jueves, 6 de junio de 1996

La Inquietud Cambiaria

 Pulso Económico


La Inquietud Cambiaria


Por: Jonathan Heath


La inquietud por el tipo de cambio se ha extendido por todos lados.  Esta inquietud ya no solamente incluye a los empresarios, financieros y académicos, sino también a la gente común y corriente.  Conversaciones sobre la supuesta sobrevaluación y una eminente devaluación, lo sostienen hasta los taxistas y bellboys de los hoteles.  Casi todos coinciden en que el dólar esta barato de nuevo y que nada más es cuestión de tiempo antes de que la moneda sufre otro ajuste traumático.

El día de ayer, en el Foro Nacional del IMEF en Monterrey, el Secretario de Hacienda, Guillermo Ortiz, platicó sobre la importancia de las políticas monetaria, fiscal y cambiaria, haciendo una defensa del tipo de cambio actual.  Dijo que era prácticamente imposible conocer el valor exacto del tipo de cambio adecuado para evitar una sobrevaluación.  Poco después de su platica, Hernán Buchi, economista chileno, comentó veía muy optimista la situación mexicana y que pensaba que estabamos en el camino correcto.  Sin embargo, lo único que le preocupaba fue el comentario del Secretario de Hacienda sobre la política cambiaria.  En opinión de Buchi, en caso de duda es preferible tener un tipo de cambio ligeramente subvaluado, sugiriendo implícitamente que posiblemente nos encontramos cerca de una sobrevaluación.

Al examinar los aspectos fundamentales, sinceramente pienso que la política cambiaria es la adecuada y que el tipo de cambio no esta en estos momentos sobrevaluado.  El problema es que no importa los argumentos teóricos a favor o en contra, sino más bien la percepción de la mayoría de la gente.  En el caso del tipo de cambio, la percepción es casi la única realidad.

Un buen ejemplo es la conversación que sostuve apenas el día de ayer que iba en un taxi.  Estaba con otra persona platicando sobre las distintas formas de determinar si el tipo de cambio estaba sobrevaluado o no.  El taxista, escuchando la conversación, nos informó que lo que el juntaba diariamente lo cambiaba a dólares porque ya le habían dicho que venía otra devaluación.  Yo le pregunte quien le había dicho y me contestó que ya eran varias personas que le habían contado.  En seguido comenté que antes de que existiera otra devaluación, el tipo de cambio se empezaría a mover por si solo poco a poco.  Habría un aumento en la demanda que haría que el tipo de cambio se fuera ajustando.  Sin embargo, hoy no parece que sea el caso dado que el tipo de cambio ha estado muy estable.

El taxista, de forma muy informado, me dijo que todavía no se sentía el aumento en la demanda porque la gente y las empresas no tienen dinero.  Sin embargo, de todas formas, lo poquito que tenían lo cambiaban a dólares.  Es más, una señora que llevaba al aeropuerto le comentó que iba de compras a Estados Unidos porque el dólar ya esta barato.  Al final de cuentas, me dejó impresionado el taxista por su inteligencia, su buen manejo de términos económicos y su interpretación de los comentarios de sus pasajeros.

Sin lugar a dudas, la problemática cambiaria es mucho más complejo que lo que pudimos platicar superficialmente en un taxi en un viaje de 20 minutos.  Existen muchas consideraciones adicionales que habríamos que tomar en cuenta.  ¿Como se determina la valuación correcta del tipo de cambio?  ¿Cuál es el régimen cambiario que más le conviene a México actualmente?  ¿Esta interviniendo el Banco de México o realmente se esta dejando a una flotación genuina?  ¿Se puede evitar el ajuste brusco?  ¿Es conveniente utilizar el tipo de cambio como ancla para bajar la inflación en estos momentos?  No solamente los economistas no se ponen de acuerdo en las respuestas a la mayoría de estas preguntas, sino que ni siguiera se ponen de acuerdo en cuáles son las preguntas correctas o más relevantes que se tienen que hacer.

Al final de cuentas, lo que opinan los economistas tiene muy poco valor.  Podemos discutir hasta el cansancio cuales son los factores determinantes del tipo de cambio real de equilibrio y los puntos a favor o en contra de las distintas políticas cambiarias.  A parte de que la mayoría de la gente ni nos entienden, la decisión final sobre los movimientos cambiarios los toman ellos.  No nosotros los economistas, ni los funcionarios públicos en Hacienda o el Banco de México.  Si la mayoría de la gente piensa que viene otra devaluación, agárrense porque allí viene.

En este sentido la decisión final ya esta tomada.  Nada más falta decidir el momento y el cómo.  El momento podría ser ya muy pronto o en cualquier momento durante el resto del año.  La mayoría de la gente piensa que el aumento importante que ya observamos en las importaciones es una de las señales más contundentes de que el ajuste ya es eminente.  En la medida en que la recuperación se empieza a extender a otros sectores y las importaciones van aumentando,  se acercará la fecha.

El cómo es quizás el último factor por determinar y aquí sí puede influir el gobierno.  El ajuste se puede dar de varias formas diferentes.  El gobierno puede tratar de evitar que se mueve el tipo de cambio por un determinado tiempo.  Al observar esto, la gente va acumular más dólares en espera del ajuste.  No pasará mucho tiempo, dado que no se cuenta con una reserva de divisas para defender un tipo de cambio dado.  Por lo tanto, al contrario de lo que piensan muchos, esto no es una opción muy viable.

Otra forma no muy diferente al anterior es simplemente esperar sin tomar ninguna acción.  Lo más probable es que el tipo de cambio no se mueve, o bien, se mueve muy poco por un tiempo determinado, hasta que el mercado (no el gobierno) decide que el tipo de cambio correcto es otro.  Probablemente, este ajuste natural se de en forma repentina, abrupta y de golpe fuerte.  El gobierno esta apostando que el ajuste se pueda dar en forma paulatina, evitando así la parte traumática.  El problema es que nadie sabe, ni lo podemos anticipar con certidumbre.

La otra opción es que el gobierno puede reconocer la necesidad de un ajuste y tratar de ayudar que este se realice en forma ordenada.  Inclusive, puede ser que simplemente se maneje la percepción de que están haciendo algo y esto por sí solo podría ser suficiente.  Pero al final de cuentas, podría ser muy peligroso dejar que el mercado realice el ajuste por sí solo, dada la alta probabilidad de que esto no sea en forma ordenada.  Un ajuste de golpe volvería a desatar la inflación, incrementar las tasas de interés, y destruir la poca confianza que se empieza a restablecer.  Tenemos que evitar una nueva crisis devaluatoria.  Esta en manos del gobierno.  ¿Qué van a hacer?


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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