jueves, 3 de agosto de 2000

El Crecimiento Económico

 

Pulso Económico


El Crecimiento Económico


Por: Jonathan Heath


El nuevo Indicador Global de la Actividad Económica que dio a conocer el INEGI sugiere que el crecimiento económico del segundo trimestre será superior a 7 por ciento.  Aun con una desaceleración moderada en la segunda mitad del año, se proyecta un aumento en el PIB superior a 6 por ciento para el año.

La actividad económica ha mostrado un gran dinamismo con un crecimiento promedio de 7.9 por ciento anual en los primeros cinco meses de este año.  Los números actuales sugieren que el segundo trimestre podrá haber avanzado alrededor de 7.6 por ciento, con lo cual habremos crecido 7.8 por ciento en la primer mitad del año.  Suponiendo un crecimiento de 6.2 por ciento en la segunda mitad, que no se ve muy difícil a estas alturas, alcanzaremos el 7 por ciento en un año por primera vez desde 1981.

Ante esta posibilidad, el Banco de México incrementó el monto del “corto” en 50 millones, para llegar a 280 millones de pesos, con la finalidad de aminorar el paso tan acelerado.  Al mismo tiempo, hemos visto peticiones de diversas fuentes al gobierno federal para que aplique una política fiscal más restrictiva.  Ahora que estamos viendo un crecimiento parecido al que prometió Fox en su campaña, todos quieren que se desacelere.  Sin embargo, se estima que es necesario para crear los empleos que necesitamos.  ¿Por qué la preocupación si se supone que es justamente lo que queremos?

No hay duda de que el crecimiento económico es positivo.  Si la economía no está en expansión, no habrá la creación de empleos necesarios para acomodar a la población que entra la fuerza laboral año tras año.  Difícilmente podemos pensar que mejoraría el poder adquisitivo de la gente o que se daría una distribución más equitativa del ingreso.  Los recursos que podría generar el gobierno para financiar programas sociales, mayores oportunidades de educación o la ampliación de la infraestructura, sería poco si la actividad económica no crece a tasas aceleradas.  Por lo mismo, cabe preguntar por qué la quieren desacelerar.

Queremos un crecimiento económico que sea sostenible, es decir, que se dé en forma continua y persistente a través del tiempo, de tal forma que sea la regla y no la excepción.  También queremos que sea sustentable, lo que significa que se pueda sostener con razón y que su permanencia sea defendible, de tal forma que su logro no implique un costo elevado para la sociedad.  Esto quiere decir que un crecimiento inequitativo no es defendible.  Es posible crecer de manera sostenida por un periodo largo, pero sin que los beneficios permeen a toda la sociedad.  No queremos que el crecimiento sea exclusivo de unos cuantos, sino que favorezca a la mayoría de los mexicanos.

Para lograr el crecimiento que necesitamos debemos cuidar bien ciertos equilibrios.  Por ejemplo, no es saludable que sea uno solo el motor del crecimiento.  Si son únicamente las exportaciones, seguramente los beneficios se concentrarán en las empresas grandes y del norte del país.  Sin que exista la inversión necesaria, no es viable que se pueda sostener el ritmo de crecimiento de las exportaciones.  También queremos que aumente el consumo ya que al final de cuentas es lo que más representa el bienestar de la población.  Sin embargo, si el consumo crece a un ritmo mayor que el resto de la economía, es muy probable que disminuya el ahorro, lo que marca el paso a la inversión.  Por lo mismo, necesitamos que el crecimiento provenga de un avance equilibrado de estos factores.

También necesitamos cuidar el equilibrio entre la demanda y la oferta agregada, es decir, que la oferta crezca al mismo ritmo que la demanda.  De lo contrario, se producirán presiones inflacionarias que terminarán por disminuir el poder adquisitivo y crear condiciones de inestabilidad.  Una posibilidad es complementar la oferta agregada a través de una mayor importación de bienes y servicios.  Sin embargo, existe un limite al tamaño deseado del déficit externo, ya que llega un momento en que se dificulta su financiamiento en forma permanente y por lo tanto, se puede llegar a una situación demasiado vulnerable a cualquier cambio en el ambiente externo.

Justamente el problema actual es que el crecimiento que se observa no es equilibrado.  El consumo se ha acelerado a tal nivel que empiezan a detectarse presiones inflacionarias y una disminución en el ahorro interno.  Al mismo tiempo, el déficit externo ha empezado a crecer a un ritmo no deseable, en el cual la importación de bienes de consumo es el componente más dinámico.

El reto inmediato es realizar los ajustes necesarios para evitar problemas futuros.  Estamos creciendo a una tasa elevada, pero todavía no es sostenida ni sustentable.



Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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