Pulso Económico
Premiar el Ahorro a Largo Plazo
Por: Jonathan Heath
No solamente necesitamos aumentar el ahorro interno del país, sino también procurar que sea un ahorro de largo plazo. En otras palabras, nos debemos preocupar por la cantidad y la calidad del ahorro.
Hace unos días examinábamos la importancia del ahorro interno y el papel que juegan las Afores en su procuración. Comentábamos que si queremos crecer en forma sostenida y al mismo tiempo reducir nuestra vulnerabilidad, necesitamos incrementar el ahorro interno en forma sustantiva. Sin embargo, no nos debemos limitar a aumentar la cantidad, sino que también a mejorar su calidad.
Cuando se analiza el ahorro externo, que viene al país básicamente en forma de flujos de capital, casi siempre se subraya la importancia de que sean de largo plazo, comprometidos con el país. Se dice que los capitales de corto plazo, llamados golondrinos, especulativos o de portafolio, no son de la calidad deseada, ya que son muy inestables y pueden retirarse del país en cualquier momento, ante cualquier eventualidad.
Existe el mismo razonamiento acerca del ahorro interno. Si es de corto plazo, no es muy estable, puede desaparecer rápidamente y tampoco está comprometido con el desarrollo del país. Sin embargo, la mayor parte de nuestro ahorro es de corto plazo. Por ejemplo, si examinamos los agregados monetarios, encontramos que el 77.9 por ciento de M4 (que es la definición más amplia) corresponde a instrumentos financieros menores a un año. Sin embargo, el 22.1 por ciento restante, que se supone que representa el ahorro a largo plazo, se constituye en su mayoría por instrumentos que escasamente rebasan el año.
Por ejemplo, uno de los indicadores que se usan para medir el riesgo que pudiera representar una devaluación, es la cantidad de dinero y ahorro que existe en forma líquida, que pudiera acudir al mercado de divisas casi de inmediato y fugarse del país. En el caso de México, siempre hemos tenido este riesgo por el horizonte tan corto que tiene nuestro ahorro.
Otro problema básico es que con el ahorro a corto plazo no es posible desarrollar un mercado hipotecario. Parte de nuestra crisis bancaria proviene de los neo-banqueros con mentalidad bolsista, que quisieron financiar créditos hipotecarios con reportos de 24 horas. Se necesita un ahorro de mayor plazo para respaldar el crédito de largo plazo. Sin uno no puede existir el otro.
Uno de los principios fundamentales del nuevo Sistema de Ahorro para el Retiro es que deberá ayudar a incrementar el ahorro interno. No obstante, igual de importante (y probablemente hasta más), es que este sistema necesariamente extenderá el horizonte del ahorro. Poco a poco, cuando los trabajadores vean que el esfuerzo de guardar parte de sus ingresos para su retiro empieza a redituar en pensiones llamativas, se irá desarrollando una cultura de ahorro.
Para esto es muy importante que el nuevo sistema contenga los incentivos correctos, es decir, que no vaya a ofrecer un rendimiento elevado a corto plazo y que realmente premie el esfuerzo continuo. Por lo mismo, la crítica vertida recientemente en contra de las Afores, en cuanto a que ofrecen al trabajador un rendimiento negativo en sus primeros años, carece totalmente de sentido. Primero, ¿a quién le interesa el rendimiento inicial de una inversión que debería tener una duración mínima de 20 años? Lo que debe de importar es el rendimiento acumulado a partir del momento en que estaremos pensando en jubilarnos.
Segundo, debería de existir un incentivo muy fuerte al trabajo continuo. No se debería de poder contar con una pensión muy elevada por un tiempo reducido de trabajo. Más bien, debería de existir un premio importante que aumente en forma geométrica con los años laborados.
Tercero, debería de existir un premio al ahorro adicional, es decir, por arriba de la aportación forzosa. El ahorro voluntario debería de convertirse en algo deseado por la mayoría de los trabajadores, al ver que las Afores le pueden dar un rendimiento superior a casi cualquier opción.
Si examinamos nuestro sistema actual, encontramos que sí cumple con estos propósitos y debería fomentar el ahorro a largo plazo. Quizá al principio, encontraremos que no aumente mucho el ahorro interno del país, dado que habrá un desplazamiento de otras fuentes de ahorro. Sin embargo, se irá fortaleciendo el ahorro al mejorar su calidad, es decir, al ampliar su horizonte en el tiempo. A la larga, esto permitirá el desarrollo de mercados de capital más robustos, que a su vez harán que crezca el ahorro en su conjunto.
Todavía es temprano para juzgar las bondades y las deficiencias del sistema. Sin embargo, tiene buenas perspectivas. El tiempo nos dirá.
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