martes, 25 de julio de 2000

El Informe Sobre la Inflación

 

Pulso Económico


El Informe Sobre la Inflación


Por: Jonathan Heath


El Banco de México dará a conocer hoy su segundo informe trimestral sobre la inflación en el periodo abril-junio.  A pesar de que persisten signos de presiones inflacionarias, los resultados hasta la fecha son positivos.

Con el dato de 0.21%  de la primera quincena de julio dado a conocer ayer, la inflación con respecto a la misma quincena del año pasado disminuye a 9.19%.  Como consecuencia, es muy probable que la inflación del mes se sitúe entre 0.41 y 0.43 por ciento, para llevar el crecimiento de los precios en los últimos doce meses a 9.15 por ciento.  Con este resultado ya son 18 meses consecutivos que hemos visto una disminución en la inflación.

Aunque todavía queda mucho trecho para abatir la inflación y alcanzar los niveles que registran nuestros principales socios comerciales, los resultados no son despreciables.  Junto con la inflación en mayo (0.37 por ciento), ésta será la segunda vez en el año que se observa una tasa de 0.42 por ciento o menos.  La última vez que vimos este fenómeno fue en 1972, hace ya 28 años.

La tasa tan reducida de mayo fue claramente explicada por la entrada en vigor de las tarifas eléctricas de verano, que jaló hacia abajo el promedio.  No hubo ningún otro subíndice que tuviera una variación cercana al de vivienda, que considera los gastos en renta, electricidad, gas y teléfono.  Inclusive, en la primera quincena hubo tres subíndices con variaciones alrededor de tres veces el promedio del periodo.

En cambio, no existe una explicación tan clara para la inflación de la primera quincena de julio.  En este caso, hubo dos subíndices (alimentos y ropa) con variaciones prácticamente de cero y otro (muebles) con apenas 0.08 por ciento de incremento.  En la lista que presenta el Banco de México con los productos con precios a la baja, casi todos son alimentos.  El hecho de que no domine un solo precio es confortante, ya que significa que el abatimiento de la inflación es un fenómeno generalizado y por lo tanto, más sustentable.

La inflación subyacente se define como la parte que mejor representa la tendencia de mediano plazo, ya que omite aquellos elementos del índice general que se caracterizan por su alta volatilidad.  Si analizamos los subíndices de precios que presenta el Banco de México en torno a la inflación subyacente, encontramos que los precios que más han aumentado en el año son los administrados y concertados.  Esto significa que el gobierno federal es la entidad que más ha contribuido a la inflación.  Por ejemplo, el precio de la gasolina aumenta cada mes a una tasa anualizada de 10 por ciento, lo cual jala hacia arriba el promedio y además actúa como elemento inercial que impide que la inflación baje más rápidamente.  Mientras que al mes de junio la inflación general fue de 9.41 por ciento, la inflación de los precios administrados y concertados fue de 12.54 por ciento.

Los factores que más han contribuido a explicar la disminución en la inflación en lo que va del año, son la estabilidad del tipo de cambio y la disminución en los precios de frutas y legumbres, que no son necesariamente factores recurrentes.  En el mes de junio se observó una variación mayor en el tipo de cambio y un aumento elevado en los precios de las frutas y legumbres, por lo que se esperaban dificultades posteriores para mantener la inflación en descenso.  Este fenómeno se pudo observar a través de la diferencia entre la inflación general y la inflación subyacente, ya que la subyacente permanecía por arriba de la general.  Esto significa que las presiones inflacionarias de mediano plazo son mayores a lo que sugiere la inflación general.

No obstante, este fenómeno cambió a partir del junio.  Por primera vez desde principios del año pasado, la inflación subyacente de los últimos 12 meses es ligeramente menor a la inflación general.  Al desaparecer la diferencia entre estos dos índices, se desvanecen los factores especiales que llevan a una baja temporal en la inflación, que pudiera revertirse posteriormente.

La inflación se puede dividir en dos grandes rubros, cada uno con una explicación diferente: el de los bienes comerciables y el de los bienes (servicios) no comerciables.  El primer rubro se explica fundamentalmente por las variaciones en el tipo de cambio, mientras que el segundo rubro se explica por las presiones salariales y las expectativas de inflación, es decir, la inflación esperada.  Entre estos dos encontramos números significativamente diferentes.  Mientras que la estabilidad cambiaria ha ayudado a que la inflación de los bienes comerciables se sitúe en 7.61 por ciento (de junio a junio), la inflación de los no comerciables es de 11.55 por ciento.  En el caso de este último, la mayor inflación se explica por los incrementos salariales observados en lo que va del año.

Dado que la estabilidad cambiaria se ha mantenido, podemos esperar que los bienes comerciables continúen con menos presiones.  De igual manera, dado que los últimos indicadores económicos del INEGI señalan que los aumentos salariales siguen elevados, es de esperarse que la mayor presión inflacionaria vendrá de los bienes no comerciables.  Esto se confirma en el último boletín de prensa del Banco de México que señala que los rubros de mayor inflación son los de vivienda, salud, transporte y otros servicios, todos catalogados como no comerciables.

A pesar de que permanecen presiones inflacionarias en la economía, con el paso de cada mes parece posible que este año terminemos con una tasa de inflación menor.  En lo que va del año, la inflación ha disminuido de 12.32 a 9.15 por ciento, un poco más de tres puntos porcentuales en siete meses.  A estas alturas parece factible esperar que la inflación pudiera disminuir otro medio punto porcentual en los siguientes cinco meses, para terminar el año por debajo del 9 por ciento.

El reto principal de la segunda mitad del año va a ser sostener la tendencia a la baja en la inflación y evitar que se estanque.  Guillermo Ortiz habló de una meta revisada (no oficial) de inflación para fin de año de 9.1 por ciento.  Sin embargo, de ser este el caso significaría que ya no habrá más progreso en el abatimiento inflacionario en los siguientes meses.  ¿No sería mejor marcar una meta más ambiciosa, como de 8.5 por ciento?


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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