jueves, 26 de marzo de 1998

El Petróleo y la Economía

 

Pulso Económico


El Petróleo y la Economía



Por: Jonathan Heath©


La Economía mexicana está pasando por los efectos de un shock petrolero equivalente en magnitud a la de 1986.  En aquel momento tuvimos una recesión e inflación de tres dígitos.  En cambio, hoy apenas reducimos la expectativa de crecimiento en medio punto porcentual.

El lunes amanecimos con la noticia de que México había logrado un acuerdo con Venezuela y Arabia Saudita de reducir los niveles de producción de petróleo.  Según las noticias, todo parece indicar que se va a lograr disminuir la sobreoferta por un poco más de un millón de barriles diarios y que se buscará acuerdos adicionales para eliminar el exceso mundial actual que se sitúa en un monto superior a los dos millones de barriles diarios.  Por lo pronto, el precio del petróleo deberá fortalecerse un poco.  Sin embargo se necesitará reducir la producción mundial en más de os millones de dólares antes de que podemos sentirnos tranquilos.

Al día siguiente, el gobierno anunció un recorte adicional al presupuesto de 9 mil millones de pesos, bajo el supuesto de que el precio promedio del año podría llegar a 12.50 dólares por barril para el año.  Hasta ahora, los recortes acumulados representan 27 mil millones de pesos, equivalentes a un poco más de 3 mil millones de dólares o 0.7 por ciento del PIB.

El precio de la mezcla mexicana había llegado a estar por debajo de los 9 dólares por barril la semana pasada.  En los primeros días de esta semana ya que había recuperado a 12 dólares.  Sin que se vea resuelto el problema, surgen de inmediato tres comentarios que valen la pena

Primero, tenemos que reconocer nuestra propia culpabilidad en este problema.  Apenas hace tres años, México exportaba en promedio alrededor de 1.35 millones de barriles diarios (mbd), nivel que mantenido más o menos constante por lo menos durante los últimos diez años.  Sin embargo, a partir de 1996 empezamos a incrementar en forma importante nuestra plataforma de exportación, llegando a 1.5 mbd en 1996 y a 1.7 mbd en 1997.  En enero de este año, según información oficial de PEMEX, llegamos a exportar 1.958 mbd, cifra que representa un incremento de 45 por ciento con respecto a los niveles de hacer tres años, 27 por ciento más que en 1996 y 19 por ciento por arriba de lo que exportábamos apenas en diciembre del año pasado.

Si se supone que la sobreproducción mundial asciende a dos mbd, de los cuales podríamos decir que México esta contribuyendo con 600 mil barriles, es decir, con el 30 por ciento del exceso de oferta.  Ahora el gobierno anuncia felizmente un recorte de 100 mil barriles, lo cual nos deja todavía por arriba del nivel que teníamos apenas en diciembre del año pasado.  Si con esto se logra disminuir el precio mundial, entonces realmente seremos los ganones

El segundo comentario es con respecto a 1986, es decir, en términos comparativos ya que el shock de 1986 fue similar en cuanto a la magnitud de la caída del precio.  En aquel momento, México entró a una recesión relativamente grande que duró casi seis trimestres, mientras que tuvimos una inflación que llegó a los tres dígitos.  Hoy apenas estamos pensando en recortar nuestra expectativa de crecimiento por medio punto porcentual.

La diferencia es que anteriormente teníamos una economía que dependía casi completamente en el petróleo para poder obtener divisas.  No solamente era el hecho como muchos han comentado de que representaba el petróleo casi 80 por ciento del total de nuestras exportaciones, sino que además no teníamos acceso al mercado voluntario de financiamiento internacional.  Desde antes del shock estuvimos forzado a mantener un superávit en la cuenta corriente, dado que no había entradas de capital del exterior.  Más bien, teníamos que producir un excedente en la cuenta corriente para tener los recursos para seguir realizando los pagos sobre el servicio de la deuda.  También era la época cuando teníamos un déficit público que representaba el 16 por ciento del PIB.

No se trata de simplemente hacer una comparación y decir que estamos en una mejor situación hoy en día.  Más bien se trata de reflexionar sobre el hecho de que ahora sí se hace evidente los beneficios de los cambios estructurales que hemos realizado a través de los últimos diez años.  Si no hubiéramos diversificado nuestras exportaciones, inspirado la confianza para poder ser receptores de inversión extranjera directa y poder colocar papel en el exterior y saneado en forma sustancial las finanzas públicas, simplemente no hubiéramos podido sortear este shock como lo hemos hecho.

El tercer comentario es sobre los tiempos en que llega este shock.  Si nos hubieran dado a escoger el momento en que los precios tenían que caer, no hubiéramos podido haber escogido mejor momento.  Viendo hacia atrás, si la caída hubiera llegado en 1995 o 1996, justo en medio de la recesión, hubiera complicado de sobre manera nuestras posibilidades de recuperación.  Viendo hacia delante, en el año 2000 tenemos elecciones.  En cambio, hoy en día acabamos de terminar un año con un déficit público de 0.8 por ciento del PIB, una economía que creció 7 por ciento, un déficit en la cuenta corriente de 1.9 por ciento del PIB y una entrada de inversión extranjera directa de 12.1 mil millones de dólares.  Como quien dice, nuestra vulnerabilidad contra shocks esta en una nivel mínimo.

¿Podremos durar así más tiempo o veremos un regreso lento pero seguro a una nueva situación de vulnerabilidad?


Comentarios y observaciones al correo electrónico: heath@infosel.net.mx


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