martes, 18 de abril de 2000

El Informe Trimestral Sobre la Inflación

 

Pulso Económico


El Informe Trimestral Sobre la Inflación


Por: Jonathan Heath®


El pasado 12 de abril, el Banco de México publicó su primer informe trimestral sobre la inflación, que representa un extraordinario avance en la comunicación y la transparencia de lo que es ante todo un bien público: la información.

Con el tiempo estamos avanzando en la transición anunciada hacia un esquema de objetivos de inflación.  Esta es una nueva forma de llevar a cabo la política monetaria, con base en una comunicación abierta y transparente de los elementos de juicio necesarios para evaluar las acciones de las autoridades monetarias.  Es un reconocimiento de que la información es un bien público e implica que nuestro Banco Central está dispuesto a la rendición de cuentas.  En este sentido, el nuevo Informe Trimestral Sobre la Inflación es un avance significativo e irreversible.

Desgraciadamente, el Banco decidió publicar también un resumen de cuatro hojas.  Esto significa que 99 por ciento de los interesados (cálculo propio) terminarán por leer únicamente el resumen y no el reporte completo.  Es un análisis excelente de la inflación, sus causas, los riesgos principales y sus perspectivas y vale la pena su lectura completa.

En el informe, el Banco advierte cuáles son los riesgos principales en el combate de la inflación.  Acepta que una parte significativa del abatimiento se ha dado a través de factores que pueden revertirse en un futuro.  Reconoce que su meta para este año no es necesariamente compatible con la de 2003 de alcanzar la inflación de los principales socios comerciales.  Anticipa que es muy probable que tenga que ampliar el sesgo restrictivo de la política monetaria y recomienda al gobierno federal la aplicación de una política fiscal más prudente.

¿Cuáles son los peligros principales que deberíamos entender?  El informe señala por lo menos ocho puntos que pudieran afectar negativamente la inflación.  Lo primero es el reconocimiento de que la inflación subyacente es mayor a la inflación general.  Esto significa que la reducción observada en la inflación en el transcurso de los últimos meses es debe más a fenómenos transitorios que no podrán repetirse en el futuro, digamos de “buena suerte”, que a un abatimiento permanente.  Por ejemplo, debemos esperar en los próximos meses incrementos en los precios de frutas, legumbres y verduras, que tendrán un efecto importante en la inflación.

Segundo, al reconocer que el factor principal que aún contribuye al descenso de la inflación es la estabilidad cambiaria, se advierte sobre el peligro de una ampliación del déficit de la balanza comercial, que eventualmente podría aumentar la dependencia respecto de la entrada de capitales de corto plazo.  Esto haría más vulnerable a la economía a movimientos bruscos en el tipo de cambio y pondría en riesgo la sostenibilidad del proceso de desinflación.

Tercero, existe el peligro de un sobrecalentamiento en la economía a través de un crecimiento acelerado de la demanda agregada.  El ajuste de la oferta agregada podrá darse a un paso más lento y conduciría a aumentos en los precios de los bienes no comerciables y al deterioro de las cuentas externas.  De este punto se derivan varios focos de peligro adicionales.

Cuarto, al observar que los aumentos salariales han superado los incrementos en la productividad, existe el peligro de que las revisiones contractuales podrían redituar en una mayor presión inflacionaria.  Quinto, se ha observado escasez de mano de obra calificada en algunas regiones del país, que pudiera representar una amenaza inflacionaria debido al rápido crecimiento del país.

Sexto, el dinamismo previsto de la demanda agregada podría estimular una aceleración en el consumo privado, disminuir el ahorro interno, ampliar el déficit comercial no petrolero y provocar un círculo vicioso de presión inflacionaria. También redituaría en una mayor vulnerabilidad a los shocks del exterior, que es el séptimo punto.  Una caída en el precio del petróleo, una perturbación de la oferta de financiamiento externo o una desaceleración de la economía de Estados Unidos, representan verdaderos flancos de vulnerabilidad.  Sin lugar a dudas, nos hemos visto beneficiados por un entorno externo favorable e inclusive por perturbaciones positivas del exterior, que bien pueden revertirse en cualquier momento.  Hoy ya lo estamos viviendo con la caída severa del mercado de valores de Nueva York.

Por último, en la medida en que la inflación disminuye, la relación entre el crecimiento de los agregados monetarios y los precios se vuelve más incierta.  Esto hace más difícil anticipar los efectos de un incremento en la base monetaria y separar correctamente lo que es un proceso adecuado de remonetización a lo que pudiera ser presión inflacionaria.

Resulta interesante que el Banco de México enfatice las expectativas del sector privado y utilice los pronósticos de los analistas consultores sin divulgar sus propias estimaciones.  Así como nosotros le proporcionamos al Banco nuestras proyecciones, sería muy saludable que el Banco diera a conocer mensualmente las suyas.

Un examen de las proyecciones reunidas a través de su encuesta mensual revela algo verdaderamente inusitado: la expectativa de inflación es menor a la meta oficial del 10 por ciento.  Sin embargo, no podemos interpretar esto como algo totalmente positivo, ya que se anticipa que el abatimiento del aumento de los precios es temporal y que el Banco se enfrenta a una inflación estancada en la segunda mitad del año.  Si bien la expectativa de inflación al cierre de junio es de 9.69 por ciento, la de fin de año es de 9.69 por ciento, lo que implica nulo avance a partir de julio.  Inclusive, la inflación esperada para 2001 de 8.76 por ciento nos dice que la política monetaria empezará a ser menos efectiva y quedará lejos de su meta.

Las autoridades monetarias están conscientes de que a pesar de los buenos resultados del último año, falta mucho todavía para abatir permanentemente la inflación.  Preocupados por la posible apreciación cambiaria que pudiera resultar de una política monetaria más restrictiva, se recomienda mayor coordinación con la política fiscal, que ayudaría a incrementar el ahorro interno y a controlar el crecimiento del consumo privado.


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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