jueves, 24 de agosto de 2000

El Mercado Laboral

 

Pulso Económico


El Mercado Laboral


Por: Jonathan Heath


Hace un mes el Banco de México advirtió que se están generando presiones en el mercado laboral que eventualmente podrían manifestarse en incrementos salariales incongruentes con los aumentos de la productividad y con los objetivos de inflación.  Desde entonces, los datos confirman estas preocupaciones.

El INEGI dio a conocer la tasa de desempleo para el mes de julio y datos sobre establecimientos comerciales para junio, ambos indicadores del mercado laboral.  Todo indica que tanto el empleo como las remuneraciones han aumentado, de tal forma que ha crecido la masa salarial.  Si hace un mes el Banco de México estaba preocupado por las presiones inflacionarias que se podría generar, ahora debería de estarlo más.

La tasa de desempleo de julio fue 2.03 por ciento, la más baja en lo que va del año y para un mes de julio desde que se tienen registros de este indicador.  Si ajustamos la cifra por su estacionalidad, la tasa equivale a 1.9 por ciento, ya que en un año normal sube el desempleo en el mes de julio porque muchos estudiantes ingresan al mercado laboral por primera vez y todavía no tienen trabajo.  Si éste es el caso, la tasa ajustada es la más baja desde que empezó la encuesta mensual.

Muchos analistas no están de acuerdo con la definición de desempleo que utiliza el INEGI, a pesar de que sigue todas las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).  Según el argumento, la definición es muy estrecha, ya que con una hora de trabajo a la semana ya no se considera desempleada a una persona.  Por lo mismo, resulta que México tiene una de las tasas de desempleo más bajas del mundo, lo cual no refleja la realidad de nuestro mercado laboral.

Sin embargo, todos los países utilizan la misma definición, por lo que sí debería de ser comparable nuestra tasa.  Más bien, si México aplicara otra definición, ya no podríamos compararnos con otros países.  Por lo mismo, no es que el INEGI utilice una definición incompatible con los demás países, sino que la definición no refleja la problemática del empleo mexicano.  Nuestro problema no es tanto el desempleo abierto, sino más bien la calidad del empleo mismo.  Casi todos los mexicanos tienen un empleo u ocupación, pero no todos están bien remunerados, quizás no reciben todas las prestaciones que marca la ley o la jornada laboral es demasiado extensa.

Por lo mismo, el INEGI produce alrededor de diez indicadores complementarios al desempleo, que agregan diferentes aspectos a la tasa básica.  Sin embargo, todos señalan la misma tendencia, es decir, el desempleo o subempleo nunca había sido tan bajo como en la actualidad.  La conclusión es inequívoca.

Si examinamos las cifras de los registros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), podemos aproximar el aumento en el número de empleos formales a través de las cifras de trabajadores permanentes y temporales.  Al mes de junio, este número aumentó en 780,975 personas en los últimos doce meses, un incremento de 6.6 por ciento.  Quizás no son el millón de trabajos al año que el gobierno se ha trazado como meta.  Sin embargo, sí es una cifra importante que indica una elevada creación de trabajos.

Si bien es cierto que ha disminuido el desempleo, deberíamos observar aumentos salariales mayores.  Esto es porque si no existen muchos desempleados, sino más bien escasez de mano de obra, las empresas tendrán que ofrecer mejores salarios para retener a sus empleados.  La encuesta mensual que realiza el Banco de México refleja un aumento notable en el porcentaje de personas que dicen que la escasez de mano de obra calificada es un factor que limita el ritmo de la actividad económica.

Las últimas cifras disponibles sobre las remuneraciones reales pagadas en los establecimientos comerciales, confirman que los aumentos salariales son ahora mucho mayores que antes.  En el mes de junio, los salarios medios en establecimientos al menudeo aumentaron 9.5 por ciento por arriba de la inflación, mientras que en el mayoreo se incrementaron 9.3 por ciento.  Cuando el Banco de México expresó su preocupación por incrementos incongruentes con los aumentos de la productividad y con los objetivos de inflación, los salarios estaban aumentando entre 6 y 7 por ciento.

Obviamente falta una mayor recuperación en los salarios para regresar al poder adquisitivo que tenía el promedio de la población en 1994.  Sin embargo, no podemos negar que ya son muchos mexicanos los que sienten la recuperación en sus bolsillos.  El reto que queda por delante es conciliar los aumentos salariales con el combate a la inflación, ya que si los salarios crecen demasiado rápido, el poder adquisitivo logrado no será permanente.  El aumento salarial que nos conviene a todos es el que sea duradero y que realmente nos pueda resarcir lo perdido.


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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