jueves, 10 de agosto de 2000

La Meta de Inflación para 2001

 

Pulso Económico


La Meta de Inflación para 2001


Por: Jonathan Heath


Una de las más importantes decisiones de política económica para el año entrante será la meta de inflación.  Para cumplir  el objetivo de mediano plazo de llegar a una inflación menor a 3 por ciento en 2003, la meta de este año tendrá que ser muy ambiciosa.

En el transcurso de los últimos años ha mejorado la imagen pública del Banco de México.  La razón principal es que está cumpliendo sus metas de inflación, algo que no hacía en el pasado.  Anteriormente, cuando anunciaba su meta para el año, sin pensarlo mucho, le aumentábamos varios puntos para establecer el piso de inflación.  El año pasado se logró cumplir la meta de 13 por ciento al obtener a fin de año 12.3 por ciento.  Se anunció una meta de 10 por ciento para este año y todo apunta que será menor a 9 por ciento.  No existe mejor medicina para la credibilidad que cumplir una y otra vez con los compromisos.

Sin duda, la meta de 10 por ciento para este año no fue nada ambiciosa.  Se estableció una meta fácil de cumplir precisamente para mejorar la imagen de un banco central muy criticado.  En el proceso, no valoraron lo suficiente la estrategia que se tenía para llegar en 2003 a una inflación menor a 3 por ciento, similar a la de nuestros socios comerciales.  Ahora queda menos tiempo y el camino se ve sumamente difícil ante el gradualismo por el cual se ha optado.

El establecimiento de la meta en sí tiene mucha importancia, ya que marca un tipo de piso para la inflación.  Al acordar el número con el gobierno federal, éste lo incorpora en el presupuesto para el siguiente año.  Los aumentos salariales de los burócratas son determinados en función del objetivo de inflación, al igual que los montos asignados en cada partida del presupuesto.  Por lo mismo, la meta en sí determina si habrá más o menos gasto nominal.

Sin embargo, no solamente se limita el gasto público.  El gobierno incorpora la meta en los aumentos de precios de los bienes administrados, como la gasolina.  En muchos casos también influye en las fórmulas para los precios concertados.  Es un parámetro de referencia en todas las negociaciones contractuales salariales.  Desde hace mucho tiempo la practica es que sea el monto del aumento en los salarios mínimos.

Esto significa que uno de los elementos más importantes para determinar la inflación del año entrante es la meta en sí misma.  Si se fija una meta de 7.5 por ciento, es casi un hecho que la inflación terminará cerca de 7 por ciento, a no ser que tengamos un shock externo que lo impida.  En cambio, si se fija una meta de 5 por ciento, el precio de la gasolina aumentará 5 por ciento, los salarios públicos se incrementarán 5 por ciento y la referencia para otros precios será de 5 por ciento.  Por lo mismo, es probable que la inflación de 2001 se logre colocar por debajo de 5 por ciento.

Muchos analistas están preocupados por la apreciación real del tipo de cambio a través de los últimos dos años.  Entre más tiempo tardamos en reducir la inflación, mayor será la supuesta sobrevaluación de la moneda.  Si lográramos una inflación de 5 por ciento el año entrante, el diferencial de inflación con Estados Unidos sería menor a 2 por ciento.  Esto significa que casi no se tendría que modificar el tipo de cambio para conservar su competitividad actual.

En el transcurso del año los aumentos salariales promedio han estado por arriba de 10 por ciento, ya que los empresarios estaban acostumbrados a otorgar aumentos superiores a lo que anunciaba el Banco de México.  Dado que no se pensaba que se cumpliría la meta, la inflación esperada siempre había sido mayor a la anunciada, lo que dificultaba en sí misma su cumplimiento.  Era un círculo vicioso.

Cada año que cumple su meta, aumenta la credibilidad del Banco de México.  Esto significa que cada vez se tomará más en cuenta la meta de inflación como el parámetro de referencia para aumentos salariales y de precios en la economía.  La brecha entre la inflación esperada y la meta está determinada por la credibilidad.  Por lo mismo, el Banco tiene que anunciar una meta ambiciosa y después hacer todo lo que este a su alcance para cumplirla.  De esta forma se convierte un círculo vicioso en virtuoso.

El Banco de México ha predicado por mucho tiempo sobre el mal de la inflación sobre la economía y la sociedad, sin embargo, ha adoptado un gradualismo en su abatimiento.  Si es cierto que la inflación tiene un efecto nocivo sobre la distribución del ingreso, reduce el poder adquisitivo, distorsiona la toma de decisiones, inhibe la inversión productiva y disminuye el ahorro a través del tiempo, ¿por qué no acelerar la lucha en su contra?

Existe evidencia de que la economía está sobrecalentada y se recomienda aplicar una política más restrictiva para evitar desequilibrar al país.  ¿Por qué no aprovechar esta situación para abatir más rápidamente la inflación?



Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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