ciento en las tasas de interés y una depreciación de 27.4 por ciento en el tipo de cambio.  La pregunta que debemos hacernos ahora es ¿lo que estamos observando hoy es el comienzo de una nueva burbuja similar a la del año pasado?

En principio, la respuesta es no.  Aunque no podemos descartar otra temporada de inestabilidad, lo más seguro es que simplemente estamos observando una corrección, inclusive sana, en el mercado.  Aunque las tasas de interés tenían que bajar para reflejar las expectativas inflacionarias menores y un mejoramiento en la percepción del riesgo país, ya habían bajado demasiado, tanto en monto como en rapidez.  El rendimiento real ya era inadecuado para las circunstancias actuales e insuficiente su premio al riesgo para atraer flujos de capital del exterior.

Al mismo tiempo, la apreciación tanto real como nominal del peso ante una inflación todavía elevada, estaba abriendo las puertas a la polémica sobre el nivel deseado del tipo de cambio.  Aun reconociendo que el peso pudiera estar subvaluado, muchos han visto al reciente fortalecimiento de la moneda como algo no deseado.  Todo parecía indicar que el mercado estaba buscando un pretexto para inducir una pequeña corrección en el tipo de cambio, antes que la necesidad de un ajuste mayor se acumulara.

En las últimas semanas se empezaron a sumar varias noticias con impacto directo en el mercado de divisas.  Primero salió el resultado de la balanza comercial de abril, que aunque fue positiva, reveló que las importaciones están creciendo ya a tasas muy elevadas.  Esto se puede interpretar como indicador de que el dólar ya no se ve caro, al mismo tiempo que señala un posible aumento en la demanda de divisas en el futuro.  Al mismo tiempo, la discusión sobre la política cambiaria empezó a subir de tono y los seudo-líderes empresariales volvieron a pedir un tipo de cambio artificialmente débil (es decir, subvaluado).  No obstante, todo parece indicar que las noticias de un aumento en la tasa del Bono de Tesorería de los Estados Unidos y las expectativas de un posible aumento en su tasa preferencial (prime rate), fueron los elementos que empezaron a empujar hacia arriba al tipo de cambio.

A estas alturas, una ligera corrección en el tipo de cambio no debería llevar ninguna connotación negativa.  Es una depreciación que simplemente está reconociendo el hecho de que todavía tenemos mucha inflación en el país.  Sin embargo, no queremos un tipo de cambio que se ajuste de jalón, sino más bien en forma gradual.

Al observar el ritmo de ajuste, el Banco de México empezó a aplicar los frenos, reduciendo los niveles de liquidez disponibles, para así incrementar las tasas de interés.  Esto se observa claramente en la reducción de su crédito interno neto y en las operaciones diarias en el mercado abierto.  Una tasa de interés más alta hará más atractiva la inversión en pesos, reduciendo así la depreciación en el tipo de cambio.  El resultado se vio casi de inmediato al subir fuertemente las tasas de interés el martes pasado.  Al día siguiente (ayer) el tipo de cambio dejó de presentar una variación significativa.  La respuesta oportuna del Banco de México es clave para que esta turbulencia se controle y resulte en un simple ajuste sano del mercado.

Aunque el régimen cambiario es de flotación, el Banco Central puede influir en el tipo de cambio en diversas formas.  Una es a través de las operaciones de mercado abierto en donde controle la cantidad de liquidez en la economía.  Estas operaciones tienen un impacto directo en las tasas de interés e indirecto en el tipo de cambio.  Otra forma es a través de sus intervenciones diarias (indirectas) en el mercado cambiario, al comprar divisas a Pemex y venderle al gobierno federal para el servicio de la deuda.  Al llevar a cabo estas operaciones al margen del mercado cambiario, el Banco de México está protegiendo al tipo de cambio de fluctuaciones bruscas.  En el sentido que vaya acumulando reservas, está evitando una apreciación excesiva del peso.

No obstante, estas intervenciones difícilmente pueden evitar que el tipo de cambio se aprecie o deprecie artificialmente.  Para poder influir significativamente en el tipo de cambio real, el Banco necesitaría de mayores reservas, dado que no alcanzarían las operaciones de mercado abierto para evitar una tendencia continua de depreciación.  De esta forma, sus intervenciones se limitan únicamente a evitar fluctuaciones excesivas.

En las siguientes semanas deberíamos observar una mayor estabilidad en el tipo de cambio, mientras que las tasas de interés ya no deberían de subir más.  Unicamente si el tipo de cambio no se estabiliza, esperaríamos una mayor tasa de interés.  Resulta importante la intervención oportuna del Banco Central para evitar fluctuaciones bruscas.  Sin embargo, también es primordial evitar el abuso, llegando a situaciones en las que se busca determinar artificialmente el tipo de cambio.  Esto ya lo vivimos en el pasado y no lo debemos repetir.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


jueves, 6 de junio de 1996

La Inquietud Cambiaria

 Pulso Económico


La Inquietud Cambiaria


Por: Jonathan Heath


La inquietud por el tipo de cambio se ha extendido por todos lados.  Esta inquietud ya no solamente incluye a los empresarios, financieros y académicos, sino también a la gente común y corriente.  Conversaciones sobre la supuesta sobrevaluación y una eminente devaluación, lo sostienen hasta los taxistas y bellboys de los hoteles.  Casi todos coinciden en que el dólar esta barato de nuevo y que nada más es cuestión de tiempo antes de que la moneda sufre otro ajuste traumático.

El día de ayer, en el Foro Nacional del IMEF en Monterrey, el Secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, platicó sobre la importancia de las políticas monetaria, fiscal y cambiaria, haciendo una defensa del tipo de cambio actual.  Dijo que era prácticamente imposible conocer el valor exacto del tipo de cambio adecuado para evitar una sobrevaluación.  Poco después de su platica, Hernán Buchi, economista chileno, comentó veía muy optimista la situación mexicana y que pensaba que estabamos en el camino correcto.  Sin embargo, lo único que le preocupaba fue el comentario del Secretario de Hacienda sobre la política cambiaria.  En opinión de Buchi, en caso de duda es preferible tener un tipo de cambio ligeramente subvaluado, sugiriendo implícitamente que posiblemente nos encontramos cerca de una sobrevaluación.

Al examinar los aspectos fundamentales, sinceramente pienso que la política cambiaria es la adecuada y que el tipo de cambio no esta en estos momentos sobrevaluado.  El problema es que no importa los argumentos teóricos a favor o en contra, sino más bien la percepción de la mayoría de la gente.  En el caso del tipo de cambio, la percepción es casi la única realidad.

Un buen ejemplo es la conversación que sostuve apenas el día de ayer que iba en un taxi.  Estaba con otra persona platicando sobre las distintas formas de determinar si el tipo de cambio estaba sobrevaluado o no.  El taxista, escuchando la conversación, nos informó que lo que el juntaba diariamente lo cambiaba a dólares porque ya le habían dicho que venía otra devaluación.  Yo le pregunte quien le había dicho y me contestó que ya eran varias personas que le habían contado.  En seguido comenté que antes de que existiera otra devaluación, el tipo de cambio se empezaría a mover por si solo poco a poco.  Habría un aumento en la demanda que haría que el tipo de cambio se fuera ajustando.  Sin embargo, hoy no parece que sea el caso dado que el tipo de cambio ha estado muy estable.

El taxista, de forma muy informado, me dijo que todavía no se sentía el aumento en la demanda porque la gente y las empresas no tienen dinero.  Sin embargo, de todas formas, lo poquito que tenían lo cambiaban a dólares.  Es más, una señora que llevaba al aeropuerto le comentó que iba de compras a Estados Unidos porque el dólar ya esta barato.  Al final de cuentas, me dejó impresionado el taxista por su inteligencia, su buen manejo de términos económicos y su interpretación de los comentarios de sus pasajeros.

Sin lugar a dudas, la problemática cambiaria es mucho más complejo que lo que pudimos platicar superficialmente en un taxi en un viaje de 20 minutos.  Existen muchas consideraciones adicionales que habríamos que tomar en cuenta.  ¿Como se determina la valuación correcta del tipo de cambio?  ¿Cuál es el régimen cambiario que más le conviene a México actualmente?  ¿Esta interviniendo el Banco de México o realmente se esta dejando a una flotación genuina?  ¿Se puede evitar el ajuste brusco?  ¿Es conveniente utilizar el tipo de cambio como ancla para bajar la inflación en estos momentos?  No solamente los economistas no se ponen de acuerdo en las respuestas a la mayoría de estas preguntas, sino que ni siguiera se ponen de acuerdo en cuáles son las preguntas correctas o más relevantes que se tienen que hacer.

Al final de cuentas, lo que opinan los economistas tiene muy poco valor.  Podemos discutir hasta el cansancio cuales son los factores determinantes del tipo de cambio real de equilibrio y los puntos a favor o en contra de las distintas políticas cambiarias.  A parte de que la mayoría de la gente ni nos entienden, la decisión final sobre los movimientos cambiarios los toman ellos.  No nosotros los economistas, ni los funcionarios públicos en Hacienda o el Banco de México.  Si la mayoría de la gente piensa que viene otra devaluación, agárrense porque allí viene.

En este sentido la decisión final ya esta tomada.  Nada más falta decidir el momento y el cómo.  El momento podría ser ya muy pronto o en cualquier momento durante el resto del año.  La mayoría de la gente piensa que el aumento importante que ya observamos en las importaciones es una de las señales más contundentes de que el ajuste ya es eminente.  En la medida en que la recuperación se empieza a extender a otros sectores y las importaciones van aumentando,  se acercará la fecha.

El cómo es quizás el último factor por determinar y aquí sí puede influir el gobierno.  El ajuste se puede dar de varias formas diferentes.  El gobierno puede tratar de evitar que se mueve el tipo de cambio por un determinado tiempo.  Al observar esto, la gente va acumular más dólares en espera del ajuste.  No pasará mucho tiempo, dado que no se cuenta con una reserva de divisas para defender un tipo de cambio dado.  Por lo tanto, al contrario de lo que piensan muchos, esto no es una opción muy viable.

Otra forma no muy diferente al anterior es simplemente esperar sin tomar ninguna acción.  Lo más probable es que el tipo de cambio no se mueve, o bien, se mueve muy poco por un tiempo determinado, hasta que el mercado (no el gobierno) decide que el tipo de cambio correcto es otro.  Probablemente, este ajuste natural se de en forma repentina, abrupta y de golpe fuerte.  El gobierno esta apostando que el ajuste se pueda dar en forma paulatina, evitando así la parte traumática.  El problema es que nadie sabe, ni lo podemos anticipar con certidumbre.

La otra opción es que el gobierno puede reconocer la necesidad de un ajuste y tratar de ayudar que este se realice en forma ordenada.  Inclusive, puede ser que simplemente se maneje la percepción de que están haciendo algo y esto por sí solo podría ser suficiente.  Pero al final de cuentas, podría ser muy peligroso dejar que el mercado realice el ajuste por sí solo, dada la alta probabilidad de que esto no sea en forma ordenada.  Un ajuste de golpe volvería a desatar la inflación, incrementar las tasas de interés, y destruir la poca confianza que se empieza a restablecer.  Tenemos que evitar una nueva crisis devaluatoria.  Esta en manos del gobierno.  ¿Qué van a hacer?


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


La Marcha de la Economía

  Pulso Económico La Marcha de la Economía Por: Jonathan Heath ® Las autoridades monetarias han manifestado su preocupación por los efectos ...