Pulso Económico
El Famoso Debate
Por: Jonathan Heath
Desde hace tiempo, se ha llevado a cabo un debate público informal sobre el modelo económico, a través de las columnas editoriales, artículos de revistas, foros nacionales y demás lugares en donde una gran cantidad de periodistas, comentaristas, economistas, politólogos y políticos han expresado su opinión.
En muchos de estos artículos se han visto reclamos en contra del modelo actual, adjudicándole la culpa de casi todos los males del país. En otros casos se han presentado argumentaciones muy dirigidas, que buscan maldecir absolutamente todo lo relacionado con Salinas. Por otro lado, se han presentado aclaraciones sobre lo que es y no es el modelo actual, con el fin de dirigir el debate hacia los puntos clave. Por último, hemos observado defensas apologéticas a ultranza del modelo, rayando en un dogmatismo cerrado.
Desafortunadamente, parece ser que los autores de estas opiniones no leen más que sus propios artículos, ya que la polémica ni avanza ni convence a nadie. Al final de cuentas, no hemos visto un debate serio sobre los alcances y limitaciones del modelo actual, con una franca discusión sobre las opciones, sino más bien un altercado político que busca promover posiciones ideológicas.
Ahora que se ha interpretado lo dicho por el Presidente Zedillo como una invitación a un debate nacional sobre el modelo económico actual, muchos brincaron ante la oportunidad para aceptar el reto. Desafortunadamente, la gran mayoría no lo está viendo como la posibilidad de llevar a cabo un debate serio, sin más bien como un vehículo para politizar aún más las diferencias doctrinarias.
Para llevar a cabo una discusión sensata y sosegada sobre el tema, necesitamos aclarar que entendemos por el modelo económico actual. Es notorio que en su discusión cada quien utiliza una definición o concepto diferente, en buena medida por conveniencia. Para muchos, el modelo es todo lo relacionado con el sexenio anterior, en especial con el ex-presidente Salinas. En este caso, el modelo representa todo un conjunto de políticas, ideas, corrupción, crímenes, impunidades, vicios, etc., vinculado a Salinas. Dado que Salinas nos heredo una crisis de devaluación masiva con una recesión profunda, por definición el modelo está mal. En este caso, el debate no es sobre el modelo económico sino sobre Salinas de Gortari y el papel que jugó en el desastre económico.
Para otros, el modelo económico es el conjunto de políticas aplicadas a partir del sexenio de Miguel de la Madrid. Sin embargo, dado que ese sexenio empezó con la confirmación de la expropiación bancaria, control de cambios, permisos previos de importación y en momentos, falta de disciplina fiscal, monetaria y cambiaria, resulta difícil admitir que esas políticas fueron el comienzo del modelo económico actual.
Otras personas definen el modelo como la combinación de todas las políticas económicas encaminadas a la utilización de las fuerzas del mercado como el instrumento principal de asignación de recursos dentro de la economía. En este sentido, la apertura comercial es parte esencial del modelo, ya que busca desmantelar toda la protección interna de la industria para tener una mayor eficiencia en el uso de nuestros recursos. También son parte elemental los esfuerzos por desregular y simplificar los procesos burocráticos, para alentar la inversión y quitar las trabas a la realización de los negocios. Por último, los esfuerzos por privatizar son una parte importante del modelo, dado que buscan reducir los controles monopólicos del Estado, evitar distorsiones en el sistema de precios que pudieran implicar los subsidios y precios públicos y buscar fuentes de financiamiento para las inversiones necesarias, a través del mercado y no a través de los impuestos.
De una forma u otra, esta última definición se acerca a una descripción más fiel de lo que sería el modelo. Sin embargo, muchas de esas mismas personas que piensan que ésta es la definición correcta, expresan imprecisiones absurdas que ponen en tela de juicio su entendimiento. Esto lo podemos ilustrar con varios ejemplos. En muchas ocasiones he escuchado a los seudo-líderes empresariales decir que se deben realizar cambios al modelo, como sería una reforma fiscal que busca estimular a la industria. No obstante, una reforma de este tipo no solamente no implica un cambio al modelo, sino significaría reforzarlo. Aquí se confunde el modelo, que es un marco general, con políticas muy específicas que caben perfectamente bien dentro del marco general.
Otro ejemplo es la crítica de algunos que dicen que se debería utilizar un modelo que busca mejorar el nivel de vida de los marginados a través de un aumento en el gasto social. Sin embargo, tampoco se requiere un cambio del modelo para instrumentar un mayor gasto social. En los Estados Unidos existen bastantes programas sociales que buscan proteger a los desempleados, otorgar medicinas y atención médica a los carentes de recursos, como los programas de “welfare” y “medicaid” por mencionar algunos.
Quizá el mejor ejemplo del mal entendimiento sobre el modelo actual proviene de los propios diputados del PRI que proporcionaron un documento para su Asamblea Nacional para la reforma del partido. En el escrito dicen que buscan una política que atienda la reactivación económica y la creación de empleos, que logre en el corto plazo la estabilidad de precios, que incremente el intercambio comercial, que disminuya las tasas de interés, que mantenga la estabilidad cambiaria, que mantenga el balance fiscal y que busque mayor productividad en el gasto público. Todo lo anterior son características del modelo actual. Sin embargo, inmediatamente después el escrito pide un abandono de este modelo económico.
Para mí es obvio que cualquier debate sería absurdo si ni siquiera nos ponemos de acuerdo sobre lo que entendemos por el sobre el modelo económico actual. Lo demás son ganas de discutir y confundir.
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