jueves, 18 de febrero de 1999

La Inflación Subyacente

 

Pulso Económico


La Inflación Subyacente


Por: Jonathan Heath


En varios países del mundo se ha establecido un 

mecanismo especial para medir el desempeño del Banco Central.  Esto es la inflación subyacente, es decir, la que resulte sin tomar en cuenta el efecto de los precios administrados por el gobierno.  En nuestro caso, en vez de una inflación al alza, este indicador señala que la inflación se ha estancado.
A pesar de los esfuerzos de comunicación del Banco de México, un gran número de analistas, periodistas y comentaristas no han sabido interpretar correctamente la política monetaria actual.  Por ejemplo, la última medida de las autoridades monetarias, de incrementar el monto que los bancos deberán depositar en el Banco Central, fue interpretado como una medida adicional de restricción monetaria.  En consecuencia, algunos esperaban que las tasas de interés deberían incrementarse como resultado de la supuesta disminución en la liquidez.  Cuando se dio la noticia de que las tasas no solamente disminuyeron, sino que la baja fue sustancial, varios escribieron que era una clara señal de que la política monetaria no estaba funcionando.
Según esta línea de razonamiento, el Banco de México está frustrado con esta baja en las tasas, dado que hubo un aumento en la liquidez a pesar de los últimos esfuerzos de retirar más dinero de circulación.  Ciertamente las autoridades monetarias han de estar frustradas, pero más bien con su política de comunicación que ha resultado en una interpretación tan errónea de los acontecimientos.  Sin embargo, la falla resulta más bien de una falta de atención a las explicaciones ofrecidas, dado que a veces el Banco de México parece disco rayado en sus discursos.
Primeramente, la última medida no implica en ningún caso una modificación en la liquidez de la economía.  Como se ha explicado numerosas veces, el Banco de México regresa al mercado el mismo monto obtenido a través de los depósitos especiales vía una subasta en el mercado abierto.  Por lo mismo, esta medida no tiene porque afectar directamente las tasas de interés.  Más bien, ayuda a las autoridades monetarias a ejercer una política monetaria más efectiva.
Segundo, la baja en las tasas de interés no implica en ningún momento que la política monetaria del Banco Central no esté funcionando.  Tampoco podemos afirmar que un aumento en las tasas de interés es la intención del Banco.  La mejor señal de que la política de los “cortos” está funcionando es precisamente una baja eventual en las tasas.  Tenemos que recordar que uno de los componentes más importantes en la tasa de interés son las expectativas inflacionarias.  Cuando se aplica el corto, la primera reacción es un incremento en las tasas, ya que los bancos perciben que en un momento dado les puede faltar liquidez.  Sin embargo, la señal que manda es de una mayor disciplina monetaria, lo cual hace pensar que la inflación pudiera ser menor a lo que se esperaba.  Esta modificación en las expectativas es lo que hace disminuir las tasas.  La baja de tres puntos porcentuales en la tasa de los Cetes a 28 días es resultado directo de un ajuste en las expectativas de inflación, lo que es señal inequívoca de que la política monetaria está funcionando.
La mayoría de las personas que siguen la política monetaria y los resultados en cuanto a tasas e inflación, utilizan el Indice Nacional de Precios al Consumidor como el principal para medir el desempeño del Banco Central.  Sin embargo, varios países han adoptado formalmente un tipo de subíndice que excluye los precios administrados oficialmente, para obtener un mejor indicador de la inflación latente que produce la economía.  El Banco de México utiliza internamente un índice similar, que denomina la “inflación subyacente”.  Aunque existe una referencia en su Programa Monetario para 1999, no es un índice que publica regularmente y por lo tanto, no podemos utilizarlo para realizar un seguimiento cercano.
Sin embargo, si utilizáramos esta medida encontraríamos que la inflación subyacente de la economía, es decir la inflación enraizada, no ha aumentado como lo muestra el índice general, sino más bien se ha estancado alrededor de 15 por ciento.  Esto significa que el aumento observado en las expectativas de inflación entre septiembre y diciembre del año pasado, fueron algo exagerados.  Esto a su vez provocó un sobreajuste en las tasas de interés.  Si tuviéramos el resultado de este subíndice al mes de enero, seguramente indicaría una inflación similar a la de diciembre de 1998 o inclusive ligeramente inferior.
Por lo mismo, sería recomendable que las autoridades monetarias publicaran oportunamente este índice, junto con los resultados de la inflación general, quincena por quincena.  De esta manera tendríamos un elemento más para juzgar el desempeño de la política monetaria.

Comentarios, observaciones y críticas constructivas al Email: heath@infosel.net.mx


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