jueves, 13 de mayo de 1999

La Triste Perspectiva de la Banca

 

Pulso Económico


La Triste Perspectiva de la Banca


Por: Jonathan Heath


El gobierno se esforzado para mejorar los fundamentos económicos y minimizar los impactos negativos de una potencial crisis sexenal en el año 2000.  Sin embargo, todavía quedan áreas sumamente débiles que falta sanear.  El más vulnerable sigue siendo nuestro sistema bancario.

Las perspectivas económicas han cambiado en los últimos meses a raíz de la mejoría notable en el entorno externo.  La mayor disponibilidad de recursos externos y la continuidad de la expansión norteamericana significa que la desaceleración actual debe disiparse pronto.  Esta recuperación debería traducirse en mayor actividad económica a partir de la segunda mitad del año.  Aunque lo más seguro es que no alcancemos el mismo crecimiento de 5.6 por ciento que promediamos en los últimos tres años, tampoco deberíamos observar resultados muy por debajo de esta media.  Por lo pronto, se ve muy probable que el crecimiento económico del periodo 1996-1999 alcance 5.0 por ciento o más.

Habría que señalar que la mejoría no ha sido homogénea para todos los sectores, regiones o tamaños de empresas.  Algunos como el de la industria metálica básica y los relacionados con maquinaria y equipo han crecido muy por arriba de la media, mientras que otros como el de la minería y la producción de madera han jalado el promedio hacia abajo.  Mientras que en el centro y sur es más difícil encontrar trabajo, en el norte del país la producción se encuentra limitada por falta de mano de obra.  A las empresas grandes, especialmente las relacionadas con la industria de la exportación, les ha ido más que bien, mientras que las empresas pequeñas y medianas han batallado mucho más para salir adelante.

Aun así, la última vez que experimentamos un crecimiento promedio de 5.0 por ciento en un periodo de cuatro años fue hace más de veinte años.  Lo sorprendente es que en esta ocasión lo hemos hecho sin el apoyo del crédito bancario.  Según los datos del Banco de México, el crédito total canalizado a los sectores no bancarios por la banca comercial ha disminuido 38.9 por ciento en términos reales desde diciembre de 1994 a marzo de este año.  En cambio, según cifras del INEGI, la inversión total en maquinaria y equipo ha aumentado 46.6 por ciento en términos reales de diciembre 1994 a diciembre 1998.  ¿Cómo podemos explicar un crecimiento de 46.6 por ciento en la inversión al mismo tiempo en que el crédito disminuyó 38.9 por ciento?

Para empezar, la mayor parte del crecimiento económico en este periodo se explica por las exportaciones y la inversión privada.  Al mismo tiempo, la mayor parte de la inversión fue destinada a incrementar la capacidad instalada del sector exportador.  La mayoría de las empresas exportadoras son multinacionales, que son las que traen la inversión extranjera directa al país, o bien, empresas mexicanas grandes con acceso al crédito externo.

A raíz de la crisis bancaria, que se agudizó en 1995, muchas empresas pequeñas y medianas se vieron forzadas a dejar de pagar sus créditos a los bancos.  Al percatarse de que las leyes protegían más a los deudores que a los acreedores, la cartera vencida de la banca empezó a crecer a pasos agigantados.  Este hecho fue el equivalente a que estas empresas hubieran recibido un crédito virtual, ya que al dejar de cumplir con sus obligaciones, tuvieron un aumento en su liquidez.  Después de cierto tiempo, estas empresas empezaron a recuperarse y a generar utilidades.  Sin embargo, ya no había razón para reestructurar sus créditos con los bancos y optaron por reinvertir sus utilidades para seguir creciendo.

Otro grupo de empresas ha buscado fuentes alternativas de financiamiento, ya sea a través de proveedores o de empresas asociadas.  Cuando la banca nacionalizada se dedicó a financiar al gobierno durante la década pasada, apareció la “banca paralela” en las Casas de Bolsa.  De igual manera, al no encontrar el crédito en la banca comercial, seguramente se empezarán a desarrollar fuentes alternativas.  Por lo mismo, es posible pensar seguir creciendo por unos años más sin una banca comercial saneada.

No obstante, sería medio ingenuo pensar que ya no necesitamos a la banca.  Los procesos actuales son parches que podrán sustituir al crédito tradicional en forma temporal.  Pero más allá de un par de años, habría que admitir que las perspectivas de crecimiento empezarán a sufrir si no recuperamos a la banca.  Desgraciadamente, no se ve un futuro promisorio para este sector por lo menos durante los siguientes cinco años.  Peor aún, si nuestros legisladores no establecen una reforma jurídica de fondo para nuestro sistema financiero, con un mayor respeto a los derechos de propiedad y la procuración misma de justicia, simplemente no habrá una recuperación.


Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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