jueves, 4 de mayo de 2000

Los Candidatos y la Política Fiscal

 

Pulso Económico


Los Candidatos y la Política Fiscal


Por: Jonathan Heath®


Este es el tercero de una serie de artículos en los que se analiza el pensamiento de los candidatos viables a la presidencia.  En esta ocasión examinamos el papel que juega la política fiscal en la economía.

Todos los candidatos han hablado de la necesidad y urgencia de una reforma fiscal en México.  ¿Por qué es necesaria?  Vicente Fox piensa que hacen falta más ingresos para el Estado para atender los rezagos y resolver problemas de inequidad en el país.  Tenemos una base fiscal muy débil, producto de las políticas incoherentes de los gobiernos priístas.  Resulta necesario simplificar la estructura fiscal para reducir los estímulos a la evasión y realizar ajustes en la política fiscal para promover el ahorro y la inversión.

El gobierno actual ve la limitación fiscal principalmente en la baja recaudación tributaria.  Aunque Fox está de acuerdo, piensa que el gobierno ha sido cómplice en los resultados de la recaudación, dado que ha fomentado la economía informal a través del trámite excesivo y la corrupción existente.  Para aumentar la recaudación hay que hacer más atractiva la parte formal de la economía.

Cuauhtémoc Cárdenas ve que el sistema fiscal actual no aporta los recursos suficientes para la inversión pública en el desarrollo que requiere el país.  No es un sistema que resulte promotor de la inversión productiva.  Por lo mismo, habría que cambiar el sistema para que estimule la inversión y que genere los recursos suficientes para enfrentar las necesidades de acelerar el crecimiento y atender las demandas de carácter social.

Cárdenas pone énfasis en la necesidad de suprimir las excepciones que contempla la ley que permite la evasión y elusión en el pago de impuestos.  Al simplificar el sistema fiscal debe aumentar la recaudación.  No obstante, el instrumento principal debe ser el aceleramiento del propio crecimiento económico.  Si no aumentamos el producto, difícilmente habrá aumentos sustanciales en la recaudación.

En principio, no existe una diferencia sobre los por qué de la necesidad de una reforma.  Sin embargo, existe una brecha muy amplia entre lo que tendría que contener.  Mientras que Fox recomienda la eliminación de impuestos especiales para concentrar la atención únicamente en el Impuesto Sobre la Renta (ISR) y el Impuesto al Valor Agregado (IVA), Cárdenas pone más énfasis en la necesidad de tener impuestos más progresivos.  Los dos sostienen que sus propuestas aumentarían la recaudación y que serían sistemas más justos.

Sin embargo, ninguno de los dos ha pensado a fondo las implicaciones de sus propuestas.  Más bien, son pensamientos que reflejan el sentir popular, pero que no necesariamente funcionarían.  Por ejemplo, Fox propone eliminar los impuestos especiales para aumentar la recaudación, pero sin tomar en cuenta que son precisamente éstos los más fáciles de administrar y que representan una fuente importante de recursos para el Estado.  En el pasado, el gobierno ha acudido a los impuestos sobre la gasolina, automóviles nuevos, cerveza, cigarros y otros bienes similares, por ser una fuente segura de ingresos.  Si se eliminan estos impuestos antes de reducir la evasión fiscal en el pago del ISR y el IVA, podría ocasionar un pérdida importante de ingresos al Estado.

Igual sucede con la propuesta de Cárdenas.  La utilización de impuestos directos progresivos ha dejado de ser la base central de los sistemas impositivos en la mayoría de los países desarrollados.  Se ha visto que crea distorsiones y estímulos perversos o negativos a la producción.  En cambio, los impuestos más eficientes y fáciles de administrar son los indirectos, como el IVA, siempre y cuando se simplifique su estructura a una sola tasa sin exenciones.  Sin embargo, un impuesto al consumo no suena equitativo para las personas de menores ingresos.

En el fondo, no se puede tener un sistema que sea justo, que estimule la inversión productiva y al mismo tiempo, aumente la recaudación.  Lo que aparenta ser justo para los de bajos ingresos, no va a premiar la productividad y la eficiencia.  Los impuestos más fáciles de recaudar no necesariamente apoyan la inversión productiva.  Por lo mismo, el nuevo gobierno tendrá que decidir cual de los objetivos es el más importante y sacrificar parte de lo demás.

Este mismo dilema se ha observado a través de los últimos años y es una de las principales causas por las que no hemos tenido una reforma fiscal hasta la fecha.  Aunque todos están de acuerdo en que la necesitamos, no existen los consensos necesarios para definir las prioridades.  Esto significa que independientemente de quien gane la presidencia en julio próximo, va ser difícil que tengamos la tan anhelada reforma.


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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