martes, 25 de julio de 2000

Ahorro y Consumo

 

Pulso Económico


Ahorro y Consumo


Por: Jonathan Heath®



El gobierno de Ernesto Zedillo argumentó siempre que una de las razones de la debacle de 1995 fue la insuficiencia del ahorro interno, que había disminuido peligrosamente ante el aumento tan pronunciado del consumo privado.  Este año el consumo está creciendo a tasas muy superiores a las de hace seis años.  ¿Qué pasó con el ahorro interno?

La semana pasada, el INEGI dio a conocer los detalles de las cuentas nacionales del tercer trimestre del año, con lo cual se puede calcular la relación del ahorro interno al PIB.  En un trimestre en el cual el consumo privado creció 10.2 por ciento, una de las tasas más elevadas de los últimos 20 años, es lógico preocuparse por el nivel del ahorro interno en la economía.  Todavía queda muy fresco el recuerdo de 1a primera mitad de la década de los noventa, cuando el crecimiento del consumo fue a través de una disminución importante en el ahorro.

Muchas familias decidieron comprar casas, automóviles y artículos de consumo a través del crédito, ya que los bancos recién privatizados querían poner a trabajar sus recursos.  El aumento desproporcionado del ahorro externo y la reducción de las necesidades de financiamiento del sector público, ocasionaron un incremento significativo en la disponibilidad de fondos prestables.  Al mismo tiempo, la apertura comercial abrió la gama de productos disponibles al consumidor.  Por primera vez, podíamos comprar bienes que antes no estaban a nuestro alcance.  La consecuencia lógica fue un crecimiento importante en el consumo, que por ser financiado principalmente a través del crédito, trajo consigo una disminución significativa en el ahorro interno.  Como proporción del PIB, el ahorro interno bruto llegó a 12.6 por ciento en el tercer trimestre de 1993, un nivel tan bajo que no se había observado desde 1960.

Como uno de los puntos centrales de su estrategia para financiar el desarrollo a mediano plazo, el gobierno de Zedillo propuso incrementar el ahorro interno.  En el Programa Nacional de Financiamiento para el Desarrollo (Pronafide), se planteó la meta de elevar el ahorro a 22.2 por ciento del PIB para 2000, lo cual en su momento parecía bastante ambicioso.  Sin embargo, los datos del tercer trimestre de este año ya lo ubican en 22.4 por ciento, con lo cual el promedio de los primeros tres trimestres llega a 22.1 por ciento.

Dada la importancia de formar una base de ahorro más sólida y de mayor plazo en el país, Zedillo empujó la reforma del Seguro Social y la creación del nuevo sistema de ahorro para el retiro (SAR).  En 1994 el total del ahorro invertido en el SAR representaba 1.6 por ciento del PIB.  Para el tercer trimestre de este año, el SAR llegó a 6.4 por ciento del PIB a través de un crecimiento real promedio anual de 28.9 por ciento en el transcurso de los últimos seis años.  Aunque el Pronafide no estableció meta para el SAR, estas cifras representan un avance sólido.

La diferencia fundamental de los últimos años, que han visto un aumento en el ahorro interno, contra la primera mitad de los noventa, que se caracterizó por su disminución, radica en varios puntos.  Primero, no hubo disponibilidad de crédito en la segunda mitad de los noventa, por lo que cualquier aumento en el consumo tenía que ser financiado a través del ingreso presente.  Segundo, ha existido un crecimiento sostenido en los últimos cinco años (5.5 por ciento promedio anual) que ha sido superior al observado en el sexenio de Carlos Salinas (3.9 por ciento).  Esto ha permitido un aumento en el ingreso disponible de las familias.  Tercero, no ha existido la misma disponibilidad de financiamiento del exterior que existió hace más de seis años.  El ahorro externo representó 2.8 por ciento del PIB en los primeros tres trimestres de este año, a diferencia del 7.0 por ciento en 1994.

En aquel momento, el ahorro externo funcionó como un sustituto del ahorro interno y financió gran parte del consumo.  Ahora los dos han funcionado como complementos y el consumo se ha financiado a través de una expansión del ingreso disponible.  Dado que tanto el ahorro como el consumo han aumentado, las familias han dedicado parte de su ingreso al consumo y parte al ahorro, tal y como debería ser.

Las cuentas nacionales incluyen los cambios en inventarios de las empresas como parte del ahorro interno.  Sin embargo, los inventarios sufren mucha variabilidad que tiene que ver con decisiones ajenas al proceso de ahorro.  Además, su calculo adolece de problemas técnicos en el cómputo de sus precios.  Por lo mismo, conviene analizar el ahorro interno neto de inventarios para tener una idea más clara de su comportamiento medular.  Esta parte del ahorro, como porcentaje del PIB, aumentó a 18.6 por ciento en el tercer trimestre, de 16.8 y 18.0 por ciento en el primer y segundo trimestres, respectivamente.


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