jueves, 29 de octubre de 1998

El Mediano Plazo

 

Pulso Económico


El Mediano Plazo


Por: Jonathan Heath®


El gobierno dio a conocer el Pronafide a mediados del año pasado.  Hoy, dieciséis meses después, es un programa casi obsoleto ya que sus metas son inalcanzables y la problemática ha cambiado drásticamente.  Con miras al fin del sexenio, sería prudente que se diera a conocer la estrategia corregida para evitar una crisis en el año 2000.

Durante los primeros dos años del sexenio, el gobierno estuvo dedicado a resolver la crisis económica que azotaba al país.  Ya para 1997, con una economía creciendo al 7 por ciento, era tiempo de pensar en cuál debería ser la política económica de mediano plazo, la que podría garantizar al país un crecimiento sostenido sin una futura crisis económica.  Por lo mismo, la Secretaría de Hacienda nos presentó el Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo (Pronafide), que contenía la fórmula que se proponía para los siguientes tres años.

El diagnóstico se centraba alrededor del papel del ahorro en la economía y las políticas que se podrían instrumentar para corregir los desequilibrios macroeconómicos.  En síntesis, se proponía evitar los errores cometidos el sexenio pasado en términos de permitir un déficit elevado en la cuenta corriente y utilizar la política cambiaria como un instrumento para abatir la inflación.  Se proponía fortalecer el ahorro interno para inducir una mayor tasa de inversión financiado por recursos propios.  A través de fundamentos macroeconómicos sólidos, se reduciría la vulnerabilidad de la economía a los shocks tanto internos como externos.  Una economía sana no debería estar sujeta a una crisis económica.

El ahorro interno como porcentaje del PIB había llegado a 15.0 por ciento en 1994, nivel inclusive por debajo de lo que existía a principios de los 60.  Gracias a la fortaleza de la economía y a un retraso en la recuperación del consumo, el ahorro llegó en 1997 a un nivel récord de 24.2 por ciento del PIB, inclusive por arriba de las metas del Pronafide para el año 2000.  Sin embargo, todo parece indicar que este año va a volver a disminuir hasta cerca del nivel observado en 1995.  No queda duda de que la vulnerabilidad de la economía va a crecer ante este hecho.  Si de por si fuimos víctimas de un ajuste severo el mes pasado, ¿qué nos garantiza que no habrá ajustes peores más adelante ante una mayor vulnerabilidad de nuestra economía?

Según el Pronafide, son alrededor de cinco determinantes del ahorro.  El primero es la estabilidad macroeconómica.  Con la volatilidad presentada los últimos meses en los mercados financieros  y el regreso de una tendencia alcista en la inflación, difícilmente podemos afirmar que existe hoy una gran estabilidad.

El segundo es el ahorro público, ligado inversamente al déficit público.  Su forma de cálculo es a través del balance operacional (que le resta la amortización inflacionaria de los pagos de interés del sector público al balance económico) menos los gastos de inversión pública.  Esto quiere decir que cualquier esfuerzo por reducir el déficit público, con excepción del gasto en inversión, ayudará a incrementar el ahorro público.  Hasta ahora, las reducciones en el gasto público han sido únicamente para compensar la caída en los ingresos petroleros.  Dado que parte de estos ajustes han sido a través de cancelaciones de proyectos de inversión, podríamos afirmar inclusive que el ahorro público ha disminuido este año.

El tercer determinante son las tasas de interés.  En este caso, han subido en forma importante como consecuencia de una política monetaria más restrictiva que busca fomentar el ahorro.  El problema es que han aumentado tanto, que perjudican al aparato productivo del país y al problema de endeudamiento familiar y empresarial.  Las tasas elevadas no solamente ayudan a incrementar el ahorro, sino también a disminuir la inversión.

El problema es que el cuarto determinante del ahorro es el crecimiento económico.  El alza en las tasas de interés perjudican al crecimiento de tal forma que virtualmente todos los analistas han disminuido sus perspectivas de crecimiento para este año y los próximos dos.

El último determinante del ahorro según Pronafide, es la profundización financiera, que es la penetración del mercado financiero formal, lo que facilita la transferencia de recursos del ahorro a la inversión.  Sin embargo, el sistema bancario mexicano sigue en crisis y no ha podido contribuir al crecimiento sano del país.  La captación financiera como porcentaje del PIB se ha mantenido estancada, mientras que el crédito del sistema bancario al sector privado sigue en picada.

El ahorro interno ha dejado de crecer y empieza una nueva tendencia a la baja.  ¿Qué hará el gobierno para corregir este problema central a nuestra vulnerabilidad?


Comentarios, observaciones y críticas constructivas al Email: heath@infosel.net.mx


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