jueves, 24 de febrero de 2000

Crecimiento con Calidad

 

Pulso Económico


Crecimiento con Calidad


Por: Jonathan Heath®


Es de interés general que la actividad económica tenga un crecimiento elevado y sostenido, tanto en términos cuantitativos como cualitativos.  Pero mientras lo primero se mide fácilmente, no queda tan claro qué significa calidad y cómo la podemos medir.

Cuando el INEGI dio a conocer la tasa de crecimiento de la actividad económica para 1999 (3.7 por ciento), la Secretaría de Hacienda opinó que este crecimiento era de mejor calidad y sustentabilidad que el de periodos anteriores.  Las consideraciones que utiliza Hacienda para afirmar lo anterior son: (1) la generación de empleos formales; (2) la mejoría en los salarios; (3) la proporción de recursos propios del financiamiento total; (4) la naturaleza de los recursos externos; (5) el tamaño del déficit externo; y (6) la diversificación de las exportaciones.  Seguramente, la calidad tiene que ver con los puntos (1) y (2), mientras que la sustentabilidad considera los puntos (3) al (6).

No deberíamos interpretar estos comentarios como si fueran los únicos puntos que determinan la calidad o la sustentabilidad del crecimiento, sino más bien como factores de varios que inciden en lo dicho.  Por ejemplo, los últimos cuatro puntos tienen que ver principalmente con los equilibrios del sector externo.  Cualquier abuso en el uso de los recursos del exterior podrá crear una situación de crisis en la balanza de pagos y así entorpecer el proceso de crecimiento económico.  Por lo mismo, habría que buscar que la expansión del PIB se haga en armonía con la balanza de pagos para que se pueda sostener a través del tiempo.  Esto podrá ser necesario pero no es suficiente.

Igualmente sucede con la calidad.  Es un medio para mejorar el bienestar de la sociedad, a través de la mayor creación de empleos y un incremento en el poder adquisitivo de la población.  Si el PIB crece a tasas deseables, pero no se genera más empleo, entonces no estamos consiguiendo nuestro fin.  Igualmente sucede con el poder adquisitivo de los salarios.  Lo que buscamos es un incremento continuo en la masa salarial que pueda producir un mejor nivel de vida para los mexicanos.  Esta es también una condición necesaria para mejorar el bienestar, pero definitivamente no es suficiente.

Si no es suficiente, ¿qué elementos faltarían?  Mientras podemos afirmar que en el crecimiento existen factores positivos que contribuyen a mejorar la población, no podemos concluir tan fácilmente que ya tenemos el prometido bienestar para las familias.  Sin pretender realizar una lista completa, podríamos añadir algunas consideraciones que influir en la calidad.

La primera tiene que ver con la distribución del ingreso.  Queda claro que la mayor parte del crecimiento económico proviene de la exportación de las empresas grandes, mientras que todavía permanecen estancadas las micro y pequeñas que se dedican al mercado local.  Quizá será el 20 por ciento de la población el que ha mejorado su nivel de vida y contribuye a subir el promedio.  Sin embargo, el otro 80 por ciento se encuentra en una situación igual o peor que antes.  ¿Podemos considerar que el crecimiento es de calidad si únicamente beneficia a un cierto estrato de la población?  Mientras no logremos incorporar a la población más necesitada al México moderno, siempre habrá la pregunta de ¿beneficio para quién?

La segunda tiene que ver con el empleo.  Los datos del IMSS señalan que el número de derechohabientes asegurados con trabajo se ha incrementado notablemente.  Esta medida del empleo en el sector formal indica que estamos generando más fuentes de trabajo ahora que en cualquier momento de nuestra historia.  Sin embargo, no sabemos nada acerca de la calidad de estos empleos.  ¿Estamos produciendo el tipo de empleo que conviene al país?  La tasa de desempleo abierto dice que la gran mayoría de la población económicamente activa tiene algún tipo de ocupación.  ¿Trabajan la cantidad de horas adecuadas?  ¿Reciben todos los beneficios que marca la ley?  ¿Los empleos corresponden a las capacidades de los trabajadores?  Por ejemplo, ¿cuántos egresados de la UNAM están laborando como taxistas o repartidores?  No queda claro que la mejoría cuantitativa del empleo corresponde a una mayor calidad.

La tercera tiene que ver con lo que los economistas llaman las externalidades.  El crecimiento económico trae consigo más tráfico, contaminación y deterioro en el medio ambiente.  El INEGI ha realizado un esfuerzo por medir este impacto, pero no lo incorpora en el PIB.  Muchas familias han dejado sus trabajos en la ciudad para buscar otros en la provincia, aun con un salario menor, pero con una mejoría notable en la calidad de vida.

¿Esto es lo que queremos?


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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