jueves, 7 de septiembre de 2000

La Paridad y el Mercado

 Pulso Económico


La Paridad y el Mercado


Por: Jonathan Heath


Reforma revivió ayer el debate sobre los peligros de un peso fuerte, al comparar las opiniones de empresarios con analistas.  Los que defienden la apreciación dicen que es resultado de la libre interacción de las fuerzas del mercado.  Por lo mismo, lo que deberíamos cuestionar es la certeza del mercado.

En el transcurso de los últimos cinco años, en este espacio hemos señalado las severas limitaciones de la teoría de la paridad del poder adquisitivo, que supuestamente calcula el nivel de sub o sobrevaluación del peso.  A pesar de sus múltiples fallas e inmensa subjetividad, es utilizado aún por muchos analistas.  Por ejemplo, ayer se publicó una gráfica que estima que el peso esta sobrevaluado 33.2 por ciento, al utilizar a 1996 como año de referencia.

Pensar que 1996 es buen año no solamente es totalmente subjetivo, sino además difícil de defender.  De entrada fue un año todavía con mucha inflación y alta volatilidad en el tipo de cambio.  No sólo fue un momento de alta inestabilidad sino además el comienzo de una frágil recuperación de la recesión del año anterior.  Si pensamos que el tipo de cambio estuvo bien valuado en esa ocasión, significa que únicamente hemos tenido una valuación correcta (o subvaluación) en los momentos de las peores crisis.  ¿Quiere decir que necesitamos vivir en una crisis para tener la valuación adecuada de nuestra moneda?

Este es justamente uno de los problemas de la utilización del diferencial de inflación entre México y el exterior para calcular el tipo de cambio supuestamente correcto.  No importa qué año se tome como base, va a ser altamente criticable.  La razón es que el tipo de cambio real, ya descontado la inflación, tiene una elevada variación a través del tiempo.

Sin embargo, a pesar de sus múltiples deficiencias, los analistas lo utilizan para justificar su creencia de que el tipo de cambio está desalineado, es decir, sobrevaluado.  Por lo mismo, es necesario que el gobierno instrumente algún tipo de política para inducir una depreciación.

El otro lado del debate dice que ante la imposibilidad de calcular con certeza el tipo de cambio correcto, dejemos la tarea al mercado.  Si el régimen cambiario es de una flotación libre, el precio del dólar va a ser el que determine la interacción entre la oferta y la demanda.  Si el tipo de cambio se aprecia, es que existe más oferta que demanda.  Mientras exista esta forma de determinar la paridad, no puede estar mal valuada.

Los que están a favor de la paridad del poder adquisitivo alegan que el mercado está equivocado, ya que el aumento en los costos que significa la inflación, no se está incorporando en el precio.  El resultado es que las empresas pierden competitividad y se dificulta la tarea de exportar.  Al mismo tiempo, las importaciones se hacen más baratas y crean una competencia desleal a los productos manufacturados en el país.

Los que favorecen al mercado alegan que en la medida en que los empresarios dejan de exportar, el tipo de cambio se deprecia.  Sin embargo, por lo pronto no ha ocurrido, signo de que el tipo de cambio no esta mal valuado.  Si las circunstancias cambian, la flexibilidad del régimen cambiario permitirá las correcciones necesarias.

En medio del debate, el punto más flaco es la debilidad de la teoría de la paridad de poder adquisitivo.  Por lo mismo, las autoridades han sostenido que lo mejor que se puede hacer es simplemente dejar que el mercado funcione sin interferencias.  Sin embargo, lo que faltaría preguntar es ¿realmente funciona bien el mercado?  Puede ser que a la larga el mercado encuentre su equilibrio, pero no es muy eficiente en el corto plazo.

Es evidente que la apreciación del tipo de cambio afecta en forma importante a muchos exportadores.  Como ejemplo, podemos ver la industria nacional de los neumáticos que está a punto de desaparecer con el cierre de la planta de Michelín el mes pasado y la inminente amenaza de la planta de Euzkadi en Guadalajara.  No obstante, sobran ejemplos de empresas que están golpeadas por la apreciación del tipo de cambio.

Sin embargo, por cada ejemplo negativo, existe otro positivo, de empresas que siguen exportando y que todavía ven mucho futuro en el país.  Difícilmente estaríamos observando 6.7 mil millones de dólares de inversión extranjera directa en la primera mitad del año si no existiera el panorama de negocios exitosos.  Por una razón u otra existe una gran oferta de divisas en el país.  El problema de los empresarios es que no pueden ver la totalidad del mercado, sino únicamente su industria.  Al ver que tienen problemas con la apreciación cambiaria, automáticamente piensan que todos han de enfrentar la misma situación.

En el ámbito macroeconómico, es decir, a través de agregar todos los mercados, la valuación del tipo de cambio que resulte de la interacción de la oferta y la demanda es la correcta.  Hasta aquí tiene razón el gobierno.  Sin embargo, a nivel microeconómico surgen muchos problemas, que pueden llevar a cambios fundamentales en nuestra economía.  De estos hablaremos el martes próximo.


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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