Pulso Económico
La Lucha del PRD Contra el Fobaproa
Por Jonathan Heath
El PRD ha logrado convertir al Fobaproa en una polémica que divide a la nación. ¿Tiene razón?
La posición del PRD en torno al Fobaproa resulta muy tajante en su rechazo a la iniciativa de ley que propone el Ejecutivo para convertir su deuda asumida en deuda pública. Dice que se debería rechazar esa conversión porque carece de respaldo legal. En su lugar se debería restablecer la legalidad y buscar una salida justa al problema.
Por lo mismo, propone lo que denomina una solución a fondo que consiste en establecer reglas generales para el rescate de las genuinas empresas productivas a través de una política de quitas y subsidios. A primera vista, la solución que propone no tiene mayores bases legales que la propuesta del gobierno; los subsidios y quitas implican un costo que de todos modos tendrá que asumir el fisco; las reglas para ayudar a las empresas y familias parecen iguales de arbitrarias que las que utilizó el gobierno para apoyar a los bancos. En otras palabras, no parece ser una propuesta visiblemente mejor o peor.
En el fondo, la propuesta carece de un punto vital. Hoy en día existe una deuda contingente por 552 mil millones de pesos. Si no se aprueba la conversión a deuda pública, ¿qué pasará con estos pasivos? Si se deja tal y como está y se instrumenta la propuesta del PRD, el costo fiscal será bastante más elevado, tanto por los subsidios y quitas, como por los intereses que se tienen que pagar.
Si se regresan a los bancos los activos que mantiene Fobaproa, en una conversión de uno a uno, es decir, al mismo precio que se pagó por ellos, los bancos volverán a tener problemas para garantizar los depósitos y podría darse una quiebra sistémica. ¿Quién en su sano juicio dejaría su dinero en un banco como Serfin, sin el respaldo y garantía plena del gobierno?
Una opción sería regresar los activos a los bancos con descuento, es decir reconociendo su valor real. Sin embargo, tampoco sería una solución, dado que permanecería una parte importante del costo con el gobierno, mientras que los bancos recibirían una ayuda adicional que no merecen y que complicaría aún más el escenario político.
El documento del PRD sostiene que la propuesta del gobierno consiste en convertir los pagarés o Cetes especiales que tienen los bancos, en deuda pública oficial para transformarlos en títulos negociables simplemente para proporcionarles liquidez. Esto ayudaría a liberar a los bancos de los enormes costos acumulados por ineficiencia, fraude y corrupción. Aquí sí se tiene que admitir que los banqueros no parecen haber pagado lo suficiente por su pecado. Es muy difícil convencer a la sociedad de que el gobierno va a dar liquidez a los banqueros, que en general han mostrado incompetencia y en lo particular, muchos han probado ser altamente corruptos.
El conjunto patrimonial de Fobaproa es en sí el asunto. La propuesta del PRD propone medidas de otra índole que obedecen a otros problemas. Sin embargo, en este punto (que es el meollo del asunto) simplemente dice que se analizará su patrimonio bajo la vigilancia del Congreso para decidir si se revierte, se consolida, se administra, se vende o se permuta por acciones que no se especifican. En otras palabras, la solución de fondo que proponen es un conjunto vacío, que ni es solución, ni es de fondo. Lo que vemos es mucho ruido para que a la mera hora no se proponga algo sustancial.
El documento que presenta el partido del sol azteca inicia con un diagnóstico del problema y su respuesta a la pregunta ¿cómo se gestó la crisis? Algunos de los argumentos que utiliza han sido aceptados por el gobierno (aunque hay que admitir que con un lenguaje menos agresivo) y otros son de aceptación más o menos común entre los iniciados en el tema. Por ejemplo, el papel que jugó el elevado déficit externo durante el sexenio pasado, el crecimiento demasiado rápido del crédito bancario y la sobrevaluación del peso, son factores que se han analizado a fondo como detonadores de la crisis del 1995. También es aceptado prácticamente por todos que el proceso de privatización de la banca fue poco transparente, quedando algunos en manos de gente inescrupulosa y otros en manos de incompetentes. Antes y después de la privatización hubo poca supervisión y una inadecuada regulación bancaria.
Sin embargo, también existen ciertas afirmaciones que son por demás exageradas. Por ejemplo, dice que el Fobaproa no rescató a los deudores de la banca y que nunca obtuvieron ni obtendrán beneficio alguno de él. Sí hubo programas de alivio a los deudores, con quitas y rebajas en las tasas. Pudieron haber sido insuficientes, pero de que los hubo, los hubo.
En otra parte del documento, se argumenta contra la afirmación del Ejecutivo de que si no se hubiera actuado como se hizo, la crisis hubiera alcanzado proporciones apocalípticas. Según el PRD esta aseveración es falsa y utiliza como ejemplo la crisis financiera de 1982 después de la cual el país no se acabó. Sin embargo, aquí se demuestra una memoria muy corta, dado que el país sí estuvo al borde del colapso financiero y los costos que se tuvieron que pagar fueron sumamente elevados. Por ejemplo, la producción industrial tomó casi 9 años en recuperar el mismo nivel de 1981. El promedio del crecimiento económico durante ese periodo fue prácticamente cero. Hubo una inflación elevada y sostenida que disminuyó el poder adquisitivo de millones de personas, que a la fecha todavía no se recupera del todo. Tuvimos que renegociar la deuda externa cuatro veces y quedar a merced de los financiamientos del FMI y el Banco Mundial ya que nadie más nos prestaba. La experiencia económica de los ochenta fue de las más negras que ha pasado México en los tiempos de la posguerra.
A pesar de todo, el documento contiene algunas inquietudes muy válidas. Por ejemplo, dice que los mexicanos demandan conocer las verdaderas causas que ocasionaron la insolvencia bancaria, particularmente lo relacionado con autopréstamos y diversas operaciones cruzadas. Si hay algo que pedimos todos a gritos es el fin de la impunidad y de la corrupción generalizada.
El problema es que todavía no sabemos cómo.
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