martes, 14 de noviembre de 2000

El Bienestar de la Población

 

Pulso Económico


El Bienestar de la Población


Por: Jonathan Heath


El duodécimo Censo General de Población y Vivienda revela que a pesar de las crisis económicas, existen mejorías importantes que se han dado en la última década.  Aunque se han observado retrocesos en el nivel de ingresos de la población más necesitada, se han registrado avances en la dotación de servicios básicos.

La semana pasada comentábamos que existen diferentes formas de medir la pobreza en el país.  Se puede calcular a través de distintos indicadores de ingreso o bien, de satisfactores básicos como educación, acceso a los servicios de salud, agua potable y drenaje.  Mientras que queda claro que los segmentos más pobres de la población han sufrido retrocesos abismales vistos a través de su poder adquisitivo, han mejorado el nivel educativo, la asistencia escolar, la cobertura de los servicios de salud y las condiciones generales de la vivienda.

Del total de niños de 6 a 14 años, 92.1 por ciento asiste ahora a la escuela, a diferencia de 85.8 por ciento en 1990.  Pero lo que resalta es el avance significativo en los Estados más rezagados.  Por ejemplo, Chiapas logró incrementar la asistencia en 13 puntos porcentuales, mientras que Guerrero y Oaxaca en 9.  La brecha entre la entidad con mayor cobertura de asistencia escolar y la más rezagada, que se podría considerar como una medida de distribución de oportunidades (a diferencia de ingreso), se redujo a casi la mitad de la de hace diez años.  Este es un avance fundamental, ya que la única forma de mejorar la distribución del ingreso es a través de una mayor educación en las clases más pobres.

Al preguntar la razón de por qué no asistían a la escuela, las cifras muestran que la carencia o lejanía de la escuela constituye cada vez menos un obstáculo.  La gran mayoría, 89.9 por ciento, asistieron en algún momento y después desertaron.  Las principales razones por las cuales abandonaron la escuela son las personales y las económicas, mientras que la ausencia o lejanía de la escuela únicamente representa 4.4 por ciento.  Esto significa que el gobierno ha avanzado significativamente en la construcción de escuelas, mientras que aún hay dificultades económicas para que no tengan que desertar.  En este sentido, programas como Progresa que otorgan un subsidio a las familias que mantengan a sus hijos en la escuela, pueden ser la solución.

El Censo también señala un aumento en el promedio de años de estudio de la población de 15 años y más.  En 1970 el promedio era 3.4 años, apenas la mitad de la primaria; para 1990 aumentó a 6.6 y ahora se encuentra en 7.6 años.  Obviamente el hecho de que la población en general tenga un año más de estudios es en sí una buena noticia.  Sin embargo, lo es aún más porque la mejoría se debe a que el porcentaje de la población con rezago educativo (sin instrucción alguna, con primaria o secundaria incompletas), disminuyó significativamente.  De nuevo sobresale el hecho de que Guerrero, Oaxaca y Chiapas tuvieron incrementos por arriba de la media.  El lado oscuro de la mejoría es que todavía presentamos un rezago impresionante con los años de estudio de países similares como Chile (11.8) y Brasil (11.1), mientras que Canadá (17.5) y Estados Unidos (16.3) muestran una diferencia abismal.

Entre los servicios más importantes que se deben otorgar a la población está el acceso al servicio médico.  El INEGI señala que en 1983 el derecho a recibir los servicios de salud fue elevado a rango constitucional, a partir del cual se planteó como objetivo la ampliación de la cobertura de servicios médicos a toda la población.  Según el Censo, en la actualidad 96.4 por ciento de la población residente hace uso de los servicios existentes, ya sean públicos o privados.

La vivienda es un componente fundamental del bienestar de la población, dado que proporciona seguridad, protección contra el medio ambiente y un lugar propio para el resguardo de los bienes de cada persona.  Al respecto, el Censo señala mejorías sustanciales en los materiales predominantes de los pisos y techos.  Por ejemplo, mientras que en 1990 19.6 por ciento de las viviendas tenían pisos de tierra, en 2000 se redujo a 13.4 por ciento.  De nuevo, entre los Estados que presentan los mayores avances se encuentran Oaxaca, Chiapas y Guerrero.

También se han registrado avances en el acceso a los servicios de electricidad, agua entubada y drenaje.  En 1990, el 87.5 por ciento de las viviendas tenían electricidad, mientras que diez años después aumentó a 94.6 por ciento.  En el mismo periodo, el acceso al agua entubada mejoró de 79.4 a 88.5 por ciento.  El porcentaje de viviendas con drenaje se incrementó de 63.6 a 77.6 por ciento.  De nuevo, resalta el hecho de que los Estados que representan mayor avance son precisamente los más rezagados.

La pobreza y la inequidad socioeconómica son los dos problemas más graves de nuestro país.  Las crisis recurrentes han golpeado más a los que menos tienen, especialmente a través de una merma continua en su poder adquisitivo.  Cuando se presenta la inestabilidad macroeconómica, las fuerzas del mercado son particularmente crueles con el segmento de la población que menos puede defenderse.  La evidencia de que se da mayor generación de empleos y aumento en los salarios reales entre más baja sea la inflación es abrumadora.  Por lo mismo, se ha subrayado la necesidad de terminar de una vez por todas con la inflación, la volatilidad del tipo de cambio y demás elementos de inestabilidad en la economía.

Sin embargo, la lección más importante de todas es el papel que juega el gobierno en proveer las necesidades básicas a la población más necesitada.  Sin lugar a dudas, el mercado no puede resolver estas carencias y por lo mismo, necesitamos cada vez más mayor y mejor gasto público destinado al combate a la pobreza.  A pesar de los retrocesos que han presentado las crisis recurrentes y la merma en el poder adquisitivo de la población más rezagada, han existido avances fundamentales en el acceso a la salud y seguridad social, en una mejor calidad de vivienda, en el perfil educativo y en el suministro de necesidades básicas como agua entubada, drenaje y electricidad.  Esto hubiera sido imposible sin la intervención del Estado y la aplicación de programas enfocados al combate a la pobreza.


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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