lunes, 2 de febrero de 1998

La Política Monetaria Entre Líneas

 

Pulso Económico

La Política Monetaria Entre Líneas


Por: Jonathan Heath©


El lunes de la semana pasada, el Banco de México dio a conocer el Programa de Política Monetaria para 1998, que como ya se vio, no contiene cambios importantes con respecto a la política que se ha venido manejando desde los últimos tres años.  No obstante, como parte de su esfuerzo por mejorar la comunicación y ser más transparente en cuanto a las intenciones de la política monetaria, se dedicó una buena parte de la exposición a advertir los riesgos que existen ante un entorno internacional más endeble

Queda muy clara la preocupación que existe por parte de la Junta de Gobierno sobre la caída de los precios internacionales del petróleo, las devaluaciones de las distintas monedas de los países asiáticos, la desaceleración de a economía norteamericana y el cambio que pudiera darse en la liquidez internacional.  Dado que se podría profundizar la crisis asiática, existe la posibilidad de un menor crecimiento económico, un mayor déficit en la cuenta corriente y mayores presiones inflacionarias.

Ante la eventualidad de que se presente un deterioro en las expectativas económicas, el Banco de México está anticipando la necesidad de una mayor flexibilidad en la política económica, justo APRA enfrentar con oportunidad y efectividad esta situación.  Todo parece indicar que está preparando un plan de contingencia dirigido a minimizar el impacto que pudiera tener sobre la balanza de pagos.

Tanto el nuevo Gobernador del Banco de México como el Presidente Zedillo, han reiterado sus intenciones de evitar a toda costa una crisis de fin de sexenio.  Para esto tienen que asegurar que no vaya a crecer mucho el déficit en la cuenta corriente, ni que el tipo de cambio se vaya a apreciar demasiado, dado que aumentaría sustancialmente la vulnerabilidad de la economía mexicana a cualquier shock externo.  Inclusive, deberán preparar el camino para reducir la sensibilidad de la balanza de pagos a un shock interno que pudiera darse en el año 2000, como reacción a las elecciones presidenciales.

Aunque el programa monetario para 1998 no contiene ningún cambio importante en cuanto al objetivo fundamental de igualar la oferta y la demanda de dinero, ni en los diversos instrumentos de la política monetaria que se utilizarán en forma discrecional, sí se advierta un cambio de tono.  Hasta el año pasado, el Banco de México había insistido en que el régimen de flotación cambiaria y la libre determinación de las tasas de interés eran suficientes para advertir un desequilibrio en la balanza de pagos, mientras que se mostraba satisfecho con la apreciación real de la moneda, dado que esto ayudaba a reducir la inflación.  Ahora, al subrayar la necesidad de flexibilidad y coordinación con los demás instrumentos de política económica, está preparando el camino para algún cambio o modificación ante la eventualidad de que las circunstancias lo ameriten.

Por ejemplo, la referencia continua no solamente a lograr un abatimiento en la inflación, sino que además sea sostenible, sugiere que la nueva visión de las autoridades monetarias prevé que una reducción en la inflación obtenida de la apreciación del tipo de cambio, puede ser únicamente temporal, ya que es posible causar un déficit creciente en la cuenta corriente, que a su vez ocasione una devaluación repentina en cualquier momento.  Para asegurar que el abatimiento inflacionario sea sostenible, se necesita más que la política monetaria.  Se requiere del uso de las políticas fiscal, salarial y comercial, además de continuar con los cambios estructurales

Parte del cambio de tono del Banco de México está reflejado en lo que parece ser un mayor esfuerzo de comunicación.  Primeramente se ve un cambio de personalidad.  Anteriormente teníamos a Miguel Mancera, hombre precavido y sospechoso de los medios de comunicación.  El era un técnico que evitaba la política hasta donde era posible.  Ahora tenemos a Guillermo Ortiz, una persona más política y abierta, algunos señalan como alguien que todavía guarda aspiraciones presidenciales.  El busca la prensa y la publicidad y le encanta la cobertura de los medios

Segundo, vemos un cambio de señal en cuanto a los demás miembros de la Junta de Gobierno.  Todo parece indicar que están saliendo más a explicar las funciones del Banco de México y a cambiar la imagen de una institución demasiado conservadora y misteriosa a una de mayor apertura.

Tenemos que esperar tropiezos en esta transición en lo que se avanza sobre una curva de aprendizaje.  Los funcionarios del Banco Central no están acostumbrados a lidiar con la prensa, pero tienen que aprender.  Ya vimos varios ejemplos la semana pasada  El mismo día del anuncio del Programa monetario, uno de los subgobernadores concedió una entrevista a uno de las estaciones de televisión, en la que se notó visiblemente nervioso y poco acostumbrado a esta actividad.

Al día siguiente, otro subgobernador hizo unas declaraciones ante los medios de comunicación que hicieron temblar al mercado cambiario.  Ante el asombro del público, dijo que no se debe descartar la posibilidad de una devaluación, lo que causó compras de pánico que repercutieron sobre el nivel del tipo de cambio.  Seguramente su intención fue simplemente ser franco y abierto.  Sin embargo, no estamos acostumbrados todavía a este tipo de declaraciones tan directas.  Hasta hace poco, los funcionarios públicos siempre decían que no se iba a devaluar, fuera o no cierto.

Ante esta situación, algunos analistas han sugerido que Ortiz y los demás miembros de la Junta de Gobierno están buscando manipular la cotización de la moneda a través de este tipo de declaraciones.  Sin embargo, no podemos pensar seriamente que las autoridades monetarias podrían mantener una depreciación continua en la moneda simplemente a través de declaraciones.  Más bien, lo que pretenden hacer es concienciar al público de la necesidad de una visión más pragmática ante la eventualidad de un deterioro en el déficit de la cuenta corriente.

Por lo pronto, si leemos entre líneas, todo parece indicar que el Banco de México está más preocupado por la balanza de pagos que por la inflación mediata.  Parece ser que está dispuesto a aceptar un poco más de inflación en el corto plazo con tal de evitar un deterioro grave en las cuentas con el exterior.  Por lo mismo, deberíamos esperar un desliz mayor al del año pasado y una tasa de inflación un poco más elevada.


Comentarios y observaciones al correo electrónico: heath@infosel.net.mx


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