lunes, 16 de febrero de 1998

La Vulnerabilidad de la Economía

 Pulso Económico


La Vulnerabilidad de la Economía


Por: Jonathan Heath©


A través de los años, muchos analistas, empresarios y políticos han manifestado su inquietud por el déficit en la balanza comercial y el tipo de cambio.  No son pocos los que han sugerido que la política cambiaria debería de asegurar un tipo de cambio subvaluado en forma permanente para mantener la competitividad de las exportaciones y evitar un crecimiento desmedido del déficit comercial.

De una forma u otra, estas propuestas argumentan que es fundamental para el bienestar de la economía evitar un desequilibrio en la balanza comercial y en el mercado cambiario.  El hecho de que el tipo de cambio no se deslice a la par con el diferencial de inflación, dicen que es evidencia de la formación de un desequilibrio.

En teoría, el régimen de flotación permite que el tipo de cambio este siempre en equilibrio, ya que es el precio en pesos del dólar en el que la oferta es igual a la demanda.  Si existe un exceso de dólares, el tipo de cambio se aprecia hasta que encuentra el equilibrio.  De igual manera, si existe un exceso de demanda, el tipo de cambio se deprecia.

Sin embargo, mucha gente toma el hecho de que la paridad no se mueve lo suficiente para compensar el diferencial de inflación entre México y el exterior, como señal inequívoca de que el régimen actual no funciona o que el Banco Central está interviniendo en una forma y otra para manipular el tipo de cambio.  Esta creencia es lo que ha dado pie a diversos comentarios sobre el tema.

Son muchos los medios, empresarios y analistas que creen firmemente en la teoría de la paridad de poder adquisitivo, que señala que el tipo de cambio real de equilibrio es constante a través del tiempo.  Esta teoría señala que existió un momento en el pasado, llamémoslo el año base, en que el tipo de cambio real era el adecuado.  En base a este cálculo, simplemente tenemos que manejar el mercado cambiario para tener el mismo tipo de cambio real que existió en ese año de referencia.

Por ejemplo, algunos sugieren que ese año pudiera ser 1985, cuando la economía estaba cerrada, nuestra base industrial era ineficiente, no teníamos acceso al crédito externo, el tipo de cambio estaba controlado y existía un déficit público bastante elevado.  Querer replicar el tipo de cambio real que se necesitaba para sostener una economía en equilibrio en eses año hoy en día, parece ser una noción muy equivocada.

Otros han sugerido que 1990 podría ser un año base mejor, dado que ya existía la apertura comercial, teníamos acceso a crédito del exterior, el déficit público no estaba tan elevado y el déficit de la balanza comercial era relativamente pequeño.  Sin embargo, aun en este caso teníamos un régimen cambiario que impedía que el tipo de cambio encontrara su valor de equilibrio.  Al final de cuentas, resulta difícil pensar en un tipo de cambio real de equilibrio constante a través del tiempo en una economía dinámica que está pasando por cambios estructurales importantes.

Se puede ilustrar el caso con un ejemplo de dos bienes, digamos naranjas y toronjas.  En el primer caso, tenemos un mercado en el que el precio de la naranja se fija totalmente a través de la libre interacción de la oferta y la demanda. Si sube la oferta, baja el precio y viceversa.  Podríamos decir sin temor a equivocarnos, que el precio siempre es el de equilibrio.

En cambio en el mercado de las toronjas, el gobierno mantiene unas reservas de toronjas que manda al mercado cuando ve que el precio empieza a subir.  De igual forma, si el precio empieza a bajar, el gobierno llega a comprar las toronjas necesarias para garantizar que no vaya a bajar el precio.  Resulta que a través del tiempo, ha comprado muchísimas toronjas y ha asegurado que el precio se mantenga en un mínimo.  En este caso, resultaría muy difícil argumentar que el precio que estamos observando es de equilibrio.  Más bien sería un precio manipulado que no refleja el equilibrio del mercado.

Este es exactamente el caso del mercado de dólares en México.  Hoy en día, el mercado cambiario se parece al mercado de las naranjas.  Puede ser que no nos guste el precio, pero al final de cuentas refleja la oferta y la demanda en el momento actual.  En cambio, en 1990 el mercado se parecía más al caso de las toronjas y el Banco de México intervenía comprando o vendiendo toronjas para asegurar que el precio no se saliera de una banda que se había marcado.

En este sentido, los que piden que regresemos al tipo de cambio real que existía en 1990, no están pidiendo que busquemos un tipo de cambio de equilibrio, sino al contrario, están sugiriendo que se instrumente un precio artificial, de desequilibrio, que no reflejaría la oferta y la demanda de dólares en el momento actual.

Sin embargo, esto no significa que la inquietud carece de validez.  En el fondo, no están preocupados por un desequilibrio, sino más bien por la vulnerabilidad que pudiera significar la situación del mercado.  Un equilibrio en el mercado cambiario o en la balanza de pagos no significa que no estamos vulnerables a una sacudida fuerte de un shock externo o de algún acontecimiento interno.

Por definición, la balanza de pagos está en equilibrio cuando el déficit de la cuenta corriente resulta del mismo tamaño que el superávit de la cuenta de capital.  En este sentido, podemos tener un déficit creciente y elevado que esté perfectamente bien financiado a través de flujos de capital del exterior, sin que esto signifique un desequilibrio.  Igualmente, podemos tener un tipo de cambio que se aprecie significativamente en términos reales, sin que el mercado cambiario esté en desequilibrio.

Pero una cosa es tener equilibrios y otra cosa es estar en una situación vulnerable.  Entre más grande sea el déficit en la cuenta corriente, aunque se pueda financiar perfectamente bien con flujos de capital del exterior, más va aumentando la vulnerabilidad.  Al mismo tiempo, podemos experimentar una apreciación real de la moneda que refleje fielmente las condiciones del mercado cambiario, pero igual va aumentando nuestra vulnerabilidad.

Por lo mismo, no es lo mismo desequilibrio que vulnerabilidad.  Hoy en día lo que nos preocupa es nuestra vulnerabilidad.


Comentarios y observaciones al correo electrónico: heath@infosel.net.mx


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