martes, 14 de marzo de 2000

Política Económica Electorera

 

Pulso Económico


Política Económica Electorera


Por: Jonathan Heath®


En el último año de sexenios anteriores, la política económica se manejaba con fines claramente electorales.  Los desequilibrios y la alta vulnerabilidad resultaban siempre en crisis financieras.  ¿Cuáles son hoy las diferencias?

El gobierno ha insistido en que esta vez no habrá crisis sexenal.  La política económica de los últimos tres años se ha encauzado explícitamente a reducir la vulnerabilidad de la economía a shocks, tanto internos como externos, y a minimizar los desequilibrios macroeconómicos.  Como resultado de estos esfuerzos, no hay duda de que México está ahora en una posición mucho mejor que la de hace seis años.

Son muchas las comparaciones favorables ahora.  El gobierno se ha asegurado de cacarearlas por todos lados.  La balanza de pagos, junto con el nivel de la deuda externa y su patrón de amortización, muestran una estructura externa muy superior a la que nos llevó a un desastre hace seis años.  No hay una situación que pudiera llevar al gobierno a emitir cantidades exorbitantes de Tesobonos, ni existe la dependencia tan exagerada sobre los flujos de capital de portafolio.  La capacidad de México para afrontar sus obligaciones al exterior se encuentra hoy en la mejor posición de los últimos 25 años.

Tanto Moody’s como Standard & Poor’s han reconocido esta capacidad a través de mejorías en sus calificaciones de nuestro riesgo soberano.  Únicamente Fitch IBCA sostiene que México tiene mayor riesgo que hace seis años, pero seguramente no tardará en rectificar su posición.

Sin excepción, en el último año de cada sexenio el gobierno ha puesto la cuestión electoral como máxima prioridad para su política económica.  El problema de fondo siempre fue que no había realizado su tarea con anterioridad para asegurar que la economía podría resistir el manejo electoral.  Esto involucraba un esfuerzo para reducir la vulnerabilidad macroeconómica y asegurar que hubiera una balanza de pagos saludable, tal y como lo ha hecho en esta ocasión.

Por ejemplo, hemos observado cómo cada sexto año existe una apreciación real de la moneda, lo cual ha motivado una ampliación significativa del déficit en la balanza de pagos.  Dados los elevados niveles de deuda externa y una proporción significativa de éste a corto plazo, esta política ha llevado a ensanchar el desequilibrio externo.  Como resultado, el gobierno siempre se ha visto forzado a aplicar parches a su política económica, como el aumento salarial de emergencia en 1982, la aplicación del Pacto de Solidaridad en 1988 y la emisión de Tesobonos en 1994.

Hoy tenemos una situación diferente.  Ahora sí, el gobierno preparó bien el camino y no existe un desequilibrio externo.  La salud general de la economía ha llevado a casi un consenso de que no habrá crisis sexenal.  Además, hemos corrido con suerte de tal forma que el panorama externo nos favorece.  ¿Esto significa que no habrá un manejo electoral de la política económica?  Desgraciadamente, resulta difícil contestar en forma positiva.  Un análisis de la situación actual sugiere claramente un sesgo electoral en las decisiones que se estarán tomando.

De entrada, habría que reconocer que este manejo no es un monopolio del PRI.  Con miras a las elecciones de julio, el gobierno PeReDista del Distrito Federal decidió posponer el aumento en el precio del Metro para otra ocasión.  Sin embargo, no tiene el mismo impacto nacional que muchas otras decisiones.

De enero del año pasado al día de hoy, el peso mexicano se ha apreciado alrededor de 9 por ciento.  En el mismo lapso, el diferencial de inflación con el exterior ha sido cerca de 10 por ciento, por lo que se ha dado una apreciación sustancial en términos reales.  El tipo de cambio real de ahora se acerca bastante al promedio observado en el transcurso de 1994.  Independientemente del nivel ideal del tipo de cambio, la pérdida de competitividad que se observa está orillando a muchas empresas exportadoras a modificar sus planes futuros.  Al mismo tiempo, en enero de este año las importaciones de bienes de consumo aumentaron 52.9 por ciento con respecto al año pasado.

Sin lugar a dudas, no existe la misma urgencia para corregir el tipo de cambio que hace seis años.  No solamente tenemos un mejor perfil de deuda externa, sino que el déficit de la cuenta corriente mejoró de 3.7 por ciento del PIB en 1998 a 2.9 por ciento en 1999.  Sin embargo, de presentarse un buen panorama de crecimiento económico, no es nada descabellado observar un déficit externo de 3.7 por ciento del PIB para fin de este año.  Esto significa que sería deseable evitar una mayor apreciación, especialmente para evitar problemas mayores en el futuro.

En 1997 el Banco de México estimó necesario evitar una apreciación mayor de la moneda, cuando el déficit externo era menor al actual.  Instrumentó varias medidas, incluyendo la compra de dólares a través de subastas mensuales.  ¿Por qué no ha reaccionado en forma similar en esta ocasión?  La respuesta es obvia.  Faltan menos de cuatro meses para las elecciones.  En el corto plazo, la apreciación ayudará a reducir con más rapidez la inflación y brindará una percepción de mayor estabilidad.  No existe la urgencia y habrá mucho tiempo para implantar medidas después de las elecciones.

No obstante, el discurso del gobierno es distinto.  Con el anuncio del grado de inversión de parte de Moody’s, varios funcionarios declararon la importancia de no ser complacientes con la situación actual.  Nos han advertido del peligro que pudiera representar el incremento en los flujos de capital al país.  Sin lugar a dudas, esto significa que están preocupados por el nivel real del tipo de cambio.  Pero todo parece sugerir que no lo suficiente como para realizar algún cambio sustancial en la política actual antes de julio.

Al final de cuentas el poder es el poder.  Por más que se ha buscado pintar de democracia al México actual, el PRI no esta dispuesto a terminar sus 71 años tan fácilmente.  Queda claro que hará lo que sea necesario para garantizar su victoria en las urnas.  La diferencia es que en esta ocasión se manejó bien el margen de maniobra para que pueda instrumentar una política idónea para las elecciones.


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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