Pulso Económico
¿Qué nos Dijo Mackey?
Por: Jonathan Heath
Transcurrida una semana de la entrega del famoso informe de las auditorías al Fobaproa, hemos tenido la oportunidad de leer y digerir su contenido. ¿Qué es lo que deja este informe? ¿Valió 200 millones de pesos?
Una lectura exhaustiva de los reportajes, columnas, editoriales y demás comentarios del Informe Mackey seguramente deja al público más confundido que antes. Existen opiniones a favor y en contra, juicios favorables y negativos, al igual que críticas severas y destructivas. En buena medida, la mayoría contienen un sesgo que ya habíamos advertido.
Quizás el comentario que más se repite es que el informe no dice nada nuevo, que sus conclusiones son las mismas que habíamos sacado los analistas mexicanos a través de los últimos años. En este sentido, lo único que deja la investigación es una recopilación de nuestras propias conjeturas y una factura multimillonaria.
Sin embargo, suponiendo que es cierto que no dice nada nuevo, realmente no podemos llegar a la conclusión de que el informe haya sido un fraude. Mackey y sus colaboradores realizaron una investigación a fondo que incluyó muchas entrevistas. Obviamente, al preguntarle a varios su opinión de los orígenes de la crisis bancaria, las respuestas reflejaron el análisis que se ha realizado en el país en los últimos años. Podríamos suponer que Mackey estudió estas premisas y las validó. En este sentido, la primera aportación del informe no es una repetición de las conclusiones a que habíamos llegado tiempo atrás, sino más bien su validación. En otras palabras, Mackey nos dice implícitamente “he revisado el análisis que hicieron y básicamente estoy de acuerdo”.
Tenemos que admitir que en nuestra sociedad el debate no
es algo que acostumbremos. Las partes argumentan sin escuchar y difícilmente aceptan los puntos del contrario. Esto ha resultado en una gran incredulidad por parte de la sociedad. La información no fluye muy bien. Nuestro gobierno no tiene credibilidad. No tenemos confianza en los partidos políticos. No les damos la importancia merecida a los analistas mexicanos, porque pensamos que la mayoría no son imparciales. Por lo mismo, tenemos que pagar a un extranjero para que venga y valide nuestras conclusiones. Los 20 millones de dólares es precisamente el costo de nuestra desconfianza.
Muchos analistas han mostrado cierta indignación porque Mackey llega a decir lo mismo que nosotros habíamos dicho gratis en repetidas ocasiones. Sin embargo, más que ofendidos deberíamos sentirnos orgullosos. Nuestro análisis fue correcto. A ver si ahora mejora nuestra credibilidad.
En el ámbito general, el informe cumple su cometido. El Ejecutivo necesitaba la confirmación de que su desempeño fue correcto en el sentido legal y moral. Mackey señala claramente que fue correcta la decisión del Gobierno Mexicano de proteger a los ahorradores. Las únicas operaciones ilegales que encontró son las mismas que previamente había detectado la CNBV y en las que ya había tomado acciones al respecto. Por lo mismo, no se puede acusar a este Gobierno de corrupto o de haber emprendido un rescate equivocado.
No obstante, el informe subraya la ineptitud del Gobierno. Ya sea por falta de experiencia o por urgencia del momento, las autoridades cometieron errores de instrumentación. Aunque muchas de las políticas estaban bien intencionadas, se aplicaron muy tarde y sin la fuerza necesaria. La crisis bancaria empieza a manifestarse a partir de 1993 y estalla en forma escandalosa en 1995. Sin embargo, muchos de los problemas de fondo no se corrigen hasta 1997.
Por ejemplo, el informe deja claro que la supervisión bancaria dejó mucho que desear antes de 1994. Sin embargo, no es hasta 1997 que se le puede calificar como apenas “adecuada”. ¿Por qué tarda tanto el Gobierno en reaccionar? ¿Por qué no es más que adecuada la supervisión actual? Sin lugar a dudas, el informe pone en evidencia el pobre desempeño de las autoridades. El Gobierno debería buscar la certificación internacional de calidad, algo así como el ISO-9000, en su papel de regulador y supervisor. El hecho de que no lo ha logrado todavía implica una mediocridad que como sociedad no podemos seguir tolerando. Si bien el gobierno ha realizado acciones correctas y mejoras constantes, simplemente tenemos que contestar que no ha sido suficiente.
A la fecha todavía existe duplicidad de funciones entre reguladores. Falta mejorar las reglas contables y las prácticas corporativas de la banca. El marco legal y regulatorio es patético y disfuncional. La calidad moral y técnica de los accionistas es insuficiente. No funciona el proceso de quiebras y suspensión de pagos. Existen múltiples dificultades para la adjudicación de activos y para la resolución de controversias vía el sistema judicial. Los burós de crédito no pintan. Allí está el informe para completar esta larga lista de problemas pendientes.
A estas alturas sería inútil tratar de argumentar que el desempeño de las autoridades ha sido ejemplar. Sin embargo, resulta necesario recalcar que buena parte de la culpa la tiene el Poder Legislativo. Nuestros legisladores atienden sus propias agendas y se olvidan de velar por los intereses de la sociedad. No solamente lograron incrementar el costo fiscal de la crisis al tardar un año en entender, discutir y finalmente aprobar la creación del IPAB, sino han bloqueado la aprobación de legislación urgente. En esta lista está la Ley de Garantías, la autonomía de la CNBV, una nueva ley de quiebras y la aprobación de mayores facultades para regular adecuadamente a los intermediarios financieros.
El mensaje principal del informe de Mackey es que hemos tenido un gobierno mediocre. Las autoridades realizaron acciones encaminadas a rescatar el sistema bancario, pero en forma incompleta. Dejaron muchos hoyos por tapar y funciones por realizar. Actuaron a destiempo.
Como sociedad nos duele tener que pagar 633,300 millones de pesos para el saneamiento del sistema bancario. Pero ya que tenemos que pagar tanto, no queremos parches y soluciones a medias. Basta de mediocridad. Que nos den un sistema bancario de primera, totalmente sano y eficaz para enfrentar los retos del siguiente milenio.
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