jueves, 2 de marzo de 2000

La Inversión Extranjera Directa

 

Pulso Económico


La Inversión Extranjera Directa


Por: Jonathan Heath®


El martes pasado, el gobierno anunció que México recibió en 1999 11,568 millones de dólares en inversión extranjera directa, lo que significa una entrada de capital superior a 70 mil millones de dólares en los primeros seis años del Tratado de Libre Comercio.

No hay duda de que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha traído beneficios para el país.  En sus seis años de vida se estima que ha producido más de un millón de empleos y ha elevado las exportaciones anuales de bienes a casi 137 mil millones de dólares.

Gracias al TLCAN, la IED ha reemplazado a la inversión de portafolio como el mecanismo principal de financiamiento externo.  En los primeros tres trimestres del año, la IED logró financiar 87.1 por ciento del déficit en cuenta corriente y se estima que será más de 80 por ciento del déficit de todo el año.  Nuestras exportaciones han crecido 163.5 por ciento en seis años, y la relación de exportaciones a deuda externa ha mejorado tanto que el Banco Mundial nos clasifica como el único país “menos endeudado” de ingresos medios en América Latina.  Por fin parece que ya somos capaces de generar nuestras propias divisas, con lo que podremos reducir nuestra dependencia del exterior y sacudirnos del yugo de la deuda externa.

En términos generales, la IED es una buena noticia sobre la cual se pueden hacer varios comentarios.  El primero es acerca de su estabilidad.  Si en seis años hemos recibido 70.75 mil millones de dólares, el promedio anual es de 11.792 mil millones.  El año pasado recibimos 11.568 mil millones, muy cerca del promedio.  Sin embargo, si desagregamos los datos en trimestres, los flujos de la IED son marcadamente estables y permanecen en un rango de 2.3 a 3.0 mil millones de dólares por trimestre desde fines de 1997 a la fecha, o sean nueve trimestres consecutivos.  Inclusive si revisamos los flujos de IED de 1994 a la fecha, encontramos que con excepción de un trimestre (el tercero de 1997) cuando la IED fue de 5.6 mil millones de dólares, el flujo trimestral siempre ha fluctuado en un rango de 1.8 a 3.4 mil millones de dólares.  Si tomamos en cuenta que los flujos de capital son por naturaleza muy volátiles, este resultado es asombroso.

El segundo comentario es acerca de la composición de la IED.  La inversión total es la suma de nuevas inversiones, más la reinversión de utilidades de empresas extranjeras en México, más las cuentas entre compañías (por ejemplo, empresas con presencia en ambos países como General Motors o Ford), más la inversión en maquiladoras.  A pesar de la estabilidad de los flujos totales, los componentes presentan una mayor volatilidad.  Por ejemplo, el componente principal, que son las nuevas inversiones, registró 4.4 mil millones de dólares en 1999, la cifra más baja de los últimos seis años.  Simplemente si lo comparamos con 1997 (9.9 mil millones de dólares), las nuevas inversiones del año pasado son menos de la mitad.

Esta cifra sugiere que muchas empresas se manejan con mayor cautela ante el fin de sexenio y la sucesión presidencial.  Sin embargo, esta actitud la observamos únicamente en las inversiones nuevas, que no tienen un compromiso previo.  En cambio, las empresas que ya están en México y tienen proyectos en marcha, muestran un compromiso firme, ya que la reinversión de utilidades registró su nivel más elevado el año pasado.  Igualmente sucede con el sector maquilador cuya inversión también llegó a un nuevo máximo.

De ser cierta esta última observación, México podría recibir una cantidad similar de IED en 2000 en los rubros de reinversión de utilidades, maquiladoras y cuentas entre compañías en lo que se despejan las dudas del proceso electoral y una posible crisis sexenal, y una cantidad ligeramente menor en nuevas inversiones.  Sin embargo, si logramos evitar una crisis y la economía de Estados Unidos mantiene su dinamismo, podríamos esperar un aumento sustancial de IED a partir de 2001, especialmente en el rubro de nuevas inversiones.  Los factores clave serán la continuidad de la estabilidad macroeconómica, la credibilidad de la política económica del nuevo presidente, las perspectivas de México como plataforma de exportación y las políticas complementarias que se pudieran instrumentar para alentar la IED.  En este sentido, los nuevos tratados de libre comercio con Europa, Israel y otras regiones serán fundamentales para atraer nuevas inversiones.

El último comentario tiene que ver con la reinversión de utilidades.  El hecho de que va en aumento es reflejo de que reditúa invertir en México y que las empresas están dispuestas a seguir ampliando sus proyectos. Es una estrategia de ganar-ganar.



Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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