jueves, 18 de marzo de 1999

La Confianza y la Credibilidad

 

Pulso Económico


La Confianza y la Credibilidad


Por: Jonathan Heath


Sin lugar a dudas ha mejorado la confianza de los inversionistas en las perspectivas de la economía para el resto del año.  El tipo de cambio, las tasas de interés y la Bolsa de Valores la reflejan.  Sin embargo, todavía no existe la credibilidad necesaria para pensar que podemos evitar otro descalabro en el futuro cercano.

Hace casi tres semanas comentábamos que el entorno externo relevante para México había mejorado sustancialmente.  Dado que han sido los factores externos los que han provocado la desaceleración actual de la economía, esta recuperación necesariamente tendría que significar un avance en las 

perspectivas para este año.  Ahora los mercados financieros reflejan este optimismo.
Primero fueron las noticias positivas en torno a la inflación.  El repunte en los precios que se presentó en la segunda mitad del año pasado, provocó serias dudas sobre la habilidad del Banco de México para seguir abatiendo la inflación.  Sin embargo, ahora ha quedado más claro que los shocks que recibimos en el año fueron de carácter temporal y por lo mismo, la inflación debe retomar su tendencia a la baja.  Como resultado, las expectativas de inflación se están revisando a la baja.
Después siguió la noticia de que los mercados de capital estaban dispuestos a otorgar a México los créditos necesarios para seguir refinanciando la cuenta capital.  Esto fue evidente a principios de febrero con la colocación de los bonos globales por mil millones de dólares.  Al poco tiempo, hubo colocaciones importantes por parte de Pemex y Nafinsa.  La semana pasada se anunció el refinanciamiento exitosos de la mayor parte del crédito obtenido en octubre del año pasado, al amparo de una línea de liquidez contingente con un grupo grande de bancos en el exterior.  Al mismo tiempo, han aumentado las entradas de capital de inversionistas institucionales, dirigidos básicamente a la Bolsa de Valores y que buscan aprovechar el hecho de que México se ve más sólido que la mayoría de los países emergentes.
Tercero, el tipo de cambio se empezó a fortalecer como consecuencias de las entradas de capital y las colocaciones en el exterior.  Después de haber registrado un nivel superior a 10.60 pesos por dólar a mediados de enero, ahora estamos observando niveles similares a los de agosto del año pasado.  Obviamente, un tipo de cambio fuerte ayudará a disminuir las presiones inflacionarias.
Cuarto, por fin hemos viso una recuperación en el precio del petróleo.  Hasta hace poco se pensaba que el gobierno iba a tener que realizar otro ajuste al presupuesto para adecuarse a un precio más realista.  Sin embargo, últimamente se ha visto que no solamente es probable cumplir con el promedio de 9.25 dólares por barril en el año, sino que posiblemente podría ser superior.
Quinto, las tasas de interés se han reducido a un nivel mucho más lógico, después de haber permanecido a niveles que castigaban demasiado al país.  Durante 1997 y la primera parte del año pasado, el promedio de los Cetes a 28 días no llegó a 20 por ciento.  Sin embargo, el premio al riesgo aumentó demasiado a partir de agoto de 1998 y apenas ahora empezamos a observar un regreso a la situación anterior.  Esto es resultado de una percepción menor del riesgo país en función de la mejoría en las perspectivas.
Sin lugar a dudas, éstas han mejorado.  Mayores entradas de capital y la baja en las tasas de interés deberá traducirse en una recuperación en la inversión privada, había sido el factor que más se había desacelerado en el último trimestre del año pasado el primer trimestre de este año.  La fortaleza de la economía norteamericana ayudará a mantener nuestras exportaciones.  En la medida en que se recupere la confianza, debería aumentar el consumo interno.
Podríamos resumir el cambio en las perspectivas económicas como el resultado de una mejoría en la confianza.  Los fundamentos macroeconómicos no han cambiado, ya que tenemos varios años en que su solidez ha estado presente.  No obstante, ahora empezamos a tener un poco más de confianza en que estos fundamentos podrán traducirse en una mejoría.
Sin embargo, en medio de este ambiente de más confianza nos damos cuenta que todavía no existe una mayor, credibilidad en la habilidad del gobierno en evitar una crisis sexenal.  El hecho de que los empresarios están exigiendo la dolarización de la economía es signo inequívoco de que no creen que la inflación bajará lo suficiente para garantizar la estabilidad más adelante.  Todavía están buscando mecanismos alternos para protegerse de una devaluación y de la merma continua en su poder adquisitivo.

Comentarios, observaciones y críticas al Email: heath@infosel.net.mx


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