lunes, 23 de marzo de 1998

La Política Cambiaria y el Banco de México

 

Pulso Económico

La Política Cambiaria y el Banco de México 


Por: Jonathan Heath©


Aunque todos los países del mundo buscan una coordinación muy estrecha entre sus políticas cambiarias y monetaria, únicamente ha habido un país que ha otorgado esta función en forma explicita a un Banco Central autónomo.  Por lo mismo, no es algo usual lo que se pretende hacer en nuestro país.

La semana pasada se llevó a cabo un coloquio sobre la función del Banco Central en México, organizado por la fracción perredista de la Cámara de Diputados.  Aunque se trataba de un debate, no fue invitado ningún funcionario del Banco de México o del Gobierno Federal.  Anteriormente había dicho que tampoco fueron invitados académicos de corriente distinta al PRD o personas que pudieran ofrecer opiniones distintas.  En este último me equivoqué ya que hubo algunas intervenciones de personas que no son miembros del PRD, ni necesariamente coinciden con sus puntos de vista.

Inclusive, al revisar parte del material que se presentó en el coloquio, resulta que hubo personas que defendieron la autonomía del Banco Central y que presentaron argumentos muy sólidos a favor de las reformas que se presentarán pronto a la Cámara de Diputados para su discusión y posible aprobación.  Resalta en especial la intervención de Clemente Ruiz Durán, profesor e investigador de la División de Postgrado de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Desde tiempo atrás, él ha apoyado la autonomía del Banco Central y de varias reformas más para fortalecer esta institución.  En parte puede ser porque vivió muy de cerca la experiencia amarga de los tres meses negros del Banco de México, cuando Carlos Tello fue su Director General, de septiembre a noviembre de 1982.  En ese momento, el Banco Central intentó cubrir un vacío que existía en el sistema financiero, en vez de buscarla madurez institucional.  Se trató de utilizar esquemas que bloqueaban la estabilidad y que generaban incertidumbre y los resultados fueron desastrosos.

En esta ocasión, Clemente Ruiz defendió la autonomía retomando los argumentos centrales que ha manejado la academia tradicional (no marxista).  No hemos logrado desarrollar un sistema tributario eficiente, con bajas cargas fiscales, que permita sostener un ritmo adecuado de crecimiento del gasto público.  Como consecuencia, en el pasado se le ha encomendado al Banco la tarea de tapar los hoyos negros que existen a raíz de un débil sistema institucional.  En vez de realizar de una vez por todas una reforma fiscal integral que corrija de fondo esta situación, los gobiernos han preferido evitar la elevación de la carga tributaria, han permitido el crecimiento de un gran sector informal y han preferido la salida fácil de mantener al Banco Central como caja de financiamiento.

Al final de cuentas, lo que se necesita es un esquema institucional maduro en donde cada ente desempeñe su papel natural.  Sin embargo, resulta de primordial importancia entender cuál es la función natural de cada institución.  En el fondo del debate está la premisa de que el Banco Central no puede crear riqueza y por lo tanto, no puede ni debe ser utilizado como una institución que pueda procurar justicia social, financiar el desarrollo o resolver lo problemas de pobreza y de distribución del ingreso en el país.  Existe amplia evidencia de las experiencias de países con grandes hiperinflaciones que quisieron probar lo contrario.

Uno de los ponentes en el coloquio dijo que la política económica la ejerce el que tiene el dinero y el Banco Central lo tiene; por lo mismo, cuando el gobierno permite la autonomía del Banco Central, en consecuencia deja de hacer política económica. Esta confusión tan básica ya fue superada en la mayoría de los países.  No obstante, permanece en el centro del debate en nuestro país.

Existen muchos temas que tienen que ver con la autonomía.  Por ejemplo, hay una gran discusión entre el uso de reglas en vez de medidas discrecionales; que si el Banco Central debe asumir la responsabilidad de la política cambiaria; que si los consejeros o miembros de la Junta de Gobierno deberían de cumplir con ciertos requisitos mínimos; que si las autoridades (del gobierno) deberían participar o no en estas decisiones; que si se deben prohibir y limitar ciertas operaciones del Banco Central; cómo se deben  fincar las responsabilidades de las decisiones tomadas, etc.  Sin embargo, todas estas discusiones son irrelevantes si no se resuelve primero lo que puede hacer o no la política monetaria, es decir, el papel que juega la política monetaria en una economía.

No hay duda de que existen puntos de vista muy distintos sobre el tema, a tal grado que no parece existir traslape.  Si alguien, a estas alturas, realmente piensa que el Banco Central tiene objetivos diferentes a los del resto de la sociedad, estamos perdiendo nuestro tiempo en un debate sobre otros temas.  Si piensan que el Banco Central es una institución que pueda atender las demandas sociales de pobreza, seguridad pública y distribución del ingreso, entonces tenemos que regresarnos al principio miso de la teoría económica básica.  Sin embargo, esta discusión se vuelve más enredada cuando descubrimos que estos son los principios elementales que una de las instituciones con más historia en nuestro país ha enseñado a miles de egresados de lo que llaman la carrera de economía.  Una cosa es crear conciencia social en los alumnos de economía y otra cosa es distorsionar y desvirtuar la realidad.

Regresando al tema original, sugiero que antes de organizar más coloquios, en los que busquemos descubrir el hilo negro, quizá lo que hace falta es una revisión de la vasta literatura que existe sobre el tema.  El artículo de Andrés Bianchi expresidente del Banco Central de Chile, sobre los primeros generales de la independencia del Banco Central, “Testimonios sobre la Actuación de la Banca Central”, editado por el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Calle de Durango #40, Colonia Condesa), puede ser un buen comienzo.  Para iniciados, está el libro “Independent Central Banks and Economic Performance”, editado por Silvestre Eijffinger, de la colección de “La Biblioteca Internacional de Escritos Críticos en Economía” No. 82, de la casa editorial inglesa Edward Elgar Publishing, Inc.  Este último es verdaderamente una obra maestra que recopila los artículos clásicos, tanto teóricos como clásicos, sobre el tema.


Comentarios y observaciones al correo electrónico: heath@infosel.net.mx


No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Marcha de la Economía

  Pulso Económico La Marcha de la Economía Por: Jonathan Heath ® Las autoridades monetarias han manifestado su preocupación por los efectos ...