Pulso Económico
¿Hasta dónde llegará el Tipo de Cambio?
Por: Jonathan Heath
Hace un mes, cuando el tipo de cambio se había apreciado a niveles por debajo de 9.50 pesos, mucha gente empezaba a inquietarse. Un mes después sigue la misma tendencia y ahora se encuentra por debajo de 9.30 pesos por dólar. ¿Hasta dónde llegará el tipo de cambio?
El tipo de cambio de 10.63 pesos, que se observó el jueves 14 de enero, reflejaba una sobrerreacción ante los sucesos del momento. Por lo mismo, la apreciación que siguió fue un proceso normal de ajuste en los mercados. Sin embargo, la semana pasada llegó a estar por debajo de 9.30 pesos, lo cual representa una recuperación de 15 por ciento en poco más de tres meses. Uno pensaría en una sobre corrección en la dirección contraria.
La tasa de inflación esperada para abril de 0.9 por ciento implica que el tipo de cambio real esta alrededor de 13 por ciento menos competitivo en comparación al que existía en 1990. En palabras más mundanas, existe una sobrevaluación de aproximadamente 13 por ciento del tipo de cambio, suponiendo que 1990 sea el año correcto de referencia. Muchas veces se ha comentado que realmente no existe un año “correcto”, ya que la economía ha cambiado en forma sustancial en la última década y no podemos presumir que el tipo de cambio real de equilibrio (lo que algunas personas llaman el teórico) sea constante a través del tiempo.
Pero independientemente de todas las deficiencias que le podamos encontrar a este cálculo simplista o forma de enfocar la problemática cambiaria, debemos admitir que es el que la mayoría de la gente utiliza. En este sentido, no importa que la medida sea equivocada o engañosa, ya que es la percepción de la gente lo que termina por mover al mercado y no el cálculo “correcto”. Si la mayoría de la gente piensa que el tipo de cambio esta sobrevaluado, independientemente de lo que puedan argumentar los economistas, es como si lo fuera y por lo mismo, es probable que tarde o temprano habrá una nueva corrección.
Sabemos bien lo que nos pasa cuando se percibe que la moneda se encuentra sobrevaluada. La gente empieza a ponerse nerviosa y manifiesta sus dudas. ¿Hasta dónde llegará el tipo de cambio antes de que se presente algún ajuste? ¿Deberíamos preocuparnos? ¿Por qué no hace nada el Banco de México para evitar una apreciación real de la que después nos arrepentiremos?
En el contexto actual del régimen de flotación, la tarea de ajuste del tipo de cambio no debería ser del Banco de México, sino del mercado, es decir, del público en general a través de sus preferencias por la compra y venta del dólar. Hasta ahora el nerviosismo se ha manifestado únicamente a través de la expresión de dudas. Si el público estuviera realmente preocupado ante la eventualidad de un ajuste, debería incrementar su demanda de dólares. En ese momento el tipo de cambio empezaría a corregirse. Sin embargo, no ha sido el caso. Más bien la oferta, a través de una menor demanda de importaciones y una mayor entrada de capitales, ha sido consistentemente mayor a la demanda, por lo que el tipo de cambio sigue apreciándose.
Por lo pronto, las autoridades monetarias no parecen estar preocupadas por una excesiva apreciación. Para ellos, una corrección inducida sería prematura a estas alturas. Todavía está muy fresca la discusión sobre la dolarización para sustituir a una política monetaria que no estaba funcionando. Las criticas sobre la falta de credibilidad estaban en su apogeo apenas hace unos tres meses. Queda claro que el Banco Central está disfrutando de la baja en las expectativas de inflación y la disminución en las tasas de interés. Poco a poco, su credibilidad está retornando y cierra la brecha con su meta de inflación. La postura actual de la Junta de Gobierno es que si la política funciona, no hay que tratar de componerla.
Una opción sería incrementar el monto de la subasta de opciones de venta de divisas al Banco de México, o bien, realizar la subasta adicional que venían haciendo unos años atrás en el caso de que el 80 por ciento o más de las opciones se ejerzan antes de mediados del mes. Esto le permitiría acumular más reservas de divisas sin influir de inmediato en el tipo de cambio, pero ir retirando algo de la demanda excesiva del mercado. Seguramente el incremento en las reservas sería un signo adicional de confianza, pero se estaría manifestando una clara preocupación por el tipo de cambio actual.
En este sentido, el Banco Central no quiere mandar ninguna señal que se pudiera interpretar como una relajación en la postura monetaria. Lo que quiere reforzar es su señal de firmeza. Por lo mismo, no va a modificar la política actual hasta que las expectativas coincidan con la meta actual. Además, ante la proximidad de las campañas presidenciales y las mismas elecciones del año entrante, el Banco va ir adoptando una postura conservadora cada vez más.
Esto significa que por lo pronto la responsabilidad de una corrección eventual es del mercado y que no debemos esperar que las autoridades monetarias lo hagan. Si existe una verdadera preocupación por la apreciación actual, simplemente habría que manifestarlo a través de la compra de dólares. Con el paso del tiempo, deberíamos observar cómo el mercado se va ir poniendo más nervioso y buscará algún motivo para justificar su ajuste.
¿Cuál podría ser el motivo? Podría ser un dato menos favorable de lo anticipado, por ejemplo, el déficit de la balanza comercial o un ajuste a la baja en la Bolsa de Nueva York. Podría ser el cálculo de la paridad del poder adquisitivo que indicara una sobrevaluación creciente. Entre más tiempo va pasando, casi cualquier noticia podría servir como pretexto.
Lo ideal sería que los ajustes fueran pequeños y seguidos ya que entre más tiempo transcurra se puede anticipar un eventual ajuste todavía mayor. Lo más seguro es que el patrón observado durante la mayor parte de 1996 y 1997 sea el que vuelva a dominar. Este es parecido a unos escalones chuecos, es decir, periodos de apreciación lenta interrumpidos de vez en cuando por un incremento repentino.
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