martes, 21 de marzo de 2000

Ahorro e Inversión

 

Pulso Económico


Ahorro e Inversión


Por: Jonathan Heath®


Con la divulgación de los datos de consumo e inversión de 1999 por parte del INEGI, ya podemos realizar los cálculos correspondientes al ahorro interno.  ¿Cumplimos las metas del Pronafide?

La mayoría de los datos sobre la marcha de la economía son buenas noticias.  La recuperación con respecto a la desaceleración de hace más de un año, debido a las crisis de Rusia y Brasil, ya es virtualmente completa.  En 1999, el consumo privado creció a una tasa mayor que el PIB, lo cual indica que en general se tiene la confianza suficiente para gastar.  Este fenómeno lo habíamos observado a partir del último trimestre de 1997.  Sin embargo, duró únicamente hasta el tercer trimestre de 1998, dado que las crisis internacionales provocaron una nueva actitud de cautela del consumidor.

Según los datos del INEGI, el consumo privado creció a una tasa mayor que el resto de la actividad económica en el segundo y cuarto trimestres del año pasado.  Sin embargo, en el segundo trimestre fue por muy poco (menos de 2 décimas) y no duró mucho (un solo trimestre).  En cambio, en el cuarto trimestre de 1999, las ventas al consumidor aumentaron 7.6 por ciento, sustancialmente por encima del PIB que creció 5.2 por ciento.  Estos datos están respaldados por las ventas al menudeo de los establecimientos comerciales, que tuvieron un muy buen desempeño en los últimos tres meses del año pasado.

Cuando hablamos de la recuperación en la actividad económica, es importante un buen crecimiento en el consumo, ya que de lo contrario significa que los efectos positivos no llegan a la población en general.  Después de todo, ¿para qué sirve el crecimiento económico si no se traduce en mayor consumo para el público en general?  Sin embargo, también es importante observar un aumento en el ahorro interno y resulta difícil conciliar las dos cosas.

En la contabilidad nacional, el ahorro es igual a la inversión.  Obviamente, entre más inversión, podremos tener más crecimiento a futuro.  Esto significa que el ahorro de hoy se debe convertir en mayor consumo mañana.  Aunque no existe una regla clara, lo ideal es una tasa elevada de crecimiento en el consumo privado, pero ligeramente menor al crecimiento del PIB.  Cuando el consumo crece a un ritmo mayor que el PIB es muy difícil que aumente el ahorro interno como proporción del PIB.

El ahorro interno bruto como proporción del PIB fue de 20.3 por ciento en 1999, ligeramente menor al año anterior que fue de 20.6 por ciento y sustancialmente menor al observado en 1997 de 24.1 por ciento.  Por segundo año consecutivo, nos quedamos cortos de las metas planteadas en el Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo (Pronafide), que puso 21.6 por ciento como meta el año pasado.  Dado que actualmente el consumo crece a una tasa mayor que el PIB, es muy probable que el ahorro disminuya todavía más este año, alejándonos todavía más de la meta para 2000, que es de 22.2 por ciento del PIB.  Ahora nuestro ahorro es similar al de 1999 y menor al de los tres años de 1996 a 1998.  Aunque la situación actual es definitivamente mejor a la de 1994, dista mucho de ser óptima y preocupa la tendencia declinante.

Si observamos los datos por trimestres, encontramos que el ahorro interno había mejorado en el segundo y tercer trimestre del año pasado con relación a 1998.  Sin embargo, la recuperación del consumo privado en el último trimestre fue a costa del ahorro interno y por lo mismo, disminuyó sustancialmente al final del año.  Queda claro que al conocer los datos del primer trimestre de este año, el ahorro interno presentará una nueva disminución.  Si recordamos el énfasis que puso el Presidente Zedillo en el incremento del ahorro interno, deberíamos estar preocupados.

Sin embargo, no todo es negativo.  Uno de los componentes importantes del ahorro interno es el de la variación de existencias o cambio en inventarios.  Si una empresa incrementa sus inventarios, se consideran como una inversión, ya que está ahorrando en producción futura.  Sin embargo, este componente es relativamente inestable y puede cambiar los datos por montos elevados de un trimestre a otro.  Por lo mismo, vale la pena examinar las cifras sin considerar los cambios en inventarios, es decir el ahorro interno neto de existencias.

Como era de esperar, el ahorro interno neto muestra una tendencia mucho más estable a través del tiempo.  Por ejemplo, mientras que el ahorro bruto varía de 16.5 (tercer trimestre de 1995) hasta 28.6 por ciento del PIB (primer trimestre de 1997), las cifras netas varían dentro de un rango más reducido de 15.1 (tercer trimestre de 1995) a 19.0 por ciento (tercer trimestre de 1999).  El ahorro interno neto muestra una tendencia al alza por 11 trimestres consecutivos a partir del primer trimestre de 1995.  Sin embargo, como era de esperarse, con la recuperación del consumo privado se revierte a partir del último trimestre de 1997 y disminuye hasta fines de 1998.

Sorprendentemente, el ahorro interno neto como porcentaje del PIB muestra un incremento sostenido durante el transcurso de 1999, inclusive en el último trimestre del año cuando se registró un crecimiento sustancial en el consumo.  El promedio del año llegó a 18.1 por ciento del PIB, sustancialmente superior al 12.3 por ciento observado en 1994.  Sin lugar a dudas, la caída en el ahorro interno bruto en el cuarto trimestre del año pasado se debió a que la variación de existencias fue apenas 0.8 por ciento del PIB, el nivel más bajo desde 1993.

Las metas del Pronafide están hechas con relación al ahorro bruto, incluyendo la variación de existencias.  Sin embargo, acumular o no inventarios es una decisión empresarial que depende mucho de la coyuntura específica.  Dado que el ahorro neto de existencias es un concepto más estable y refleja mejor el esfuerzo de la sociedad, el gobierno debería replantear sus metas de ahorro en estos términos.  Si observamos el ahorro bruto tal y como se plantea en el Pronafide, el gobierno sale reprobado en sus esfuerzos por incrementarlo en forma sostenida.  Sin embargo, al enfocar el esfuerzo sin considerar los inventarios, hay una mejoría más constante y que por lo mismo, preocupa menos.


Sugerencias y comentarios al email: heath@infosel.net.mx


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